domingo, 19 de enero de 2025

Un día visitando Ferrara

 

Ferrara es uno de esas pequeñas ciudades italianas que rebosan arte por todos lados. Situada en la región de la Emilia-Romaña, su pasado está ligado con la renacentista familia de los Este, la cual embelleció un pequeño pueblo para convertirlo en un símbolo del Renacimiento.


 

¿Os apetece conocer esta joya del Patrimonio Universal?

 

Nosotros llegamos a Ferrara desde Bolonia en tren. Un viaje de poco más de media hora con multitud de trenes al cabo de todo el día en ambas direcciones.

 

Nada más bajarnos nos encontramos con una ciudad bastante insulsa. Para ir al centro debes atravesar por debajo de un edificio y recorrer calles residenciales donde lo más destacado es el estadio de fútbol Paolo Mazza.

 

Llegando al centro, el primer edificio digno de mención es el Palacio Bentivoglio (1449), un bello ejemplo de palacio renacentista con una monumental fachada donde destacan los escudos y esculturas.

 

Siguiendo recto por vía Garibaldi nos iremos empapando de construcciones palaciegas en ladrillo y un ambiente mucho más medieval. Esta calle desemboca directamente en la Piazza del Municipio, antiguo patio del Palacio Ducal y, hoy en día, lugar de celebración de las fiestas. Lo más destacado de esta plaza es la llamada escalera de honor. Un magnífico ejemplo de escalera ceremonial con un techo abovedado con una cúpula central y arcadas de estilo renacentista, mientras que la balaustráquera de mármol tiene elementos gótico medievales.

 


Cuando salgamos de la plaza debemos darnos la vuelta para admirar la entrada más importante al espacio que acabamos de dejar. Se trata del pórtico Volto del Cavallo. Un pórtico adornado por un lado por una gran columna en la parte superior de la cual se coloca la estatua de bronce de Borso d'Este entronizada y al otro lado por un elegante arco en columnas con la estatua de Nicolás III d'Este a caballo.

 

Ahora sí podemos admirar la fachada de la Catedral. Bueno, parte de ella, pues la misma está en obras de restauración desde el año 2019 debido a los daños causados por el terremoto de 2012. Aún con los andamios resulta impresionante admirar la fusión de estilos arquitectónicos realizados en piedra blanca. La parte inferior es románica, mientras que en la superior vemos el estilo gótico en las ventanas y arcos. Una pena no poder admirar el trabajo escultórico del tímpano de la portada o la logia gótica superior, con una bella imagen de la Virgen y el Niño.

 

El interior sigue en reparaciones, aunque es posible visitarlo. Se trata de un amplio interior barroco de tres naves con transepto. Las capillas son poco profundas, aunque muy recargadas. No perderse la capilla dedicada a Santa Maria delle Grazie, patrona de Ferrara, o, en el ábside, el fresco del Juicio Universal (1577-1581), de Bastianino, inspirado en el de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

 

Volviendo a salir, el lado colocado a lo largo de la Piazza Trento y Trieste está decorado con dos logias con columnas talladas. A continuación, se encuentra la Loggia dei Merciai, ocupada por tiendas desde la Edad Media. Y el imponente campanario renacentista, en mármol blanco y rosa, es una obra inacabada atribuida a León Battista Alberti.

 


Junto a la Catedral se levanta el edificio de la antigua iglesia de San Romano, hoy en día sede del Museo de la Catedral. Aquí es donde podréis sacar la Ferrara Tourist Card (MYFE) con la que poder visitar los principales monumentos de manera cómoda.

 

Accedemos al museo a través de un pintoresco claustro medieval con bellas columnas y capiteles.


 

En el museo vamos a encontrar una rica colección de obras de arte pertenecientes a la historia del Duomo entre la Edad Media y el Renacimiento.

 

Destacar los artesonados del siglo XIII, provenientes de la Porta dei Mesi que correspondía al acceso lateral de la catedral destruido en el siglo XVIII. Se trata de una colección de 12 esculturas donde se representaron diversos trabajos agrícolas correspondientes a cada uno de los meses. Destacar el cuidado detalle de las figuras, como vemos en la recolección de la uva en septiembre, o en la fusión del naturalismo con el clasicismo, como vemos en enero con la inclusión de la diosa Jano.

 





Otros objetos a destacar son la Madonna del Melograno (La Virgen de la Granada, 1496) de Jacopo della Quercia, las antiguas puertas del órgano donde figuran L’Annunciazione y San Giorgio e il drago (1496) de Cosmé Tura, los bellos tapices que cuentan la historia de San Jorge y numerosos objetos religiosos.


Dirijámonos ahora hacia la Piazza Savonarola, pues nuestro objetivo es visitar la principal atracción de Ferrara, el castillo. Nada más llegar a la plaza nos toparemos, en una columna, el llamado Padimetro, donde se recogen los distintos niveles que alcanzó el río Po tras las distintas inundaciones de 1705 a 1951.

 


Antes de entrar demos una pequeña vuelta admirando el exterior del castillo, pues tiene numerosos puntos de vista muy atractivos.

 

El Castello Estense es un magnífico ejemplo de fortaleza medieval del siglo XIV y el verdadero icono de Ferrara. Ahora bien, los balcones de mármol y las terrazas corresponden con la transformación en palacio ducal en el siglo XVI.

 

El Castillo Estense de Ferrara lo mandó edificar, en 1385, Niccolò II a Bartolino da Novara, para defender la Casa de los Este de las insurrecciones populares, y fue unido al Palacio Ducal a través de un pasadizo sobrealzado cubierto, que aún existe. A partir del siglo XVI fue la nueva residencia de la corte, lo cual supuso cambios radicales en la estructura de la fortaleza, como la sustitución de las almenas con balaustradas marmóreas, la edificación de los miradores en las torres, la añadidura de un piso y, por supuesto, la edificación de amplias salas en al interior. Alcanzó, entonces, el aspecto inconfundible que sigue manteniendo hoy día.

 

En la planta baja, se pueden visitar varias salas donde vamos a descubrir la historia de los moradores del castillo. Podremos ver maquetas de la fortificación, las antiguas cocinas o las celdas, donde fueron encerrados Ugo y Parisina, y la prisión de don Giulio de los Este.

 

Una larga rampa, antiguamente destinada a las artillerías, conduce al piso noble donde, el jardín colgante de los naranjos, acoge al visitante en esta terraza rodeada por una pequeña cerca mural. Exteriormente, las balaustradas de mármol y los miradores recuerdan el período durante en el cual, en mil quinientos, el Palacio se transformó en la nueva residencia ducal.


 

Justo en el trayecto hacia la zona más importante del palacio tenemos unos frescos de aire pompeyano que nos van a preparar para lo que está por venir.

 


El anterior pasillo nos lleva a una extraña capilla, sin apariencia de motivos religiosos, salvo cuando alzamos la cabeza para ver la bóveda. En la sala anexa los mosaicos con escudos son modernos, de inicios del siglo XX.

 


Desde aquí se puede subir a la torre de los Leones: el panorama que se admira desde la balconada de la torre noreste recompensa el esfuerzo de la subida y la altura permite probar la emoción de dominar Ferrara.


 

En el piso noble, de las antiguas estancias ducales, se pueden admirar unas salas sin el mobiliario original pero enriquecidas con techos hermosos decorados con frescos que nada han perdido del originario esplendor. Los frescos fueron pintados por varios artistas, entre los cuales la Familia Filippi (siglo XVI). Entre las salas más importantes, hay que destacar la Capilla Ducal, la Cámara y el Salón de juegos, la sala del Gobierno y la sala de los escudos.



 

Cuando salgamos del castillo debemos acercarnos a la Rotonda Foschini, un prodigio arquitectónico junto al Teatro Comunale.


 

Tomemos ahora la via Corso Ercole I d'Este para dirigirnos al magnífico Palazzo dei Diamanti, un maravilloso ejemplo de palacio renacentista con una característica fachada almohadillada recubierta de 8.500 sillares, de mármol blanco y rosa, con forma de diamante o pirámide. La mejor manera de admirar este edificio es verlo de manera diagonal, admirando ambos lados.

 


En la planta baja se encuentra la Galería Municipal de Arte Moderno, famosa en todo el mundo por la calidad de sus exposiciones temporales. En el piso noble, por su parte, se encuentra la Pinacoteca Nacional, cuyas salas albergan importantes trazas de antiguas decoraciones fastuosas. Esta última será la parte que podréis visitar con vuestra entrada.

 

La colección, creada en el año 1836 para poner freno a la dispersión del patrimonio artístico local, ofrece un extraordinario repertorio de la pintura ferraresa desde la Edad Media hasta el siglo XVIII.

 

Los primeros siglos están ilustrados en grandes frescos que han sido trasladados de su lugar original, entre los cuales está el Triunfo y S. Agustín, por Serafino de Módena y una serie de cuadros con fondo dorado. La grande Escuela Ferrarese está representada por su maestro Cosmé Tura, además de Ercole de Roberti, Vicino de Ferrara y Michele Pannonio.

 



La Musa Erato y la Musa Urania, de autor desconocido, proceden del célebre studiolo (despacho) del marqués Leonello en el palacio de Belfiore. El siglo XVI tiene en el gran genio de Garofalo a uno de sus mayores representantes. Este maestro del clásico está presente en numerosas obras de gran fascinación, destacando numerosas natividades.

 


El fin de siglo, en cambio, está representado por Bastianino y sus obras, que tienen una rojez típica de Michelangelo, salieron a la luz enrarecidas y deshilachadas de la producción tardía. Entre los demás autores presentes recordaremos a Vittore Carpaccio, a Ortolano, a Manieri, a Panetti, a Coltellini, al llamado Maestro de los Ojos Abiertos de Par en Par y muchos otros.

 


Lo mejor es la maravillosa Pala Costabili. Se trata de un retablo con impresionantes pinturas que tiene una sala propia.


 

Ya es hora de comer. Por lo que busquemos un lugar donde degustar los famosos cappellacci de calabaza, una pasta rellena exquisita típica de Ferrara que se realiza desde época medieval.


 

La tarde la vamos a pasar admirando pequeños pero interesantes museos. El primero es el Museo Arqueológico, para lo cual debemos cruzar toda la ciudad. Lo haremos recorriendo el antiguo barrio judío, lleno de rincones encantadores.

 


El Museo Arqueológico está ubicado en el Palacio llamado de Ludovico el Moro, un bello ejemplo de residencia renacentista con jardín. Desde el mismo podemos visitar una pequeña sala con un magnífico fresco donde pareciera que las figuras van a caerse de la balaustrada donde se apoyan.

 




Este museo contiene los restos de la ciudad greco-etrusca de Spina, cuya importancia le viene como imperio comercial y porque participo en la encrucijada entre las civilizaciones griega y etrusca, se aprecia por la presencia de numerosos objetos de distinta procedencia, algunos de los cuales de altísima calidad. Prácticamente se trata de una exposición exclusiva de valiosos conjuntos de vasos y vasijas para el simposio. Estos vasos constituyen la mayor colección mundial de cerámica griega.


Grandes crateras, elegantes copas, ánforas, hidrias: estos objetos exhiben por doquier refinadas pinturas con escenas mitológicas. Se reconocen en ellas las manos de los más famosos ceramistas de la Magna Grecia y otras son sin embargo de producción local. En algunas, incluso, vamos a poder ver la firma del artesano.



 

El recorrido se ha ampliado con la apertura de la Sala degli Ori (Sala de los Objetos de Oro), que expone casi un centenar de joyas de oro, plata, ámbar y pasta vítrea encontradas en los ajuares de las tumbas de Spina, datadas entre los siglos V y IV a.C.


 

Acerquémonos ahora al Palazzo Schifanoia, inconfundible por su fachada de ladrillo y portal de mármol blanco.

 


Que no os desanime la sobria entrada pues lo mejor está en su interior, lleno de frescos de gran valor que os dejarán sorprendidos. En las primeras salas, intercaladas con valiosas obras de arte, apenas podremos ver pequeños ejemplos que nos preparan para la joya de la corona.


 

Este palacio es famoso por la Sala dei Mesi (Sala de los meses), pintada al fresco por los Maestros de la pintura ferraresa del siglo XV: Francesco del Cossa, Ercole de’ Roberti, Cosmè Tura… Debido a sus grandes dimensiones (525 m2: 25 metros de largo, 11 de ancho y 7 de altura) está considerado como el ciclo pictórico más importante del Quattrocento italiano. El nombre se deriva de las personificaciones de meses del año; cada uno se corresponde a un símbolo del zodíaco y las alegorías relacionadas con el trabajo.

 


Las paredes se caracterizan por la presencia de12 secciones, que correspondió a los doce meses del año. Lamentablemente, en la actualidad sólo siete sobreviven.

 

Los meses se intercalan con áreas donde se pintaba la vida urbana o cortesana. La sensación general de lectura es horizontal, de derecha a izquierda, mientras que en cuanto a que se refiere cada mes procedemos verticalmente: en la parte superior el triunfo de la deidad protectora del mes representado, en el cinturón medio el signo del zodiaco y los respectivos decanos, finalmente, el último se dedica a las glorias del cliente, representado tres veces en cada escena mientras alaba las virtudes ducales que caracterizaban su reinado.

 


La Sala fue diseñada como una especie de caja escénica ilusoria: veintidós pilastras pintadas simulan la función de sostener el techo de madera a partir de una alta balaustrada decorada con frisos con putti. Estos elementos fueron llamados a simular la presencia de un espacio ilusorio, una especie de logia antigua que se abrió en Ferrara en la época de Borso dEste.

 

También merece la pena admirar la adyacente Sala de los Estucos (también llamado de las Virtudes). Las paredes están enriquecidas por un friso alto, también en estuco dorado y policromado, que tiene varios paneles decorados con guirnaldas y putti, con el escudo heráldico del estense en el centro (los lirios de Francia y el águila imperial) y las hazañas duque como el Unicornio, que alude a la pureza, el Paradus, que recuerda la recuperación del campo, y el Amor.

 


Entre las colecciones que posee este palacio destacan la numismática, los códices iluminados, la escultura romana u objetos valiosos como una gran mesa decorada con una gigantesca amatista o el mosaico del siglo XVIII conocido como le colombe di Plinio.

 


Junto al palacio, y con la misma entrada, se puede visitar el Museo Lapidario, ubicado en la antigua Iglesia de Santa María Libera. Este espacio contiene numerosos ejemplos de mármoles romanos de toda la región de Ferrara, destacando especialmente los sarcófagos.

 


Nuestra última parada cultural será la Casa Romei, ejemplo casi único de vivienda señorial del siglo XV, se edificó para el banquero Giovanni Romei y, tras su muerte, pasó a formar parte del adyacente monasterio del Corpus Domini.


 

El patio es muy hermoso, con una doble logia y el amplio monograma de Cristo en ladrillo en el muro de fondo.

 


En las habitaciones de la planta baja se pueden apreciar los frescos de la decoración original, en estilo gótico internacional, además de una gran chimenea medieval pintada.



 

En otras habitaciones del mismo piso se encuentra un pequeño museo de lápidas e inscripciones, con esculturas de varia procedencia.


 

En el piso noble se visita un aposento construido en el siglo XVI para el cardenal Ippolito II de Este y utilizado durante siglos por los huéspedes ilustres que visitaban el monasterio. Las decoraciones de los techos, con grutescas, recuerdan las de las residencias ducales, pero son más sobrias y, considerando la ubicación de las salas en un entorno religioso, las imágenes centrales representan escenas bíblicas, en lugar de las escenas mitológicas en boga en los palacios de la nobleza. En las bandas decorativas se encuentra a menudo el símbolo heráldico del cardenal Ippolito II: el águila blanca.

También merece darse una vuelta por el pórtico superior admirando los frescos que conserva y la vista del patio central.

 


En conjunto, una visita muy cultural a una ciudad llena de arte renacentista que merece mucho la pena admirar.

 

Y, hasta aquí, nuestro viaje a Ferrara. Un día intenso, lleno de arte, y con visitas que se quedarán en vuestras mentes para siempre.

 

Hasta la próxima


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