Los centros comerciales actuales, un lugar cubierto en
el que se reúnen multitud de comercios juntos, no es una idea moderna. Al
contrario, su precedente más cercano con los pasajes cubiertos decimonónicos,
lugares creados en el siglo XIX en los que la rica burguesía del momento podía
comprar, pasear o reunirse con sus amistades en un lugar alejado del ruido, el
frío o la lluvia.
A través de mis viajes por Europa me encontré con
numerosos de estos pasajes cubiertos, en los que la sensación de viajar en el
tiempo resulta tan fascinante como evocadora. ¿Te atreves a descubrir algunas
de las galerías comerciales cubiertas más fascinantes del viejo continente?
Antes de comenzar con la selección de galerías
comerciales cubiertas vamos a realizar una pequeña
historia introductoria.
Podemos definir a las galerías comerciales como
pasajes cubiertos, de acceso exclusivamente peatonal, en el que se reúnen
diferentes comercios; por lo general relacionados con la hostelería.
La expansión de las galerías comerciales clásicas
coincide con la Belle Époque, y todas se caracterizan por tener una decoración
neoclásica, cubiertas de hierro y cristal y elegantes suelos en los que suelen
estar presentes interesantes mosaicos. Los escaparates de los comercios suelen
hacer uso de la madera y, en general, están conservados tal como se crearon en
el siglo XIX.
Aunque tenemos ejemplos de principios de siglo, el
grueso de estos elementos arquitectónicos urbanos se construyó a partir de 1822,
siendo París uno de sus focos más importantes. Una guía de aquella ciudad
definía turísticamente esas galerías del siguiente modo: “Estos pasajes, una
novedad del lujo
industrial, son galerías
cubiertas de vidrio,
revestidas de mármol,
que atraviesan bloques
enteros de casas, cuyos dueños se han
unido para esa especulación. Ambos costados de la galería, que reciben luz de
arriba, están ocupados por las tiendas más elegantes, de suerte que uno de esos
pasajes constituye una ciudad, inclusive un mundo, en pequeño” (Benjamin,
Walter: Paris, Capital del siglo XIX).
París
posee numerosos ejemplos de este tipo de galerías, siendo la Galerie Vivienne (1823) uno de los
pasajes más conocidos y emblemáticos de la capital francesa. Podemos indicar
que este es el prototipo de galería que se exportó con más éxito. En el suelo
se extiende un colorido mosaico con grecas clásicas y motivos estrellados. La
luz entra por el techo acristalado, sostenido con una estructura de hierro sostenida
por arcos de medio punto. Las fachadas de los comercios abusan del vidrio y
apenas dejan lugar a cualquier estructura que pudiera despistar al comprador de
sus productos. Esta galería tiene tres entradas y diferentes tramos. El más
espectacular es la galería central, tanto por su altura como por las
reminiscencias al Louvre que muchos creen adivinar. Conectada con el resto de
pasajes por rotondas, posee diferentes comercios clásicos (una librería data de
1825 y mantiene su decoración clásica) y tiendas de lujo, tanto de vinos como
de perfumes.
|
Galeria Vivienne. París. |
Pero, en mi opinión, no es la mejor galería que podemos
admirar en Francia. Ese honor se lo lleva el Passage Pommeraye de Nantes. Una
galería comercial que contiene, además de la parte comercial, otra dedicada a
viviendas. Fue construida entre 1840-1843 y lleva el nombre de su promotor, un
notario de Nantes que terminaría arruinado.
|
Passage Pommeraye. Nantes. |
Una de las particularidades de esta galería comercial
es que posee tres plantas, estando conectadas por una preciosa escalera. La
razón es que las dos entradas principales tienen una diferencia de altura de
casi 10 metros. Tiene cuatro galerías que desembocan a diferentes calles y, sin
duda, lo mejor de la galería es su recargada decoración de inspiración
neoclásica con esculturas renacentistas. Un eclecticismo decorativo típico de
la época que nos sumergirá en el siglo XIX. Una galería que seguro os dejará
boquiabiertos por su belleza.
Londres,
capital de la Revolución industrial europea, también contó con numerosas
galerías cubiertas desde principios de siglo. Una de las más antiguas fue la Burglinton Arcade, la cual data de
1819. Este pasaje cubierto discurre desde Piccadilly hasta Burlington Gardens
y, al igual que los modelos franceses, podemos considerarlo un precursor de
este tipo de construcciones comerciales. Consta de un pasillo recto iluminado
por el techo acristalado en el que se sitúan unas cuarenta tiendas. La
laboriosa fachada de Piccadilly, en estilo tardío del manierismo victoriano, se
construyó a principios del siglo XX.
En el interior voy a destacar los clásicos escaparates
revestidos de madera oscura que le otorgan una sobriedad mucho más acusada que
en el caso anterior y que, de paso, nos pueden transportar en el tiempo a la
época decimonónica.
Una particularidad de esta galería es la existencia de
bedeles propios de la galería, una especie de vigilantes de seguridad
uniformados. Su presencia no evitó, en 1964, un espectacular robo de joyas.
|
Burglinton Arcade. Londres. |
A partir de su irrupción en París la escalada
internacional fue exponencial. En Bélgica
la Galería Saint
Hubert fue construida en 1847.
En el interior destacar las arcadas acristaladas separadas
por pilastras y dos pisos superiores, cuya estructura de hierro es mucho más
delicada y ligera. La decoración es típica del Cinquecento italiano, semejando
las fachadas de los palacios renacentistas en el piso superior. Los
escaparates, elevados del suelo por un zócalo de mármol y encorsetados entre
pilastras clásicas, guardan una unidad estética que contrasta con la variedad
de productos ofertados. Se echa en falta la inclusión de un suelo de mosaico,
aunque su decoración escultórica interior compensa la ausencia de este
elemento.
Esta galería, en verdad, está formada por tres
galerías unidas (Rey, reina y príncipes) y entre los comercios de lujo que
podréis encontrar destacaré la chocolatería Neuhaus; además posee unos cines y
un pequeño teatro como curiosidades que la hacen única en su género.
|
Galería Saint Hubert. Bruselas. |
En Italia, gracias
al espíritu emprendedor
de la floreciente Milán se realizó
la mayor galería
proyectada: la Galleria
Vittorio Emanuele II en Milán,
construida entre 1867.
En mi opinión se trata de una de las galerías
cubiertas más elegantes de todas las que podemos ver. Se encuentra en un
céntrico y emblemático lugar de Milán, en el lado norte de la Piazza del Duomo,
sirviendo de conexión con la Piazza della Scala. Conocida como “el Salón de
Milán”, es el centro de reunión más importante para todos aquellos que busquen
el lujo. Todos los que atraviesan sus espectaculares entradas, configuradas
como verdaderos arcos del triunfo de la sociedad capitalista, no pueden evitar
quedarse boquiabiertos.
Su construcción supuso un nuevo paso evolutivo, pues
superó en grandiosidad a sus modelos precedentes. Consta de dos arcadas
perpendiculares, en forma de cruz, en donde el brazo norte-sur es más largo que
el este-oeste. Los brazos, de 96 pies de alto se cubrieron con bóvedas
de medio cañón de cristal y en el
cruce de ellas con una impresionante cúpula del mismo material que cubre un
amplio espacio octogonal.
La decoración interior resulta deslumbrante. En la
rotonda central existen una serie de frescos que representan a cuatro de los
cinco continentes, mientras que en el suelo, además del elegante mosaico
general existen zonas de particular esmero. Una de ellas es la parte en la que
se representan las insignias de diversas ciudades italianas.
Los muros, con tres pisos, están configurados con la
habitual simetría y decoración que remite a la época renacentista italiana. Numerosa
decoración escultórica en las pilastras le otorgan un aspecto aún más refinado
que modelos anteriores, así como sus enormes dimensiones permiten la
circulación cómoda de los numerosos visitantes (el 98% de los turistas que
visitan Milán, según cifras oficiales, acceden a esta galería).
|
Galleria Vittorio Emanuele II. Milán. |
Entre sus comercios más importantes destacar el
histórico Café Biffi (el primero con instalación eléctrica de la época), la
platería Bernasconi, tiendas de moda italiana, como Prada o Versace, el
modernista bar Zucca o el Hotel Town House Galleria, el más lujoso de la
ciudad.
No fue la única Galleria
que se construyó en Italia. En la cercana y rival ciudad de Turín, la urbe barroca por antonomasia,
se realizaron numerosos de estos pasajes comerciales que alternaban con sus
kilométricos pórticos también cubiertos. El frío clima del norte de Italia
aconsejaba la realización de estas galerías bajo techo. Un buen ejemplo es la Galleria Subalpina (1874).
Ubicada entre la céntrica Piazza Castello y Piazza
Carlo Alberto, se trata de uno de los tres históricos centros comerciales de la
capital piamontesa de este tipo. Y en su época fue la tercera en importancia de
Italia, tras la anterior de Milán y una galería en Roma desaparecida
actualmente.
Su nombre proviene
de la Subalpine Bank of Industry, empresa que asumió la carga de su
construcción. Se configura como un amplio y luminoso salón de cincuenta metros
de largo y catorce de ancho, que se enriquece decorativamente con un notable
aparato ecléctico que combina elementos de los estilos renacentistas y barrocos.
La bóveda posee la misma estructura característica de estas edificaciones y si
en algo destaca respecto a galerías interiores es por su aspecto recoleto. No
os esperéis grandiosidad, sino una intimidad agradable que remite a tiempos
pretéritos. Además, la parte central está delimitada por jardineras, obligando
al transeúnte a recorrer la pasaje pegado a los escaparates.
|
Galleria Subalpina. Turín. |
Entre las selectas tiendas que podemos encontrar en
esta galería destacaría el famoso Caffè Baratti & Milano, ejemplo de este
tipo de cafés históricos que en Turín han sabido conservarse en su aspecto
original del siglo XIX, así como librerías, restaurantes e, incluso, una
óptica.
Génova
es otra ciudad italiana en la que poder encontrar una elegante galería
cubierta. Se trata de la Galleria
Mazzini (1880). Se encuentra en pleno centro de la ciudad, junto al Teatro
Carlo Felice y la Piazza De Ferrari. La entrada resulta inconfundible,
mezclando un piso inferior tipo arco del triunfo, con un piso superior formado
por amplios ventanales. Una mezcolanza típica de la arquitectura del hierro de
la época.
El interior posee una única nave rectangular con la
consabida cúpula superior de hierro y cristal que le proporciona la luminosidad
necesaria. Las sobrias pilastras que enmarcan los escaparates, así como los
ventanales del piso superior remiten a un neo-renacimiento alejado de
anteriores fórmulas decorativas barrocas y sobrecargadas. Diversos mosaicos
decoran el suelo de su interior, aunque datan de principios del siglo actual.
|
Galleria Mazzini. Génova. |
Y en el sur de Italia tenemos la emblemática Galleria de Umberto I, en Napoles (1891),
la cual podemos comparar, en grandiosidad, con la milanesa. Su entrada en
exedra, a modo de arco triunfal, posee numerosa decoración escultórica, lo que
nos remite a los modelos clásicos. Ello se potencia con la decoración en fresco
del techo del pórtico, compuesta por una serie de tondos con divinidades
clásicas (Diana, Crono, Venus, Júpiter, Mercurio y Juno).
Su interior está constituido por dos calles que se
cruzan ortogonalmente, cubiertas por la esperada estructura de hierro y vidrio,
y flanqueadas por algunos edificios, cuatro de los cuales con entrada desde el
octágono central. Se configura en tres pisos en donde la diferente decoración
que enmarca escaparates y ventanas le otorgan un dinámico gusto estético. En
las pechinas de la cúpula ocho figuras femeninas de cobre sostienen sendas lámparas.
Las amplias lunetas en las cabeceras de los brazos presentan complejas escenas
en estuco, todas relacionadas a la música. Y en el tambor de la cúpula,
decorado con ventanas semicirculares, es visible la Estrella de David presente
en todas las cuatro ventanas.
En el suelo, bajo la cúpula, se encuentran mosaicos
con vientos y signos zodiacales, realizados en 1952 en sustitución de los
originales, dañados por la guerra.
|
Galleria Umberto I. Nápoles. |
Sin duda, una de las grandes desconocidas de este tipo
de construcciones necesitada de mayor publicidad.
El modelo de lujosa Galleria italiana, tipo Milán, se traspasó a Alemania, país en el
que se llamaron Pasagen. La Kaisergalerie
de Berlín fue la más emblemática de
todas (1873), aunque fue destruida durante la II Guerra Mundial.
Otra galería que me gustaría destacar es la que visité
en Praga, capital de la República
Checa. Praga es una ciudad llena de galerías cubiertas y en
los alrededores de la Plaza de Wenceslao vais a poder encontrar numerosos de
estos pequeños centros comerciales decimonónicos. Entre todas las existentes
debemos realizar una mención especial a la Galería Lucerna.
El Pasaje Lucerna tiene diversas entradas. Tal vez, la
más modernista, con sus globos de luces redondos sea la que se encuentra en la
calle Štěpánská, aunque si lo que deseáis es encontraros rápidamente con la
famosa escultura de David Cerny vuestra entrada debería realizarse por la calle
Vodičkova. En efecto, este pasaje recibe numerosas visitas debido a la
controvertida escultura llamada estatua
ecuestre de San Wenceslao. El polémico artista decidió retratar al famoso
personaje checo montando un caballo al revés. Una osadía convertida en reclamo
turístico hoy día.
|
Galería Lucerna. Praga. |
En la misma zona en la que se encuentra la escultura
podemos admirar la decoración art-decó que conserva esta galería, siendo su
mejor representación el Palacio Lucerna, una de las salas cinematográficas y de
conciertos más relevantes de Europa y que hoy día alberga exposiciones de arte
contemporáneo. La gran sala del Palacio Lucerna, el cine o el Lucerna Music
Bar, lugar de conciertos, son otros atractivos que hacen de este pasaje algo
más que una simple unión de tiendas comerciales. Sin duda, una visita muy
recomendable dentro de la mítica ciudad de Praga.
En España sólo conservamos tres galerías comerciales de este tipo. Una de
ellas, en mi opinión la más bonita, se encuentra en la ciudad de Valladolid. Se trata del, desconocido para muchos, Pasaje
Gutiérrez. Fue construido en 1886 según la moda imperante
en la Europa de finales del Siglo XIX. Tenía las principales características de
todos ellos: cubiertas de hierro, tejas de vidrio y una moderna iluminación de
gas que permitía a la burguesía de la época realizar sus compras resguardados
del mal tiempo y al comercio aumentar su exposición en las calles más
importantes.
El pasaje Gutiérrez se articula en torno a una cúpula
acristalada central con la estatua de Mercurio (dios del comercio), del que
salen dos tramos de galerías decoradas con yeserías, arcos y pinturas que
remiten a la época decimonónica.
|
Pasaje Gutiérrez. Valladolid. |
Está situado entre las calles Fray Luis de León y
Castelar se renovó a finales del siglo XX y se ha convertido en una de las
atracciones turísticas de Valladolid. Diversos cafés permiten al paseante
rememorar tiempos pretéritos en sus coquetas terrazas.
Si de día resulta sorprendente, por la noche, con la
iluminación encendida es una visita imprescindible.
|
Pasaje Gutiérrez. Valladolid. |
La otra galería cubierta que visité, aunque mucho
menos espectacular que la anterior se llama la Galería del comercio y la
industria. Está situada en plena Plaza del Pilar, en Zaragoza, por
lo que su visita es obligada tras la remodelación a la que fue sometida durante
la Expo de 2008. Se trata de una galería de cuatro calles con un claro aire
clasicista en sus falsas columnas y su decoración floral a base de estuco.
La última galería en España la tenemos en Albacete
y se llama Pasaje de Lodares. Cuando la visite os comentaré al respecto.
Espero que este pequeño repaso os gustara y animara a buscar estos lugares tan curiosos en vuestros viajes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario