domingo, 15 de marzo de 2020

La gripe española se originó en España


La conocida como gripe española tiene el dudoso honor de haber sido la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad. Aunque no resulta sencillo otorgar datos fiables sobre el número de fallecidos, los diversos estudios estiman una mortalidad de entre 50-100 millones de personas entre 1918-1922.

Ahora bien, un siglo después de su aparición la mayoría de personas siguen teniendo un conocimiento bastante deficiente de esta gripe y siguen repitiendo ciertas afirmaciones erróneas o muy cuestionables hoy día. ¿Os interesa conocer algo de verdad respecto a la pandemia más mortífera de la historia?


¿Qué fue la gripe española?

La gripe es una de las enfermedades más comunes del mundo. A la hora de clasificar los virus que la provocan se utilizan una serie de letras y números. Existen tres tipos de virus de la gripe (A, B y C) y que cada uno tiene varios subtipos, los cuales se diferencian entre sí por unas proteínas que se denominan H y N.

La gripe española fue una pandemia mundial de influenza virus A, del subtipo H1N1.

¿Hubo una sola oleada mortífera de gripe?

En realidad existieron tres oleadas de esta gripe. La primera fue la más leve de todas, en la primera mitad de 1918. Pero la segunda oleada, en otoño de aquel año, fue la más mortífera con diferencia. La tercera oleada ya no fue tan mortal, pero siguió afectando a un gran número de personas. Se estima que el 505 de la población mundial se vio afectada por esta gripe en alguna de las oleadas de la misma.

¿Cuáles fueron los síntomas de la gripe española?

Fiebre elevada, dolor de oídos y cabeza, cansancio y dolor corporal, diarreas y vómitos ocasionales eran los síntomas más habituales.

A los dos o tres días el paciente terminaba sufriendo una neumonía bacteriana secundaria que terminaba con su vida tras una lenta agonía debido a la falta de antibióticos.

En otros casos, debido al ataque virulento del virus y/o a una respuesta excesiva del sistema inmunológico, la muerte era mucho más rápida. Se producía un edema pulmonar y una hemorragia masiva que terminaba con los enfermos de manera fulminante. A los pacientes les faltaba el oxígeno, lo que provocaba que sus rostros se pusieran de color azulado; luego, las hemorragias encharcaban los pulmones y les hacían vomitar sangre, terminando ahogados en sus propios fluidos.


El doctor Roy Grist, mandó una carta a un amigo describiendo cómo era un enfermo que hubiera contraído el virus: “comienzan a manifestar lo que parece un ataque ordinario de Influenza y, cuando llegan al hospital, desarrollan rápidamente el tipo más vicioso de neumonía que se haya visto. En cosa de horas sobreviene la muerte”.

En los casos más virulentos una persona podía despertarse bien, sentirse enferma a primera hora de la tarde y morir de noche.

Por supuesto, estos casos tan mortales no tenían una gran propagación, siendo cepas menos mortíferas las que terminaban provocando los mayores contagios y la pandemia en sí misma.

¿Dónde se originó la gripe española?

El origen de esta gripe sigue siendo un misterio, tanto cronológica como geográficamente. En este último apartado los científicos han acotado los lugares a dos posibles puntos de origen: el este de China o el medio oeste de los EEUU, siendo este último lugar el que más adeptos tiene. Lo más aceptado es que su primera notificación se realizó el 4 de marzo de 1918, en el Campamento Funston en Fort Riley, en el estado de Kansas.

Respecto a su cronología, un estudio llevado a cabo por John Oxford y Douglas Hill, sostiene que los primeros casos se pueden remontar a finales 1915, cuando casos similares comenzaron a publicarse en la revista The Lancet. Eran casos que se habían detectado en campamentos británicos del norte de Francia, pero que pasaron desapercibidos debido a las numerosas enfermedades que existían en el frente de guerra y su mortandad (100 hombres de 30.000 infectados hasta 1917) no se tomó en cuenta debidamente.

Ahora bien. Ese virus tuvo que mutar en algún momento posterior para convertirse en la pandemia posterior. Rebajó su gran virulencia por una mayor facilidad de contagio. Y para ello se recombinó con el que portaban aves migratorias. Según indica Oxford: “Creemos que el virus de 1916 pudo intercambiar alta letalidad por una mayor capacidad de infección mientras se movía en un gran círculo desde Étaples hasta los EE UU y volvía en los cuerpos de los hombres de la Fuerza Expedicionaria del general Pershing”.

¿Por qué razón se denomina “española”?

Sabemos que la gripe afectó severamente a las tropas participantes en la Primera Guerra Mundial. Pero la censura de la época hizo que no se publicaran las víctimas que se cobraba, con el objetivo de no dar una imagen de debilitamiento ante el enemigo.

Por tanto, ante las noticias que provenían de España sobre la gran mortandad que provocaba dicha enfermedad, las grandes potencias decidieron denominarla Gripe española como si se tratara de un asunto exclusivamente local.

Ejemplos de noticias de prensa sobre la gripe de 1918 en España

No fue la única denominación que tuvo, aunque ya se olvidaran las anteriores, muchas cargadas de un sentimiento xenófobo propio de la época. En Senegal era conocida como la gripe brasileña; en Brasil, la gripe alemana. En Alemania era conocido como "Blitzkatarrh", mientras que para los españoles, la epidemia se convirtió en "el soldado de Nápoles". Los soldados ingleses que combatían en Francia usaron el término "Flanders grippe".

Muchas personas aún creen que en España esta gripe fue especialmente virulenta, pero en realidad aquí murieron la mitad de personas que en Francia (200.000 vs 400.000), algunas menos que en Reino Unido (250.000) y muchas menos que en los EEUU (500.000), en el África subsahariana (1,5 millones) o en China (se estiman 30 millones).

¿Cuál fue la mortalidad de la gripe española?

La OMS ha llegado a afirmar sobre esta gripe que “mató a más personas en menos tiempos que cualquier otra enfermedad anterior”.

Tal vez, por afirmaciones como esta, muchas personas piensan que la gripe española poseía una letalidad enorme. Pero esto no es completamente cierto y hay que explicarlo con algunos datos.

Según los estudios llevados a cabo, la mortalidad entre la población civil fue de un 2,5%. Un porcentaje bajo para la cantidad de enfermos pero exageradamente alto para otras infecciones de gripe (con una media de un 0,1%).

En cambio, en los campos de batalla, su letalidad llegó al 50% debido a las malas condiciones de las trincheras y la pésima salud de muchos soldados. En las trincheras del norte de Francia fue donde esta gripe dio sus golpes más mortíferos y letales, sembrando un auténtico caos. Por ejemplo, entre 1917-1918, murieron más soldados estadounidenses por culpa de la gripe española que por balas de los enemigos (+62.000 vs 48.909).

En general se estima que murieron entre el 10-20% de las personas infectadas.

¿A cuántas personas mató la gripe española?

Los datos más optimistas indican que esta gripe mató a un mínimo de unos 50 millones de personas, lo que suponía en torno al 4-5% de la población mundial. Otros estudios, considerando que muchos países en guerra optaron por censurar los muertos por esta gripe para no mostrarse debilitados ante el enemigo, elevan la cifra hasta los 100 millones.

Si tenemos en cuenta que la Primera Guerra Mundial superó en víctimas de soldados a todas las guerras conocidas hasta el momento, podremos ponderar mejor las consecuencias mortales de esta gripe que causó entre 3-5 veces más muertes que las atribuidas al conflicto bélico.

¿A quién afectó más la gripe española?

Una de las características más mortíferas de esta enfermedad es que afectó de manera notable a adultos jóvenes y adolescentes, siendo el grupo más afectado el situado entre los 25-34 años; le siguió el de 15-24, que también tuvo grandes bajas.

Existe la teoría que las poblaciones adultas no se vieron tan afectadas por haber poseído algún tipo de protección inmunológica debido al contacto con algún tipo de gripe similar menos virulenta en el pasado.

Ello también explica la alta mortalidad que provocó en las poblaciones de los nativos americanos, siendo muchas comunidades borradas de la faz de la tierra.

¿Qué impacto tuvo la gripe española en España?

España no fue un país beligerante en la Primera Guerra Mundial pero también se vio afectado por esta pandemia de manera especialmente virulenta. La llegada de la gripe estuvo condicionada por los temporeros que volvían de trabajar en los campos franceses.

La fiebre de los tres días, como se comenzó denominando a esta gripe, apareció en prensa a finales de mayo de 1918. Los rotativos de la época hablan de numeroso infectados (entre ellos el rey Alfonso XIII), pero de un carácter bastante benigno. Pocos murieron en esta primera oleada que se extendió por el país debido a las comunicaciones interprovinciales. Por ejemplo, en A Coruña llegó por vía ferroviaria, a través de los vagones de Correos.

En septiembre se produjo una segunda oleada que fue mucho más mortal y provocó la muerte de unas 260.000 personas (el 1,3% de la población). En algunos lugares, como en Vigo, la gripe afectó duramente, acabando con 600 personas (el 2% de su población) y afectando a 3.000 habitantes (el 10% de su población). Ahora, popularmente, se la denominaba “la maleta”, pues el que se infectaba tenía muchas papeletas de hacer la maleta para siempre.

No fue la última, pues hasta  junio de 1919 hubo otra oleada de gripe, algo más virulenta que la primera pero menos que la anterior, donde el pico de mortalidad se produjo en el otoño de 1918.

¿Qué impacto tuvo la gripe española en la Primera Guerra Mundial?

La guerra influyó de manera muy evidente en el desarrollo de la pandemia de gripe. Fueron los soldados estadounidenses que llegaron al norte de Francia quienes la introdujeron en el continente; y la alta concentración de personas junto a las malas condiciones de las trincheras y el movimiento de tropas fue una razón poderosa para su rápida transmisión.

Ahora bien, la gripe española apenas varió el curso de los acontecimientos pues mató por igual a soldados de ambos contendientes. De hecho, resulta difícil encontrar algo más que meras anotaciones puntuales en ensayos sobre la Gran Guerra.

¿Era el virus de la gripe lo que mataba a la población infectada?

Aquí tenemos una de las grandes ironías de esta pandemia de gripe. Una buena parte de las víctimas no murieron por el virus en sí mismo, sino por otras enfermedades asociadas a un sistema inmunológico debilitado.

En efecto, el virus, poco más mortífero que el de años anteriores, provocaba que cualquier infección bacteriana proliferara rápidamente, en las vías respiratorias superiores principalmente, debido al debilitamiento extremo de las defensas. Por tanto, era una neumonía bacteriana secundaria lo que terminaba provocando la muerte de los sujetos.

Según un estudio sobre materiales procedentes de necropsias de víctimas fallecidas en 1918, el neumococo (Streptococcus pneumoniae) estaba probablemente implicado en aproximadamente un 25 % de las muertes.

Y al igual que ocurrió con la Peste Negra, muchas personas murieron a consecuencia de la falta de cuidados. En los sectores más pobres, el miedo a poder ser infectado hacía que muchos enfermos fueran abandonados en sus casas y murieran por desnutrición.

Las malas condiciones higiénicas, la pobreza, la malnutrición, la falta de conocimientos médicos sobre virus o control de pandemias (hacinamiento en hospitales) y la mayor virulencia del virus de la gripe de aquel año terminan de explicar las razones por las que esta gripe se convirtió en la mayor asesina de la historia de la humanidad.

¿Qué acabó con esta pandemia?

Las muertes por gripe española se siguieron produciendo hasta el año 1920, momento en el cual se dejan de tener noticias de defunciones derivadas por este virus.

Entre las razones esgrimidas para la erradicación de esta pandemia está la mutación natural del virus y la puesta en marcha de políticas sanitarias más eficaces, como las cuarentenas. También el final de la guerra y la mejora de las condiciones sanitarias lograron que los contagios decrecieran.

Italia 1346 y Gran Bretaña 1918: la historia se repite con medidas inútiles para frenar al virus

No obstante, el virus de la gripe de 1918 no ha desaparecido. En el año 2005 se logró recrear genéticamente este virus gracias a los avances científicos. El grupo de Jeffrey Taubenberger logró resucitar a este virus y estudiarlo, confirmando su alta patogenicidad.

¿Se podría volver a repetir una gripe similar?

Cada cincuenta años aproximadamente se produce una nueva epidemia de gripe que por sus excepcionales características virulentas se distingue de otras estacionales. Una pandemia de este tipo se produjo en el año  1968 en Hong Kong, produciendo entre uno y cuatro millones de víctimas.

Un caso parecido al de 1918 lo sufrimos en el año 2009, con una pandemia mundial de gripe de similares características. Fue la llamada gripe aviar, provocada por un virus de la gripe A del tipo H1N1. En esta ocasión el virus tenía componentes de la gripe porcina, aviar y humana.

La pandemia comenzó el 21 de abril cuando Estados Unidos alertó de que se había detectado un brote de gripe procedente de México. En tan sólo tres semanas hubo casi un millar de personas infectadas y 18 muertes.

La paranoia que se generó con esta pandemia nos demostró hasta qué punto nuestra sociedad híper-informada puede verse manipulada por intereses económicos muy concretos. Por ejemplo, la calificación por la OMS de pandemia a este virus generó una alerta injustificada, pues la denominación obedece a su extensión geográfica y no a su mortalidad, que fue muy baja (en los 14 meses de duración hubo 19.000 víctimas en todo el mundo).

El miedo a sufrir un número elevado de muertes hizo que los gobiernos invirtiesen millones en unas vacunas que no hicieron la menor falta, lo que supuso un lucrativo negocio para muchas empresas farmacéuticas.

La escasa mortalidad de esta cepa de virus y las mejores condiciones sanitarias y de vida de la población mundial hizo que las muertes no fueran nada elevadas en la penúltima pandemia de gripe que hemos sufrido.

Ahora bien, la humanidad no está libre de este tipo de problemas. La posibilidad de que aparezcan cepas más virulentas y la resistencia que están mostrando ciertas bacterias ante los antibióticos actuales es un peligro real que nos puede afectar tarde o temprano.


Justo al terminar de escribir este artículo el mundo tuvo constancia de una nueva pandemia de un virus cuya mortalidad era levemente superior al de la gripe estacional pero cuyo contagio era mucho más frecuente, siendo este el verdadero problema la congestión de los sistemas sanitarios. Se llamó coronavirus (COVID-19) y las medidas que se tomaron para combatirlo siempre fueron escasas y tardías. China, lugar de origen, ante el contagio masivo de su población tomó medidas tan drásticas como la de cerrar ciudades de millones de habitantes. De nuevo, la desinformación llevó a que las escenas de mascarillas volvieran a ser frecuentes en el seno de la sociedad cuando la exposición al virus llevaba afectando semanas a la población y la transmisión del mismo se producía por múltiples motivos (además del respiratorio).

De nuevo volvemos a utilizar métodos inútiles para combatir pandemias mundiales

En un mundo tan conectado como el actual, con multitud de vuelos intercontinentales diarios y un continuo movimiento de personas, un virus con una mayor mortalidad que el habitual, combinado con bacterias resistentes a los antibióticos podría generar una pandemia tan mortal como la de 1918. Si además unimos factores como un conflicto bélico por los recursos naturales puede que repitamos, en parte, la historia vivida.

P.D.: Cuando se publica este post el principal foco de infección del coronavirus se encuentra en Europa, concretamente en la región italiana de Lombardía y en Madrid, capital de España. En ambos lugares se han decretado medidas extraordinarias de enclaustramiento de las personas, en un intento tardío y desesperado de frenar los contagios y no saturar los hospitales.

Como pasó en China, los gobiernos han actuado mal y tarde, pues ante una crisis de esta magnitud no se han implementado medidas adecuadas de cuarentena, aviso a la población y aumento del personal y número de camas y UCIs. La consecuencia, como tantas veces nos ha enseñado la historia, es la muerte de numerosas personas por no tener acceso a unos adecuados cuidados médicos.

¿Cuantas pandemias serán necesarias para que logremos aprender la manera de combatirlas?



Bibliografía:

Oxford, John S.  & Gill, Douglas. A possible European origin of the Spanish influenza and the first attempts to reduce mortality to combat superinfecting bacteria: an opinion from a virologist and a military historian. Journal Human Vaccines & Immunotherapeutics. Published online: 23 May 2019.

Morens DM, Taubenberger JK, Fauci AS. Predominant role of bacterial pneumonia as a cause of death in pandemic influenza: implications for pandemic influenza preparedness. J Infect Dis. 2008 Oct 1;198(7):962-70. doi: 10.1086/591708.
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