A todos nos han contado esta historia de
terror en una oscura noche. Ya sea al calor de una hoguera o en la tienda
silenciosa de un camping. El relato de una chica autoestopista que es recogida
por unos incautos jóvenes en plena noche. La muchacha tiene un aire extraño,
pero lo peor sucede cuando se aproximan a una curva cerrada. Allí cuenta su
terrible secreto y provoca que aquellos que la escuchan tengan su mismo trágico
final.
¿Os apetece conocer algo más de esta
leyenda urbana?
¿Qué nos dice esta leyenda urbana?
La historia de la chica de la curva se ha
contado de muchas maneras. En nuestros tiempos, el relato oral dejó paso al
audiovisual, mucho más impactante. En el año 2003, el director portugués David
Rebordâo, reinterpretó este mito colgando un vídeo en la plataforma Youtube
a modo de testimonio real (siguiendo la estela marcada por (The Blair Witch
Project). Fue un éxito (relativo).
En el cortometraje aparecía el viaje en
coche de tres muchachos portugueses hacia Sintra, una bella localidad próxima a
Lisboa. Circulando por una carretera aislada recogen a una joven autoestopista
vestida de blanco. Hermosa, aunque asustada, les dice que se llama Teresa y que
se dirige un poco más adelante. Preguntada sobre lo que hace allí sola por la
noche, la chica se cubre el rostro y comienza a llorar. Pregunta al conductor
si ve la curva que está más adelante y, con tono inexpresivo, suelta la
siguiente bomba: “Ha sido allí donde tuve un accidente… y he muerto”.
Lo siguiente que se ve en el vídeo son
gritos y, aparentemente, el accidente del automóvil, el cual se sale de la vía
y vuelca. El último fotograma muestra a la autoestopista con la cara llena de
sangre. Posteriormente, en unos subtítulos, el director explica que dos de los
tres ocupantes del vehículo murieron en el accidente. La autoestopista nunca
fue encontrada, aunque, la policía descubrió que, en 1983, en aquel punto de la
carretera, una tal Teresa Fidalgo había perdido la vida en un accidente.
¿De dónde surgió esta leyenda urbana?
Historias de apariciones similares se
pueden rastrear desde tiempos inmemoriales. Siempre con la protagonista de una
chica fallecida en trágicas circunstancias (accidente o suicidio) que vuelve al
mundo de los vivos con las funestas intenciones de llevar a la locura a quien
se encuentra con ellas. Si bien, las historias más alejadas de nuestra época,
en vez de ser tan cortas, añaden ciertos matices que terminan conformando lo
que se conoce como las historias de la muerta enamorada.
En 1987, por ejemplo, tenemos el caso aparecido
en el semanario Cronaca Vera. En el mismo se relata el caso de un
muchacho que, una noche, encuentra en la calle a una chica sola y asustada.
Preocupado por su situación, le deja su abrigo para que se proteja del frío,
pues llevaba ropa muy ligera. Luego la lleva en coche hasta su casa, en un
barrio de Milazzo, viendo la puerta por la que entra.
Al día siguiente fue hasta aquel lugar
para volver a ver a la chica, encontrándose con una anciana. La misma le dijo
que allí no vivía ninguna chica, pero el joven vio la cara de la misma en una
fotografía colgada de la pared. La anciana le indicó que aquella era su hija
fallecida hacía siete años. La misma se había suicidado. Incluso le acompañó al
cementerio donde reposaban sus restos. Allí, sobre la lápida, tal como indican
este tipo de historias, el joven encontraría su abrigo.
Otra historia similar la descubrimos en
1948 y tiene como protagonista a un soldado destinado en Palermo. En un baile
conoció a una muchacha y, por la noche, la acompañó a su casa. En esta ocasión
era un cementerio. Cuando al día siguiente fue allí a recuperar su abrigo (las
muchachas siempre tenían frío), descubre que no se trataba de la hija del
guardián del camposanto, sino de una chica fallecida años antes. Sobre su lápida
encontró su abrigo y, en un bolsillo, una nota que decía “dentro de quince
días”. Aquello trastornó al soldado, hasta el punto de mantenerle con
fiebre en la cama los días antes de la fecha marcada.
Como vemos, cada relato incluía algún tipo
de anécdota inquietante que atrapaba aún más al espectador.
Toda leyenda urbana tiene un sustrato
real
En este caso, el sustrato real en el que
se basan estos relatos reside en la muerte trágica e incomprensible de una
muchacha. Ya sea por accidente o por suicidio, tal pérdida es difícil de asumir
por las personas más allegadas.
Además, en los relatos más antiguos
podemos entrever el mito denominado jornada del héroe. Esto es la historia de
alguien obligado a realizar un viaje y que, las dificultades del trayecto le
hacen crecer como persona. En algún momento necesita la ayuda de alguien que le
prevenga de los peligros del camino. Es el caso de, por ejemplo, Ariadna, que
le dijo a Teseo cómo orientarse por el laberinto, o de Medea, que guió a Jasón.
Si aquí se trataba de una aparición amable, en la leyenda de la fantasma el
asunto torna a siniestro con el objetivo de hacer más atrayente el relato.
Toda leyenda urbana tiene su teoría
de la conspiración
En este caso no tenemos teoría de la
conspiración al uso, salvo que alguien pueda creer que existen espíritus
malvados que, tras la muerte, desean seguir haciendo el mal a los vivos de
maneras tan funestas.
Toda leyenda urbana se centra en
algún miedo irracional
La muerte trágica de una joven siempre es
un suceso traumático para los familiares y las personas que rodean a la desafortunada.
Si además se produce por un accidente o por el producto de un suicidio, ambas
circunstancias inicialmente incomprensibles e inasumibles, el trauma es aún
mayor. Por ello, la historia de una muchacha que aparece tras su muerte en el
mundo de los vivos tiene una atracción irresistible como historia.
Además de lo anterior, el miedo irracional
que acompaña a este relato es el encuentro con desconocidos que pueden
arruinarnos la vida. Algo muy probable cuando viajamos por lugares
desconocidos. El miedo a perder la vida en un viaje ya no es tan acuciante en
nuestra sociedad como lo era antaño, aunque el miedo hacia el otro desconocido
sigue existiendo ampliamente en unas sociedades cada vez más individualistas.
¿Existen precedentes de esta leyenda urbana
en la antigüedad?
Esta historia tiene su coincidencia
antigua con un relato aparecido en el Libro de las maravillas, escrito
por Flegón de Trales en el siglo II d.C. La obra reunía una serie de
narraciones de corte sobrenatural, las mismas eran presentadas como casos
verídicos.
La historia que nos ocupa aparece en el
informe que un magistrado local, llamado Hiparco, envía a sus superiores
respecto a un hecho extraordinario ocurrido en Anfípolis (Macedonia).
Una muchacha llamada Filinio había muerto
justo después de casarse con un hombre llamado Cratero. Pero, seis meses
después, la misma había vuelto del mundo de los muertos para entablar una
relación con un forastero llamado Macates.
Parece ser que Macates, mientras estuvo
alojado en casa de los padres de Filinio, recibió la visita de la joven
fallecida durante un par de noches. En ellas les dio tiempo a conocerse e
incluso el muchacho le regaló un anillo y una copa. Enterados los padres de
estas visitas por una cotilla vieja nodriza, en la tercera noche irrumpieron en
la habitación, descubriendo a su hija fallecida junto a Macates. La misma les
reprochó su curiosidad y cayó muerta al instante.
Cuando abrieron la tumba de Filinio
descubrieron que allí no había ningún cuerpo. Sin embargo, sí estaba el anillo
y la copa que le había regalado Macates. Ante tan horripilante descubrimiento
se decidió quemar el cadáver de Filinio. Macates, por su parte, incapaz de
recuperar la cordura ante lo que había vivido, acabó suicidándose.
Conclusión
El relato de una muchacha, muerta en
trágicas circunstancias, que vuelve a la vida para llevar a la tumba a incautos
muchachos que encuentra es una historia, tan sugerente, que ha cautivado al ser
humano desde el inicio de los tiempos.
En todas podemos encontrar los mismos
puntos de conexión: muerte prematura de la protagonista, contacto por la noche
con un desconocido y, en las historias más elaboradas, intercambio de objetos
(abrigo), revelación por parte de los padres del fallecimiento de su hija, la
prueba definitiva en la lápida de la fallecida y, finalmente, la locura del
protagonista que se termina suicidando.
La versión actual de la chica de la curva
no deja de ser una versión reducida de la misma historia, adaptada a la época
moderna. El final es el mismo, llevar a la muerte a quien encuentra al espectro
femenino.
En todos los casos la inclusión de
supuestos datos verídicos contribuye a otorgar más veracidad al relato. Si en
el relato antiguo se incluía la noticia que tal historia provenía del informe
de un magistrado, en los relatos modernos se incluyen datos concretos, con
supuestos nombres y apellidos, de muchachas fallecidas en el lugar donde ocurre
el suceso.
Para ahondar más en este tipo de leyendas
urbanas os recomiendo el libro de Tommaso Braccini, Mitos errantes, de
donde obtuve la mayor parte de la información para realizar este artículo.
Hasta la próxima
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