domingo, 12 de febrero de 2023

Yo uso las lentes de contacto 12 horas sin problemas

 

Uno de los caballos de batalla que tenemos los contactólogos con los pacientes usuarios de lentes de contacto es la concienciación sobre la necesidad de no abusar de ellas en el uso diario. Las horas de porte de una lente de contacto no deberían pasar de las ocho o diez horas diarias.

 

Pero frente a la lógica que supone dejar “respirar” al ojo un tercio del día al menos (los otros dos tercios los pasamos con una lentilla o durmiendo), nos encontramos con dos problemas de difícil abordaje: el interés de la industria contactológica en divulgar mensajes sobre la posibilidad de usar las lentillas todo el día sin consecuencia alguna y, por otro lado, la falta de consecuencias agudas por el efecto del sobreuso de lentillas respecto a las horas de porte.

 

¿Os interesa profundizar un poco más en este tema?

 


La publicidad de los fabricantes de lentes de contacto no nos pone fácil la tarea de educar a los pacientes usuarios de lentillas debido a los mensajes que lanzan constantemente. Vamos con dos ejemplos de un par de fabricantes punteros.

 

Un anuncio de lentillas bastante pésimo

Este primer ejemplo del fabricante Johnson & Johnson es un despropósito en sí mismo. Primero te lanzan el mensaje de un verano más cómodo con sus lentes de contacto. Puedo entender que el reemplazo diario y su material más avanzado mejoren la comodidad a ciertos usuarios de lentillas mensuales o con materiales inferiores en calidad. Pero asegurar que el verano será más cómodo por llevar sus lentillas me parece algo engañoso.

 

Luego está el tema de la imagen, una chica salpicando en el agua. Las lentillas y el agua no se llevan muy bien y su uso no está recomendado salvo si usamos gafas que impidan el contacto directo con el agua. Y, en todo caso, debemos tirar las lentillas tras el baño para evitar posibles contagios no deseados.

 

Lo del regalo de una crema solar lo voy a dejar sin comentarios.

 


En este otro anuncio se asegura que llevar sus lentillas produce la sensación de no llevar absolutamente nada. Esta afirmación me parece muy osada. Es cierto que las lentes de contacto se fabrican cada vez más cómodas para el usuario, pero la interacción de la lentilla con el ojo existe, aumenta a cada hora que pasa y genera molestias. Yo he usado las lentillas publicitadas y, aunque muy cómodas, no son equiparables a no llevar nada transcurridas varias horas. De nuevo, anuncio engañoso que parece motivar a un uso prolongado de las lentillas.


Hace ya unos años realicé un artículo sobre los cambios que produce en nuestro ojo llevar una lentilla (aquí). A modo de repaso os comentaré tres de los más importantes:

 

·        Hipoxia: Se trata de un trastorno grave que puede terminar degenerando en una intolerancia a las lentes de contacto. Este trastorno se puede definir como la falta de oxígeno que se produce en córnea debido al abuso en el porte de lentillas. Aunque era un problema bastante habitual en el pasado, gracias a los nuevos materiales de hidrogel de silicona avanzados que utilizamos hoy en día, su frecuencia ha descendido bastante. Hoy en día, con los materiales más modernos, el transvase de oxígeno a córnea es tan alto que pareciera que no es posible generar hipoxia por mucho que abusemos con las horas de uso. Ahora bien, los abandonos se siguen produciendo.

 

·        Interferencia en la película lagrimal: Al introducir en el ojo una lente de contacto el primer efecto que ocurre es la división de la película lagrimal que recubre el ojo en dos partes, quedando la lentilla flotando en medio. La capa lipídica de la parte pre lentilla disminuye su espesor, lo que aumenta la evaporación de la capa acuosa, disminuyendo, a su vez, el volumen de lágrima. Además, está demostrado que los portadores de lentillas disminuyen la frecuencia de parpadeos, siendo la mayor parte incompletos. Todo ello provoca inestabilidad en la capa lagrimal.

 

·        Interacción con el epitelio corneal: consecuencia de lo anterior es la aparición de sequedad ocular, lo que termina conllevando una irritación de la superficie ocular. Al no existir una capa lagrimal adecuada, la lentilla termina provocando cierta fricción con el epitelio conjuntival, lo que deriva en la aparición de roces y pliegues en la conjuntiva bulbar. Además, se ha demostrado que los portadores de lentes de contacto sufren una disminución en el número de células caliciformes, lo que se ha relacionado directamente con los casos de intolerancia.

 

Hoy en día, gracias al uso de materiales que incluyen compuestos de silicona, la industria de contactología ha logrado evitar uno de los principales problemas de las lentillas, la hipoxia. Los nuevos materiales de hidrogel de silicona han logrado casi erradicar este problema tan común en las consultas cuando las lentillas estaban fabricadas con hidrogeles sencillos.

 

Ahora bien, la intolerancia y los casos de abandono del uso de lentes de contacto siguen a pesar de la mejora del material de las lentillas. ¿Por qué se produce?

 

Ya hemos visto que al poner una lente de contacto en el ojo se producen una serie de interferencias, las cuales llevarán a la intolerancia si son muy molestas. Normalmente, el proceso de abandono es el siguiente: aparecen ciertas molestias de comodidad, el usuario va reduciendo las horas de porte de las lentillas para minimizarlas y, finalmente, cuando las molestias no desaparecen a pesar de un uso reducido de horas, el paciente termina abandonando el uso de lentillas.

 

En un curso impartido por la empresa Alcon nos mostraron un interesante estudio llevado a cabo con usuarios de lentes de contacto. El objetivo era averiguar las causas que generaban la incomodidad.

 

El estudio dividía a pacientes con molestias en cuatro grupos. Les colocaban sus lentillas durante 12 horas y averiguaban cuando aparecía la incomodidad y como evolucionaba a lo largo del día. En la primera prueba se les pedía que usaran sus lentillas y anotaran cada hora su nivel de comodidad (línea azul). Al principio es una lente muy cómoda y luego va bajando.

 

Navascues-Cornago M, Morgan PB, Maldonado-Codina C. Effect of Three Interventions on Contact Lens Comfort in Symptomatic Wearers: A Randomized Clinical Trial

En el siguiente escenario (línea roja) las lentillas se quitaban a las seis horas de uso y se ponía una nueva del mismo material que llevaba el paciente. Según vemos en la gráfica, a pesar de sustituir la lentilla por una nueva, la comodidad sigue disminuyendo, en un ritmo parecido al anterior, según pasan las horas.

 

Un tercer escenario (línea amarilla) consistía en sacar la lentilla a las seis horas, limpiarla bien y volver a colocarla las horas que quedan. Como vemos, el patrón continúa casi inalterable.

 

El último escenario (línea verde) que propusieron los investigadores consistía en mover la lentilla hacia la esclera a las seis horas con la intención de favorecer el intercambio lagrimal.

 

Como hemos visto, en cualquiera de estos cuatro escenarios, la gráfica de la incomodidad es muy parecida. Por tanto, da igual limpiar la lentilla a la mitad del día o incluso sustituirla por una nueva. El resultado final es el mismo. Y esto nos indica que el problema de la incomodidad no está en la lentilla, sino en nuestros ojos.

 

En efecto, el ojo, a lo largo del día, responde a la interacción con la lentilla y termina provocando la incomodidad.

 

Por tanto, el camino con el que está buscando la industria contactológica resolver los abandonos por incomodidad se basa en intentar eliminar o disminuir al máximo la interacción de las lentillas con el ojo.

 

En este sentido son importantes los estudios llevados a cabo para resolver el llamado coeficiente de fricción, es decir, el roce de la lentilla con nuestra superficie ocular. Este coeficiente está inversamente relacionado con la lubricidad ocular, pues con una máxima lubricidad la fricción es cero.

 

Por tanto, comprender las claves de una buena lubricidad mientras se portan lentillas es la clave para suprimir la respuesta inflamatoria del ojo al uso de lentes de contacto.

 

Antes de proseguir vamos a explicar brevemente el concepto de Shear Stress, en castellano fuerza de cizallamiento. Este concepto de ha definido como el producto entre la presión horizontal que produce el porte de la lente de contacto y el coeficiente de fricción provocado por el roce generado en vertical con cada parpadeo. Esta es la fuente principal del daño celular del epitelio corneal en portadores de lentillas y el desencadenante de los procesos que llevan a la intolerancia.

 

Diversos estudios han demostrado que esta fuerza de cizallamiento, según aumenta, provoca un estrés sobre el epitelio corneal que genera, a su vez, una producción de citocinas inflamatorias. Esta inflamación entra en bucle (a más inflamación, mayor producción) genera el daño celular, terminando en la apoptosis o muerte celular de las células afectadas.

 

La clave para minimizar estas fuerzas que generan la incomodidad reside en aumentar la lubricidad al máximo. Para aumentar la lubricidad en las lentes de contacto lo que se suele hacer es expandir el material para que entre agua en el polímero.

 

Pero una lentilla tiene que tener un cierto cuerpo y estabilidad para poder mantener su forma y que mantenga sus propiedades físicas y ópticas. Por tanto, no podemos aumentar la lubricidad indefinidamente todo lo que nos gustara.

 

La solución que ha encontrado Alcon para solucionar este problema es añadir un gradiente acuoso a la fabricación de sus lentillas, con el que han logrado crear lentes de contacto donde la superficie externa en contacto con el ojo tiene una lubricidad muy alta, mientras que el interior de la lentilla mantiene sus propiedades físicas y ópticas.

 

Comparación entre un material sin gradiente acuoso (izq) y con gradiente acuoso (dcha). A mayor zona blanca, mayor hidratación de la lente de contacto.

Con ello se logra disminuir el coeficiente de fricción para, a su vez, mejorar la interacción de la lentilla con los tejidos oculares. La lágrima sufre menos división y, con todo ello, se logra mejorar el confort de las lentillas y su uso diario.

 

Esta tecnología de gradiente acuoso está presente en la gama más alta de lentes de contacto del fabricante Alcon: Total 1 day y Total 30 mensual.

 


Aunque todos estos avances no han logrado dejar los abandonos por incomodidad en cero casos, si han supuesto una importante mejora respecto a las lentillas que utilizábamos hacía unos años.

 

Por tanto, si tenéis molestias con vuestras lentes de contacto o abandonasteis su uso hace tiempo, saber que tenéis nuevos materiales capaces de ofreceros una segunda oportunidad para poder seguir utilizando las lentes de contacto con comodidad.

 

Ahora bien, si deseáis utilizar lentes de contacto durante toda vuestra vida sin mayores problemas recordad que, utilicéis el material que utilicéis, es importante no abusar en el porte de las lentillas. Imaginad vuestro ojo como una batería de móvil que se descarga con cada hora de uso de la lente de contacto. Podéis descargarla rápidamente en unos pocos años o descargarla lentamente durante décadas.

 

Espero que con este post os quedara clara la importancia que debemos dar, tanto al material de la lente de contacto que utilizamos como a la importancia de no abusar con las horas de porte.

 

Hasta la próxima


P. D.: Lo publicado en este sitio es contenido propio y no representa necesariamente la postura, estrategia u opinión de ninguna de las empresas del sector con las que tengo relación profesional.

 

Bibliografía:

 

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·        Navascues-Cornago M, Morgan PB, Maldonado-Codina C. Effect of Three Interventions on Contact Lens Comfort in Symptomatic Wearers: A Randomized Clinical Trial. PLoS One. 2015 Aug 12;10(8):e0135323. doi: 10.1371/journal.pone.0135323. PMID: 26267853; PMCID: PMC4533967.

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