domingo, 26 de julio de 2020

Una escapada dominguera cerca de Madrid (XI): La Boca del Asno + Palacio de La Granja de San Ildefonso.


Volvemos a la Sierra de Guadarrama, el Parque Natural al que los madrileños podemos acudir en verano a refrescarnos y entrar en contacto con la naturaleza. En otros artículos comenté otras zonas claves de esta Sierra, como el Valle del Lozoya, o la zona de Miraflores de la Sierra.

Hoy, en cambio, vamos a tratar la vertiente segoviana de la sierra, pasando el día en una de las zonas recreativas más importantes del Valle de Valsaín: La boca del Asno. ¿Os interesa?


¿Cómo llegar?

La mejor manera de llegar a la boca del Asno es tomando la carretera A-6 hasta Villalba, momento en el cual nos desviaremos hacia la M-601 con dirección Puerto Navacerrada.

Una vez coronado el puerto lo bajaremos siguiendo dirección Segovia-La Granja, atravesando las famosas curvas llamadas las siete revueltas. Una vez cruzado el puente de las Cantinas llegaremos a la desviación de la Boca del Asno.

Junto al centro de interpretación existe un pequeño aparcamiento al aire libre (sin sombras) y unos merenderos en los cuales realizar un picnic. Igualmente existe un pequeño bar-restaurante.

¿Cómo es la ruta de senderismo?

Existen muchas rutas que parten o desembocan en la Boca del Asno. Las más famosas son las que conectan Valsaín con la Boca del Asno, realizando un trayecto circular por los dos márgenes del río. Yo realicé una ruta un poco a mi medida partiendo de la Boca del Asno. Si queréis información sobre rutas os animo a visitar el centro de visitantes situado en la Boca del Asno.

Se trata de una ruta muy sencilla, plana, circular y con unos 7 Km de trayecto total. Podemos invertir unas 2,5 horas en el recorrido si nos vamos tomando el camino con tranquilidad. Ideal para ir con niños o personas que no están muy acostumbradas a caminar.

Se inicia en el mismo aparcamiento, cruzando un inconfundible puente de madera sobre el río Eresma. Este río nos acompañará durante toda la ruta dándonos su frescor y el agradable rumor de aguas corriendo.

Para no perdernos en la ruta, algo complicado debido al río, existen una serie de postes con marcas azules y blancas que nos irán marcando la senda a seguir en el comienzo del trayecto. No obstante, al ir siempre pegados al río no necesitaremos de ninguna señal para orientarnos.

La zona de La Boca del Asno es un lugar precioso, Se trata de un antiguo lugar de recreo lleno de pozas y plataformas rocosas en las que podremos darnos un baño. El río se encajona en este lugar y ofrece vistas impresionantes. Antaño, cuando el cortejo real salía de La Granja por esta zona llegaban hasta aquí por su particular belleza. Una inscripción indica la fecha de realización del camino, 1769.
Boca del Asno

Un desafío para los niños es encontrar las truchas en el cauce del río. Debido a su natural mimetismo no será tarea fácil para ello. Os recomiendo buscarlas en una poza con las aguas en calma, pues allí estarán apostadas, a contracorriente, esperando que les llegue su alimento.

Nada más iniciar la ruta os encontraréis una curiosa piedra con forma de tobogán. Está apoyada junto a un pino y tiene grabado un escudo real. Ello nos recuerda que fue Carlos III, monarca enamorado de este lugar, el que mandó realizar un acceso cómodo con grandes piedras de granito (a modo de escaleras para gigantes) y numerosas represas en el que pudieran criarse las truchas que luego serían pescadas.

Os recomiendo llevar pantalones adecuados con los que poder tiraros como unos niños pequeños, pues resulta muy divertido.

La siguiente parada interesante del camino, oculta entre la espesura, es el puente de Navalacarreta, construido en el siglo XVIII y que servía para salvar el río en el camino que conectaba Madrid con La Granja. Tiene tres ojos, uno de ellos cegado casi en su totalidad, tal vez, para reforzar su estructura en caso de crecidas. Y digo casi porque posee el correspondiente arco por el que los niños pequeños pueden atravesar con la misma soltura que la puerta infantil del Imaginarium (los mayores, salvo jugadores de baloncesto, también entramos). Nosotros aquí pudimos ver algunas vacas pastando, lo que a los niños les encanta.
Puente Navalacarreta

Una vez pasado el puente la vegetación espesa deja lugar a la dehesa, en la que existen más claros, una población de árboles menos espesa y una mayor amplitud en la senda. Los altos pinos nos dejarán con la boca abierta. Los pinos silvestres son inconfundibles por su tono anaranjado desde la mitad del tronco hacia arriba. Sus amables sombras hacen un trayecto muy cómodo en verano.
Vistas de la ruta por las pesquerías

El siguiente tramo discurre por las pesquerías reales, una obra arquitectónica realizada para que Carlos III pudiera disfrutar convenientemente de la pesca.

El momento de volver de nuevo hacia la Boca del Asno es cuando nos encontremos el llamado Puente de los Canales. Se trata de un acueducto construido en época de Felipe II con el objeto de abastecer de agua Valsaín. Su nombre popular se debe a los troncos de madera superiores que, apoyados sobre los pilares de granito, son los que transportan el agua. En la clave del puente se conserva el escudo de los Austrias en muy mal estado. En esta zona se ve de vez en cuando algún pato y peces.
Puente de los Canales

En este punto podemos atravesar el río Eresma y volver hacia nuestro punto de partida por el margen del río contrario. En este lado del río podremos hacer una parada de descanso, nada más comenzar la ruta, en la curiosa fuente de Maximino. Y, por supuesto, no debemos dejar de pasar la ocasión de parar en el área de Los Asientos, lugar en el que existen mesas para realizar un picnic y columpios en los que los chicos pueden desfogarse.
Instantáneas de la segunda parte de la ruta de las Pesquerías

Este segundo recorrido me gustó menos, particularmente, aunque tiene bastantes zonas en las que hacer una parada y refrescarse los pies en el río Eresma. Si dejáis el baño para la zona de la Boca del Asno debéis tener en cuenta que suele masificarse bastante en fines de semana.

Para muchos esta ruta puede parecerles corta, razón por la cual podemos alargarla todo lo que queramos. Si seguimos caminando llegaremos a Valsaín, lugar que posee las ruinas de un palacio construido en 1552 y abandonado tras su incendio en 1686. Y para los más expertos el camino puede llevarnos hasta la Granja de San Ildefonso, si bien yo recomiendo volver al punto de partida y visitar este Real Sitio acercándonos con nuestro vehículo.

Visitar El Palacio Real de la Granja de San Ildefonso tras una mañana de senderismo es un complemento ideal para todos aquellos que disfrutan tanto de la naturaleza como del arte. Si lo visitáis en verano, cuando los horarios son más amplios, no tendréis problemas para compatibilizar ambas excursiones. Os dejo la página del Real Sitio para consultar los horarios: https://www.patrimonionacional.es/real-sitio/palacio-real-de-la-granja-de-san-ildefonso

El palacio se encuentra a escasos diez minutos de la Boca del Asno en coche siguiendo dirección Segovia y la zona de aparcamiento recomendada está junto al Parador Nacional, en la Travesía Puertas Nuevas (segunda salida tras la primera glorieta).

Este palacio fue construido por orden del rey Felipe V a inicios del siglo XVIII, en un antiguo terreno utilizado como granja por los monjes jerónimos del cercano monasterio de El Parral (de ahí su denominación). Sus características generales siguen el estilo palaciego francés de aquellos años, siendo este lugar una réplica reducida del famoso Palacio de Versalles.
Palacio Real de La Granja de San Ildefonso

Felipe V construyó este palacio enamorado de la zona de Valsaín, en la que podía ejercitar la caza de manera agradable (este lugar era coto de los reyes de Castilla desde tiempos de Enrique III) y la riqueza que atesora, escondida entre la frondosa vegetación que le rodea, se debe a que este lugar fue utilizado como residencia de verano de la corte y, posteriormente, como panteón real tanto de Felipe V como de su mujer, Isabel de Farnesio, madre de Carlos III. Fue este último monarca el que daría al Palacio su aspecto definitivo.

La visita al Palacio podemos dividirla en diferentes partes.

Lo primero que nos encontraremos será la Real Colegiata de la Santísima Trinidad, la antigua y suntuosa capilla del monarca. Os recomiendo visitarla nada más sacar las entradas, para así no tener que volver luego en nuestro recorrido. La intención del monarca de no demoler ningún edificio a la hora de proyectar el palacio provocó este aspecto actual de extraño añadido que tapa el frente del palacio.
Aspecto exterior de la Real Colegiata del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.

Su interior resulta sobrecogedor para  el tamaño reducido que posee, lleno de mármol, escayola y dorados. A destacar el altar, con un increíble lienzo que sustituye al tradicional retablo de madera. El cuadro, de grandes dimensiones, representa a los Santos titulares de la familia real en la parte inferior y la Santísima Trinidad en la superior; la Tribuna Real, llena de ornato desde donde los reyes podían asistir a misa (existen una especie de palcos cerrados en los que los reyes podían asistir a misa evitando el mal olor del pueblo llano, el cual no solía bañarse) y la sillería del coro, justo debajo de la Tribuna Real y con unos labrados de madera impresionantes.
 
Interior de la Real Colegiata de la Santísima Trinidad. Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.
Por una pequeña entrada junto al altar podemos asomarnos a la Capilla de las Reliquias, en la cual podremos ver el sepulcro de mármol que iba a utilizar Felipe V. Y lo digo en pasado pues los restos del monarca y su esposa se encuentran en una cripta situada tras el altar mayor. En la pared opuesta se exponen, en cerradas vitrinas, numerosas reliquias de santos.

En conjunto, un templo recoleto pero cargado de cuidada decoración que os sorprenderá. La alta bóveda central impresiona por su altura y detalles como el de los faroles con los nombres de Felipe e Isabel aumentan el boato del lugar.

La visita al interior del Palacio merece la pena si os gustan las decoraciones barrocas y rococó, las cuales tienden al exceso de magnificencia. Numerosas salas llenas de mármoles, frescos, estucos, esculturas, cuadros y un exquisito mobiliario de época os cautivarán los sentidos. Ya tengo en mi mochila la visita a varios de estos palacios y debo decir que este segoviano no tiene nada que envidiar a otros similares (aunque a una escala de tamaño mucho menor). Al no permitirse las fotografías en el interior del edificio os muestro una selección de las que Patrimonio tiene en su página web, así como de otras extraídas de libros y postales (lo que influye en su calidad).

El inicio de la visita se realiza subiendo una lujosa escalera, típica de este tipo de palacios. Aquí era el lugar en el cual el carruaje de caballos dejaba a los soberanos. El recorrido sugerido nos llevará primero a nuestra mano izquierda, hacia el Museo de Tapices, situado en la Antigua Casa de las Damas. Se trata de una excelente colección de tapices flamencos de gran formato elaborados en honor al emperador Carlos V. Aunque yo soy más de mosaicos que de tapices debo indicar que la cuidada decoración de los mismos sobrecoge por la dificultad del trabajo. Diseminados por tres enormes salas, tratan desde temas religiosos, como la crucifixión de Cristo o la Última Cena, así como otros del Antiguo Testamento (Adán y Eva, Caís y Abel…). Igualmente encontraremos la representación de temas mitológicos como la leyenda de Perseo y Andrómeda. Como curiosidad indicar que los tapices se colocan en paredes inclinadas para evitar que el peso de la tela estropee los dibujos de la trama.
 
Museo tapices. Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.
El siguiente tramo de la visita nos ocupará las estancias reales. La primera sala nos indica claramente lo que nos vamos a encontrar: salas con frescos y numerosas obras pictóricas en las paredes. Lo primero es presentar a los dueños del Palacio, razón por la cual podremos admirar dos retratos de gran formato de los monarcas así como la famosa escena en la que aparece toda la familia de Felipe V, obras todas de  Louis Michel van Loo (en verdad son copias; los originales están en el Museo del Prado).
 
Cuadros de Felipe V y su familia realizados por Michel van Loo. Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.
En la siguiente sala veremos una cuidada colección de cuadros sobre los sentidos. Junto con las obras de los vedutistas (obras de paisajes a modo de postales) que aparecen unas salas más adelante, y las escenas históricas de Alejandro Magno son, a mi parecer, lo más destacado en cuanto a lienzos.

En el vestidor del rey vamos a encontrar numerosos muebles originales de gran valor. Cómodas, escritorios de madera y numerosos relojes se distribuyen por las enormes salas en una cuidada decoración. A destacar es el oratorio portátil listo para utilizarse si urgía un rezo improvisado. Mientras que en su dormitorio, con una alta cama con dosel, podremos imaginar la excelente vista que tenía el monarca cada mañana al asomarse por la ventana y ver de frente la maravillosa fuente de la cascada de la que comentaré algo más adelante.
 
Estancias interiores y dormitorio real del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso
En la parte final del recorrido podremos admirar el amplio comedor, con una mesa de madera de Brasil ocupando el centro de una estancia decorada con tonos amarillos; la Sala de las Lacas, con los típicos paneles japoneses intercalados entre lienzos occidentales en un curioso contraste; y la Sala de los Espejos, en donde la magnífica alfombra de lana original rivaliza con la decoración mural a base de espejos.
 
Comedor, Sala de las Lacas y Sala de los espejos del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso
La segunda parte del recorrido discurre por las estancias de la planta inferior del Palacio. Aquí vamos a poder contemplar las numerosas piezas escultóricas que atesoraron los monarcas. La primera sala, llamada de Hércules por el fresco del techo (en el cual aparece el héroe griego matando a las serpientes), tiene un acceso a una salita con una preciosa fuente decorada con conchas llamada Fuente de Galatea. En la Sala de la victoria, esculturas de emperadores romanos como Augusto se mezclan con las de los dioses griegos, como Apolo.




De la Sala de la justicia destaca la magnífica escultura de la justicia velada por un manto, en la cual vemos la genialidad del artista para representar los paños húmedos. Mientras que en la Sala de la Paz destacar el fresco de la bóveda así como las esculturas de Hércules con su garrote y la piel de león y la de Gamínedes y el águila (remite al episodio mitológico en el cual Zeus, transformado en águila, se llevó a Gamínedes al monte Olimpo por haberse enamorado del muchacho).



Dos salas Anexas nos muestran los cuatro continentes conocidos en los frescos del techo: África y América por un lado y Asia y Europa por otro. La estancia más sobrecogedora es la Sala de las Ocho Columnas, llena de mármoles de colores y espejos. Indicar que el mármol verde procedía de Génova, mientras que el blanco de Carrara. La siguiente estancia, posee la fuente de Apolo y el fresco del rapto de Proserpina. Por último, destacar la Sala de la Verdad, la cual conserva una importante pieza propiedad de Isabel de Farnesio. El vaciado en yeso de conjunto clásico de Castor y Polux, los Dioscuros.

Suntuosas salas planta baja del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

En general, una visita instructiva y amena que, por la pequeñez del palacio, no se os hará de ninguna manera pesada o aburrida. 

Una particularidad única de este Palacio Real es la existencia, en sus enormes jardines de estilo francés, de numerosas fuentes que aún poseen el sistema de funcionamiento original del siglo XVIII. Su conservación se debe a que sólo se ponen en funcionamiento unos pocos días al año (os recomiendo consultar la página oficial de Patrimonio Nacional para informaros de los horarios, pues cambian cada año).

Pasear relajadamente entre las sombras que proporcionan los jardines y admirar las enormes fuentes que nos iremos encontrando es una de las razones principales por las que venir a este Palacio Real. Funcionen o no las fuentes, el detalle de las esculturas que las conforman resulta suficiente excusa como para no pasarse ninguna. Os aconsejo para ello llevar a mano el siguiente plano de situación.

Plano fuentes del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

En el jardín del Palacio existen 21 fuentes, las cuales tienen hasta 300 surtidores de agua. Todas las fuentes consumen una media de 9000 metros cúbicos por hora si funcionan a la vez (la misma cantidad de agua que se consume en la ciudad de Segovia), razón por la cual no se pueden encender todas al unísono de manera habitual. Este espectáculo sólo se celebra tres veces al año: el 30 de mayo, Día de San Fernando; el 25 de julio, Día de Santiago; y el 25 de agosto, Día de San Luis.

Al igual que en su modelo francés, las fuentes tienen una decoración escultórica mitológica. Y aunque parecen realizadas en bronce, en verdad se trata de una pátina que oculta su alma de plomo. Entre las fuentes principales que deben visitarse están:

La Fuente de la Fama: Enfrentada al Patio de Herradura del Palacio, muestra, en lo alto de una roca de seis metros, a la Fama subida a lomos de un caballo que pisotea a cuatro guerreros, alegorías de la envidia, la mezquindad, la ignorancia y la maldad. Desde su flauta es capaz de lanzar un chorro de agua de 42 metros.
Fuente de la Fama del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.

Los Baños de Diana: Un poco más al oeste que la anterior se encuentra esta fuente que destaca tanto por su decoración con conchas como por la cantidad de esculturas que la conforman. En la composición se muestra a Diana siendo arreglada por cinco ninfas, rodeada de cisnes y cervatillos.
Fuente de Diana del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

La Fuente de las Ranas: Muy próxima a la anterior y también en el lado oeste se encuentra esta fuente que remite a una leyenda mitológica. En una ocasión, la madre de Diana, Latona, sintiendo sed, pidió agua a unos labradores. Pero en vez de ayudarla los hombres enturbiaron las aguas, lo que enfadó a la diosa y provocó que les convirtiera en ranas. Sin duda, la metamorfosis que muestran las figuras es de lo más impresionante que veremos en los jardines.
Fuente de las ranas del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

La Cascada Nueva: Situada justo en la zona central respecto al Palacio su interés radica por la especial vista que ofrece del mismo. Una de las postales más típicas del lugar. Como curiosidad indicar que esta era la fuente que veía Felipe V desde su habitación. En la zona superior se encuentra la fuente de las Tres Gracias (Aglae, Talia y Eufrosina), mientras que en la parte inferior está la fuente de Anfítrite, de la que escribo más adelante.
Fuente de la Cascada del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Numerosas fuentes, situadas en la zona central de los jardines, están dedicadas a deidades mitológicas:

Andrómeda: Esta fuente muestra la leyenda mitológica de Andrómeda. Según la mitología griega, la madre de Andrómeda había presumido de la belleza de su hija hasta el punto de enfadar a Poseidón, quién envió un terrible monstruo para acabar con los hombres. El padre de Andrómeda, para evitarlo, acudió al oráculo de Amón, quién le ofreció como única solución entregar en sacrificio a su hija. De ahí que Andrómeda aparezca atada a una roca esperando ser devorada. Afortunadamente apareció Perseo para salvarla, el cual utilizó la cabeza de Medusa para destruir al monstruo (en esta ocasión con forma de dragón).
Fuentes de Andrómeda y Apolo

Apolo: la fuente del dios patrón de la música es inconfundible debido a la lira que porta y al acompañamiento de numerosas figuras de dragones, tritones, niños sobre hipocampos, genios y mascarones. Una de las deidades más importantes de la Antigüedad, sólo por detrás de Zeus, merecía una fuente tan exuberante como la realizada.

Neptuno: Preciosa fuente en la que el dios romano del mar surca las aguas portando su inconfundible tridente. Delfines y tritones rodean la carroza de la personificación de Felipe V. Junto con la anterior y la situada entre ambos, denominada del Mascarón (dos figuras simbolizan los ríos Tajo y Guadalquivir), conforman un grupo, que funciona al unísono al encenderse, denominado carrera de caballos.
Fuente de Neptuno del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Anfítrite: diosa griega del mar tranquilo y esposa de Poseidón, tal vez hubiera sido más propio llamarla Salacia (como la llamaban los romanos). Se trata de una personificación de Isabel de Farnesio quién, montada en una concha tirada por delfines, viaja en busca de su esposo.  La fuente se encuentra algo al oeste respecto a las anteriores y al pie de la fuente de la Cascada Nueva.

En la parte este de los jardines destaca la fuente de cuatro estanques denominada La Selva, en la cual aparece Pomona, diosa romana de la fruta y Vertumno, dios de origen etrusco que la enamoró; así como un curioso laberinto en el que podrán divertirse los niños correteando.
Fuente de la Selva y Laberinto

Por último, al fondo de los jardines se encuentra un lago, denominado El Mar, desde el cual se surten las fuentes para su funcionamiento. En los alrededores de este lago podréis visitar una curiosa gruta y el denominado puente de los suspiros.

En total, una visita muy recomendable que gustará a toda la familia.

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