El 12 de marzo fue designado
por la Organización de las Naciones Unidas como el Día Mundial del Glaucoma.
Esta terrible enfermedad ocular es la segunda causa de ceguera en el mundo (tras
la diabetes) y actualmente ha dejado ciegos a más de 6 millones de personas en
todo el mundo. No obstante, la importancia de este día radica en la
concienciación de la sociedad, pues según los estudios de Quigley and Broman
("Number of people with glaucoma worldwide in 2010 and 2020", 2006)
existen más de 60 millones de casos en el mundo sospechosos de glaucoma.
En efecto, el glaucoma es una
de esas enfermedades “silenciosas” que son percibidas por los pacientes
demasiado tarde. Al producirse, en su tipo más común, de una forma indolora,
progresiva e irreversible, es básico recalcar la importancia del diagnóstico
precoz de esta enfermedad neurodegenerativa y la obligación de acercarse a la
óptica/clínica oftalmológica para revisarse.
En España existen más de
medio millón de personas que padecen glaucoma. Pero el verdadero problema es
que cerca de la mitad desconocen que sufren esta enfermedad.
¿Queréis conocer un poco más
sobre el glaucoma?
Este post pretende ser
didáctico y conciso, por lo que voy a obviar adentrarme en temas demasiado
confusos o profesionales. El objetivo, en un día como este, es el de dar a
conocer la enfermedad a la sociedad, explicarla brevemente y mostrar los
peligros que conlleva.
¿Qué es el glaucoma?
Por glaucoma entendemos una
serie de patologías que comparten un resultado final nefasto, esto es, la
lesión del nervio óptico.
Generalmente el proceso es el
siguiente: un aumento de la presión intraocular del ojo (debido a un mal
drenaje del humor acuoso intraocular) provoca una disminución del riego
sanguíneo de la papila óptica, lo que termina desembocando en la atrofia
progresiva del nervio óptico.
Clínicamente se manifiesta
por una pérdida progresiva del campo visual (no percibida por los pacientes
hasta que es demasiado tarde) y/o de la agudeza visual. Si no se trata a tiempo
el proceso degenerativo terminará atrofiando el nervio óptico por completo, lo
que conllevará la ceguera total.
¿Cuántos tipos de glaucoma existen?
Podemos distinguir hasta
cuatro tipos de glaucomas distintos:
A.
Glaucoma crónico
o de ángulo abierto.
Es el tipo de glaucoma más
común y se debe a una dificultad para drenar el humor acuoso por parte del ojo
afectado. Aunque el tratamiento es sencillo en las primeras fases de esta
enfermedad, evitando con ello daños en el nervio óptico, la dificultad para
detectarlo por parte de los pacientes hace que los casos lleguen a las
consultas demasiado tarde. Se le denomina la “ceguera silenciosa” por la
ausencia de sintomatología aparente.
B.
Glaucoma de
ángulo cerrado.
Se puede diferenciar entre
crónico, el cual podemos asemejarlo al anterior, y agudo que cursa con un
fuerte y característico dolor del globo ocular (como si le clavaran un clavo)
debido al cierre total y brusco del ángulo iridocorneal por contacto con la
periferia del iris con la malla trabecular, lo que impide la correcta salida
del humor acuoso. Además de este síntoma característico, este tipo de glaucoma
lleva aparejada una disminución de la agudeza visual (debido al edema corneal
epitelial, provocado por una presión intraocular excesiva), midriasis pupilar
media, inflamación del segmento anterior e inyección vascular ciliar (ojo
rojo).
Requiere rápido tratamiento
quirúrgico.
C.
Glaucoma
congénito.
Es provocado por varias
deformaciones congénitas que impiden el correcto drenaje del humor acuoso.
Suele ser detectado, en los primeros meses de vida, debido a las alteraciones
existentes en la córnea, pues se producen casos tanto de opacificación como de
megalocórnea. La única solución es la quirúrgica.
D.
Glaucoma
secundario.
Se trata de un glaucoma
causado por diferentes enfermedades primarias que provocan una disminución en
el drenaje del ojo, lo que lleva aparejado el incremento de la presión
intraocular. Entre las más comunes están la uveítis (inflamación interna del
ojo), la luxación del cristalino y la facolisis en la cataratas maduras.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Muchas personas tienen la
creencia de que una presión intraocular (PIO) alta es un signo claro de
padecer glaucoma, pero esta afirmación es rotundamente falsa. Existen personas
con valores de PIO relativamente altos que no desarrollan un glaucoma y
personas con valores normales de PIO que terminan padeciendo esta enfermedad. Por
ejemplo, entre las investigaciones actuales destaca el estudio asociado de
falta de riego sanguíneo en la papila.
La clave de la PIO está en
los valores medios de cada ojo y cada persona, pues si se mantienen constantes
no debemos preocuparnos en exceso aunque se salgan de los valores medios. Hoy
día, sólo una PIO más alta que la media no es un signo suficiente para afirmar
que se padecerá glaucoma y, aunque es un factor de riesgo tenerla, se necesitan
de otros factores asociados para desarrollar la enfermedad.
Ahora bien, una PIO alta en
enfermos de glaucoma es un peligro importante, pues favorece la muerte de
neuronas y células nerviosas de nuestra retina, lo que provoca mayores pérdidas
de campo visual. Por tanto, la medición y el control de la PIO en enfermos de
glaucoma son muy importantes. Y los pacientes deben tener en cuenta, para
realizar medidas seguras, hacerlo en el mismo lugar (o mismo instrumento de
medida) y a las mismas horas, pues la PIO varía a lo largo del día.
Ya hemos visto que la
clase de glaucoma más común no presenta una sintomatología evidente para los
pacientes. Ello se debe a que el aumento de PIO en el ojo no causa dolor
alguno (no existen terminaciones nerviosas del dolor en la retina). La excesiva PIO genera
la muerte celular retiniana progresivamente. Y puesto que las fibras nerviosas
de la mácula (centro retina) son las más resistentes, la mala agudeza visual no
será evidente hasta estadios avanzados de la enfermedad. La
percepción de pérdida de campo visual periférico, al ser la muerte celular
lenta y progresiva, pasa desapercibida para la gran mayoría de personas.
Teniendo en cuenta lo
anterior resulta muy importante comenzar a realizarse revisiones oftalmológicas
periódicas a partir de 40 años. Detectado a tiempo y siguiendo el tratamiento
adecuado podemos frenar el avance de la enfermedad, pero hay que tener en
cuenta que cualquier pérdida de campo visual o de visión producida por el
glaucoma es irreparable. En los casos graves la pérdida de campo visual se
sitúa en la visión periférica, mientras que en los casos severos existe
posibilidad de llegar a la ceguera completa.
La pérdida de campo periférico suele pasar desapercibida para los pacientes hasta que es demasiado tarde |
Los síntomas para el glaucoma
agudo de ángulo cerrado son más que evidentes y requieren de una rápida
intervención quirúrgica: dolor súbito e intenso (dolor tipo clavo), nauseas y
vómitos (lo que puede confundirse con enfermedades gastrointestinales), visión
borrosa, inflamación y enrojecimientos del ojo y visión de halos de colores
alrededor de las luces.
¿Cuáles son los pacientes de riesgo?
Existen varios grupos de
población especialmente sensibles a padecer esta enfermedad, pero debo indicar
que cualquier persona puede desarrollar un glaucoma. Por tanto, es
imprescindible vigilarse ante cualquier cambio en nuestra visión y realizar los
pertinentes controles ópticos y oftalmológicos.
Dicho esto, las personas más
propensas a sufrir glaucoma son las siguientes:
-
Mayores de 60
años: estas personas multiplican x6
sus probabilidades de padecer glaucoma. Y los últimos estudios parecen indicar
que los hispanos tenemos mayores probabilidades de sufrirla que el resto de
nuestros vecinos europeos.
-
Raza
afroamericana: Respecto a los
caucásicos lo sufren en una proporción de 6 u 8 veces más, siendo también
destacable la aparición de esta enfermedad en pacientes relativamente jóvenes.
Tras las cataratas, es la segunda causa de ceguera en este grupo de población.
-
Ascendencia
familiar: la genética influye
enormemente en esta enfermedad (principalmente en el tipo más común, el
glaucoma de ángulo abierto) y los descendientes de personas que sufrieron
glaucoma multiplican sus posibilidades de sufrirlo entre un x4 y un x9.
-
Personas
diabéticas, con hiper e hipotiroidismo y con hipertensión: existe una relación evidente entre estas personas y
una probabilidad más elevada a sufrir glaucoma. En concreto, los estudios
advierten de una mayor relación entre los diabéticos y el glaucoma de ángulo
abierto crónico, así como el glaucoma neovascular. El hipertiroidismo, al
producir inflamación del tejido infraorbitario, también es un importante factor
de riesgo; en cambio, sobre el hipotiroidismo sólo podemos decir que existe una
relación entre los enfermos de glaucoma y las personas que sufren esta
enfermedad. En cambio, la hipertensión arterial es el factor de riesgo menos
importante, pues la relación con el glaucoma no está totalmente demostrada
científicamente.
-
Altas miopía o
espesores de córnea reducidos: estas
características morfológicas del ojo pueden avisarnos de un posible cuadro de
glaucoma en un futuro. Hay que tener en cuenta que miopías superiores a tres
dioptrías suelen asociarse con alteraciones atróficas de la retina y estar
asociadas a PIO más altas de media.
-
Usuarios de
drogas: Varios estudios han
demostrado la relación evidente entre la aparición de glaucoma y el consumo de
cocaína o esteroides.
¿Existe una cura para el glaucoma?
A día de hoy aún no existe
una cura para el glaucoma, pues la ciencia no ha logrado poder regenerar
las terminaciones nerviosas que son dañadas por esta enfermedad.
Gracias a la medicación y/o
cirugía, es posible detener la pérdida visión y campo visual que la enfermedad
provoca. Debido a que el glaucoma de ángulo abierto es una afección crónica, es
necesario un tratamiento de por vida.
Actualmente, las líneas de
investigación de esta enfermedad intentan descubrir fármacos que favorezcan la
protección neuronal, activando a las proteínas adecuadas que favorezcan la
plasticidad de las neuronas. La investigación con células madre, aunque
prometedora, aún está en pañales. Más avance parece mostrar la investigación de
los mapas genéticos, donde se estudian los genes responsables de la aparición
de la enfermedad o las cadenas proteicas responsables de un avance más rápido.
No obstante, a día de hoy, el
único tratamiento eficaz que tenemos para luchar contra el glaucoma es mantener
en valores bajos la PIO. Y
ello se consigue mediante colirios hipotensores. Complejos vitamínicos o
colirios neuroprotectores no han demostrado resultados positivos clínicamente
hablando.
¿Qué puedo hacer para prevenir el glaucoma?
Muchas personas preocupadas
por estar dentro de los grupos de riesgo suelen preguntar a sus médicos cuales
son las pautas que deben llevar para prevenir la aparición del glaucoma.
Sin lugar a dudas la medida
más eficaz son las revisiones oftalmológicas periódicas, pues sólo con
ellas el profesional de la visión logrará realizar un histórico de sus ojos y
detectar a tiempo cualquier posible anomalía en ellos. Por tanto, recordemos
que el diagnóstico temprano de la enfermedad es la principal arma que tenemos
para conservar nuestra visión.
Teniendo presente lo
anterior, diversas asociaciones, como la Sociedad Española
de Glaucoma, abogan por el control rutinario de la PIO, realización de
campimetrías para observar los campos visuales y observación del nervio óptico (papila)
en todas las consultas de oftalmología como único medio eficaz para el
diagnóstico precoz de la enfermedad.
Muchos pacientes suelen
confundir presión arterial y PIO. Ambas son diferentes por lo que ciertos
hábitos alimenticios, como tomar sal o cafeína, en principio, no son demasiado
importantes en el curso de la enfermedad. Ahora bien, un exceso de cafeína se
ha demostrado capaz de aumentar la PIO, por lo que pacientes propensos o que
sufran esta enfermedad deberían limitar su consumo durante el día (recordar que
la cafeína no sólo está presente en el café, sino también en el té y en los
refrescos de cola).
Por otro lado, los pacientes
que sufren glaucoma pueden utilizar ciertos filtros en sus gafas que pueden
mejorar su visión. Especialmente indicados para las personas que sufren
glaucoma son ciertos filtros de color marrón, naranja y amarillo, pues además
de aumentar la sensibilidad al contraste proporcionan la sensación de una mejor
agudeza visual. No dude en consultar a su óptico optometrista sobre ellos en su
óptica habitual.
En algunas páginas de
Internet podréis leer que el uso de cannabis es totalmente recomendable para
mejorar los síntomas de las personas que padecen glaucoma. Siento desilusionar
a todos aquellos que sufren esta enfermedad, pero el cannabis no mejora ningún
síntoma. Cuando el paciente nota los efectos dañinos del glaucoma puede referir
mala visión (agudeza visual) o campo visual reducido. En ambos casos se debe a
la muerte neuronal de parte de su retina y ningún fármaco o droga podrá
recuperar ese daño. Recordemos que no podemos curar el glaucoma sino controlar
su avance y frenarlo lo máximo posible.
Por tanto, es cierto que el
cannabis reduce la presión intraocular, lo que en principio es bueno, pero no
lo hace de forma continua. Se necesita un tratamiento de colirios
personalizados, realizado por un oftalmólogo, para obtener valores bajos y
adecuados de PIO durante todo el día, algo que el cannabis no puede
proporcionar.
Quiero finalizar este
artículo con las palabras de la Dra. Rebolleda, oftalmóloga de la Clínica Baviera, pues
creo que resumen perfectamente las ideas básicas que todos debemos tener
respecto al glaucoma:
“Teniendo en cuenta que el daño
que produce el glaucoma es irreversible, cuanto antes se realice el diagnóstico
y se establezca el tratamiento oportuno, mejores serán los resultados. Aunque
no existe cura, sí podemos frenar su progresión, ralentizando el deterioro
progresivo del nervio óptico y la pérdida de campo visual mediante la reducción
y el control de la presión intraocular”
Una última recomendación.
Existe una Guía de consejos para
familiares de afectados por glaucoma en la que tanto enfermos como
familiares que conviven con la persona afectada pueden mejorar su calidad de
vida y aprender a superar esta dura enfermedad.
La guía es totalmente
gratuita y podéis conseguirla contactando con los siguientes enlaces:
asociaciondeglaucoma@yahoo.es
o a través del teléfono 91.889.58.89 (de martes a jueves, de 11 a 13 horas)
o a través del teléfono 91.889.58.89 (de martes a jueves, de 11 a 13 horas)
Si deseáis saber más sobre el
tema os recomiendo las siguientes páginas:
En este vídeo podéis
encontrar más información sobre el glaucoma
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