La conocida como gripe española tiene el
dudoso honor de haber sido la pandemia más devastadora de la historia de la
humanidad. Aunque no resulta sencillo otorgar datos fiables sobre el número de fallecidos,
los diversos estudios estiman una mortalidad de entre 50-100 millones de
personas entre 1918-1922.
Ahora bien, un siglo después de su
aparición la mayoría de personas siguen teniendo un conocimiento bastante
deficiente de esta gripe y siguen repitiendo ciertas afirmaciones erróneas o
muy cuestionables hoy día. ¿Os interesa conocer algo de verdad respecto a la
pandemia más mortífera de la historia?
¿Qué
fue la gripe española?
La gripe es una de las enfermedades más
comunes del mundo. A la hora de clasificar los virus que la provocan se
utilizan una serie de letras y números. Existen tres tipos de virus de la gripe
(A, B y C) y que cada uno tiene varios subtipos, los cuales se diferencian
entre sí por unas proteínas que se denominan H y N.
La gripe española fue una pandemia
mundial de influenza virus A, del subtipo H1N1.
¿Hubo
una sola oleada mortífera de gripe?
En realidad existieron tres oleadas
de esta gripe. La primera fue la más leve de
todas, en la primera mitad de 1918. Pero la segunda oleada, en otoño de
aquel año, fue la más mortífera con diferencia. La tercera oleada ya no
fue tan mortal, pero siguió afectando a un gran número de personas. Se estima
que el 505 de la población mundial se vio afectada por esta gripe en alguna de
las oleadas de la misma.
¿Cuáles
fueron los síntomas de la gripe española?
Fiebre elevada, dolor de oídos y
cabeza, cansancio y dolor corporal, diarreas y vómitos ocasionales eran los
síntomas más habituales.
A los dos o tres días el paciente
terminaba sufriendo una neumonía bacteriana secundaria que terminaba con su
vida tras una lenta agonía debido a la falta de antibióticos.
En otros casos, debido al ataque virulento
del virus y/o a una respuesta excesiva del sistema inmunológico, la muerte era
mucho más rápida. Se producía un edema pulmonar y una hemorragia masiva que
terminaba con los enfermos de manera fulminante. A los pacientes les faltaba el
oxígeno, lo que provocaba que sus rostros se pusieran de color azulado; luego,
las hemorragias encharcaban los pulmones y les hacían vomitar sangre,
terminando ahogados en sus propios fluidos.
El doctor Roy Grist, mandó una carta a un
amigo describiendo cómo era un enfermo que hubiera contraído el virus: “comienzan a manifestar lo que parece un
ataque ordinario de Influenza y, cuando llegan al hospital, desarrollan
rápidamente el tipo más vicioso de neumonía que se haya visto. En cosa de horas
sobreviene la muerte”.
En los casos más virulentos una
persona podía despertarse bien, sentirse enferma a primera hora de la tarde y
morir de noche.
Por supuesto, estos casos tan mortales no
tenían una gran propagación, siendo cepas menos mortíferas las que terminaban
provocando los mayores contagios y la pandemia en sí misma.
¿Dónde
se originó la gripe española?
El origen de esta gripe sigue siendo un
misterio, tanto cronológica como geográficamente. En este último apartado los
científicos han acotado los lugares a dos posibles puntos de origen: el este
de China o el medio oeste de los EEUU, siendo este último lugar el que más
adeptos tiene. Lo más aceptado es que su primera notificación se realizó el
4 de marzo de 1918, en el Campamento Funston en Fort Riley, en el estado de
Kansas.
Respecto a su cronología, un estudio
llevado a cabo por John Oxford y Douglas Hill, sostiene que los primeros casos
se pueden remontar a finales 1915, cuando casos similares comenzaron a
publicarse en la revista The Lancet.
Eran casos que se habían detectado en campamentos británicos del norte de
Francia, pero que pasaron desapercibidos debido a las numerosas enfermedades
que existían en el frente de guerra y su mortandad (100 hombres de 30.000
infectados hasta 1917) no se tomó en cuenta debidamente.
Ahora bien. Ese virus tuvo que mutar en
algún momento posterior para convertirse en la pandemia posterior. Rebajó su
gran virulencia por una mayor facilidad de contagio. Y para ello se recombinó
con el que portaban aves migratorias. Según indica Oxford: “Creemos que el virus de 1916 pudo
intercambiar alta letalidad por una mayor capacidad de infección mientras se
movía en un gran círculo desde Étaples hasta los EE UU y volvía en los cuerpos
de los hombres de la Fuerza Expedicionaria del general Pershing”.
¿Por
qué razón se denomina “española”?
Sabemos que la gripe afectó severamente a
las tropas participantes en la Primera Guerra Mundial. Pero la censura de la
época hizo que no se publicaran las víctimas que se cobraba, con el objetivo de
no dar una imagen de debilitamiento ante el enemigo.
Por tanto, ante las noticias que provenían
de España sobre la gran mortandad que provocaba dicha enfermedad, las
grandes potencias decidieron denominarla Gripe española como si se tratara de
un asunto exclusivamente local.
Ejemplos de noticias de prensa sobre la gripe de 1918 en España |
No fue la única denominación que tuvo,
aunque ya se olvidaran las anteriores, muchas cargadas de un sentimiento
xenófobo propio de la época. En Senegal era conocida como la gripe brasileña;
en Brasil, la gripe alemana. En Alemania era conocido como "Blitzkatarrh", mientras que para
los españoles, la epidemia se convirtió en "el soldado de Nápoles". Los soldados ingleses que combatían en
Francia usaron el término "Flanders
grippe".
Muchas personas aún creen que en España
esta gripe fue especialmente virulenta, pero en realidad aquí murieron la mitad
de personas que en Francia (200.000 vs 400.000), algunas menos que en Reino
Unido (250.000) y muchas menos que en los EEUU (500.000), en el África
subsahariana (1,5 millones) o en China (se estiman 30 millones).
¿Cuál
fue la mortalidad de la gripe española?
La OMS ha llegado a afirmar sobre esta
gripe que “mató a más personas en menos
tiempos que cualquier otra enfermedad anterior”.
Tal vez, por afirmaciones como esta, muchas
personas piensan que la gripe española poseía una letalidad enorme. Pero esto
no es completamente cierto y hay que explicarlo con algunos datos.
Según los estudios llevados a cabo, la
mortalidad entre la población civil fue de un 2,5%. Un porcentaje bajo para
la cantidad de enfermos pero exageradamente alto para otras infecciones de
gripe (con una media de un 0,1%).
En cambio, en los campos de batalla,
su letalidad llegó al 50% debido a las malas
condiciones de las trincheras y la pésima salud de muchos soldados. En las
trincheras del norte de Francia fue donde esta gripe dio sus golpes más
mortíferos y letales, sembrando un auténtico caos. Por ejemplo, entre
1917-1918, murieron más soldados estadounidenses por culpa de la gripe española
que por balas de los enemigos (+62.000 vs 48.909).
En general se estima que murieron entre el
10-20% de las personas infectadas.
¿A
cuántas personas mató la gripe española?
Los datos más optimistas indican que esta
gripe mató a un mínimo de unos 50 millones de personas, lo que suponía en
torno al 4-5% de la población mundial. Otros estudios, considerando que
muchos países en guerra optaron por censurar los muertos por esta gripe para no
mostrarse debilitados ante el enemigo, elevan la cifra hasta los 100 millones.
Si tenemos en cuenta que la Primera Guerra
Mundial superó en víctimas de soldados a todas las guerras conocidas hasta el
momento, podremos ponderar mejor las consecuencias mortales de esta gripe que
causó entre 3-5 veces más muertes que las atribuidas al conflicto bélico.
¿A
quién afectó más la gripe española?
Una de las características más mortíferas
de esta enfermedad es que afectó de manera notable a adultos jóvenes y
adolescentes, siendo el grupo más afectado el situado entre los 25-34 años;
le siguió el de 15-24, que también tuvo grandes bajas.
Existe la teoría que las poblaciones
adultas no se vieron tan afectadas por haber poseído algún tipo de protección
inmunológica debido al contacto con algún tipo de gripe similar menos virulenta
en el pasado.
Ello también explica la alta mortalidad
que provocó en las poblaciones de los nativos americanos, siendo muchas
comunidades borradas de la faz de la tierra.
¿Qué
impacto tuvo la gripe española en España?
España no fue un país beligerante en la
Primera Guerra Mundial pero también se vio afectado por esta pandemia de manera
especialmente virulenta. La llegada de la gripe estuvo condicionada por los
temporeros que volvían de trabajar en los campos franceses.
La fiebre de los tres días, como se
comenzó denominando a esta gripe, apareció en prensa a finales de mayo de 1918.
Los rotativos de la época hablan de numeroso infectados (entre ellos el rey
Alfonso XIII), pero de un carácter bastante benigno. Pocos murieron en esta
primera oleada que se extendió por el país debido a las comunicaciones
interprovinciales. Por ejemplo, en A Coruña llegó por vía ferroviaria, a través
de los vagones de Correos.
En septiembre se produjo una segunda
oleada que fue mucho más mortal y provocó la muerte de unas 260.000 personas
(el 1,3% de la población). En algunos lugares, como en Vigo, la gripe
afectó duramente, acabando con 600 personas (el 2% de su población) y afectando
a 3.000 habitantes (el 10% de su población). Ahora, popularmente, se la
denominaba “la maleta”, pues el que se infectaba tenía muchas papeletas de
hacer la maleta para siempre.
No fue la última, pues hasta junio de 1919 hubo otra oleada de gripe, algo
más virulenta que la primera pero menos que la anterior, donde el pico de
mortalidad se produjo en el otoño de 1918.
¿Qué
impacto tuvo la gripe española en la Primera Guerra Mundial?
La guerra influyó de manera muy evidente
en el desarrollo de la pandemia de gripe. Fueron los soldados estadounidenses
que llegaron al norte de Francia quienes la introdujeron en el continente; y la
alta concentración de personas junto a las malas condiciones de las trincheras
y el movimiento de tropas fue una razón poderosa para su rápida transmisión.
Ahora bien, la gripe española apenas
varió el curso de los acontecimientos pues mató por igual a soldados de
ambos contendientes. De hecho, resulta difícil encontrar algo más que meras
anotaciones puntuales en ensayos sobre la Gran Guerra.
¿Era
el virus de la gripe lo que mataba a la población infectada?
Aquí tenemos una de las grandes ironías de
esta pandemia de gripe. Una buena parte de las víctimas no murieron por el
virus en sí mismo, sino por otras enfermedades asociadas a un sistema
inmunológico debilitado.
En efecto, el virus, poco más mortífero
que el de años anteriores, provocaba que cualquier infección bacteriana
proliferara rápidamente, en las vías respiratorias superiores principalmente,
debido al debilitamiento extremo de las defensas. Por tanto, era una neumonía
bacteriana secundaria lo que terminaba provocando la muerte de los sujetos.
Según un estudio sobre materiales
procedentes de necropsias de víctimas fallecidas en 1918, el neumococo (Streptococcus pneumoniae) estaba
probablemente implicado en aproximadamente un 25 % de las muertes.
Y al igual que ocurrió con la Peste Negra,
muchas personas murieron a consecuencia de la falta de cuidados. En los
sectores más pobres, el miedo a poder ser infectado hacía que muchos
enfermos fueran abandonados en sus casas y murieran por desnutrición.
Las malas condiciones higiénicas, la
pobreza, la malnutrición, la falta de conocimientos médicos sobre virus o
control de pandemias (hacinamiento en hospitales) y la mayor virulencia del
virus de la gripe de aquel año terminan de explicar las razones por las que
esta gripe se convirtió en la mayor asesina de la historia de la humanidad.
¿Qué
acabó con esta pandemia?
Las muertes por gripe española se
siguieron produciendo hasta el año 1920,
momento en el cual se dejan de tener noticias de defunciones derivadas por este
virus.
Entre las razones esgrimidas para la
erradicación de esta pandemia está la mutación natural del virus y la puesta en
marcha de políticas sanitarias más eficaces, como las cuarentenas. También el
final de la guerra y la mejora de las condiciones sanitarias lograron que los
contagios decrecieran.
Italia 1346 y Gran Bretaña 1918: la historia se repite con medidas inútiles para frenar al virus |
No obstante, el virus de la gripe de 1918
no ha desaparecido. En el año 2005 se logró recrear genéticamente este virus
gracias a los avances científicos. El grupo de Jeffrey Taubenberger logró
resucitar a este virus y estudiarlo, confirmando su alta patogenicidad.
¿Se
podría volver a repetir una gripe similar?
Cada cincuenta años aproximadamente se
produce una nueva epidemia de gripe que por sus excepcionales características
virulentas se distingue de otras estacionales. Una pandemia de este tipo se
produjo en el año 1968 en Hong Kong,
produciendo entre uno y cuatro millones de víctimas.
Un caso parecido al de 1918 lo
sufrimos en el año 2009, con una pandemia mundial de gripe de similares
características. Fue la llamada gripe
aviar, provocada por un virus de la gripe A del tipo H1N1. En esta ocasión el
virus tenía componentes de la gripe porcina, aviar y humana.
La pandemia comenzó el 21 de abril cuando
Estados Unidos alertó de que se había detectado un brote de gripe procedente de
México. En tan sólo tres semanas hubo casi un millar de personas infectadas y
18 muertes.
La paranoia que se generó con esta
pandemia nos demostró hasta qué punto nuestra sociedad híper-informada puede
verse manipulada por intereses económicos muy concretos. Por ejemplo, la
calificación por la OMS de pandemia a este virus generó una alerta
injustificada, pues la denominación obedece a su extensión geográfica y no a su
mortalidad, que fue muy baja (en los 14 meses de duración hubo 19.000 víctimas
en todo el mundo).
El miedo a sufrir un número elevado de
muertes hizo que los gobiernos invirtiesen millones en unas vacunas que no
hicieron la menor falta, lo que supuso un lucrativo negocio para muchas
empresas farmacéuticas.
La escasa mortalidad de esta cepa de virus
y las mejores condiciones sanitarias y de vida de la población mundial hizo que
las muertes no fueran nada elevadas en la penúltima pandemia de gripe que hemos
sufrido.
Ahora bien, la humanidad no está libre de
este tipo de problemas. La posibilidad de que aparezcan cepas más virulentas y
la resistencia que están mostrando ciertas bacterias ante los antibióticos
actuales es un peligro real que nos puede afectar tarde o temprano.
Justo al terminar de escribir este
artículo el mundo tuvo constancia de una nueva pandemia de un virus cuya
mortalidad era levemente superior al de la gripe estacional pero cuyo contagio era mucho más
frecuente, siendo este el verdadero problema la congestión de los sistemas sanitarios. Se llamó coronavirus (COVID-19)
y las medidas que se tomaron para combatirlo siempre fueron escasas y tardías. China,
lugar de origen, ante el contagio masivo de su población tomó medidas tan
drásticas como la de cerrar ciudades de millones de habitantes. De nuevo, la desinformación
llevó a que las escenas de mascarillas volvieran a ser frecuentes en el seno de
la sociedad cuando la exposición al virus llevaba afectando semanas a la población y la transmisión del mismo se producía por múltiples motivos (además del respiratorio).
De nuevo volvemos a utilizar métodos inútiles para combatir pandemias mundiales |
En un mundo tan conectado como el actual,
con multitud de vuelos intercontinentales diarios y un continuo movimiento de
personas, un virus con una mayor mortalidad que el habitual, combinado con
bacterias resistentes a los antibióticos podría generar una pandemia tan mortal
como la de 1918. Si además unimos factores como un conflicto bélico por los
recursos naturales puede que repitamos, en parte, la historia vivida.
P.D.: Cuando se publica este post el principal foco de infección del coronavirus se encuentra en Europa, concretamente en la región italiana de Lombardía y en Madrid, capital de España. En ambos lugares se han decretado medidas extraordinarias de enclaustramiento de las personas, en un intento tardío y desesperado de frenar los contagios y no saturar los hospitales.
Como pasó en China, los gobiernos han actuado mal y tarde, pues ante una crisis de esta magnitud no se han implementado medidas adecuadas de cuarentena, aviso a la población y aumento del personal y número de camas y UCIs. La consecuencia, como tantas veces nos ha enseñado la historia, es la muerte de numerosas personas por no tener acceso a unos adecuados cuidados médicos.
¿Cuantas pandemias serán necesarias para que logremos aprender la manera de combatirlas?
P.D.: Cuando se publica este post el principal foco de infección del coronavirus se encuentra en Europa, concretamente en la región italiana de Lombardía y en Madrid, capital de España. En ambos lugares se han decretado medidas extraordinarias de enclaustramiento de las personas, en un intento tardío y desesperado de frenar los contagios y no saturar los hospitales.
Como pasó en China, los gobiernos han actuado mal y tarde, pues ante una crisis de esta magnitud no se han implementado medidas adecuadas de cuarentena, aviso a la población y aumento del personal y número de camas y UCIs. La consecuencia, como tantas veces nos ha enseñado la historia, es la muerte de numerosas personas por no tener acceso a unos adecuados cuidados médicos.
¿Cuantas pandemias serán necesarias para que logremos aprender la manera de combatirlas?
Bibliografía:
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1993.
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