domingo, 20 de abril de 2025

Ruta por Soria capital

 

 

Hoy nos trasladamos a Soria, tierra de grandes poetas y con un patrimonio arquitectónico muy rico y original. Una tierra llena de encanto ideal para una escapada de fin de semana donde empaparnos de arte y de la rica gastronomía castellano-leonense, destacando sus famosos torreznos. ¿Os animáis?

 

Voy a mostraros un recorrido sobre todos los rincones encantadores que posee la ciudad. Aunque está realizado de una manera continua, lo ideal es separarlo en dos días según los intereses de cada cual por entretenerse en algunos lugares concretos.

 

Comenzaremos por la Oficina de Turismo (Plaza Mariano Granados), donde vamos a recibir información de mapas y horarios. Tras ello podemos iniciar nuestra ruta por el próximo parque de la Alameda de Cervantes (aunque todos se refieren a él como la Dehesa). Nos esperan paseos con bóvedas vegetales y suelos tapizados por hojas en otoño, el famoso quiosco de música alrededor de un árbol, románticos rincones con fuentes, una gran pradera en su zona más alta donde tumbarse y observar el cielo azul intenso (aquí están las famosas letras de SORIA) y una rosaleda, explosión de colores y olores, si vais en primavera (no fue mi caso).



 

También existe una pequeña ermita, la de Nuestra Señora de la Soledad, donde poder ver una imagen de la Virgen con el Cristo muerto (como curiosidad indicar que esta Virgen sólo tiene tallada la cara y las manos, pues es una imagen para vestir), así como, tras el altar, el Cristo crucificado del Humilladero. Originalmente, en el siglo XVI, esta pequeña estancia era un santuario a la entrada de Soria donde las gentes de los alrededores rezaban los días que acudían al mercado. Más tarde fue ampliada con la parte donde se encuentra la Virgen por parte de la poderosa familia de los Ríos Salcedo.

 

En un lateral del parque podemos ver el conocido “Rincón de Bécquer”, que recuperó su esplendor mirando de nuevo hacia las ruinas del Convento de San Francisco. Esta plaza está dividida en varias zonas que incluyen una zona de recreo infantil y una fuente de lámina de agua con versos del poeta que da nombre a la plaza con un efecto de reflejo de las propias ruinas.

 


En otro de los laterales del parque vamos a encontrar el Museo Numantino (M-S 10-14 y 16-19h. D mañanas), lugar indispensable para adentrarnos en la historia de la provincia (desde el Paleolítico a la Edad Moderna), con especial atención a su pasado celtibérico. Multitud de piezas arqueológicas nos esperan, provenientes de yacimientos como Numancia, Uxama o Tiermes, tales como cerámicas (de los guerreros o de los toros), esculturas (Dios Saturno) o fíbulas (destacando la del icónico caballo convertido en reclamo turístico).

 


En la planta baja vamos a poder realizar un recorrido por todas las épocas históricas de Soria, desde la prehistoria hasta la edad moderna, aunque de las últimas etapas apenas poseen cuatro vitrinas al final del recorrido.

 


Las dos plantas superiores contienen lo más destacado del museo, con piezas provenientes de yacimientos celtíberos como Numancia. Vamos a poder admirar preciosas vasijas decoradas con motivos animales y figurados, así como las características fíbulas de metal con la figura del caballo, elemento esencial en aquella sociedad guerrera.  

 


Desde aquí volvemos a la Plaza Mariano Granados, atravesamos la plaza Ramón y Cajal y continuamos el recorrido por la calle Caballeros, dónde encontramos a pocos metros la románica Iglesia San Juan de Rabanera, que parece una maqueta de lo que sería una iglesia románica tipo. Su nombre proviene de la procedencia de las gentes que repoblaron Soria a inicios del siglo XII, Rabanera del Campo. Rodéala, contempla la portada dedicada a San Nicolás, (tomada de la original iglesia arruinada) y admira su curioso ábside de doble vano.

 

Del interior destacar el retablo plateresco de Francisco de Ágreda y otro barroco con una imagen de un Cristo agonizante. Las visitas sólo son posibles justo antes o después de las misas (a diario a las 19:00h).

 


Junto a ella no pasa inadvertido el actual Palacio de la Diputación (L-V de 8-15h), en cuyo interior merece la pena contemplar el lienzo de “Los últimos Días de Numancia”, obra de Alejo Vera y Estaca (1880), en la que nos presenta el momento en el que las tropas de Publio Cornelio Escipión Emiliano llegaron a la ciudad de Numancia. Dicho lienzo y otro, conservado en el Museo del Prado de Madrid, son las únicas muestras que existen hoy en día sobre la conquista de Numancia. El Palacio desde 1971 está escoltado por una recopilación Estatuas de bronce sobre pedestales de granito (obra de Federico Coullant-Valera) que representan a ocho relevantes personajes históricos vinculados a la provincia de Soria: San Martín de Finojosa , Diego de Lainez, Sor Maria de Agreda , San Pedro de Osma, Alfonso VIII de Castilla , Santa Cristina de Osma , El Juglar del Cid y Francisco López de Gomara. Y, en un lateral, existe un pebetero de fuego perpetuo dedicado a los soldados caídos en la defensa de Numancia.

 


Tomando la calle San Juan llegamos a la calle El Collado, principal arteria peatonal de Soria. Giremos a nuestra izquierda, parándonos brevemente en la Plaza de Rosel y San Blas, cuya fuente con los escudos de los 12 linajes de la ciudad es un icono soriano.

 

Desde aquí, entre los soportales del Collado, duerme y vive como detenido en el tiempo el Círculo de la Amistad Numancia. También conocida como la casa de los poetas, se trata de un espacio expositivo dedicado a los grandes líricos que cantaron a Soria: Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y Gerardo Diego. Su palabra, junto a la de otros escritores, nos guía en un viaje por el tiempo y el espacio para ofrecernos variadas visiones de la ciudad y de la tierra sorianas. Espacios envolventes y oníricos, audiovisuales y grabaciones sonoras, objetos manipulables, fotografías, libros y otros elementos vinculados a los escritores, jalonan un recorrido lúdico y educativo, una experiencia emocional para sentir y disfrutar la poesía.


 

Otra excusa para visitar este espacio es admirar los antiguos salones del edificio, anteriormente casino, como el Salón de los Espejos, típico lugar de tertulia del siglo XIX. En los soportales junto al acceso existe una escultura en bronce de Ricardo González, que recuerda la figura del autor de “Soria Sucedida”, -y otra de Gerardo Diego, sentado en una mesa, leyendo un libro y tomando café con una silla vacía que invita a los visitantes a acompañarle.

 

Ascendamos ahora por la nobiliaria calle Aduana Vieja salpicada de palacios renacentistas, como el de los Río y Salcedo (Archivo Histórico provincial. L-V de 9-14h), el de los Castejones (ejemplo del plateresco civil) o el de los San Clemente, y delimitada con la maciza figura del edificio del Instituto Antonio Machado, un magnífico ejemplo de arquitectura jesuítica despojada de adornos. Este lugar fue cátedra para el poeta sevillano con cuyo nombre le bautizaron (impartió clases de lengua francesa a estudiantes de bachillerato), y para el santanderino Gerardo Diego.

 

En el exterior del edificio, junto a la fachada del Instituto, cabe destacar la presencia de dos esculturas, una en bronce a tamaño natural que representa al Poeta Antonio Machado sentado en un sillón el día de su boda, obra de Ricardo González Gil (2010) y que se complementa con la de Leonor, ubicada en la Plaza Mayor. Y, a unos metros, en la entrada del edificio, un busto también en bronce sobre monolito de piedra de Pablo Serrano (1982) que simboliza la figura del poeta, en dimensiones no naturales, con marcadas facciones y semblante serio.

 

En unos pocos metros más llegamos hasta la Iglesia de Santo Domingo (L-D de 8-21h), inconfundible debido a su imponente fachada occidental. Considerada por muchos como la mejor del románico soriano, se ha convertido en un auténtico icono de la provincia.


 

Construida en el siglo XII como una sencilla iglesia de nave única, luego fue ampliada a finales de esa centuria, configurándose con las tres naves actuales. La portada y el tramo hasta el crucero se realizó en estilo románico (en la nave interior veremos arcos ligeramente apuntados que ya anuncian el gótico), mientras que el crucero y la cabecera sufrieron una profunda reforma en el siglo XVI, configurándose en estilo tardo-gótico.

 

La fachada occidental, como indicamos antes, es lo más notable de este templo, considerándose una de las más bellas del románico soriano, e incluso, hispano. Tiene influencias francesas, tal vez, por la nacionalidad de Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII. Ambos fueron los que ordenaron levantar este templo, apareciendo sedentes en la portada bajo el rosetón.

 

La fachada se configura en dos pisos, compuestos por arcos ciegos, que flanquean una excepcional portada configurada a base de arquivoltas de medio punto que abrazan un tímpano escultórico. En la parte superior destaca un precioso rosetón dividido en ocho secciones mediante columnas y arcos.

 


La decoración se centra en la portada, donde en los capiteles y las arquivoltas se realizó una auténtica representación de la biblia en piedra, con el fin de acercar la religión cristiana a una población, en su mayoría analfabeta.

 

En las cuatro arquivoltas de medio punto se representan, desde el interior hacia afuera, lo siguiente: en la interior los 24 ancianos del Apocalipsis, cada uno de ellos tocando un instrumento musical. En la segunda la Matanza de los Inocentes, tratado con gran sentido narrativo y sin escatimarse en dramatismo (fijaos en los ángeles recogiendo las cabezas cortadas de los niños). En la tercera se narra la infancia de Cristo, donde podréis ver la Anunciación, la Natividad o la Huida a Egipto, entre otras escenas. Y, en la última, escenas de la Pasión de Cristo, como el Beso de Judas o la Crucifixión, casi en la clave.

 

Los capiteles que sostienen estas arquivoltas narran escenas del Génesis, distinguiéndose de izquierda a derecha los pasajes de la separación de las aguas, la Creación de los astros, Creación de Adán y Eva, Pecado y Expulsión del Paraíso; para concluir con el Ciclo de Caín y Abel.

 

Y, por último, en el tímpano, aparece representado Dios Padre bendiciendo. Una característica especial de esta figura es que aparece con el Niño Jesús en sus rodillas (Trinidad Patérnitas), siendo uno de los únicos cinco ejemplos donde aparece esta imagen (lo normal es que el Niño Jesús aparezca sobre las piernas de la Virgen María). Flanqueando la mandorla donde se encuentra Dios aparecen los cuatro evangelistas (personificados con sus símbolos animales) y dos figuras (La Virgen María y el profeta Isaías).

 

Antes de entrar echad un vistazo a la torre románica, de planta cuadrada con dos pisos con arcos ciegos sin adornos.

 

El interior contrasta con la factura románica, pues sus capillas son claramente renacentistas. A destacar los sepulcros de la familia de los San Clemente o la capilla mayor, separada del templo por una verja y que contiene un retablo barroco bajo bóveda de crucería (notar el contraste con las bóvedas de cañón de la nave central).

 


Para saber más os dejo el enlace a esta página especializada.

 

En el convento anexo viven monjas clarisas, las cuales realizan sus preciosos cantos a diario a las 9:00 y a las 19:00h. Los domingos a las 10:30h. Si tenéis oportunidad de pasar por allí a esas horas será una bonita experiencia que os llevaréis en vuestra mochila viajera.

 


Regresemos ahora hacia la calle Collado por la calle Estudios, pues tendremos ocasión de atravesar el Mercado Municipal, en la plaza Bernardo Robles.

 


Un poco más adelante, y desviándonos por la calle Aguirre, llegamos al renacentista Palacio de los Condes de Gómara, actual palacio de Justicia (no visitable en su interior). La enorme fachada de líneas puras no está completa acorde a la idea original según la cual iba a ser mucho mayor ya que, según la leyenda, Felipe II vetó el proyecto inicial para impedir que el palacio eclipsase al de El Escorial. A destacar los ventanales coronados por frontones herrerianos, la portada, con un escudo escultórico de gran belleza, la galería corrida con columnas de estilo toscano y jónico, o la robusta torre cuadrada y robusta coronada con acróteras. Todo ello nos da una idea de la abundancia de la familia de los Río y Salcedo, que construyó el edificio más monumental de la ciudad.

 


Desde aquí, la manera más sencilla de llegar a la Plaza Mayor es atravesando el Arco del Cuerno. Plaza monumental donde las haya, aún conserva parte de la estructura típica de plaza castellana, rectangular y porticada, al menos en parte y con algunos tradicionales balcones corridos.

 


En ella, encontremos varios edificios y monumentos a destacar: la Casa del Común de los vecinos de Soria, la Casa Consistorial de los 12 Linajes, el Palacio de la Audiencia (ahora centro cultural), la Fuente de los Leones, la Torre de Doña Urraca y el románico templo de Nuestra Señora de la Mayor (A diario en misas 19:30h), eco de alegrías y penas para Machado, pues en esta iglesia se casó con Leonor y se ofició el funeral de la misma pocos años después. Una escultura de la musa de Machado se encuentra en la entrada de esta iglesia recordando tales eventos. Merece la pena visitar su interior, lleno de riquezas artísticas.

 


Detrás del Ayuntamiento podemos acercarnos hasta la Iglesia de Ntra. Señora del Espino (Misas domingos y Festivos 11:30h), patrona de la ciudad, en cuya fachada exterior puede contemplarse una concha, un bastón y una calabaza símbolos del peregrino, recordando el paso del Camino de Santiago de Soria (Castellano – Aragonés). Templo muy reformado debido a un incendio a mediados del siglo pasado, lo más destacable es la imagen negra de la Virgen (es copia de la original destruida) y un curioso crucificado con un brazo caído.

 


Junto a la iglesia, reposa un viejo olmo convertido en el símbolo del conocido poema de Antonio Machado “A un Olmo Seco”:

“Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas nuevas le han salido…”


Y en el cementerio de la ciudad, junto al muro de esta iglesia, descansan los restos de la joven esposa del poeta sevillano, Leonor Izquierdo.

 

Una vez admirada la plaza vamos a descender hacia el río Duero en dirección a las románticas y evocadoras ruinas de San Nicolás. De este templo románico apenas queda parte de la cabecera, algo del muro sur y los basamentos de la torre. En 1858, dado el mal estado del templo, se desmontó la techumbre y se llevó el retablo del altar mayor a la iglesia del Hospital y ex convento de San Francisco. Finalmente, en 1908 su portada principal fue trasladada a la fachada de San Juan de Rabanera. A destacar los restos de pinturas murales proto-góticas en una de sus capillas, aludiendo al asesinato del arzobispo de Canterbury, Santo Tomás Becket.

 


Y un poco más adelante encontraremos la concatedral de San Pedro. La eterna aspirante a templo catedralicio esconde, tras su austero exterior, un bello interior gótico, decorado con hermosos retablos, y un claustro anejo, exponente purista del románico internacional, con bellos capiteles y columnas decoradas. Aquí se venera a San Saturio, patrón de la ciudad (actualmente está cerrado pro obras. L-S de 18:30-19:30h).

 


Atravesando el río por el puente de piedra medieval llegaremos, girando a la izquierda, al antiguo Monasterio de los hospitalarios de San Juan de Duero (L-S de 10-14 y 16-19h. D mañanas). Posee un claustro que comprime en su geometría un compendio de estilos medievales y una sinfonía de movimiento en piedra. Si nos fijamos podemos apreciar trazas del románico más puro, arcos apuntados tendentes a la herradura, sin olvidar las evidentes huellas bizantinas y árabes. Los chaflanes, con clara influencia árabe, están rematados con arcos califales. Originalmente estaba cubierto con un techo de madera que, en el pasado, se quemó.

 

El aparentemente sencillo templo, de trazas románicas y con sólo una nave, posee la singularidad de conservar dos templetes orientalizantes decorados con bellísimos capiteles que parecen flotar en la penumbra del interior. La razón de ser de estos dos templetes se atribuye al tipo de ritual cristiano que realizaron los moradores originales, por lo que perviviría de base para sostener una gran tela que haría las veces de iconostásis. No dejéis de fijaos en los capiteles decorados con escenas bíblicas (degollación de San Juan Bautista o Natividad de Jesús) y seres fantásticos.

 


Muy cerca os recomiendo visitar el conjunto escultórico de Gustavo Adolfo Bécquer. Levantado el año 2021, conmemorando los 150 años de la muerte del poeta, está compuesto por una escultura de cuerpo entero (idealizada) de Gustavo Adolfo Bécquer adulto, basado en el dibujo que realizó sobre él su hermano Valeriano Bécquer, con la vestimenta propia del S. XIX. Está sentado sobre un tronco caído, donde existe un espacio para acompañarlo (cuidado de no estropearle el sombrero). Y en el camino que se abre justo a su espalda se encuentra el llamado cementerio templario, una recreación literaria (no histórica) que es homenaje a la leyenda “El Monte de las Ánimas”. Este rincón posee 10 estelas funerarias que reproducen otras tantas reales y una cruz de mármol que simboliza la tumba de los protagonistas de la leyenda, Alonso y Beatriz.


 

Regresando al puente medieval y siguiendo el cauce del río (dejándolo a nuestra derecha y caminando por una pasarela) vamos a encontrarnos con dos espacios mágicos asomados a las aguas del Duero. Primero con el monasterio de tradición templaria de San Polo, que en el pasado fue cobijo de estos monjes guerreros y de los seres fantásticos surgidos de la mente de Bécquer.

 


Templarios y Hospitalarios de San Juan de Duero eran las dos órdenes militares que defendían el acceso principal a la ciudad. El templo data de finales del siglo XII, siendo la parte más antigua el claustro, del que apenas se conserva una puerta con arco de medio punto y dos sencillas arquivoltas. La iglesia, de la que sólo se conserva parte, es de una sola nave, posee arcos apuntados y bóveda de crucería que nos dan pistas sobre su construcción tardía. En el interior hay un manantial, estelas medievales y una leyenda que indica que el “Cristo Cillerero” de la cruz de gajos que hay en San Juan de Rabanera estuvo en San Polo cuanto éste era templario (cuando visité el lugar sólo se podía pasear por el exterior).

 

El lugar tiene una belleza romántica debido a que la vegetación cubre gran parte de las paredes de la ermita. Por ello no nos sorprende que inspirara la pluma de poetas tan grandes como Antonio Machado, Gerardo Diego o Gustavo Adolfo Bécquer, quien situó en este entorno dos de sus famosas leyendas de misterio, “El Rayo de Luna” y “El Monte de las Ánimas”.

 

El arco abierto bajo su templo es una puerta a uno de los recorridos más románticos de la geografía soriana: el paseo hasta la ermita de San Saturio, nuestro último destino.

 


Cuenta la tradición que en el siglo VI el noble soriano Saturio tras fallecer sus padres, repartió sus riquezas entre los pobres y marchó a vivir a unas cuevas junto al Duero. Allí en un sobrio y místico oratorio, en honor a San Miguel Arcángel, viviría durante treinta años de forma eremítica. Los primeros datos que dejan constancia de la existencia de un oratorio de San Miguel que luego pasó a llamarse San Saturio, datan del año 1148. La devoción hacia el eremita, al que se le atribuyeron varios milagros creció hasta el punto de construir la ermita en su honor y nombrarlo patrón de la ciudad, por aclamación popular en 1628. Entre los milagros que están en su haber destaca la ayuda a un joven llamado Pruedencio, al que ayudó con su capa a cruzar el río para llegar a su lugar de retiro, llegando totalmente seco.

 

El conjunto está formado por unas grutas naturales sobre las que se construyó un edificio dedicado a uso religioso. Existen diferentes salas, como la del Cabildo de los Heros, con una imagen del santo con predicamento entre las personas con problemas para andar, la sala de la Vivienda del Santero, recreando la vida eremita, la Sacristía, con una talla gótica de un Cristo crucificado, la Capilla de San Miguel, con una talla de Santa Ana y una vidriera que narra otro milagro del santo, cuando salvó a un niño que se cayó por la ventana de ese lugar, y, por supuesto, la iglesia, de planta central octogonal con altar barroco y bóveda y paredes decoradas con frescos que narran pasajes de la vida del Santo.



 

Este lugar fue inmortalizado, cantado y sublimado por la pluma de Machado:

«… He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio…».

 

En el camino descrito por Machado y que hemo seguido fielmente podremos observar, a un lado, el Puente de Hierro, estructura hoy en día en desuso que data del año 1929 y por donde atravesaba la antigua línea de ferrocarril. Y, al otro lado del cauce, existe un bello paseo plagado de estatuas que nos volverá a llevar a la ciudad.


 

No obstante, si aún tenéis suficientes fuerzas, podéis dirigir vuestros pasos, para terminar la jornada, hasta el Parque del Castillo. Situado en el cerro del mismo nombre, es un mirador ideal de la ciudad y posee las ruinas románticas de la antigua fortaleza. En este parque se encuentra el Parador Nacional Antonio Machado y una original galería expositiva en el antiguo depósito de aguas.

 


Para tener toda la información actualizada respecto a monumentos y horarios os dejo un par de enlaces:

https://www.turismosoria.es/que-ver/monumentos/

https://www.turismosoria.es/folletos/horarios-monumentos.pdf

 

¿Os parece poca cosa para un fin de semana? Pues os voy a recomendar tres salidas muy próximas a la ciudad que os pueden servir para complementar este viaje.

 

En primer lugar, como no podía ser de otro modo, debéis visitar el Yacimiento arqueológico de Numancia. Símbolo de la resistencia a ultranza de los celtíberos contra el imperio romano, paseando entre sus ruinas podremos hacernos una idea de cómo vivían aquellas gentes, cómo fue su epopeya ante un enemigo infinitamente superior y su trágico final. Luego, los romanos edificarían una nueva ciudad con sus innovaciones de ingeniería urbana, pudiendo encontrar calles, termas y nuevas casas más grandes.

 


Os dejo su Web para consultar horarios y poder reservar entradas: https://entradas.numanciaonline.es/

Y si deseáis más información sobre lo que os vais a encontrar os dejo esta web: https://numanciasoria.es/

 

En segundo lugar, os recomendaría visitar la Villa romana La Dehesa. Se trata de una amplia mansión (4.000m2) construida en el siglo IV, cuando los más ricos decidieron marcharse de las ciudades para pagar menos impuestos. Posee más de treinta habitaciones, presentando la mayoría suelos magníficamente pavimentados con mosaicos teselados decorados con múltiples motivos geométricos realizados con piezas de diversos colores, que muestran la suntuosidad con la que se construyó el edificio. En muchos de ellos aparece un monograma que nos proporciona el nombre del dueño, un tal Irrico. Un nombre de tradición celtíbera, por cierto.



Para conocer toda la información y horarios os dejo su web: https://www.villaromanaladehesa.es/

 

Por último, realizando un itinerario cronológico, os recomiendo acercaros al pequeño y encantador pueblo medieval de Calatañazor. Una villa que ha logrado mantener la esencia del medievo en sus casas y que dispone hasta de un castillo en ruinas visitable.


 

En los siguientes meses iré colgando información de cada uno de estos tres lugares de manera más pormenorizada.

 

Hasta la próxima

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario