jueves, 12 de marzo de 2015

Una presión intraocular alta es un signo claro de padecer glaucoma



El 12 de marzo fue designado por la Organización de las Naciones Unidas como el Día Mundial del Glaucoma. Esta terrible enfermedad ocular es la segunda causa de ceguera en el mundo (tras la diabetes) y actualmente ha dejado ciegos a más de 6 millones de personas en todo el mundo. No obstante, la importancia de este día radica en la concienciación de la sociedad, pues según los estudios de Quigley and Broman ("Number of people with glaucoma worldwide in 2010 and 2020", 2006) existen más de 60 millones de casos en el mundo sospechosos de glaucoma. 

En efecto, el glaucoma es una de esas enfermedades “silenciosas” que son percibidas por los pacientes demasiado tarde. Al producirse, en su tipo más común, de una forma indolora, progresiva e irreversible, es básico recalcar la importancia del diagnóstico precoz de esta enfermedad neurodegenerativa y la obligación de acercarse a la óptica/clínica oftalmológica para revisarse.

En España existen más de medio millón de personas que padecen glaucoma. Pero el verdadero problema es que cerca de la mitad desconocen que sufren esta enfermedad.

¿Queréis conocer un poco más sobre el glaucoma?


Este post pretende ser didáctico y conciso, por lo que voy a obviar adentrarme en temas demasiado confusos o profesionales. El objetivo, en un día como este, es el de dar a conocer la enfermedad a la sociedad, explicarla brevemente y mostrar los peligros que conlleva.

¿Qué es el glaucoma?

Por glaucoma entendemos una serie de patologías que comparten un resultado final nefasto, esto es, la lesión del nervio óptico.

Generalmente el proceso es el siguiente: un aumento de la presión intraocular del ojo (debido a un mal drenaje del humor acuoso intraocular) provoca una disminución del riego sanguíneo de la papila óptica, lo que termina desembocando en la atrofia progresiva del nervio óptico.

Clínicamente se manifiesta por una pérdida progresiva del campo visual (no percibida por los pacientes hasta que es demasiado tarde) y/o de la agudeza visual. Si no se trata a tiempo el proceso degenerativo terminará atrofiando el nervio óptico por completo, lo que conllevará la ceguera total.

¿Cuántos tipos de glaucoma existen?

Podemos distinguir hasta cuatro tipos de glaucomas distintos:

A.   Glaucoma crónico o de ángulo abierto.

Es el tipo de glaucoma más común y se debe a una dificultad para drenar el humor acuoso por parte del ojo afectado. Aunque el tratamiento es sencillo en las primeras fases de esta enfermedad, evitando con ello daños en el nervio óptico, la dificultad para detectarlo por parte de los pacientes hace que los casos lleguen a las consultas demasiado tarde. Se le denomina la “ceguera silenciosa” por la ausencia de sintomatología aparente.

B.   Glaucoma de ángulo cerrado.

Se puede diferenciar entre crónico, el cual podemos asemejarlo al anterior, y agudo que cursa con un fuerte y característico dolor del globo ocular (como si le clavaran un clavo) debido al cierre total y brusco del ángulo iridocorneal por contacto con la periferia del iris con la malla trabecular, lo que impide la correcta salida del humor acuoso. Además de este síntoma característico, este tipo de glaucoma lleva aparejada una disminución de la agudeza visual (debido al edema corneal epitelial, provocado por una presión intraocular excesiva), midriasis pupilar media, inflamación del segmento anterior e inyección vascular ciliar (ojo rojo).
Requiere rápido tratamiento quirúrgico.

C.   Glaucoma congénito.

Es provocado por varias deformaciones congénitas que impiden el correcto drenaje del humor acuoso. Suele ser detectado, en los primeros meses de vida, debido a las alteraciones existentes en la córnea, pues se producen casos tanto de opacificación como de megalocórnea. La única solución es la quirúrgica.

D.   Glaucoma secundario.

Se trata de un glaucoma causado por diferentes enfermedades primarias que provocan una disminución en el drenaje del ojo, lo que lleva aparejado el incremento de la presión intraocular. Entre las más comunes están la uveítis (inflamación interna del ojo), la luxación del cristalino y la facolisis en la cataratas maduras.

¿Cuáles son los principales síntomas?

Muchas personas tienen la creencia de que una presión intraocular (PIO) alta es un signo claro de padecer glaucoma, pero esta afirmación es rotundamente falsa. Existen personas con valores de PIO relativamente altos que no desarrollan un glaucoma y personas con valores normales de PIO que terminan padeciendo esta enfermedad. Por ejemplo, entre las investigaciones actuales destaca el estudio asociado de falta de riego sanguíneo en la papila.

La clave de la PIO está en los valores medios de cada ojo y cada persona, pues si se mantienen constantes no debemos preocuparnos en exceso aunque se salgan de los valores medios. Hoy día, sólo una PIO más alta que la media no es un signo suficiente para afirmar que se padecerá glaucoma y, aunque es un factor de riesgo tenerla, se necesitan de otros factores asociados para desarrollar la enfermedad.

Ahora bien, una PIO alta en enfermos de glaucoma es un peligro importante, pues favorece la muerte de neuronas y células nerviosas de nuestra retina, lo que provoca mayores pérdidas de campo visual. Por tanto, la medición y el control de la PIO en enfermos de glaucoma son muy importantes. Y los pacientes deben tener en cuenta, para realizar medidas seguras, hacerlo en el mismo lugar (o mismo instrumento de medida) y a las mismas horas, pues la PIO varía a lo largo del día.

Ya hemos visto que la clase de glaucoma más común no presenta una sintomatología evidente para los pacientes. Ello se debe a que el aumento de PIO en el ojo no causa dolor alguno (no existen terminaciones nerviosas del dolor en la retina). La excesiva PIO genera la muerte celular retiniana progresivamente. Y puesto que las fibras nerviosas de la mácula (centro retina) son las más resistentes, la mala agudeza visual no será evidente hasta estadios avanzados de la enfermedad. La percepción de pérdida de campo visual periférico, al ser la muerte celular lenta y progresiva, pasa desapercibida para la gran mayoría de personas.

Teniendo en cuenta lo anterior resulta muy importante comenzar a realizarse revisiones oftalmológicas periódicas a partir de 40 años. Detectado a tiempo y siguiendo el tratamiento adecuado podemos frenar el avance de la enfermedad, pero hay que tener en cuenta que cualquier pérdida de campo visual o de visión producida por el glaucoma es irreparable. En los casos graves la pérdida de campo visual se sitúa en la visión periférica, mientras que en los casos severos existe posibilidad de llegar a la ceguera completa. 

La pérdida de campo periférico suele pasar desapercibida para los pacientes hasta que es demasiado tarde

Los síntomas para el glaucoma agudo de ángulo cerrado son más que evidentes y requieren de una rápida intervención quirúrgica: dolor súbito e intenso (dolor tipo clavo), nauseas y vómitos (lo que puede confundirse con enfermedades gastrointestinales), visión borrosa, inflamación y enrojecimientos del ojo y visión de halos de colores alrededor de las luces.

¿Cuáles son los pacientes de riesgo?

Existen varios grupos de población especialmente sensibles a padecer esta enfermedad, pero debo indicar que cualquier persona puede desarrollar un glaucoma. Por tanto, es imprescindible vigilarse ante cualquier cambio en nuestra visión y realizar los pertinentes controles ópticos y oftalmológicos.

Dicho esto, las personas más propensas a sufrir glaucoma son las siguientes:

-         Mayores de 60 años: estas personas multiplican x6 sus probabilidades de padecer glaucoma. Y los últimos estudios parecen indicar que los hispanos tenemos mayores probabilidades de sufrirla que el resto de nuestros vecinos europeos.
-         Raza afroamericana: Respecto a los caucásicos lo sufren en una proporción de 6 u 8 veces más, siendo también destacable la aparición de esta enfermedad en pacientes relativamente jóvenes. Tras las cataratas, es la segunda causa de ceguera en este grupo de población.
-         Ascendencia familiar: la genética influye enormemente en esta enfermedad (principalmente en el tipo más común, el glaucoma de ángulo abierto) y los descendientes de personas que sufrieron glaucoma multiplican sus posibilidades de sufrirlo entre un x4 y un x9.
-         Personas diabéticas, con hiper e hipotiroidismo y con hipertensión: existe una relación evidente entre estas personas y una probabilidad más elevada a sufrir glaucoma. En concreto, los estudios advierten de una mayor relación entre los diabéticos y el glaucoma de ángulo abierto crónico, así como el glaucoma neovascular. El hipertiroidismo, al producir inflamación del tejido infraorbitario, también es un importante factor de riesgo; en cambio, sobre el hipotiroidismo sólo podemos decir que existe una relación entre los enfermos de glaucoma y las personas que sufren esta enfermedad. En cambio, la hipertensión arterial es el factor de riesgo menos importante, pues la relación con el glaucoma no está totalmente demostrada científicamente.
-         Altas miopía o espesores de córnea reducidos: estas características morfológicas del ojo pueden avisarnos de un posible cuadro de glaucoma en un futuro. Hay que tener en cuenta que miopías superiores a tres dioptrías suelen asociarse con alteraciones atróficas de la retina y estar asociadas a PIO más altas de media.
-         Usuarios de drogas: Varios estudios han demostrado la relación evidente entre la aparición de glaucoma y el consumo de cocaína o esteroides.

¿Existe una cura para el glaucoma?

A día de hoy aún no existe una cura para el glaucoma, pues la ciencia no ha logrado poder regenerar las terminaciones nerviosas que son dañadas por esta enfermedad.

Gracias a la medicación y/o cirugía, es posible detener la pérdida visión y campo visual que la enfermedad provoca. Debido a que el glaucoma de ángulo abierto es una afección crónica, es necesario un tratamiento de por vida.

Actualmente, las líneas de investigación de esta enfermedad intentan descubrir fármacos que favorezcan la protección neuronal, activando a las proteínas adecuadas que favorezcan la plasticidad de las neuronas. La investigación con células madre, aunque prometedora, aún está en pañales. Más avance parece mostrar la investigación de los mapas genéticos, donde se estudian los genes responsables de la aparición de la enfermedad o las cadenas proteicas responsables de un avance más rápido.

No obstante, a día de hoy, el único tratamiento eficaz que tenemos para luchar contra el glaucoma es mantener en valores bajos la PIO. Y ello se consigue mediante colirios hipotensores. Complejos vitamínicos o colirios neuroprotectores no han demostrado resultados positivos clínicamente hablando.

¿Qué puedo hacer para prevenir el glaucoma?

Muchas personas preocupadas por estar dentro de los grupos de riesgo suelen preguntar a sus médicos cuales son las pautas que deben llevar para prevenir la aparición del glaucoma.

Sin lugar a dudas la medida más eficaz son las revisiones oftalmológicas periódicas, pues sólo con ellas el profesional de la visión logrará realizar un histórico de sus ojos y detectar a tiempo cualquier posible anomalía en ellos. Por tanto, recordemos que el diagnóstico temprano de la enfermedad es la principal arma que tenemos para conservar nuestra visión.

Teniendo presente lo anterior, diversas asociaciones, como la Sociedad Española de Glaucoma, abogan por el control rutinario de la PIO, realización de campimetrías para observar los campos visuales y observación del nervio óptico (papila) en todas las consultas de oftalmología como único medio eficaz para el diagnóstico precoz de la enfermedad.

Muchos pacientes suelen confundir presión arterial y PIO. Ambas son diferentes por lo que ciertos hábitos alimenticios, como tomar sal o cafeína, en principio, no son demasiado importantes en el curso de la enfermedad. Ahora bien, un exceso de cafeína se ha demostrado capaz de aumentar la PIO, por lo que pacientes propensos o que sufran esta enfermedad deberían limitar su consumo durante el día (recordar que la cafeína no sólo está presente en el café, sino también en el té y en los refrescos de cola).

Por otro lado, los pacientes que sufren glaucoma pueden utilizar ciertos filtros en sus gafas que pueden mejorar su visión. Especialmente indicados para las personas que sufren glaucoma son ciertos filtros de color marrón, naranja y amarillo, pues además de aumentar la sensibilidad al contraste proporcionan la sensación de una mejor agudeza visual. No dude en consultar a su óptico optometrista sobre ellos en su óptica habitual.

En algunas páginas de Internet podréis leer que el uso de cannabis es totalmente recomendable para mejorar los síntomas de las personas que padecen glaucoma. Siento desilusionar a todos aquellos que sufren esta enfermedad, pero el cannabis no mejora ningún síntoma. Cuando el paciente nota los efectos dañinos del glaucoma puede referir mala visión (agudeza visual) o campo visual reducido. En ambos casos se debe a la muerte neuronal de parte de su retina y ningún fármaco o droga podrá recuperar ese daño. Recordemos que no podemos curar el glaucoma sino controlar su avance y frenarlo lo máximo posible.

Por tanto, es cierto que el cannabis reduce la presión intraocular, lo que en principio es bueno, pero no lo hace de forma continua. Se necesita un tratamiento de colirios personalizados, realizado por un oftalmólogo, para obtener valores bajos y adecuados de PIO durante todo el día, algo que el cannabis no puede proporcionar.

Quiero finalizar este artículo con las palabras de la Dra. Rebolleda, oftalmóloga de la Clínica Baviera, pues creo que resumen perfectamente las ideas básicas que todos debemos tener respecto al glaucoma:

Teniendo en cuenta que el daño que produce el glaucoma es irreversible, cuanto antes se realice el diagnóstico y se establezca el tratamiento oportuno, mejores serán los resultados. Aunque no existe cura, sí podemos frenar su progresión, ralentizando el deterioro progresivo del nervio óptico y la pérdida de campo visual mediante la reducción y el control de la presión intraocular

Una última recomendación. Existe una Guía de consejos para familiares de afectados por glaucoma en la que tanto enfermos como familiares que conviven con la persona afectada pueden mejorar su calidad de vida y aprender a superar esta dura enfermedad.
La guía es totalmente gratuita y podéis conseguirla contactando con los siguientes enlaces:
asociaciondeglaucoma@yahoo.es
o a través del teléfono 91.889.58.89 (de martes a jueves, de 11 a 13 horas)


Si deseáis saber más sobre el tema os recomiendo las siguientes páginas:





En este vídeo podéis encontrar más información sobre el glaucoma

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