domingo, 5 de enero de 2025

Leyendas urbanas (I): Monstruos viviendo en las alcantarillas


Con este artículo voy a empezar una sección particular dentro de las mentiras históricas, el de explicar el posible origen de algunas historias descabelladas que circulan entre la sociedad como si fueran ciertas. En efecto, vamos a desmontar leyendas urbanas.

 

En este primer capítulo voy a referirme a una de las más famosas que existen en la ciudad norteamericana de New York, aunque su éxito ha logrado que se expanda por otros lugares del mundo. Seguro que alguna vez habéis oído la existencia de cocodrilos en las alcantarillas de Nueva York. ¿Os interesa saber algo más sobre el tema?

 

Puesto que este es el primer capítulo de esta serie, voy a describir brevemente lo que significa una leyenda urbana. Y, para ello, voy a recordar las palabras del folclorista estadounidense Richard Dorson, quién realizó esta acertada definición: “una historia que nunca ha sucedido, contada como si fuera cierta”.

 

En efecto, se trata de una historia, muchas veces con moraleja de fondo, muy relacionada con teorías de conspiración, que suele tener algún elemento real que se tergiversa, se magnifica y se tuerce de tal forma con el boca a boca, que termina convirtiéndose en un relato fantástico. Las más exitosas tienen distintas versiones y podemos rastrearlas a lo largo del tiempo muchos años y siglos atrás. Ello se debe a que responden a miedos irracionales del ser humano que siempre nos acompañan.

 

Empecemos a desarrollar la leyenda urbana de hoy: monstruos en las alcantarillas.

 

¿Qué nos dice esta leyenda urbana?

 

La versión más famosa de esta leyenda urbana apareció a finales de la década de 1950 en la ciudad de Nueva York. Según se pensaba entonces, la moda de tener en casa animales exóticos había provocado un problema importante en la ciudad. Muchos turistas que visitaban Florida solían traer pequeños caimanes como recuerdo. Ahora bien, cuando empezaban a crecer, estos animales salvajes se volvían grandes e indomables, razón por la cual los asustados dueños se deshacían de ellos tirándolos por el inodoro.

 

Tom Otterness creó esta composición (Life underground) en el metro neoyorkino en 2001

Algunos de estos caimanes lograron sobrevivir en el alcantarillado, alimentándose de ratas y basura. Se reprodujeron y crearon una nueva raza de cocodrilos albinos adaptados a la oscuridad del medio donde se encontraban.

 

¿De dónde surgió esta leyenda urbana?

 

En 1959 el periodista Robert Daley escribió un ensayo sobre historias del alcantarillado de Nueva York, en donde reproducía testimonios de personas entendidas en el tema. Una de ellas era Teddy May.

 

Teddy May trabajando en las cloacas. Su expresión no inspira mucha confianza

Este simple capataz, autodenominado superintendente del sistema de alcantarillado, fue quién comenzó a contar la posibilidad de existencia de cocodrilos en las alcantarillas desde hacía décadas. Las primeras noticias las tuvo en 1935 y, tras la sorpresa inicial, decidió investigar. Encontró colonias enteras de caimanes que vivían en el subsuelo, lo que podía suponer una gran amenaza. Ni corto ni perezoso organizó una misión para limpiar el alcantarillado de tan peligrosa amenaza. Por medio del uso del veneno y de armas de fuego logró limpiar los túneles.

 

El relato de May era claramente falso, pero bebía de ciertos rumores que circulaban en aquella época sobre la posibilidad de cocodrilos en las alcantarillas. La inclusión de este relato en el libro de Daley contribuyó a difundir la leyenda urbana de manera exponencial.

 

El siguiente hito lo tenemos en 1963, cuando Thomas Pynchon escribió su novela V. El autor imaginó un equipo especial de operaciones, denominado Alligator Patrol, dedicado a combatir peligrosos reptiles en el alcantarillado de Nueva York.

 

Desde entonces la leyenda caló entre la sociedad, expandiéndose a otros estados de Norteamérica y a otros países del mundo, como Italia (Florencia, 1966) o Canadá (cambiando caimanes por peligrosos gatos salvajes).

 

Toda leyenda urbana tiene un sustrato real

 

En este caso podemos nombrar la noticia real del 9 de febrero de 1935, cuando en East Harlem dos jóvenes italoamericanos que jugaban cerca de una cloaca dieron muerte a un caimán medio congelado de unos dos metros de longitud.

 

Buceando por los archivos podemos encontrar algún otro caso aislado similar, aunque en ningún caso relacionado con el alcantarillado. Todos los escasos avistamientos (un total de seis) se produjeron en espacios abiertos.

 

Ahora bien, todos estos casos eran del todo excepcionales y, de ningún modo, justificaban la existencia de colonias gigantescas de reptiles en las alcantarillas.

 

Toda leyenda urbana tiene su teoría de la conspiración

 

John T. Flaherty fue el responsable del alcantarillado de Nueva York durante casi treinta años. Y, debido a la multitud de cartas que recibió respecto a la posibilidad de la existencia de cocodrilos en las alcantarillas, se vio en la necesidad de manifestar que tal posibilidad era imposible.

 

Según indicó de forma categórica, ni él ni ningún empleado de la oficina municipal habían visto jamás un cocodrilo en las alcantarillas. Entre otras cosas porque en aquel ambiente no existía posibilidad alguna de vida para esos reptiles.

 

Por supuesto, los más descreídos pensaron que se trataba de una conspiración gubernamental para ocultar los numerosos casos de desapariciones en Nueva York.

 

Toda leyenda urbana se centra en algún miedo irracional

 

Existe un miedo profundo en el ser humano respecto a ese mundo subterráneo que puede existir bajo nuestros pies. Un mundo oscuro, misterioso, poblado por desconocidos seres que se encuentra con un acceso directo a todas nuestras casas a través de los desagües.

 

Existe toda una fascinación insana respecto al alcantarillado subterráneo, una especie de Hades misterioso que podría lanzarnos su insalubridad a través de este sistema laberíntico de cloacas. No es casualidad que el infierno cristiano se imagine en el subsuelo, o que el Hades griego se llamara también inframundo.

  

¿Existen precedentes de esta leyenda urbana en la antigüedad?

 

En efecto. El más próximo lo tenemos a mediados del siglo XIX, cuando los periódicos británicos recogieron la noticia de la existencia de peligrosos jabalíes salvajes que habían colonizado las alcantarillas. El caso es muy similar al del otro lado del Atlántico, pues parte, igualmente, del relato de algunos supuestos testigos presenciales. En este caso de los toshers: personas que removían el fango del alcantarillado en busca de objetos de valor que vender.

 

Otro más lejano nos remite al Imperio romano. Claudio Eliano nos habla de un caso similar en su tratado Sobre la naturaleza de los animales. Eliano recoge un rumor proveniente de la antigua ciudad de Dicearchia (Pozzuoli), en donde sus habitantes tuvieron que hacer frente a un pulpo de dimensiones gigantescas, el cual había remontado los desagües y saqueado un almacén donde se conservaba pescado en salmuera. Esto lo descubrieron después de hacer guardia dentro del almacén una noche entera, pues no se explicaban como nadie podía haber saqueado el almacén sin romper puertas o ventanas.

 

La sorpresa de aquellos romanos debió ser mayúscula cuando vieron salir del desagüe a aquella bestia y abalanzarse contra el pescado. Armados con espadas en previsión de lo que pudieran encontrarse, lograron dar muerte a la bestia.

 

Una historia similar la anotó Plinio el Viejo, aunque cambiando la localidad a Carteia, cerca del actual Gibraltar. Lo que evidencia que en la antigüedad romana también existía un rumor similar al actual sobre caimanes.

 

Es lógico. Ambas sociedades tenemos alcantarillado. Una condición imprescindible para la existencia de esta leyenda urbana.

 

Conclusión

 

Aunque resulte tentadora la idea de la existencia de monstruos en la laberíntica red de alcantarillado que recorre el subsuelo de nuestras ciudades, la posibilidad que un organismo vivo se adapte y sobreviva en esas circunstancias (insalubres) es casi imposible.

 

Es cierto que de la taza del inodoro han salido, en algunos lugares, serpientes de pequeño tamaño. Pero son casos muy aislados y perfectamente explicables que no pueden generar semejantes leyendas urbanas como la que nació en Nueva York.

 

Una leyenda urbana que se repite cada cierto tiempo en otros lugares. Uno de los últimos Bolonia en 2017. Una simple inocentada que causó terror debido a la difusión de un vídeo fake.

 

Hasta la próxima

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