domingo, 13 de agosto de 2023

Ponme un poco más de graduación por ver si veo mejor


Una de las situaciones más curiosas que me han pasado en el gabinete es cuando un cliente empieza a regatearte la prescripción óptica que has recetado. Como si de un zoco se tratase, el paciente comienza a pedirte aumentar un poco más las dioptrías por ver si es capaz de ver mejor. Es el típico caso de los miopes. En cambio, con présbitas que no asumen su problema, nos podemos encontrar con el caso contrario, peticiones para llevar menos graduación de la que necesitan.

 

Y estas peticiones las realizan convencidos sobre la relación directa, por ejemplo, con los miopes, entre subir las dioptrías y ver mejor. ¡Como si graduar la vista fuera así de sencillo!

 

¿Os imagináis esto mismo en otras profesiones médicas? Póngame una dosis mayor de paracetamol, que noto este catarro más fuerte de lo normal. Recéteme un par de días más de antibiótico, que me quiero asegurar de matar bien al “bicho”. Ridículo, ¿verdad?

 

Hoy voy a explicar lo que consiste graduar la vista y la razón por la cual colocar más dioptrías a una persona no significa lograr mejor visión. ¿Os interesa el tema?

 

Lo primero que debo explicar, para que una persona profana pueda entender fácilmente la razón por la que colocar más dioptrías en una gafa no significa ver mejor, es el concepto de dioptría.

 

En 1872 el oftalmólogo francés Ferdinand Monoyer estableció el término dioptría como una lente cuya distancia focal es de un metro. Tendremos que esperar hasta el año 1875, en el Congreso de Oftalmología de Bruselas, para que este concepto fuera considerado como la unidad internacional de refracción en óptica.

 

Una lente cuya longitud focal sea de 1 metro, tendrá una potencia de +1 dioptría y una lente de +2 dioptrías es una lente convergente de distancia focal igual a 0,5 metros. Aquí tenemos su expresión matemática:

P(Dp)= 1/F

En el ejemplo indicado: +2Dp(m)= 1/F ; F= 1/2m ; F= 0,5m.

 

Un poquito de óptica geométrica básica

Por tanto, el valor dioptría no está directamente relacionado con el ojo y sus problemas refractivos de enfoque. Al contrario, es la forma de medir las lentes que utilizamos para compensar los defectos refractivos.

 

El siguiente concepto a explicar es el de error refractivo. El ojo tiene tres defectos refractivos principales: miopía, hipermetropía y astigmatismo. Podríamos añadir un cuarto, la presbicia, pero no quiero complicar el asunto por no excederme en las explicaciones. Ahondando en lo anterior vamos a dejar el astigmatismo para otra ocasión.

 

La mejor manera de imaginar el funcionamiento del sistema refractivo de nuestro ojo es compararlo con una cámara fotográfica antigua de carrete. A través de diversas lentes (córnea y cristalino), nuestro ojo es capaz de enfocar los rayos de luz provenientes de los objetos en nuestra retina, la cual se asemejaría a la película del carrete fotográfico. Una vez enfocada la imagen en retina es transportada al cerebro para su identificación.

 

Podemos equiparar el funcionamiento del ojo con el de una cámara de fotografía con carrete

Cuando nuestro sistema visual no es capaz de enfocar la imagen de los objetos en nuestra retina tenemos un problema refractivo, es decir, vemos borroso.

 

La primera persona que utilizó el término miopía fue el médico bizantino Aecio de Amida en el S. VI d.C. Además, nos ofrece una de las mejores definiciones de este defecto: “Se llaman miopes a los que de nacimiento ven objetos pequeños y que están cerca pero que no pueden ver objetos grandes que estén lejos”.

 

La explicación técnica de la miopía nos indica que la imagen que ve un ojo miope es borrosa porque los rayos visuales enfocan antes de llegar a la retina. Es decir, tenemos un sistema visual demasiado potente. Esto puede ser debido a dos causas: o bien el ojo posee un exceso de potencia en alguno de sus medios o lentes (córnea, cristalino), o bien el ojo es más alargado de lo normal. En muchos casos ambas se conjugan. La forma de compensar tal problema es utilizar lentes divergentes.

 

Trazado de rayos de un miope sin y con compensación. Imagen de FISICALAB

La hipermetropía es justo lo contrario. Nuestro ojo es muy poco potente en su función de converger los rayos luminosos en retina, quedando el punto nítido de visión por detrás de la misma. La forma de compensar tal problema es utilizar lentes convergentes.

 

Trazado de rayos de un hipermétrope sin y con compensación. Imagen de FISICALAB

Ahora viene la primera cosa curiosa respecto a las dioptrías del ojo. Las lentes convergentes se identifican con el signo “+”, mientras que las divergentes lo hacen con el signo “-”.

 

Hemos indicado antes que un miope tiene un ojo demasiado potente. Es decir, puesto que la función natural del ojo es converger los rayos de luz en la retina, tal como haría una lupa, un miope se considera que tiene un ojo excesivamente positivo. Ahora bien, cuando miramos la receta prescrita a un miope sus dioptrías aparecen siempre con el signo “-”. Esto se debe a que las recetas no muestran el problema refractivo del ojo, sino que indican la graduación necesaria de los lentes que deben compensarlo. Es decir, para un exceso de potencia debemos prescribir lentes de signo “-” que realicen el efecto contrario. En la hipermetropía ocurre justo lo contrario.

 

Lo anterior nos da una pista importante sobre la verdadera función de las lentes que utilizamos para compensar los errores refractivos: llevar la imagen de los objetos a la retina.

 

Si, por ejemplo, tenemos una persona con una miopía de 2 dioptrías (“+”), necesitaremos una lente divergente (“-”) de dos dioptrías para llevar las imágenes a la retina. Si ponemos 0,25 dioptrías más estaremos pasándonos de ese punto y haciendo que el ojo se convierta en hipermétrope de manera artificial. Y si colocamos 0,25 dioptrías menos estaremos dejando el ojo todavía miope e impidiendo que pueda enfocar nítidamente en lejos.

 

Por esta razón no por poner más dioptrías a un miope va a ver mejor. Las dioptrías de los lentes no dan más o menos visión, sino que únicamente compensan nuestros problemas para enfocar en retina los objetos. Debemos imaginar que el punto de enfoque de nuestro sistema visual se mueve con lentes hacia adelante o hacia atrás (según sea la necesidad) para poder enfocar en retina correctamente.

 

Ahora mismo muchas personas se estarán preguntando lo siguiente: ¿Cómo es posible esto si yo conozco casos donde las personas llevaban más o menos graduación de la necesaria y veían bien?

Aquí entra en juego el maravilloso y altamente flexible sistema visual humano.

 

Nuestro sistema visual es capaz de enfocar objetos a diferentes distancias, tal como lo podría hacer un sistema de lentes complejo (telescopio, microscopio). Ello se debe a que tenemos una lente en el interior, el cristalino, capaz de variar su potencia dióptrica según las necesidades visuales.

 

Cuando enfocamos objetos a una distancia mayor a seis metros de distancia nuestro cristalino está relajado y su potencia dióptrica es mínima. En caso de no tener defectos refractivos las imágenes enfocan en retina directamente.

 

Ahora bien, cuando enfocamos objetos más cercanos, el punto de enfoque varía, retrasándose respecto a nuestra retina. El ojo debe variar su potencia dióptrica, enfocar, para poder llevar ese punto focal a la retina nuevamente. El cristalino aumenta su potencia la cantidad necesaria y logramos ver perfectamente objetos cercanos.



NOTA FOTO: (A) Ojo emétrope que forma la imagen de un objeto en infinito en el plano de la retina, (B) ante un objeto cercano la imagen se desplaza más allá de la retina permaneciendo en ésta una imagen desenfocada, (C) al ponerse en marcha el mecanismo de la acomodación la potencia del cristalino se incrementa devolviendo la imagen al plano de la retina. 

Esto lo hacemos, cuando somos jóvenes, de manera automática. Según cumplimos, este zoom natural va perdiendo eficacia y a partir de los 40-45 años es incapaz de mantener cómodamente la potencia necesaria para enfocar objetos cercanos situados a 40 cm., razón por la cual debemos recurrir a gafas que compensen tal problema.

 

Que una persona sea capaz de ver correctamente con una graduación que no es la suya se debe, precisamente, al uso de la acomodación. Si colocamos a una persona más dioptrías negativas de las necesarias convertimos a ese sistema visual en hipermétrope de manera artificial. Y un hipermétrope de pequeña cuantía es capaz de llevar su imagen a retina acomodando. ¡Es lo mismo que hacemos cuando queremos enfocar un objeto cercano a nuestros ojos!

 

Muchos miopes que son hipercorregidos no se dan cuenta de esa mala compensación hasta que su acomodación empieza a fallar y la miopía, por arte de magia, comienza a descender según va perdiendo capacidad de acomodación y su presbicia aumenta.

 

Por otro lado, muchos pequeños hipermétropes terminan llevando gafas para lejos y cerca debido a que, ante la imposibilidad de acomodar al sufrir la presbicia, son incapaces de mantener el esfuerzo para ver correctamente en lejos.

 

La posibilidad de acomodar la imagen y llevarla a retina por parte de nuestro sistema visual, cuando se trata de pequeñas cantidades (0,5 dioptrías), ofrece la ventaja de proporcionar imágenes muy nítidas. Nuestro ojo logra una definición perfecta variando la posición de la imagen levemente con la acomodación. Es el típico caso de personas capaces de ver más del 100%. Los inconfundibles hipermétropes que presumen de ver las patas de una hormiga a varios metros de distancia.

 

Y lo anterior hace que muchos miopes siempre tengan la sensación de ver mejor con algo más de graduación. Pero esto tiene un peligro, pues esa lente de signo “-” que añadimos en exceso termina asimilándose por el organismo y nos obliga a volver a subir la graduación cada poco tiempo. Es lo que se conoce como miopía acomodativa.

 

En los hipermétropes ocurre lo contrario. Como están acostumbrados a acomodar siempre para ver mejor, si apuramos en la graduación (ya no digo pasarse y dejarles miopes) nos arriesgamos a que vuelvan diciendo que ven mal. Se colocan sus gafas y, al estar acostumbrados a acomodar, su sistema visual continúa con la misma dinámica y hace al conjunto miope. En estos casos debemos ser paciente y explicar que, al final, el ojo terminará dándose cuenta que no necesita acomodar para ver bien, tal como lo hacía hasta ese momento. Pero será un duro aprendizaje que muchos hipermétrope se niegan a realizar.

 

No quiero marear más la cuestión, por lo que vamos con las conclusiones:

 

-         Una lente (gafas o lentillas) tiene la función de llevar la imagen de los objetos a nuestra retina.

-         Las lentes se miden en dioptrías, término que designa el punto focal donde esa lente enfoca los objetos.

-         Las dioptrías que aparecen en las recetas optométricas muestran el poder dióptrico de la lente que debe compensar un error refractivo, no el problema visual del paciente. Un miope no tiene -2 dioptrías, sino +2 dioptrías, por ejemplo.

-         Colocar más dioptrías de las necesarias no significa alcanzar mejor visión y puede tener graves problemas futuros.

-         La mejor prescripción es aquella realizada por un profesional.

 

Hasta la próxima

2 comentarios:

  1. Osea quiere decir que si corriges das más trabajo al ojo para ver nítido.
    Y si le hipercorriges y le recetas un lente para controlar la miopía ¿Que pasaría?
    Porque solo hablas de los rayos de luz y la miopía por curvatura ?

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    1. Hola, gracias por comentar. Hipercorregir la graduación, dependiendo si eres miope o hipermétrope, tendrás diferentes problemas. En los miopes, por ejemplo, teniendo una buena acomodación, será tolerable en lejos pero, en cerca, podríamos tener problemas si se usa mucho la visión próxima. En hipermétropes es al revés. Pasarnos en positivos le va a generar molestias en distancias lejanas, mientras que en cercanas podría estar cómodo. No obstante, todo esto también depende de las forias y vergencias que tenga el paciente. La cuestión es más complicada de lo que podamos pensar a priori.
      Respecto a las lentes para controlar la miopía funcionan creando desenfoques en la retina periférica con el objetivo de evitar el crecimiento del globo ocular. No es lo mismo que poner más o menos graduación en retina central.
      El artículo pretende aclarar que la graduación no es algo que podamos subir o bajar a nuestro antojo sin consecuencias. No por poner más dioptrías se va a ver mejor. Creo que para ese objetivo la información es suficiente, ¿no?
      Saludos

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