domingo, 12 de enero de 2025

Historia reciente del sector óptico en España

 

 

Hoy, en la sección de óptica, voy a hablar sobre el desarrollo reciente de la distribución óptica en España. Un tema desconocido por la mayor parte del público y que pone en valor a todos aquellos pioneros que lograron desarrollar la óptica en nuestro país desde la nada.

 

En definitiva, un homenaje para los que continúan con el legado de sus antecesores y un sentido recuerdo para aquellos que ya nos abandonaron.

 

¿Os interesa el tema?

 

Nuestra historia reciente comienza a principios del siglo XX. España, en aquellos momentos, era un país tercermundista lleno de oportunidades para el desarrollo. Muchos olvidan que nuestra demografía se parecía más al siglo XVII que a la actualidad, caracterizándose por una gran mortalidad infantil (Un 25% de los niños nacidos no llegaba a cumplir el año y medio de edad). Y, socialmente, alrededor del 70% de los 18.600.000 habitantes trabajaban en el medio rural. Básicamente, dedicados a una economía de subsistencia que provocaba hambrunas tras malas cosechas. Políticamente, la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898 provocó una crisis de identidad importante que explica, en buena parte, las disputas posteriores entre los nostálgicos de recuperar la ideología imperial y los liberales que pretenden romper con ese pasado para construir una sociedad moderna.

 

Pero todo esto comenzaría a cambiar a partir del cambio de siglo. Y lo comenzó a hacer por Cataluña, única región, junto a Valencia, donde se superaba la media nacional en lo que a industrialización se refiere. La especialización agrícola, la vocación exportadora y una sociedad más igualitaria provocó cierto desarrollo económico que contrastaba poderosamente con el resto de la nación.

 

Fue en Barcelona, concretamente, donde Constantino Cottet inauguró su primera óptica en el año 1902. Se situaba en el Portal de l’Àngel y, con el tiempo, se convertiría en la más grande de Europa. Tenía dos plantas, dedicándose la inferior a la venta al por menor y, la superior, al por mayor. Cottet distribuía las monturas producidas por la empresa familiar, ubicada en Morez (Francia).

 


En 1913 debemos viajar a la otra punta de España para descubrir la segunda óptica. La abrió Juan Zurita de Torres en Ceuta, donde había llegado desde Cádiz para abrir una farmacia en 1905. La buena marcha de la farmacia hizo que pudiera invertir en el sector óptico, inaugurando una colaboración entre ópticos y farmacéuticos que aún, hoy día, se mantiene muy viva.

 


Para descubrir una óptica en Madrid debemos esperar al año 1919, donde Castor Ulloa abrió la suya en la céntrica calle Carmen (Nº14), iniciando la famosa cadena Ulloa Óptico. Este emprendedor tiene en su haber el crear el primer folleto publicitario de gafas de España. Además, diseñó la primera campaña de marketing del sector, la cual aún sigue siendo comentada. Se trata del grafiti pintado en la CM-2105, después del mirador conocido como Ventano del Diablo (Villalba de la Sierra, Cuenca), en dirección a Uña, que dice: “Ulloa-Óptico Madrid”.

 


Un grafiti, por cierto, que le valdría, en el año 1977, una sanción económica del estado por “colocar fuera de lugar anuncios sobre rocas y peñas, próximas a las carreteras, lo que distrae la atención del conductor y perjudica la estética del paisaje”. Hoy en día ya no existe.

 

Castor Ulloa también fue un adelantado a su tiempo en cuanto a combinar en la óptica la audiología. Él importó de los EEUU el famoso Sonotone, una marca de audífonos que ha quedado como sinónimo de los mismos entre buena parte de la población (algo similar al pan Bimbo como sinónimo de pan de molde).

 

Estos inicios pusieron las bases de la óptica en España y permitieron la apertura de pequeños establecimientos por todo el país. No obstante, como no era aún un negocio muy atractivo, en muchos lugares se combinaban varias actividades, como fotografía. Incluso, en el País Vasco, había una armería que también era óptica.

 

La Guerra Civil Española supuso un freno para el desarrollo del sector. Los años 40 fueron los de la autarquía económica, donde la escasez de importaciones obligó a agudizar el ingenio e improvisar soluciones. Hablando de lentes oftálmicas, los hermanos Fernando, Renato y Rolando Cottet fundan la empresa INDO en Barcelona, que se convertiría, por poner una analogía automovilística, en el SEAT de la óptica. No obstante, en aquella época, se llegaron a realizar lentes con vidrios de ventanas.

 

Por otro lado, hasta aquellos años, la refracción de la vista era algo alegal, realizado por todo aquel que tuviera ciertos conocimientos. Lógicamente, los oftalmólogos lo realizaban por extensión de su profesión, pero, al no estar prohibido, en muchas ópticas se graduaba por la experiencia de los años.

 

Todo esto comenzó a cambiar gracias a la inquietud de algunos ópticos encabezados por Cristobal Garrigosa, Julio Palmer o Castor Ulloa y el apoyo del oftalmólogo Dr. Soria y de José María Otero Navascués. Con su impulso se organizaron una serie de cursillos por todo el país, impartidos por miembros del Instituto de Óptica Daza de Valdés. Y, unos años después, lograron que se publicara en el BOE el decreto 22/06/1956, el cual creaba el Diploma de Óptico de Anteojería. Este diploma fue la base desde donde se desarrollaría la carrera universitaria actual. Si bien, en aquellos años los cursos estaban más orientados hacia el taller más que hacia el gabinete.

 

Otros momentos importantes respecto al desarrollo de la profesión podemos resumirlos brevemente en los siguientes hitos:

 

·       1964: creación del Colegio Nacional de Ópticos. En él se establece la obligatoriedad de la colegiación para el ejercicio profesional. Desde este organismo se crearán congresos, la revista profesional…

·       1972: Creación de la Escuela Universitaria de Óptica, dependiente de la Complutense de Madrid.

·       1977: Creación de la Escuela Universitaria de Óptica en Cataluña, integrada en la Universidad Politécnica y situada en el campus de Terrassa.

·       1981: Se celebra en IFEMA (Madrid) la primera ExpoÓtica.

·       1982: El nuevo Plan de Estudios incluye como materias básicas la optometría, contactología, etc., pasando a llamarse Escuelas Universitarias de Óptica y Optometría. Los Diplomados en Óptica y Optometría cursan estudios de 3 años.

·       1998: Creación de la Federación de Asociaciones del Sector Óptico (FEDAO), cuyo objetivo es crear objetivos comunes entre los diferentes actores del sector de la óptica (fabricantes, cadenas, grupos…).

·       2008: Integración en el Plan Bolonia. Las Escuelas Universitarias de Óptica y Optometría pasan a ser Facultades con cuatro años lectivos.

 

Regresando al sector de la distribución óptica, debemos adelantarnos hasta el año 1955 para poder intuir algo parecido a lo que conocemos como una óptica en la actualidad. Y ello se lo debemos a Carlos Cruañas y Francisco García, quienes abrieron en Barcelona el primer establecimiento de la cadena General Óptica. Una óptica que impulsaría la modernización del sector, pues les dieron un aspecto similar a las tiendas de moda.

 

Su éxito se hizo patente en los siguientes años, realizando una mastodóntica acción de expansión por todo el territorio nacional. En 1958 se instaló en el País Vasco y en 1970 llegó a Madrid, Levante y el Sur de España. En 1978 se había convertido en la primera empresa comercial de óptica del país, contando con 30 centros abiertos. Hoy en día es una de las primeras empresas del sector en cuanto a centros abiertos, pues posee más de 300 ópticas distribuidas entre España y Portugal.

 

General Óptica también fue un adelantado a su tiempo a la hora de introducir el arte en sus establecimientos. Desde 1966 el escultor Josep M. Subirats comenzará a decorar el interior y las fachadas de las ópticas con trabajos donde los ojos humanos son los grandes protagonistas artísticos. Hoy en día son auténticos iconos integrados en el establecimiento y que le aportan un valor diferencial. Pero no sólo se consiguió esto con Subirats. Icónico también es el famoso termómetro luminoso del establecimiento madrileño situado en la céntrica Calle de Preciados.

 

En 1959 Ángel San Gabino Martínez y su esposa Dña. Nieves Castro inauguraron el primer establecimiento en la madrileña plaza de Puerta Cerrada. Fue el comienzo del grupo de Ópticas San Gabino, un grupo de carácter familiar y con capital 100% español. Este grupo tuvo una importante expansión en España, llegando hasta los 31 centros en el año 2009. En el año 2011 se integró en el grupo Opticalia.

 

En 1970 también vimos nacer la cadena Ferri Ópticos en Madrid. Fue la iniciativa de un joven emprendedor que trabajaba en una óptica y ortopedia en la calle Carretas. José María Ferri decidió independizarse y, junto a su esposa, fundó esta cadena cuyo éxito consistió en introducir la computadora óptica en el gabinete, lo que permitía agilizar los exámenes visuales.

 

Su éxito le llevaría, años después, a liderar una de las grandes revoluciones del sector con la creación de la cadena Visionlab y su lema “Sus gafas en 1 hora”. Ello era posible al aunar en un mismo centro el servicio de óptica y el laboratorio de fabricación de lentes. Existía un pequeño stock de lentes oftálmicas y un taller con biseladora para poder realizar los trabajos de taller en el menor tiempo posible.

 

El desarrollo imparable de las cadenas hizo reaccionar al conjunto de ópticos independientes diseminados por nuestro país, organizándose para realizar comprar conjuntas a los proveedores, abaratando costes y logrando ser más competitivos. Varios ópticos de Barcelona formaron una cooperativa bajo el nombre de Opas (Ópticos Asociados), cuyo nombre cambió en 1980 al de Multiópticas.

 

Varias cooperativas similares nacieron en los siguientes años: CIONE se creó en un Seat 600 un lluvioso día en la Gran Vía de Madrid; Opti100 en los años 80 es el origen de la actual Natural Optics Group; Federópticos nació en Sevilla en 1993 por especialistas contactólogos.

 

Pero creo que ninguna logró crear también una potente imagen de marca reconocida por el usuario final. Una imagen que hoy ha derivado hacia el producto que comercializan en exclusiva, sus monturas de marca Mo. Nacidas en el año 2012, su implantación en el sector es una realidad.

 

Los años 2000 supusieron un punto de inflexión en el sector, pues el atractivo mercado óptico español favoreció la inversión extranjera.

 

General Óptica fue la primera cadena donde una importante empresa dedicada a la fabricación y distribución de productos ópticos (grupo italiano De Rigo) compró la cadena y aunó la entrada de un fabricante de monturas y gafas en la distribución de la óptica en España con una cadena propia.

 

En el año 2003 inició su andadura en España Alain Afflelou tras adquirir 68 ópticas de Carrefour. Su expansión se basó en el modelo de franquiciados, siendo hoy el 77% de las tiendas de este tipo. Además, célebre fue su política de marketing de las monturas “Tchin Tchin”, que ofrecía al usuario llevarse unas segundas gafas con solo pagar un euro más. Este concepto continúa en la actualidad, complementándose con otros como los clips solares intercambiables para gafas.

 

La venta de productos ópticos de manera online tiene un nombre destacado en la empresa Hawkers, cuyas gafas de sol polarizadas se hicieron tremendamente populares hacia el año 2013 gracias a su revolucionaria manera de comercializar su producto. El mismo estaba impulsado por una importante inversión en marketing, la cual se basada en colocar sus gafas en rostros de famosos actores y personajes de la vida pública.

 

La importante aportación de capital, en el año 2016, del empresario venezolano Alejandro Betancourt (50 millones de euros) permitió a la empresa desarrollarse offline, poniendo el centro en puntos de venta de óptica tradicional que complemente su negocio de sol.

 

Algo parecido ocurrió con Project Lobster. Sus inicios online en 2018 les permitieron crecer lo suficiente como para iniciar su expansión offline con tiendas propias que comercializan sus productos. A esta empresa debemos la iniciativa de un servicio de suscripción con el objeto de llegar a recortar el tiempo de reposición de gafas por parte de los usuarios.

 

Una vuelta de tuerca más por el camino de la integración de todos los actores del sector sucedió a finales del año 2019. lo ha seguido recientemente el grupo Essilor-Luxottica, la unión del mayor distribuidor de monturas con uno de los principales distribuidores de lentes oftálmicas, al adquirir la cadena de Ópticas 2000 y +Visión al grupo GrandVision, el cual la había comprado en febrero de ese año a El Corte Inglés. En un mismo conglomerado tenemos al fabricante de monturas, al fabricante de lentes y los puestos físicos de distribución de su producto. Un auténtico monopolio de difícil competencia para los ópticos más pequeños.

 

Las inversiones, no obstante, siguen llegando al sector en tiempos recientes. Una de las más importantes fue la llegada de la compañía alemana Fielmann hace apenas cinco años (2020). Lo hizo comprando, por 185 millones de euros, las acciones de Óptica Universitaria. Esta empresa, fundada en 1992 por Manuel Caballero y Rufo Gómez, contaba en ese momento con 80 establecimientos ópticos. La estrategia del grupo, muy similar a la realizada por Amazon en el sector logístico, es lograr afianzarse anulando la competencia en base a una política muy agresiva en cuanto a precios. Una estrategia de venta sostenida por el músculo financiero del grupo alemán, con implantación en toda Europa. Una maniobra belicosa que, no obstante, no se puede mantener indefinidamente.

 

El futuro de la óptica parece ser este. El de los grandes grupos y cadenas y el de la integración de fabricantes, los cuales tienen en su haber todos los productos y posibilidades de distribución. Las ópticas pequeñas poco pueden hacer para competir en precio contra estos gigantes, por lo que su única arma es especializarse y dar valor a su profesión como manera de mantenerse a flote.

 

La parte negativa de este sistema es la de la especialización en ciertas marcas de monturas (las ópticas multi-marcas ya no serán rentables en un futuro), la especialización en fabricantes de lentes (el cliente que quiera, por ejemplo, lentes de la marca Varilux, deberá acudir a ciertos centros ópticos que las distribuyen casi en exclusiva) y, en definitiva, en un aumento de precios debido a la formación de grandes monopolios por parte de estos conglomerados de empresas del sector.

 

Seguramente me he dejado en el tintero a muchas personas que trabajaron duramente por desarrollar el sector de la óptica en nuestro país. Mis sinceras disculpas. Este resumen también se encuentra influenciado por mi visión particular y profesional dentro del sector.

 

Hasta la próxima

 

 

 

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