El mundo laboral tan
estresante en el que nos solemos mover hoy día repercute negativamente en
nuestra salud. Existen múltiples estudios que nos
avisan sobre los daños, corporales y mentales, que provoca el estrés laboral.
Por ello, resulta esencial
planificar descansos adecuados para recargar las pilas y volver a llenarnos de
energía cada cierto tiempo. Aunque las personas que trabajamos en el comercio
no tenemos nada fácil juntar un par de días al mes para desconectar, cuando lo
hacemos debemos disfrutarlos al máximo. Y en ese sentido, nuestros planes deben
ir sobre seguro, pues no tenemos la opción de probar este o aquél lugar y ver
si nos gusta.
Debido a que debemos ir, como
se suele decir, “a tiro hecho”, hoy os recomendaré una salida de un par de días
ideal para descansar y volver a llenarnos de energía vital. No está muy lejos
de Madrid, por lo que el viaje no se hará pesado. No requiere grandes
desplazamientos, una vez en el destino, y tiene un encanto que agradará a todo
tipo de personas. Me refiero a Alhama de Aragón y al próximo Monasterio de
Piedra.
¿Queréis descubrirlo?
Alhama de Aragón es una
pequeña localidad situada en la provincia de Zaragoza. Está situada a unos 200 Km. de Madrid. Llegar a
ella no nos supondrá un viaje mayor a dos horas, pues se encuentra junto a la A-2. Todo autovía.
Este lugar es famoso, ya
desde época romana, por sus aguas termales. Si bien el nombre de la localidad
proviene del árabe Al-Hammam,
que significa “los baños”. Y, de hecho, existen en la localidad unas pilas de
aguas termales, excavadas en la roca, que se supone datan de aquella época
medieval.
Si
queréis pasar un rato en ellas deberéis alojaros en el Hotel Sercotel Balneario
Alhama de Aragón. Yo es lo que hice unos años atrás y mi experiencia no
pudo ser más relajante.
Se
trata de un hotel balneario muy moderno, con habitaciones espaciosas y muy
cuidadas en cuanto a la
decoración. Entre sus servicios destaca el gimnasio y el Spa,
en donde podréis realizar un circuito por saunas, duchas y piscinas de
distintas temperaturas que os relajarán el cuerpo y la mente.
Cuando
yo lo visité el circuito aqualhama comenzaba con un baño en una piscina de agua
templada, seguido de una sauna seca y otra húmeda (baño turco), duchas termales
y una infusión para retonificar el organismo justo al final.
Os
recuerdo, para los que no estéis acostumbrados a visitar balnearios, que en los
circuitos es necesario llevar gorro de baño y chanclas. Aunque os lo pueden
alquilar en el hotel, lo más económico es llevarlos de casa.
Cuando
yo los visité escogí la opción de disfrutar, durante media hora, de un baño
relajante en las pilas medievales anteriormente comentadas, denominadas el Baño
del Moro y de la Mora (siglo XI). Se trata de dos piscinas anexas excavadas
directamente en la roca. Sus
aguas tienen una temperatura sumamente agradable y resulta una experiencia muy
gratificante relajarse y olvidarse del mundo en aquél lugar. Os recomiendo
situaros junto a una de las cascadas naturales de agua y olvidaros del mundo. El
tiempo de disfrute es limitado, pero ello se debe a que se realizan turnos para
poderlas disfrutar de forma individual o por parejas. Sólo es media hora, pero
es tu media hora.
El
hotel también posee una piscina cubierta (piscina termal activa, 45 minutos) donde
poder nadar y disfrutar del efecto relajante de diversas cascadas de agua. En
esa piscina existe también una zona de jacuzzi que es obligado visitar. Y como
en todos los balnearios, existe una amplia oferta de tratamientos
personalizados para que nuestro cuerpo recupere todo el esplendor perdido con
el estrés diario y el paso de los años, todo hay que decirlo.
Para
aquellos que no tengan un interés muy grande en realizar tratamientos
personalizados, el circuito estándar (circuito aqualhama, 45 minutos),
incluyendo además el baño del moro y la mora, os va a satisfacer enormemente.
Si
escogéis esta última opción, podéis centraros en realizar los tratamientos y
las visitas a la piscina por la mañana y luego, una vez relajados, realizar
alguna visita turística por los alrededores. También podéis centraros un día en
el balneario y dejar otro completo para visitas. O realizar turismo por la
mañana y relajaros por la
tarde. Las posibilidades son variadas.
La
localidad de Alhama de Aragón no tiene mucho turismo que digamos. Resulta
interesante acercarse hasta la Iglesia de la Natividad de la Virgen (siglo
XVII) y admirar su estilo barroco. Aunque lo verdaderamente destacable es su
torre estilo mudéjar, de planta cuadrada y con tres pisos decrecientes en
altura, el primero de piedra y el resto de ladrillos. En el interior del templo
debemos fijarnos en la decoración con yesería, también típicamente mudéjar.
En
las afueras de la localidad se alzan las ruinas del Castillo de Alhama. Tan
sólo queda la torre de homenaje, que data del siglo XIV, y resulta más bonita
verla desde abajo que subir hasta ella.
Hasta
ahora os he animado poco en lo que a turismo se refiere. Pero la verdadera
atracción turística de esta localidad, además de las termas de sus balnearios,
es la proximidad al Monasterio de Piedra. Si no conocéis este lugar lo
siguiente os sorprenderá gratamente.
Toda
la información necesaria para visitar este enclave encantador la tenéis en la
siguiente página: http://www.monasteriopiedra.com/.
No obstante, yo os daré unos pequeños consejos de la experiencia de haber visitado
el lugar un par de veces.
Desde
Alhama de Aragón tenéis unos 18
Km. por la carretera comarcal A-2502. Al llegar
encontraréis una amplia zona de aparcamiento gratuito. En la taquilla podéis
comprar una entrada única para visitar el monasterio (8 €) o
una conjunta que os permitirá visitar tanto el monasterio como el parque
natural anexo (15 €).
Los
horarios del monasterio, al ser visitas guiadas, son muy concretos, por lo que
conviene tener prevista la visita con antelación:
·
De lunes a viernes: 10:30 y 13:15 y de 15:15 a 17:15 h.
·
Sábados y domingos: 10:30 - 11:15 - 12:15 - 13:15 - 15:15 - 16:15 y
17:15 h.
En
cambio, los horarios del parque natural son muy amplios: De abril a octubre: 9.00
h. a 20.00 h. y de noviembre a marzo: 9.00 h. a 18.00 h.
El
monasterio se alzó sobre una antigua fortaleza cristiana cuando Alfonso II de
Aragón cedió estos terrenos a la Orden del Cister. Doce monjes y un abad de la
Abadía de Poblet (Tarragona), fueron los fundadores del monasterio, que tardó
23 años (1195-1218) en ser construido.
La
construcción se realizó en estilo gótico, pero como suele ser habitual en todas
las obras cistercienses, se evitaron todos los adornos y artificios visuales de
este estilo arquitectónico. Por tanto, sólo veremos sobriedad en sus muros y
austeridad en el conjunto de las construcciones. No obstante, estas
características no quitan un ápice de belleza al resultado final.
Hoy
día veremos las ruinas del monasterio, pues éste fue abandonado por los monjes
en el año 1835, cuando Mendizábal hizo
efectiva su famosa desamortización.
La
visita a las dependencias del monasterio es guiada, por lo que nos resultará
muy amena descubrir todas las anécdotas que guardan los muros de piedra de este
encantador lugar. Entre las zonas que destaco está el claustro de planta
cuadrada y jardín central, la sala capitular, el refectorio (con la copia del
Tríptico-Relicario Monasterio de Piedra) y la iglesia, cuya bóveda se derrumbó
y ahora ofrece un aspecto realmente romántico y evocador.
Como
curiosidades respecto al monasterio os contarán que en sus cocinas fue el
primer lugar donde se fabricó el chocolate en Europa (tendréis la ocasión de
comprar unas muestras en la tienda de recuerdos). Todo se debe a un monje cisterciense,
Fray Jerónimo de Aguilar, quién viajo a América con Hernán Cortes y en 1531
trajo unos sacos de cacao como regalo al Abad de este Monasterio.
En
la cocina existe una exposición sobre la historia del chocolate que agradará a
los más golosos. Y en la antigua cilla existe una exposición sobre los vinos
denominación de origen Calatayud. En este museo del vino descubriréis el porqué
de la fama de estos caldos tan afamados (y también podréis luego adquirir
alguno).
También
es curioso descubrir que los monjes utilizaban el alabastro para cubrir las
ventanas, al igual que hoy día hacemos con el vidrio. El alabastro es un
mineral que difumina la luz, dejándola pasar pero evitando ver a su través.
Esta era una característica muy importante para los monjes de clausura, que
evitaban las tentaciones de conocer el mundo exterior. Además servía como
aislante del frío, algo que era muy útil dada la zona donde se encuentra el
monasterio.
Pero
si el monasterio tiene un encanto suficiente como para ir a visitar el lugar
expresamente, el parque natural que se extiende junto a él resulta un
complemento ideal para relajarse y admirar unas vistas espléndidas.
El
Parque Natural del Monasterio de Piedra tiene unos amplios horarios de visita,
siendo su máxima abrir y cerrar siguiendo el dictado del sol. Se trata de un vergel único en Europa,
realizado por la corriente del río Piedra. En torno al agua de este río han
florecido numerosas especies vegetales y la erosión del agua ha formado
vistosas cascadas y grutas naturales.
Pasear
por este lugar es sumamente enriquecedor para todos nuestros sentidos. La vista
se deleitará con la belleza natural creada por el agua, el oído se acostumbrará
al cantar de los pájaros y al rumor constante de la corriente de agua, nuestro
tacto podrá sentir el fluir calmado del agua o nuestro olfato descubrirá la
mezcolanza agradable de los aromas vegetales que inundan este parque. Para dar
placer a nuestro gusto esperaremos a la hora de comer. En este sentido os
recomiendo el restaurante situado a la derecha de la salida del parque. Su
carta es amplia, la comida correcta y sus precios adecuados a todos los
bolsillos. No obstante, si os habéis traído comida existen unas mesas merendero
para comer una vez que salimos del parque.
Del
1 de marzo al 14 de octubre podemos disfrutar de una exhibición de vuelo de
aves rapaces, con halcones, buitres y águilas. Existen tres exhibiciones
diarias (11:30, 13:00 y 16:30 H) y en ellas, además de admirar el vuelo de
estas magníficas aves, aprenderemos un poco sobre la vida de estos animales.
También
existe un centro de piscicultura y un centro de interpretación piscícola donde
descubrir todo lo relacionado con los peces que allí se crían.
Y
para los que dudéis sobre si merece la pena viajar con niños os animo a que lo
hagáis encarecidamente. Eso sí, el niño tiene que andar o ser transportado en
una mochila portabebés, pues con un carro existen zonas de difícil acceso. Pero
con esa salvedad a los más pequeños les encantarán las cascadas, los lagos, las
grutas y el espectáculo de aves rapaces. Existen zonas de descanso con
columpios en la entrada al parque.
En
el siguiente enlace
podéis consultar un mapa interactivo donde descubrir los atractivos que ofrece
el parque, así como planear un recorrido a todos los lugares encantadores que
guarda. Os aseguro que la visita no os defraudará.
Por
último os dejo los teléfonos y email de contacto tanto del parque, para
información complementaria sobre el lugar, como del Hotel Spa que se encuentra
en sus inmediaciones:
Información
general parque: 976 87 07 00 parque@monasteriopiedra.com
Información hotel monasterio:
976
87 07 00 hotel@monasteriopiedra.com
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