En las pasadas navidades
de2013 se estrenó la adaptación cinematográfica del libro de Noah Gordon El
Médico. Como en todas las películas basadas en libros exitosos, la búsqueda del
equilibrio entre el resumen obligado por el escaso tiempo de metraje y el
mantenimiento del hilo argumental es una de las tareas más difíciles del
director. En esta ocasión, el director Philipp Stölzl, decidió tirar por la
calle de en medio y realizar una interpretación muy libre del texto original.
A pesar de ello, el resultado
final es una película interesante en cuanto a la intriga y que engancha desde
el primer minuto. Ahora bien, las licencias históricas que contiene son
demasiado importantes como para no anotarlas aquí. ¿Os apetece conocerlas?
Lo primero que tenemos que
advertir a quien quiera ver la película es sobre la propia adaptación. Muchos
pensaréis que se trata de una adaptación fidedigna a la obra de Noah Gordon. Yo
también lo pensaba. Pero no es nada de eso. Más que adaptación, la película se
basa en la novela para crear otra historia diferente con los mismos
protagonistas.
Toma el libro como base y la
historia general como trama de la película, pero luego varía tanto las tramas
particulares de la novela como las relaciones de los mismos personajes. Por
tanto, veremos personajes que mueren en el libro y no lo hacen en la película,
muertes de personajes totalmente cambiadas, relaciones entre personajes
variadas diametralmente (notable es la variación en la relación entre el
protagonista y el Sha de Ispahán), personajes importantes ausentes (la mujer
del protagonista) y una historia de amor que en el libro no es tal, pero que no
puede faltar en una película de aventuras como esta.
Dicho esto, la película no va
a defraudar a los interesados en este tipo de género cinematográfico, pues la
narración está perfectamente hilvanada para que las dos horas y media largas
del film resulten amenas. Si no has leído el libro y te gusta el cine de
aventuras épico la película te agradará. Si has leído el libro te defraudará
(esto suele pasar, no te preocupes).
A continuación vamos a
enumerar los puntos más positivos de la película:
La ambientación histórica, en
cuanto al ambiente, vestuario y decorados resulta muy creíble y fidedigna, por
lo que, en general, gustará al gran público interesado en la historia. La
recreación de la ciudad persa de Ispahán está muy cuidada y merece la pena
destacar también el hospital donde trabaja el protagonista. Aunque a muchos les
pueda parecer increíble, el contraste entre la medicina en los reinos cristianos
y la practicada en el Oriente musulmán era tan exagerado como plasma la
película.
Ideas generales que aborda la
novela original son reproducidas en la película de forma bastante fidedigna.
Especial mención tiene la oposición general entre ciencia y religión, la
diferencia cultural entre oriente y occidente y, en mi opinión lo más
importante, la convivencia problemática entre las distintas religiones
monoteístas. Debemos olvidar definitivamente ese ideal, tan difundido en
España, de una convivencia pacífica entre cristianos, judíos y musulmanes. En
ningún lugar convivieron pacíficamente. Los cristianos y los musulmanes
tuvieron una convivencia difícil y los judíos, con sus costumbres tan particulares
y su sociedad encerrada en sí misma, siempre dependieron del poder dominante,
tal como se refleja en la película.
Entre los puntos negativos
tenemos que destacar varios errores históricos:
A mediados del siglo XI la
ciudad de Ispahán cayó en manos de los turcos selyúcidas. No sólo es imposible
que el gran médico musulmán Avicena (Ibn Sina en la película) muriera en la
toma de la ciudad, pues sabemos que falleció en el año 1037, sino que nunca lo
hubiera hecho de la forma que narra la película. Un hombre dedicado al saber y a la
medicina nunca tomaría veneno. Sabemos que Avicena murió en un viaje a Hamadán,
de una crisis intestinal grave. Por cierto, que fue en esta ciudad de Hamadán
donde pasó gran parte de su existencia, llegando a ser visir del emir Shams
al-Dawla. Fue debido a la muerte del emir que se vio envuelto en intrigas
palaciegas y debió huir a Ispahán, al lado del emir Ala ad-Dawla Muhammed. Por
tanto, según nos cuenta su biografía, Avicena no se rendía ante la adversidad.
El mensaje final del libro
original, en mi modesta opinión, intentaba mostrar la conciliación existente
entre las diferentes religiones monoteístas en base al conocimiento científico
y a la mutua tolerancia. En la película este mensaje desaparece y se trastoca
por el de la intransigencia religiosa respecto al avance de la ciencia. Un mensaje
que recuerda el de la película de Amenábar, Ágora,
y que hoy día tiene muchos seguidores.
La figura del protagonista,
en la película, es tan sobresaliente que deja en un segundo plano al resto de
personajes. Algo totalmente injusto, máxime con Avicena, verdadera figura
histórica protagonista. La importancia de Avicena en la medicina antigua es tan
importante que sus textos fueron traducidos y reproducidos durante toda la Edad Media y sólo a
partir del Renacimiento comenzaron a perder importancia. Respecto a su labor
como filósofo, Avicena fue el gran renovador aristotélico, tal como muestra la
película, y su influencia fue notable en todos los grandes pensadores medievales
occidentales.
La facilidad con la que el
protagonista realiza todo su periplo vital hace inverosímil la mayoría de la película. El mismo
viaje de Inglaterra a Persia es un peregrinaje tan increíble que su simple
consecución hubiera sido un éxito memorable. La desenvoltura con la que se hace
pasar por judío tampoco es creíble y resulta difícil pensar que pudiera engañar
a los judíos. Ser judío es algo más que estar circuncidado y querer serlo. Y,
por último, el error más flagrante, es el del idioma. No es posible que un
analfabeto inglés pueda entenderse perfectamente en Persia y mucho menos leer
tratados científicos. En la obra original el autor se recrea en el proceso de
aprendizaje del idioma por parte del protagonista, algo que en la película se decidió
prescindir. Aunque la excusa puede ser el tiempo de metraje, la no inclusión de
este aprendizaje tiene el efecto negativo de hacer inverosímil el resto de la
historia.
Respecto a las operaciones
llevadas a cabo por los médicos debemos hacer algún inciso. La operación de
apendicitis del Sha es del todo inverosímil. Y teniendo en cuenta que hubiera
tenido éxito, su participación en una batalla al día siguiente hubiera sido
imposible. Y os hablo con conocimiento de causa, pues mi mujer sufrió una peritonitis
(rotura del apéndice) tal como le debió ocurrir al Sha y no pudo levantarse de
la cama en varios días.
Pero lo que más me sorprendió
fue el tratamiento dado a la operación de cataratas. En aquella época medieval,
la operación de cataratas consistía, simplemente, en empujar el cristalino
opacificado con un objeto punzante para que no interfiriera en la línea de
visión. De esta forma, las personas que habían quedado prácticamente ciegas por
la opacificación del cristalino volvían a recibir luz en sus retinas. La
impresión subjetiva de esas personas sería la de volver a ver, pero debemos
tener en cuenta que su sistema visual había perdido una lente de unas 20
dioptrías. Si la visión de objetos lejanos, sin cristalino, se reduciría
bastante, las posibilidades de realizar tareas en cerca queda totalmente
descartada. Por tanto, el barbero inglés operado de cataratas no podría haber
seguido realizando su oficio. Vería luz y sombras, identificaría objetos, pero
sería incapaz de diferenciar, por ejemplo, el diente a sacar de un paciente o
no podría realizar una sutura correctamente.
Como vemos, la película tiene
numerosas licencias que impiden clasificarla como histórica. Ni recrea un
episodio histórico verídico ni la historia que cuenta es verídica históricamente
hablando. No obstante, el producto final, al estar envuelto por un decorado tan
impecablemente reproducido, nos otorga la falsa sensación de realidad. Sin duda
la producción alemana se aproxima adecuadamente a las películas de Hollywood en
el sentido de crear buenos Blockbuster de palomitas.
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