Uno de los caballos de batalla que tenemos
los contactólogos con los pacientes usuarios de lentes de contacto es la
concienciación sobre la necesidad de no abusar de ellas en el uso diario. Las horas
de porte de una lente de contacto no deberían pasar de las ocho o diez horas
diarias.
Pero frente a la lógica que supone dejar
“respirar” al ojo un tercio del día al menos (los otros dos tercios los pasamos
con una lentilla o durmiendo), nos encontramos con dos problemas de difícil
abordaje: el interés de la industria contactológica en divulgar mensajes sobre
la posibilidad de usar las lentillas todo el día sin consecuencia alguna y, por
otro lado, la falta de consecuencias agudas por el efecto del sobreuso de
lentillas respecto a las horas de porte.
¿Os interesa profundizar un poco más en
este tema?
La publicidad de los fabricantes de lentes
de contacto no nos pone fácil la tarea de educar a los pacientes usuarios de
lentillas debido a los mensajes que lanzan constantemente. Vamos con dos
ejemplos de un par de fabricantes punteros.
Un anuncio de lentillas bastante pésimo |
Este primer ejemplo del fabricante Johnson
& Johnson es un despropósito en sí mismo. Primero te lanzan el mensaje de
un verano más cómodo con sus lentes de contacto. Puedo entender que el
reemplazo diario y su material más avanzado mejoren la comodidad a ciertos
usuarios de lentillas mensuales o con materiales inferiores en calidad. Pero
asegurar que el verano será más cómodo por llevar sus lentillas me parece algo
engañoso.
Luego está el tema de la imagen, una chica
salpicando en el agua. Las lentillas y el agua no se llevan muy bien y su uso
no está recomendado salvo si usamos gafas que impidan el contacto directo con
el agua. Y, en todo caso, debemos tirar las lentillas tras el baño para evitar
posibles contagios no deseados.
Lo del regalo de una crema solar lo voy a
dejar sin comentarios.
En este otro anuncio se asegura que llevar
sus lentillas produce la sensación de no llevar absolutamente nada. Esta
afirmación me parece muy osada. Es cierto que las lentes de contacto se
fabrican cada vez más cómodas para el usuario, pero la interacción de la
lentilla con el ojo existe, aumenta a cada hora que pasa y genera molestias. Yo
he usado las lentillas publicitadas y, aunque muy cómodas, no son equiparables
a no llevar nada transcurridas varias horas. De nuevo, anuncio engañoso que
parece motivar a un uso prolongado de las lentillas.
Hace ya unos años realicé un artículo
sobre los cambios que produce en nuestro ojo llevar una lentilla (aquí).
A modo de repaso os comentaré tres de los más importantes:
·
Hipoxia:
Se trata de un trastorno grave que puede terminar degenerando en una
intolerancia a las lentes de contacto. Este trastorno se puede definir como la
falta de oxígeno que se produce en córnea debido al abuso en el porte de
lentillas. Aunque era un problema bastante habitual en el pasado, gracias a los
nuevos materiales de hidrogel de silicona avanzados que utilizamos hoy en día,
su frecuencia ha descendido bastante. Hoy en día, con los materiales más
modernos, el transvase de oxígeno a córnea es tan alto que pareciera que no es
posible generar hipoxia por mucho que abusemos con las horas de uso. Ahora
bien, los abandonos se siguen produciendo.
·
Interferencia en la
película lagrimal: Al introducir en el ojo
una lente de contacto el primer efecto que ocurre es la división de la película
lagrimal que recubre el ojo en dos partes, quedando la lentilla flotando en
medio. La capa lipídica de la parte pre lentilla disminuye su espesor, lo que
aumenta la evaporación de la capa acuosa, disminuyendo, a su vez, el volumen de
lágrima. Además, está demostrado que los portadores de lentillas disminuyen la
frecuencia de parpadeos, siendo la mayor parte incompletos. Todo ello provoca
inestabilidad en la capa lagrimal.
·
Interacción con el
epitelio corneal: consecuencia de lo
anterior es la aparición de sequedad ocular, lo que termina conllevando una
irritación de la superficie ocular. Al no existir una capa lagrimal adecuada,
la lentilla termina provocando cierta fricción con el epitelio conjuntival, lo
que deriva en la aparición de roces y pliegues en la conjuntiva bulbar. Además,
se ha demostrado que los portadores de lentes de contacto sufren una
disminución en el número de células caliciformes, lo que se ha relacionado
directamente con los casos de intolerancia.
Hoy en día, gracias al uso de materiales
que incluyen compuestos de silicona, la industria de contactología ha logrado
evitar uno de los principales problemas de las lentillas, la hipoxia.
Los nuevos materiales de hidrogel de silicona han logrado casi erradicar este
problema tan común en las consultas cuando las lentillas estaban fabricadas con
hidrogeles sencillos.
Ahora bien, la intolerancia y los casos de
abandono del uso de lentes de contacto siguen a pesar de la mejora del material
de las lentillas. ¿Por qué se produce?
Ya hemos visto que al poner una lente de
contacto en el ojo se producen una serie de interferencias, las cuales llevarán
a la intolerancia si son muy molestas. Normalmente, el proceso de abandono
es el siguiente: aparecen ciertas molestias de comodidad, el usuario va
reduciendo las horas de porte de las lentillas para minimizarlas y, finalmente,
cuando las molestias no desaparecen a pesar de un uso reducido de horas, el
paciente termina abandonando el uso de lentillas.
En un curso impartido por la empresa Alcon
nos mostraron un interesante estudio llevado a cabo con usuarios de lentes
de contacto. El objetivo era averiguar las causas que generaban la
incomodidad.
El estudio dividía a pacientes con
molestias en cuatro grupos. Les colocaban sus lentillas durante 12 horas y
averiguaban cuando aparecía la incomodidad y como evolucionaba a lo largo del
día. En la primera prueba se les pedía que usaran sus lentillas y anotaran cada
hora su nivel de comodidad (línea azul). Al principio es una lente muy cómoda y
luego va bajando.
Navascues-Cornago M, Morgan PB, Maldonado-Codina C. Effect of Three Interventions on Contact Lens Comfort in Symptomatic Wearers: A Randomized Clinical Trial |
En el siguiente escenario (línea roja) las
lentillas se quitaban a las seis horas de uso y se ponía una nueva del mismo
material que llevaba el paciente. Según vemos en la gráfica, a pesar de
sustituir la lentilla por una nueva, la comodidad sigue disminuyendo, en un
ritmo parecido al anterior, según pasan las horas.
Un tercer escenario (línea amarilla)
consistía en sacar la lentilla a las seis horas, limpiarla bien y volver a colocarla
las horas que quedan. Como vemos, el patrón continúa casi inalterable.
El último escenario (línea verde) que propusieron
los investigadores consistía en mover la lentilla hacia la esclera a las seis
horas con la intención de favorecer el intercambio lagrimal.
Como hemos visto, en cualquiera de
estos cuatro escenarios, la gráfica de la incomodidad es muy parecida. Por tanto,
da igual limpiar la lentilla a la mitad del día o incluso sustituirla por una
nueva. El resultado final es el mismo. Y esto nos indica que el problema de la
incomodidad no está en la lentilla, sino en nuestros ojos.
En efecto, el ojo, a lo largo del día,
responde a la interacción con la lentilla y termina provocando la incomodidad.
Por tanto, el camino con el que está
buscando la industria contactológica resolver los abandonos por incomodidad se
basa en intentar eliminar o disminuir al máximo la interacción de las lentillas
con el ojo.
En este sentido son importantes los
estudios llevados a cabo para resolver el llamado coeficiente de fricción, es
decir, el roce de la lentilla con nuestra superficie ocular. Este coeficiente
está inversamente relacionado con la lubricidad ocular, pues con una máxima
lubricidad la fricción es cero.
Por tanto, comprender las claves de una
buena lubricidad mientras se portan lentillas es la clave para suprimir la
respuesta inflamatoria del ojo al uso de lentes de contacto.
Antes de proseguir vamos a explicar
brevemente el concepto de Shear Stress, en castellano fuerza
de cizallamiento. Este concepto de ha definido como el producto entre la
presión horizontal que produce el porte de la lente de contacto y el
coeficiente de fricción provocado por el roce generado en vertical con cada
parpadeo. Esta es la fuente principal del daño celular del epitelio corneal en
portadores de lentillas y el desencadenante de los procesos que llevan a la intolerancia.
Diversos estudios han demostrado que esta fuerza
de cizallamiento, según aumenta, provoca un estrés sobre el epitelio corneal
que genera, a su vez, una producción de citocinas inflamatorias. Esta
inflamación entra en bucle (a más inflamación, mayor producción) genera el daño
celular, terminando en la apoptosis o muerte celular de las células afectadas.
La clave para minimizar estas fuerzas que
generan la incomodidad reside en aumentar la lubricidad al máximo. Para
aumentar la lubricidad en las lentes de contacto lo que se suele hacer es
expandir el material para que entre agua en el polímero.
Pero una lentilla tiene que tener un
cierto cuerpo y estabilidad para poder mantener su forma y que mantenga sus
propiedades físicas y ópticas. Por tanto, no podemos aumentar la lubricidad
indefinidamente todo lo que nos gustara.
La solución que ha encontrado Alcon para
solucionar este problema es añadir un gradiente acuoso a la fabricación de
sus lentillas, con el que han logrado crear lentes de contacto donde la
superficie externa en contacto con el ojo tiene una lubricidad muy alta,
mientras que el interior de la lentilla mantiene sus propiedades físicas y
ópticas.
Comparación entre un material sin gradiente acuoso (izq) y con gradiente acuoso (dcha). A mayor zona blanca, mayor hidratación de la lente de contacto. |
Con ello se logra disminuir el coeficiente
de fricción para, a su vez, mejorar la interacción de la lentilla con los
tejidos oculares. La lágrima sufre menos división y, con todo ello, se logra
mejorar el confort de las lentillas y su uso diario.
Esta tecnología de gradiente acuoso está
presente en la gama más alta de lentes de contacto del fabricante Alcon:
Total 1 day y Total 30 mensual.
Aunque todos estos avances no han logrado
dejar los abandonos por incomodidad en cero casos, si han supuesto una
importante mejora respecto a las lentillas que utilizábamos hacía unos años.
Por tanto, si tenéis molestias con
vuestras lentes de contacto o abandonasteis su uso hace tiempo, saber que
tenéis nuevos materiales capaces de ofreceros una segunda oportunidad para
poder seguir utilizando las lentes de contacto con comodidad.
Ahora bien, si deseáis utilizar
lentes de contacto durante toda vuestra vida sin mayores problemas recordad que,
utilicéis el material que utilicéis, es importante no abusar en el porte de las
lentillas. Imaginad vuestro ojo como una
batería de móvil que se descarga con cada hora de uso de la lente de contacto. Podéis
descargarla rápidamente en unos pocos años o descargarla lentamente durante
décadas.
Espero que con este post os quedara clara
la importancia que debemos dar, tanto al material de la lente de contacto que
utilizamos como a la importancia de no abusar con las horas de porte.
Hasta la próxima
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PMC4533967.
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