Como complemento al anterior post donde realizaba una
introducción básica sobre los prismas utilizados en el mundo de la óptica, voy
a compartir con vosotros un nivel mayor de complicación, adentrándonos en las
paradojas que guardan los prismas.
¿Os interesa saber más sobre prismas?
Mientras me estaba preparando este artículo llegó a
mis manos un excelente resumen sobre el tema realizado por Lluís Bielsa Elies, Delegat
Provincial de Barcelona del Col·legi Oficial d'Òptics Optometristes de
Catalunya.
Como veo difícil superar tal nivel didáctico he
decidido compartirlo tal cual con vosotros y, al final, subrayar los aspectos
más importantes que deberían quedarse en vuestras retinas.
CONCLUSIONES MÁS
IMPORTANTES
Ver de manera eficiente exige coordinar ambos ojos,
por lo que las disfunciones binoculares deberían ser un aspecto fundamental en
las revisiones oculares (algo que, lamentablemente no ocurre).
Anteponiendo una lente positiva alejamos la imagen,
igual que anteponiendo unos prismas en base nasal creamos el efecto de que el
objeto, sobre el cual convergemos, esté más lejos.
Si por el contrario anteponemos una lente negativa,
acercamos la imagen igual que con el prisma, en base temporal, creamos el
efecto de que el objeto a mirar está más próximo.
En la siguiente imagen (que os recomiendo memorizar)
se ve perfectamente lo indicado anteriormente. Con prismas base nasal el punto
de enfoque se aleja (debemos proseguir la línea de puntos hasta que se unan),
mientras que con prismas de base temporal el punto de enfoque se acerca (a la
nueva posición donde se juntan las líneas de puntos).
La filosofía de prescripción de los prismas,
especialmente en las disfunciones binoculares no estrábicas, no es evitar el
esfuerzo de fusión de las imágenes monoculares sino reducirlo, lo que implica
la presencia de unas reservas fusionales mínimas para poder cumplir su
cometido. Esta reducción del recorrido de compensación de la foria anima al
esfuerzo de fusión por parte del sistema visual.
Los prismas, a la hora de compensar forias, se
prescriben a favor de la foria. Esto es, a un exofórico se le colocarán prismas
con base nasal, mientras que, a un endofórico, prismas de base temporal. Esta
aparente paradoja es así porque el objetivo es favorecer que el sistema visual
realice, por sí mismo, el movimiento correcto de convergencia (en el primer
caso) y de divergencia (en el segundo).
En exofóricos, al colocar un prisma de base nasal,
alejamos lo suficiente la imagen como para que el sistema visual se anime a
completar un esfuerzo de compensación que se hace más cómodo, eficiente y
estable gracias a la ayuda prismática. En endofóricos ocurre al revés, pues los
prismas de base temporal, acercan la imagen lo suficiente como para que el
sistema visual relaje convergencia y llegue sin problemas al nuevo punto de
enfoque.
Debido a lo anterior, los prismas BN provocan la
activación de la convergencia en exofóricos y los prismas de BT la divergencia
en endofóricos.
Lo anterior no sirve para personas ortofóricas, es
decir, personas sanas que no tienen forias.
El efecto de los prismas, en el ortofórico, provoca
endoforia con prismas BN y exoforia con BT pero en este caso, no por el efecto
prismático correspondiente, sino como respuesta al desorden inducido por el
mismo: mantener la fusión es la lucha contra el caos.
Para el ortofórico con prismas en base nasal, la
respuesta sigue siendo hacia adentro, pero, en este caso, no será con el
objetivo de buscar el orden sino de evitar el desorden. En esta lucha contra el
desorden, frente al desplazamiento de las imágenes hacia afuera con los prismas
nasales, el sistema responderá convergiendo para mantener su equilibrio
fusional, igual que frente a la perturbación de los prismas en base temporal
responderá divergiendo.
Muchos ortofóricos de cerca, usuarios de gafas
premontadas, acaban creando exoforia como respuesta al descentrado temporal de
sus lentes (efecto BT). En cambio, si el descentrado fuera nasal (más extraño)
provocaríamos una endoforia por el prisma BN inducido.
A la hora de cuantificar el sistema binocular de
nuestros pacientes utilizamos pruebas con prismas. Para evaluar la divergencia
utilizamos prismas BN, mientras que para evaluar la convergencia usamos prismas
de BT.
La prueba consiste en aumentar el valor de los prismas
hasta que se produzca la ruptura de la fusión. Con prismas de BN valoramos
hasta que punto el ojo es capaz de divergir para mantener la fusión. Esa
capacidad de compensar la endoforia se denomina reserva fusional divergente o
negativa.
Por el contrario, con prismas de BT valoramos hasta que
punto el ojo es capaz de converger para mantener la fusión. Esa capacidad de
compensar la exoforia se denomina reserva fusional convergente o positiva.
La capacidad de las reservas fusionales nos indicará
la presencia de un problema binocular y nos ayudará a determinar el valor de
los prismas de ayuda a la fusión.
Espero que el tema no fuera muy denso
Hasta la próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario