domingo, 23 de marzo de 2025

Una mañana en Tortosa


Hoy os voy a proponer realizar una pequeña parada en Tortosa, ciudad de Tarragona con un importante pasado histórico que podemos descubrir en su importante patrimonio arquitectónico. El mismo comprende desde el castillo árabe o la Catedral gótica, hasta palacios renacentistas y modernistas.

 


Yo visité esta ciudad de camino a Salou, centro vacacional de playa y sol. Y resultó ser una parada muy agradable y sorprendente con la que complementar el descanso veraniego. ¿Os animáis a descubrir esta ciudad?

 

Lo primero que hice cuando llegué a la ciudad fue visitar el Castillo de la Zuda. Actualmente Parador Nacional, se trata de un lugar encantador con diferentes edificios con ventanales góticos, torres, murallas y un gran patio central que sirve de aparcamiento.

 


Lo más destacado que vais a ver desde aquí es la panorámica de la ciudad desde lo alto de las almenas. A destacar, la vista de la Catedral con sus arbotantes.

 

Tras este interesante comienzo tocaba ver el resto de la ciudad. Aparqué el coche en el recinto ferial, desde donde vamos a poder acercarnos al centro de la ciudad atravesando el encantador barrio judío.

 

En este entramado de callejuelas y rincones encantadores vivió una importante comunidad judía, tal vez la más importante de Cataluña en el Medievo. Pasear por su laberíntico callejero nos permitirá descubrir la distribución de estos lugares tan característicos y preciosos rincones. Ahora bien, apenas quedan ya edificios de aquella época. El Portal de los Judíos, la torre de Celio o el pozo de la pequeña plaza de la Figuereta son los mejores rincones.

 


Casi sin darnos cuenta habremos llegado a la Catedral de Santa María. Sin duda, esta es la visita más importante de la ciudad, en donde visitaremos, además del templo en sí, los edificios anexos que tenían estas construcciones. Configurados como un museo, vamos a descubrir numerosos tesoros que merece mucho la pena admirar.

 

La fachada barroca inacabada es muy característica y fácilmente reconocible, elevada por una gran escalinata. No existen torres y la única hornacina con escultura es la de la puerta principal. No parece un inicio muy atractivo que se diga. Pero no os desaniméis, pues se trata de una especie de disfraz que enmascara un interior gótico de gran belleza.

 


La entrada turística se realiza por la callejuela que se abre enfrente del Palacio Episcopal, un interesante edificio en donde destaca su impresionante escalera del patio interior.

 


Tras pagar la entrada, la visita comienza bajando hasta los túneles existentes en los cimientos. En ellos la población se refugió de los ataques aéreos durante la Guerra Civil Española, los cuales destruyeron la urbe casi completamente. En esta parte merece la pena detenerse a admirar la lápida trilingüe (hebreo, griego y latín), datada entre los siglos VI-VII d.C., y alguna lápida romana.

 


En la siguiente parte del recorrido vamos a visitar el museo de la Catedral, instalado en las diferentes estancias del antiguo monasterio: el refectorio, la sala capitular… Las principales obras que no debéis dejar de admirar son las siguientes:

 

En la sala 7 (antiguo refectorio) vamos a encontrar el Tapiz de la Santa Cena (S. XV) y el Retablo de la Transfiguración (S. XV) como las obras más importantes.


 

En la sala 8, un magnífico Cristo de marfil renacentista y la talla del Cristo del Palau, de gran dramatismo.

 


Y en la sala 9, el antiguo dormitorio, encontramos un espectacular coro renacentista en madera que data del siglo XVI, así como una custodia y una bella imagen de Santa Cinta.

 


La siguiente visita es el claustro, donde debemos fijarnos en los capiteles románicos, bellamente tallados y bastante bien conservados, pues podemos apreciar que representan pasajes de la Pasión de Cristo. Los mismos nos recuerdan que estamos en la zona más antigua de la construcción (s. XIII). Este espacio de recogimiento nos prepara para la última parte del recorrido, el interior de la Basílica.

 


Varios son los puntos en los que tenemos que fijarnos. En primer lugar, en el estilo arquitectónico, claramente gótico por sus bóvedas de crucería y su gran altura y amplitud.


 

Nada más entrar nuestros ojos se irán directos hacia el altar, donde se conserva el magnífico Retablo de Santa María de la Estrella. De clara inspiración italiana y datado en el siglo XIV, consta de veinticuatro escenas que narran la vida de Jesús y la Virgen, repartidas a lo largo de tres pisos y en ocho calles encima de cada una de ellas se encuentra el remate con un glabete con tracerías de forma lobulada, en el centro se encuentra una imagen exenta de la Virgen de la Estrella con el Niño en brazos.

 


Os aconsejo admirar un largo rato esta preciosa obra de arte tan colorida y majestuosa. Luego, podéis daros una vuelta por la girola, donde destacan la capilla de San Pedro y la del Santo Sepulcro.


 

Hacia la puerta principal del templo se encuentra la reja del presbiterio, constituida por barras cilíndricas y poligonales y barras transversales que forman un doble enrejado en la parte baja, con arcuaciones ojivales en la parte superior y acabados con púas y flores de lis; está adornada con aplicaciones de bronce y motivos grutescos formados con chapa calada.

 

Por último, justo al lado de la reja, vamos a encontrar la majestuosa Capilla de la Santa Cinta, un espacio barroco donde el mármol y los frescos le otorgan tal fastuosidad que se la conoce también como capilla real.

 


En la cabecera tiene un retablo de mármol con la imagen de la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad, realizada en el año 1822. En el altar dentro de una hornacina se encuentra una urna de plata realizada por los escultores Francesc y Josep Tramulles en el año 1727 con decoración de hojas, frutos y ángeles, donde se guarda la reliquia de la Santa Cinta. Enmarcan este altar dos grandes columnas de jaspe con capitel dorado con una cornisa que en su centro está la representación de la Virgen de la Cinta entre ángeles y nubes todo tallado en mármol; en una parte más inferior y ambos lados se encuentran las esculturas de San Pedro y San Pablo también en mármol.

 


Los frescos de la capilla fueron pintados a partir de 1718 por Dionís Vidal y Josep Medina. Las escenas de las pinturas fueron dirigidas por el canónico Vicent Gomis: La Virgen desciende del cielo en el presbiterio y en la cúpula, dividida en ocho partes, están representadas la figura de la mujer en diferentes hechos bíblicos, Débora, Judit, Rebeca, Abigaíl, Yael, María, Raquel y Ester. En el siguiente tramo la Virgen pasará sobre la ciudad para volver al lado de su hijo Jesús y el Padre Eterno ya en la entrada de la capilla. En las pechinas están representados los profetas Moisés, Isaías, Jeremías y Ezequiel.

 

Tras la visita a la Catedral nos dimos una vuelta por el centro de la ciudad, admirando vistas del castillo y una bella casa modernista, la Casa Grego. A destacar el dinamismo de sus formas sinuosas y el balcón curvo junto al Portal del Romeu, la única puerta interior de la Tortosa medieval que se conserva.

 

No es el único edificio modernista de Tortosa. Nosotros fuimos a otro de bella factura, el cual supuso nuestra última parada en la ciudad. Se trata del antiguo Matadero Municipal, compuesto por diversos pabellones ornamentados con ladrillos, cerámicas y tejas vidriadas.

 


En sus salas se encuentra la oficina de turismo y el Museo de Tortosa. Nosotros entramos a este último para conocer un poco la historia de esta localidad.

 

El museo es un espacio amplio donde vamos a realizar un recorrido cronológico desde la prehistoria hasta la modernidad. A través de unas pocas vitrinas con objetos destacados aprenderemos los diferentes nombres de Tortosa y las aportaciones que hicieron romanos, visigodos y árabes. Os dejo algunas imágenes del interior.

 





En la planta superior tenemos la parte más moderna, destacando un vídeo donde poder ver imágenes del siglo XX.

 


Hasta aquí nuestra visita exprés a esta bella localidad de Tarragona. No obstante, no son estos los únicos tesoros que guarda. En el tintero se nos quedaron visitas interesantes como los Reales Colegios Renacentistas (el patio del Colegio de Santiago y San Matías es el único patio renacentista de Cataluña y seguramente la obra civil más significativa de este estilo de toda la comunidad), las excavaciones arqueológicas de Tortosa cota 0, los jardines del Príncipe, con las esculturas de Santiago d Santiago o la experiencia de visitar el refugio antiaéreo utilizado durante la Guerra Civil Española.

 

Como veis, atractivos suficientes como para dedicarle más de un día a esta ciudad tan encantadora.

 

Hasta la próxima.

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