domingo, 8 de noviembre de 2020

La máquina alemana de comunicaciones Enigma fue descifrada sólo gracias al ingenio de Turing


En las guerras, cifrar los mensajes para que no pudieran ser conocidos por el enemigo era algo básico. En mi libro Civis Romanus Sum ya os comenté que esta técnica de cifrar mensajes ya era utilizada por los griegos y, luego, por el mismo Julio César en su conquista de las Galias.

Pero si han existido unos mensajes codificados casi imposibles de descifrar esos han sido los alemanes realizados por la máquina denominada Enigma. Utilizada tanto comercial como militarmente desde su invención en el año 1918 (comercialmente desde 1923 y militarmente desde 1926), la ruptura de su código secreto fue una de las más apasionantes aventuras de la Segunda Guerra Mundial. ¿Deseáis conocer un poco más sobre el tema?

La máquina de rotores Enigma, patentada por la empresa alemana Scherbius & Ritter (la idea era de un inventor neerlandés), tuvo desde su nacimiento muy buena acogida, pues presumía de una supuesta inviolabilidad del código de cifrado de los mensajes que enviaba.

Máquina Enigma de cifrado de mensajes nazis en la II Guerra Mundial

Pronto fue adoptada por la Marina alemana (1926) para cifrar sus mensajes y hoy en día sabemos que en la Guerra Civil española los alemanes prestaron al bando franquista un par de decenas de esta máquina en su versión comercial (menos segura que la militar).

Descifrar Enigma ha sido una de las mayores hazañas del espionaje y, como no podía ser de otra manera, el cine se ha encargado ampliamente de llevar a la gran pantalla este suceso. Ahora bien, como suele ser habitual, el cine no es un libro de historia y las distintas versiones tienen tantas licencias de los distintos directores que terminan por mostrarnos una versión totalmente contraria de la realidad.

Como muchas personas sólo tienen contacto con la historia a través del cine, pues poseen unas ideas infundadas sobre los verdaderos protagonistas que llevaron a descubrir el código de Enigma.

Por ejemplo, en la película del año 2000 titulada U-571 y dirigida por  Jonathan Mostow, muestra que, para descifrar Enigma, fue vital la captura de una de estas máquinas que se hallaba en un submarino alemán, capturado a su vez por uno estadounidense. En verdad, el verdadero U 571 nunca fue capturado sino hundido frente a Irlanda en enero de 1944; y aunque los norteamericanos capturaron un submarino en junio de 1944 (el U-505), Enigma ya había sido descifrado anteriormente gracias a los británicos.

En el año 2001 apareció la película Enigma, dirigida por Michael Apted, en la que se muestran los esfuerzos de los criptoanalistas de Bletchley Park, la estación X, sede de los servicios secretos británicos, encargados de descifrar Enigma. Se trata de un auténtico desastre histórico pues recrea la figura de Alan Turing como un heterosexual e inventa una trama de espionaje con un culpable polaco (lo que tiene sordina, tal como veremos después).

Pero la versión más importante de este episodio es la película de 2014 The Imitation Game, dirigida por Morten Tyldum y cuyo protagonista era Alan Turing (interpretado por el genial Benedict Cumberbatch). Sin entrar en muchos de los detalles históricos en los que esta cinta se equivoca, el director pretende reflejar una realidad que nunca fue tal: que Turing se enfrentó en solitario contra la máquina Enigma y que él solo inventó y construyó la máquina que logró romper el código.

¿Cómo sucedieron los hechos históricos realmente?

Para comenzar a describir cómo se llegó a romper el código de cifrado de Enigma debemos retrotraernos un poco en el tiempo, hasta el año 1929. En ese año, una máquina Enigma alemana fue interceptada en su traslado desde Berlín a Varsovia.

Los polacos fueron los primeros en investigar como romper Enigma y la figura predominante en su investigación fue Marian Rejewski. Aplicando técnicas matemáticas y estadísticas, así como aprovechando la información del espionaje francés para conocer la configuración de Enigma, lograron construir una réplica y descifrar los mensajes alemanes.

Marian Rejewski

Las comunicaciones alemanas fueron descifradas por los polacos hasta el año 1939, inicio de la Segunda Guerra Mundial. En ese año los alemanes añadieron dos rotores más a la máquina Enigma, lo que complicaba el encriptado considerablemente. Con la posterior invasión alemana de Polonia el grupo de trabajo polaco tuvo que huir y compartieron toda su información con franceses e ingleses.

El grupo de encriptadores polaco (los pocos que salieron de Polonia) continuaron su labor en Francia y, cuando este país fue ocupado, se mantuvieron alejados de todo lo relacionado con Enigma.

El testigo de la desencriptación de Enigma lo tomaron los ingleses, que comenzaron a desarrollar una máquina con la que descifrar Enigma. Su trabajo se basó en los conocimientos que tenían del trabajo polaco (de ahí que sea cuanto menos curioso que se nombre de pasada este importante hecho o que se inventen espías con esa nacionalidad).

Alan Turing, matemático notable y considerado padre de la computación fue una de las figuras más relevantes que trabajaron en la Estación X de Bletchley Park. Pero la creación de la máquina que descifraría Enigma también tuvo otro importante padre, el matemático Gordon Welchman (olvidado en la película de 2014), así como el equipo que trabajaba en aquella sección de espionaje, compuesto por matemáticos, criptógrafos y hasta jugadores de ajedrez o expertos en crucigramas.

Turing de joven

Gordon Welchman

En la película de 2014 aparece como británica la idea de encontrar patrones similares en los mensajes (el célebre eureka), siendo el más importante el famoso Heil Hitler. Ahora bien, esa idea fue realmente polaca y la verdadera aportación de Turing y el equipo británico fue desarrollar la idea polaca realizando una máquina (denominada Bombe) que rompiera los códigos mucho más rápido que la máquina polaca. Una máquina de dimensiones enormes (ocupaba toda una habitación) y cuyo único objetivo era descifrar Enigma. La primera Bombe se instaló en agosto de 1940 y comenzó a descifrar mensajes alemanes del ejército de tierra y del aire alemán.

Reproducción de la Bomba en Phoenix, EEUU

Sin duda, poder descifrar los mensajes cifrados alemanes era una ventaja táctica muy importante que ayudó a proteger Inglaterra de los ataques nazis desde 1940. Pero para los aliados era mucho más importante descifrar los mensajes que enviaban los submarinos alemanes que operaban a sus anchas en el Atlántico norte.

El comienzo del descifrado del código Enigma utilizado por la Marina alemana, mucho más complejo que el usado por la Luftwaffe  o el ejército de tierra por usar ocho rotores en lugar de cinco, también ocurrió lejos de aquella estación X, y tenía a otras importantes figuras implicadas.

El 7 de mayo de 1941 dos buques de guerra británicos capturaron un barco meteorológico alemán, el cual tenía libros y códigos de claves. Y dos días después, en Groenlandia, el submarino U-110 fue localizado por dos destructores británicos (Broadway y Bulldog) tras haber realizado un ataque. Perseguido implacablemente, fue embestido por uno de ellos y abordado. Antes de que fuera autodestruido por los alemanes el alférez David Balme logró sustraer una máquina Enigma, un libro de códigos, un manual de operaciones y otras informaciones de vital importancia. Entregado el botín al espionaje británico, los primeros pasos para desentrañar el Enigma de la marina alemana ya se habían producido. El equipo de Turing logró desentrañar las comunicaciones y durante ese año los hundimientos de navíos en el Atlántico norte decrecieron respecto a los años pasados.

En este momento también quiero recordar la figura de Jack Good, que llegó a la estación X a finales de mayo de 1941 y que con su aportación se lograron acortar los tiempos en el descifrado de los mensajes de la Kriegsmarine (Marina de guerra alemana), que entonces estaban entre 3 y 7 días.

En febrero de 1942 los alemanes complicaron el sistema de comunicaciones, pues empezaron a utilizar cuatro rotores en vez de tres. El equipo de Turing tuvo que volver a empezar nuevamente a desentrañar un nuevo descifrado, cosa que se lograría en diciembre de 1942 gracias a otra importante aportación externa.

En efecto, el siguiente logro se produjo el 30 de octubre de 1942. El destructor inglés Petard, alertado por el informe del hidroavión Sunderland, localizó y se enfrentó con éxito al submarino alemán U-559, cerca de Port Said, Egipto. Los alemanes, debido a los daños sufridos, abandonaron la nave y abrieron las válvulas de fondo para hundir el submarino.

Los ingleses enviaron a tres hombres a recuperar todo lo que pudieran del submarino: el teniente Tony Fasson, el marinero Colin Grazier y el ayudante de la cantina Tommy Brown. Sólo regresó el último, aunque con un precioso botín: los rodillos de Enigma y los libros que permitieron a los expertos que trabajaban en Betchley Park descifrar Enigma en diciembre de 1942.

Por tanto, para concluir, debemos indicar que el descifrado de Enigma tuvo a numerosas personas implicadas. Comenzó con el grupo polaco dirigido por Marian Rejewski, que logró descifrar la primera máquina Enigma. Sus conocimientos fueron luego proseguidos por el grupo inglés dirigido por Alan Turing. Y aunque su aportación fue muy importante a la hora de crear la Bombe, no debemos olvidarnos de otros importantes colaboradores, como Gordon Welchman o Jack Good. Igualmente, a la hora de desentrañar el Enigma utilizado por la Kriegsmarine, fue de vital importancia la captura de documentación y de una máquina Enigma por parte de la Marina británica.

Como suele ocurrir en el cine, los directores suelen seguir la máxima siguiente: “que la verdad no te estropee una buena historia”. Y la de Turing, homosexual incomprendido que fue condenado por ello y que murió por ingerir cianuro dos años después, en 1954, es muy cinematográfica.

Bibliografía:

Ortega Triguero J.J., López Guerrero, M.A. y García del Castillo Crespo, E.C. Introducción a la criptografía: historia y actualidad. Universidad Castilla La Mancha 2006.
Copeland, B. J. Alan Turing. El pionero de la era de la información. Turner, 2013.
Tarín, Santiago. Viaje por las mentiras de la Historia Universal. Belacqva. 2007.
Leavitt, D. Turing: El hombre que sabía demasiado. Bosch, 2007.
Sánchez Muñoz, J.M. Informe sobre la película “Descifrando Enigma”. Revista Pensamiento Matemático. Vol. 8 Nº2. Oct 2018.

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