Cuando un paciente acude a una óptica o una clínica
oftalmológica para chequear su vista, de manera habitual, lo que recibía a
cambio era una refracción básica. Con ello se logra conocer el estado
refractivo del paciente. Es decir, el conocimiento de las lentes que necesita
para que las imágenes que proceden del infinito enfoquen en su retina.
Ahora bien, con esta refracción básica no logramos
determinar la necesidad de compensar ese estado refractivo y ni si ese es el
estado refractivo que se necesita compensar. La clave está en algo fundamental
para nuestra visión: la visión binocular.
En el artículo de hoy voy a mostraros la importancia
que tiene la evaluación de la visión binocular, además de la refractiva, en
todo examen optométrico. ¿Os interesa el tema?
Como escribía al comienzo, una refracción básica
supone averiguar la refracción necesaria para cada ojo con la que poder enfocar
las imágenes en retina.
Pero, en ocasiones, compensar simplemente el estado
refractivo, sin conocimiento alguno del estado de su visión binocular, puede
ser incluso perjudicial para el paciente. Y otras veces no sólo vamos a
compensar su estado refractivo, sino que también vamos a compensar otras cosas
en beneficio de su sistema binocular.
Por ejemplo, existen pacientes con un exceso de
divergencia, con un AC/A alto y una refracción de una hipermetropía pequeña en
torno a +1,00 que manifiestan síntomas astenópicos. Si no evaluamos la visión
binocular pensaríamos que las molestias vienen producidas por esa pequeña
hipermetropía sin compensar. Ahora bien, en realidad el problema está en su
deficiente visión binocular, por lo que al colocar el positivo no sólo no
resolvemos el problema, sino que podemos generar una posible exotropia en
visión lejana.
También puede ocurrir, al contrario. Paciente con una
hipermetropía baja que no consideremos necesario compensar por refracción pero
que, al examinar su sistema binocular, si sea aconsejable hacerlo porque
disminuimos los síntomas molestos en visión próxima. O que necesite una adición
en visión próxima mayor que el positivo necesario para la visión lejana. Las
posibilidades son infinitas.
Antes de explicar los problemas a los que nos podemos
enfrentar creo necesario dar unas pinceladas al funcionamiento de nuestra
visión binocular.
La visión binocular es una capacidad que tiene nuestro
sistema visual para que las imágenes que recibe cada ojo se puedan fusionar en
una sola imagen, la cual es nítida, simple y tridimensional (por la diferencia
angular existente entre los ejes visuales de cada ojo).
Esta capacidad involucra a un sistema acomodativo, que
es el que permite focalizar a diferentes distancias, y a un sistema vergencial,
que es el que permite coordinar los movimientos de los ojos a diferentes
distancias (mediante la convergencia y divergencia de nuestros ojos).
Estos dos sistemas se llaman sinquinéticos porque un
sistema inerva la parte del otro sistema y ambos están en continuo cambio.
Nuestro sistema visual es dinámico. Necesita continuos
cambios y reajustes, además de poder mantener esos cambios estables durante el
tiempo necesario que demande la actividad a realizar.
A nivel didáctico se suele separar la acomodación y
las vergencias. No obstante, en el día a día ambos sistemas están
interrelacionados poderosamente. Los dos sistemas tienen conexiones
inervacionales, pero también responden a diferentes sistemas inervacionales en
función de la diferencia de la demanda del estímulo y la actividad que vayamos
a realizar. Y esto es lo verdaderamente complicado de evaluar.
En un primer momento existe una respuesta refleja que
se subdivide, a su vez, en una respuesta inervacional refleja transitoria (que
inicia el cambio acomodativo y vergencial) y una inervación sostenida que hace
que ese cambio se mantenga un periodo corto de tiempo.
Dependiendo del tipo de actividad, a partir de este
momento, entran otro tiempo de inervaciones suplementarias cuyo objetivo es
economizar nuestro sistema visual y darle una estabilidad en el tiempo para
poder realizar las actividades que precisan de esa demanda.
Por no hacer el artículo excesivamente largo y
complejo voy a centrarme, en esta ocasión, en el sistema acomodativo.
Cada vez que realizamos un cambio acomodativo
recibimos un procesador sensorial. Es decir, primero existe un estímulo y es el
que provoca una respuesta. Puede ser un estímulo amplio o muy pequeño.
En lo que se refiere a la acomodación solemos realizar
cambios entre lejos-cerca y viceversa. Por lo general estos cambios
acomodativos son respuesta a estímulos de unas 2 dioptrías. Por tanto, cuando
cambiamos nuestro enfoque de lejos a cerca o viceversa, lo primero que ocurre
es una inervación refleja transitoria a ese cambio acomodativo.
A partir de ahí, puesto que nuestro sistema visual es
un sistema económico, siempre existirá una ganancia en la respuesta (la
respuesta nunca es igual a la demanda). Por ejemplo, si el estímulo requiere
2,5 dioptrías (estaría situado a unos 40 cm), nuestro sistema visual realizará
una respuesta para hacer que ese estímulo entre dentro de nuestros rangos
fisiológicos. Es decir, aunque el estímulo no esté perfectamente enfocado,
nosotros logramos verlo nítido gracias a la profundidad de foco (que se regula,
entre otras cosas, con la abertura pupilar).
Ese pequeño estímulo que no ha sido resuelto sirve de
estímulo pequeño para el mantenimiento del enfoque durante un periodo de tiempo
corto (inervación refleja sostenida).
Por tanto, ante un estímulo, primero nuestro sistema
visual enfoca y luego mantiene el enfoque gracias a ese pequeño estímulo no
resuelto.
A continuación, si es necesario mantener ese enfoque
durante un periodo largo de tiempo (por ejemplo, estudiante de oposiciones
necesita mantener la misma postura acomodativa durante mucho tiempo), entrarían
otros sistemas inervacionales para sostener y, a la vez, economizar esa
acomodación durante todo ese periodo de tiempo: acomodación tónica, acomodación
adaptativa, acomodación proximal… (inervaciones gruesas o suplementarias).
Principales disfunciones del sistema
acomodativo
En la bibliografía vamos a encontrar cinco
alteraciones relacionadas con la capacidad acomodativa que, a nivel didáctico,
podemos agrupar en dos grandes categorías: el exceso acomodativo y la
insuficiencia acomodativa. La inflexibilidad acomodativa, el mal sostenimiento
de la acomodación o la parálisis acomodativa serán considerados subtipos o
variantes estrechamente relacionados con estos dos grupos principales.
Una descripción sucinta que cada problema sería la
siguiente:
· Insuficiencia
acomodativa: las necesidades del paciente no están resueltas debido a un
problema en la respuesta acomodativa, la cual es insuficiente.
· Exceso
acomodativo: aquí el término puede inducir a error, pues no existe un exceso de
acomodación por nuestro sistema a un estímulo determinado, sino una disfunción
de la relajación de la acomodación, lo que generará una sintomatología
determinada.
· Mal
sostenimiento de la acomodación: El paciente tiene, inicialmente, una buena
respuesta acomodativa, pero es incapaz de sostenerlo en el tiempo.
· Parálisis
acomodativa: viene mediada por una parálisis inervacional al músculo ciliar,
las cuales suelen estar relacionadas con alteraciones orgánicas, como tumores o
relacionadas con fármacos concretos.
· Inflexibilidad
acomodativa: son pacientes con problemas tanto para relajar como para estimular
la acomodación (mala flexibilidad), siendo un primer paso que suele degenerar
en un exceso acomodativo.
· Pseudomiopía:
es una variante del exceso acomodativo. Supone un problema donde ese exceso
genera una repercusión refractiva sobre el paciente también en distancias
lejanas.
Prevalencia clínica de las disfunciones
acomodativas: La insuficiencia acomodativa es difícil
de encontrar (y suele estar mediada por alteraciones refractivas no
compensadas). En cambio, la que más síntomas genera es el exceso acomodativo,
por lo que será la que más habitualmente encontremos en nuestros gabinetes.
Pasemos ahora a describir un poco más
pormenorizadamente las principales disfunciones acomodativas.
Exceso acomodativo
Podemos definirlo como una lenta o deficiente
disipación de la inervación adaptativa, la cual es una variación de nuestra
inervación tónica a nuestras experiencias vitales.
Por ejemplo, ante una hipermetropía de 2 Dp, nuestro
sistema visual no realizará una compensación continua de esa ametropía, sino
que el cerebro genera un tono en el músculo ciliar para que esa hipermetropía
esté parcialmente compensada. En casos donde la demanda acomodativa es alta
(como a la hora de estudiar mucho para unas oposiciones) el cerebro intenta
minimizar el coste energético de ese esfuerzo dándole más tono todavía al
musculo ciliar. Entonces si no podemos disipar esa inervación adaptativa rápidamente
cuando pasamos de cerca a lejos, de forma refleja tampoco vamos a poder ser
capaces de disipar o relajar toda la demanda acomodativa del estímulo en visión
lejana. La consecuencia es que tendremos visión borrosa al ver de lejos ante la
imposibilidad de relajar la acomodación.
Por tanto, en el exceso de acomodación no existe un
exceso de tono ante un estímulo determinado, pues nuestro sistema visual es
económico y nunca va a superar la demanda del estímulo, sino, al contrario, se
quedará algo corto. Por tanto, no es un exceso a la inervación refleja, sino un
exceso a la inervación adaptativa.
Sintomatología:
Todos los problemas acomodativos tienen, como denominador común, la visión borrosa.
Si el paciente manifiesta borrosidad en cerca (o mal sostenimiento del enfoque en cerca) podemos pensar que existe una probable insuficiencia acomodativa.
Si el paciente manifiesta mala visión en distancias lejanas, la
misma se acentúa cuando realiza un trabajo en visión próxima (y mejora cuando
no realiza tal actividad) y, además, tiene una agudeza visual fluctuante son
síntomas asociados a un exceso de acomodación.
Signos: Pruebas
deficientes en donde pedimos una relajación de la acomodación. En la
flexibilidad acomodativa falla al intentar relajar con lentes positivos. En el
ARN vamos a tener valores bajos. En la postura acomodativa (14B) será neutra o
tendente a negativo.
La afectación en visión lejana dependerá de lo
instaurado que esté el problema. En casos donde existe un exceso acomodativo
fuerte, encontramos que les cuesta llegar a una buena agudeza visual con lentes
negativas (no suelen pasar de 0,9) y en el test de la retinoscopía estática en
lejos nos dan valores más negativos de lo esperado en relación con la agudeza
visual que tiene. En general, la calidad de visión es peor que el estado
refractivo y no suelen ganar una línea de agudeza visual por cada 0,25 Dp que aumentamos
(regla de Swaine).
Tratamiento:
La opción ideal sería la terapia visual. En términos refractivos, no caer en el
error de prescribir lentes negativas en pseudomiopías o aconsejar lentes
positivas en visión próxima cuando, en verdad, no existe una hipermetropía sin
compensar.
Inflexibilidad acomodativa
No es un subtipo del exceso acomodativo, pero se
asemeja mucho al mismo. Se inicia cuando el paciente tiene problemas para
realizar cambios acomodativos lejos-cerca y viceversa.
Se evalúa con la prueba de la flexibilidad
acomodativa. En este caso la respuesta será mala tanto con lentes positivas
como negativas (en el exceso acomodativo fallan con lentes positivas, pero no
con lentes negativas). En estos casos los valores de ARN y ARP también estarán
alterados.
Insuficiencia acomodativa
Se trata de una disfunción o trastorno de la
acomodación que se caracteriza por la incapacidad del sistema acomodativo para
mantener un enfoque adecuado durante tareas prolongadas. El sistema visual no
da una respuesta acomodativa apropiada a la demanda del estímulo, generando el
problema en esas distancias cortas. El primer síntoma manifiesto es una visión
borrosa en visión próxima. Y esta borrosidad puede darse tanto en el cambio de
enfoque rápido entre lejos-cerca (insuficiencia acomodativa) o también en el
sostenimiento de la acomodación en el tiempo (subtipo).
Sintomatología:
Visión borrosa en visión próxima y astenopía: cansancio, fatiga, enrojecimiento
ocular, somnolencia
Signos: Todas las
pruebas donde estimulemos acomodación estarán afectadas. En la flexibilidad
acomodativa fallará con lentes negativos desde el primer momento (en problemas
de enfoque rápido) o con el paso de la prueba (en casos donde lo que cuesta es
mantener el esfuerzo acomodativo en cerca un tiempo prolongado); el ARP estará por
debajo de la norma, y manifestará una amplitud de acomodación disminuida para
lo correspondiente a su edad; igualmente, el 14B estará alejado o más alto de
lo normal.
En todos los casos debemos evaluar con la mejor
compensación refractiva del paciente pues, en muchas ocasiones, estos problemas
acomodativos vienen producidos por ametropías no compensadas.
Tratamiento:
Tras verificar que no existe un error refractivo sin compensar, lo ideal es la
terapia visual. Con la prescripción de una lente positiva para cerca vamos a
poder mitigar los síntomas molestos en visión próxima.
Mal sostenimiento de la acomodación
Se considera un subtipo de la insuficiencia
acomodativa y comparten características clínicas similares. Se caracteriza
porque, con la ejecución de las pruebas, la capacidad del paciente va
disminuyendo; hasta el punto de pasar de la normalidad a la deficiencia. Por
tanto, este es el principal diagnóstico diferencial respecto a la insuficiencia
acomodativa.
Para un segundo artículo complementario os describiré
las principales pruebas de gabinete con las que logramos averiguar posibles
problemas acomodativos.
Hasta la próxima.





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