domingo, 4 de mayo de 2025

Leyendas urbanas (III): La chica de la curva

 

A todos nos han contado esta historia de terror en una oscura noche. Ya sea al calor de una hoguera o en la tienda silenciosa de un camping. El relato de una chica autoestopista que es recogida por unos incautos jóvenes en plena noche. La muchacha tiene un aire extraño, pero lo peor sucede cuando se aproximan a una curva cerrada. Allí cuenta su terrible secreto y provoca que aquellos que la escuchan tengan su mismo trágico final.

 


¿Os apetece conocer algo más de esta leyenda urbana?

 

¿Qué nos dice esta leyenda urbana?

 

La historia de la chica de la curva se ha contado de muchas maneras. En nuestros tiempos, el relato oral dejó paso al audiovisual, mucho más impactante. En el año 2003, el director portugués David Rebordâo, reinterpretó este mito colgando un vídeo en la plataforma Youtube a modo de testimonio real (siguiendo la estela marcada por (The Blair Witch Project). Fue un éxito (relativo).

 

En el cortometraje aparecía el viaje en coche de tres muchachos portugueses hacia Sintra, una bella localidad próxima a Lisboa. Circulando por una carretera aislada recogen a una joven autoestopista vestida de blanco. Hermosa, aunque asustada, les dice que se llama Teresa y que se dirige un poco más adelante. Preguntada sobre lo que hace allí sola por la noche, la chica se cubre el rostro y comienza a llorar. Pregunta al conductor si ve la curva que está más adelante y, con tono inexpresivo, suelta la siguiente bomba: “Ha sido allí donde tuve un accidente… y he muerto”.

 

Lo siguiente que se ve en el vídeo son gritos y, aparentemente, el accidente del automóvil, el cual se sale de la vía y vuelca. El último fotograma muestra a la autoestopista con la cara llena de sangre. Posteriormente, en unos subtítulos, el director explica que dos de los tres ocupantes del vehículo murieron en el accidente. La autoestopista nunca fue encontrada, aunque, la policía descubrió que, en 1983, en aquel punto de la carretera, una tal Teresa Fidalgo había perdido la vida en un accidente.

 

¿De dónde surgió esta leyenda urbana?

 

Historias de apariciones similares se pueden rastrear desde tiempos inmemoriales. Siempre con la protagonista de una chica fallecida en trágicas circunstancias (accidente o suicidio) que vuelve al mundo de los vivos con las funestas intenciones de llevar a la locura a quien se encuentra con ellas. Si bien, las historias más alejadas de nuestra época, en vez de ser tan cortas, añaden ciertos matices que terminan conformando lo que se conoce como las historias de la muerta enamorada.

 

En 1987, por ejemplo, tenemos el caso aparecido en el semanario Cronaca Vera. En el mismo se relata el caso de un muchacho que, una noche, encuentra en la calle a una chica sola y asustada. Preocupado por su situación, le deja su abrigo para que se proteja del frío, pues llevaba ropa muy ligera. Luego la lleva en coche hasta su casa, en un barrio de Milazzo, viendo la puerta por la que entra.

 

Al día siguiente fue hasta aquel lugar para volver a ver a la chica, encontrándose con una anciana. La misma le dijo que allí no vivía ninguna chica, pero el joven vio la cara de la misma en una fotografía colgada de la pared. La anciana le indicó que aquella era su hija fallecida hacía siete años. La misma se había suicidado. Incluso le acompañó al cementerio donde reposaban sus restos. Allí, sobre la lápida, tal como indican este tipo de historias, el joven encontraría su abrigo.

 

Otra historia similar la descubrimos en 1948 y tiene como protagonista a un soldado destinado en Palermo. En un baile conoció a una muchacha y, por la noche, la acompañó a su casa. En esta ocasión era un cementerio. Cuando al día siguiente fue allí a recuperar su abrigo (las muchachas siempre tenían frío), descubre que no se trataba de la hija del guardián del camposanto, sino de una chica fallecida años antes. Sobre su lápida encontró su abrigo y, en un bolsillo, una nota que decía “dentro de quince días”. Aquello trastornó al soldado, hasta el punto de mantenerle con fiebre en la cama los días antes de la fecha marcada.

 

Como vemos, cada relato incluía algún tipo de anécdota inquietante que atrapaba aún más al espectador.

 

Toda leyenda urbana tiene un sustrato real

 

En este caso, el sustrato real en el que se basan estos relatos reside en la muerte trágica e incomprensible de una muchacha. Ya sea por accidente o por suicidio, tal pérdida es difícil de asumir por las personas más allegadas.

 

Además, en los relatos más antiguos podemos entrever el mito denominado jornada del héroe. Esto es la historia de alguien obligado a realizar un viaje y que, las dificultades del trayecto le hacen crecer como persona. En algún momento necesita la ayuda de alguien que le prevenga de los peligros del camino. Es el caso de, por ejemplo, Ariadna, que le dijo a Teseo cómo orientarse por el laberinto, o de Medea, que guió a Jasón. Si aquí se trataba de una aparición amable, en la leyenda de la fantasma el asunto torna a siniestro con el objetivo de hacer más atrayente el relato.

 

Toda leyenda urbana tiene su teoría de la conspiración

 

En este caso no tenemos teoría de la conspiración al uso, salvo que alguien pueda creer que existen espíritus malvados que, tras la muerte, desean seguir haciendo el mal a los vivos de maneras tan funestas.

 

Toda leyenda urbana se centra en algún miedo irracional

 

La muerte trágica de una joven siempre es un suceso traumático para los familiares y las personas que rodean a la desafortunada. Si además se produce por un accidente o por el producto de un suicidio, ambas circunstancias inicialmente incomprensibles e inasumibles, el trauma es aún mayor. Por ello, la historia de una muchacha que aparece tras su muerte en el mundo de los vivos tiene una atracción irresistible como historia.

 

Además de lo anterior, el miedo irracional que acompaña a este relato es el encuentro con desconocidos que pueden arruinarnos la vida. Algo muy probable cuando viajamos por lugares desconocidos. El miedo a perder la vida en un viaje ya no es tan acuciante en nuestra sociedad como lo era antaño, aunque el miedo hacia el otro desconocido sigue existiendo ampliamente en unas sociedades cada vez más individualistas.

 

¿Existen precedentes de esta leyenda urbana en la antigüedad?

 

Esta historia tiene su coincidencia antigua con un relato aparecido en el Libro de las maravillas, escrito por Flegón de Trales en el siglo II d.C. La obra reunía una serie de narraciones de corte sobrenatural, las mismas eran presentadas como casos verídicos.

 

La historia que nos ocupa aparece en el informe que un magistrado local, llamado Hiparco, envía a sus superiores respecto a un hecho extraordinario ocurrido en Anfípolis (Macedonia).

 

Una muchacha llamada Filinio había muerto justo después de casarse con un hombre llamado Cratero. Pero, seis meses después, la misma había vuelto del mundo de los muertos para entablar una relación con un forastero llamado Macates.

 

Parece ser que Macates, mientras estuvo alojado en casa de los padres de Filinio, recibió la visita de la joven fallecida durante un par de noches. En ellas les dio tiempo a conocerse e incluso el muchacho le regaló un anillo y una copa. Enterados los padres de estas visitas por una cotilla vieja nodriza, en la tercera noche irrumpieron en la habitación, descubriendo a su hija fallecida junto a Macates. La misma les reprochó su curiosidad y cayó muerta al instante.

 

Cuando abrieron la tumba de Filinio descubrieron que allí no había ningún cuerpo. Sin embargo, sí estaba el anillo y la copa que le había regalado Macates. Ante tan horripilante descubrimiento se decidió quemar el cadáver de Filinio. Macates, por su parte, incapaz de recuperar la cordura ante lo que había vivido, acabó suicidándose.

 

Conclusión

 

El relato de una muchacha, muerta en trágicas circunstancias, que vuelve a la vida para llevar a la tumba a incautos muchachos que encuentra es una historia, tan sugerente, que ha cautivado al ser humano desde el inicio de los tiempos.

 

En todas podemos encontrar los mismos puntos de conexión: muerte prematura de la protagonista, contacto por la noche con un desconocido y, en las historias más elaboradas, intercambio de objetos (abrigo), revelación por parte de los padres del fallecimiento de su hija, la prueba definitiva en la lápida de la fallecida y, finalmente, la locura del protagonista que se termina suicidando.

 

La versión actual de la chica de la curva no deja de ser una versión reducida de la misma historia, adaptada a la época moderna. El final es el mismo, llevar a la muerte a quien encuentra al espectro femenino.

 

En todos los casos la inclusión de supuestos datos verídicos contribuye a otorgar más veracidad al relato. Si en el relato antiguo se incluía la noticia que tal historia provenía del informe de un magistrado, en los relatos modernos se incluyen datos concretos, con supuestos nombres y apellidos, de muchachas fallecidas en el lugar donde ocurre el suceso.

 

Para ahondar más en este tipo de leyendas urbanas os recomiendo el libro de Tommaso Braccini, Mitos errantes, de donde obtuve la mayor parte de la información para realizar este artículo.

 

Hasta la próxima

 

 

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