En alguna ocasión me habéis pedido
describir algunas pruebas de gabinete que los optometristas os realizamos a la
hora de evaluar el estado de vuestra visión. Y como me gusta escuchar a mis
seguidores, hoy voy a describir una prueba complementaria a la graduación, muy
sencilla de realizar, y que sirve para tener una idea bastante exacta de la
salud ocular de los pacientes.
¿Os interesa el tema?
Test
de los Reflejos pupilares
Se trata de una sencilla prueba cuyo objetivo principal consiste en evaluar
las vías neurológicas aferentes y eferentes, responsables de la función
pupilar. Para ello solo vamos a necesitar una pequeña linterna.
El procedimiento
de la prueba es el siguiente:
1. Con
una iluminación de gabinete tenue, aunque suficiente como para poder ver
claramente las pupilas del paciente, pedimos al mismo que mire un punto de
fijación en lejos sin sus gafas. De manera general suele utilizarse un punto.
En este momento debemos fijarnos en aspectos como el tamaño (mayor
diámetro en ojos oscuros y menor con edad avanzada), la simetría (un 12%
de personas presentan pequeñas diferencias sin significado clínico) y la forma
(debe ser circular).
2. Incidimos
luz sobre el ojo derecho (OD) y observamos la
respuesta directa en ese ojo: principalmente el tamaño y la velocidad de
la constricción pupilar. Se repite el paso dos veces.
3. Incidimos
nuevamente la luz sobre OD y observamos respuesta consensuada en el ojo
izquierdo (OI): de nuevo debemos fijarnos en el tamaño y la velocidad de la constricción
pupilar. Se repite el paso dos veces.
4. Repetir
los pasos 2 y 3 incidiendo la luz sobre el OI, para observar reflejo directo y
consensual.
5. A
continuación, realizar el Test del balanceo, el cual consiste en mover
la linterna de un ojo a otro rápidamente, dejándola en cada ojo entre 3-5
segundos. Realizar 2-3 ciclos. Con ello evaluamos el escape pupilar (Pupila de Marcus
Gunn: En la prueba veremos una miosis en el ojo sano al incidir la luz y una
midriasis en el ojo enfermo al incidir la luz sobre él, pues el ojo enfermo
repite el movimiento del ojo sano).
6. Por
último, observar si las pupilas se contraen al mostrar al paciente un test de
cerca. Esta es la respuesta pupilar acomodativa normal, pues acomodación
y respuesta pupilar están compenetradas.
A la hora de realizar las anotaciones de los resultados
indicaremos el acrónimo PIRRLA (Pupilas Iguales Redondas Responden a Luz y
Acomodación) si está todo correcto o, en caso de existir alguna anomalía se
deben describir las mismas separadamente: tamaño, forma, +MG…
Con esta prueba podemos evaluar la
existencia de alguna alteración en la vía eferente corresponde al nervio ciliar
(parasimpático) cuando no se realiza correctamente la miosis pupilar
(disminución del diámetro pupilar ante el exceso de luz) o la vía aferente
correspondiente al nervio simpático al realizar la midriasis (aumento del
diámetro pupilar ante la escasez de luz).
Entre los defectos que podemos averiguar al realizar este tipo de prueba
están los siguientes:
Pupila
de Marcus Gunn: se trata de una alteración debida a
la lesión del nervio óptico o a causa de una lesión masiva retiniana. Se mantiene
el reflejo consensual pero falta el reflejo fotomotor directo en esa pupila.
Pupila
de Argyll Robertson: aparece típicamente en
las formas de sífilis tardía. Suele ser bilateral, pero asimétrica, siendo las
pupilas pequeñas e irregulares, sin respuesta al estímulo luminoso, pero sí a
la acomodación.
Anisocoria:
Se trata de una diferencia exagerada del diámetro pupilar entre ambos ojos. Pequeñas
diferencias, que pueden llegar hasta el medio milímetro, suelen ser
asintomáticas y sin significación clínica, producto de la herencia congénita.
Ahora bien, si aparece de manera sorpresiva tras un traumatismo craneal, es
signo de una hemorragia; si aparece de manera paulatina acompañada de mareos o
cefaleas puede ser un signo de presencia tumoral; si aparece de manera brusca
asociada a pérdida de visión y cefaleas podemos sospechar de la presencia de un
glaucoma.
Pupila
Tónica de Adie: Se trata de un trastorno
neurológico que afecta a la pupila y al sistema nervioso. Está causado por
alteraciones en los nervios posteriores del sistema parasimpático que inervan
el ojo, normalmente debido a una infección vírica o bacteriana, la cual causa
una inflamación. Su principal signo es el de encontrarnos una pupila tónica
dilatada unilateral, sin respuesta a la luz y con una constricción lenta
durante la acomodación. Podríamos decir que se trata de un tipo especial de
anisocoria.
Síndrome
de Horner: Se trata de una lesión de los
nervios simpáticos de la cara. El paciente presenta una pupila miótica
(pequeña) junto a una característica ptosis palpebral (caída del párpado).
Como podéis ver, esta prueba se sencilla
realización (puede realizarse por uno mismo enfrente de un espejo), nos va a
servir para comprobar el óptimo estado de nuestras vías neurológicas oculares.
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