domingo, 2 de marzo de 2025

Leyendas urbanas (II): Complot contra la humanidad

 

Una de las leyendas urbanas que suelen reaparecer con cada catástrofe mundial es la del complot, de algún poder superior (élites económicas, poderes gubernamentales, dioses…), contra la mayor parte de los seres humanos.

 

Se trata de una leyenda urbana que se aprovecha del miedo a la muerte, en muchos casos incomprensible e inasumible en un primer momento, y del odio hacia los estratos sociales más privilegiados, los cuales, por norma, siempre suelen esquivar esas desgracias de forma más eficaz que los pobres. A continuación, veremos algunos ejemplos de esta leyenda urbana a lo largo de la historia, lo que nos permitirá obtener una visión más completa y contextualizada del asunto. ¿Os animáis?

 

¿Qué nos dice esta leyenda urbana?

 

El último complot contra la humanidad que hemos vivido, a gran escala, fue la pandemia de coronavirus. Las leyendas urbanas que acompañaron a esta terrible pandemia que surgió en el año 2020 y que, sólo en España, mató a más de 50.000 ese año, se pueden contar por decenas. Personalmente yo llegué a escuchar varias de boca de diferentes personas que, inocentemente, se hacía eco y divulgaban noticias de escasa veracidad difundidas masivamente a través de las redes sociales.

 

La más difundida fue aquella que indicaba que varios poderes fácticos, capitaneados por Bill Gates, habían decidido difundir el pánico por el mundo para suministrar una vacuna que exponía a enfermedades mortales a quienes la recibían. El siniestro objetivo que perseguía tan diabólico plan era realizar un genocidio silencioso debido al problema de la superpoblación mundial.

 

Esta leyenda tuvo diferentes variantes a lo largo del tiempo. Al inicio, como la población más mayor era la más afectada por el coronavirus, se extendió la idea de que se trataba de un plan gubernamental para diezmar a todos los jubilados y ahorrarse el pago de las pensiones. Luego, a la vacuna se le añadieron múltiples componentes maliciosos: desde sustancias esterilizantes a letales repetidores 5G.

 

¿De dónde surgió esta leyenda urbana?

 

Resulta muy complicado localizar el origen de una leyenda con tantos milenios de antigüedad, tal como veremos a continuación. El problema de la superpoblación mundial y la posibilidad de esterilizar o eliminar a una gran parte de la población para solucionarlo drásticamente ya estaba en el aire mucho antes del año 2020. Por ejemplo, es el argumento de uno de los best Sellers de Dan Brown, Inferno (2013).

 

Esta novela bebía directamente de las fake news que aparecieron tras las epidemias del virus AH1N1 en México (2009) y del SARS en China (2003). En ambos casos se difundieron noticias falsas relativas a complots que pretendían diezmar a la población.

 

Toda leyenda urbana tiene un sustrato real

 

El ser humano, en las numerosas guerras que ha librado a lo largo de su existencia, ha utilizado las armas más ingeniosas y malvadas con el objeto de vencer al rival. Una de ellas ha sido el uso de armas químicas. Y esto lo hemos rastreado desde tiempos inmemoriales.

 

En los asedios antiguos a las ciudades una táctica común era envenenar las fuentes de agua de la que se nutrían los sitiados con el objeto de hacerles enfermar. Tenemos como primer caso documentado la toma de la ciudad de Cirra en el año 590 a.C. Una coalición liderada por Atenas y Sición atacaron la ciudad y, ante la defensa a ultranza de sus habitantes, decidieron envenenar sus fuentes de agua con eléboro.

 

Otra manera de debilitar y aniquilar a un enemigo mediante armas biológicas era propagando una enfermedad. El primer caso documentado se encuentra en unas tablillas cuneiformes que pertenecen a los hititas, civilización de Anatolia de la Edad del Bronce que tuvieron su máxima expansión entre los siglos XIV-XIII a.C. Según el texto, los hititas condujeron hacia territorio enemigo tanto animales como personas infectadas por algún tipo de enfermedad contagiosa. Su intención era inequívoca: “Que el país que los acepte se quede también con esta terrible plaga”.

 

Respecto a la labor directa del gobierno y los sanitarios para diezmar a parte de la población tenemos un claro y reciente ejemplo que nunca deberíamos olvidar. Durante el gobierno nazi en Alemania a mediados del siglo XX se implementó la llamada Ley para la prevención de descendencia genéticamente enferma. Tribunales de la Salud Genética eran los encargados de valorar los casos y ordenar la esterilización obligatoria para todas las personas que tenían una discapacidad determinada. Con la excusa de la practicidad económica se llegó al extremo de esterilizar a grupos pobres de la sociedad mediante engaños y sin consentimiento alguno. Se calcula que el programa de esterilización forzosa afectó a unas 400.000 personas en Alemania. De ahí a la eutanasia sistemática en centros sanitarios nazis hubo un simple paso. Al programa de eutanasia masiva de discapacitados se le denominó Aktion T4 (por estar situado el cuartel general de esta organización en la Tiergartenstrasse 4 de Berlín).

 

Pero no pensemos que los nazis eran los más malos del mundo. En aquella época existían corrientes de pensamiento que favorecían tales actos por parte de ciertos gobiernos. Por ejemplo, los Estados Unidos fueron el primer país en emprender concertadamente programas de esterilización forzosa con propósitos eugenésicos. Aunque el objetivo principal eran personas con discapacidad mental y personas con problemas de salud mental, pronto se aumentó el número de candidatos a sordos, ciegos, personas con epilepsia y físicamente deformes. Los amerindios y las mujeres afroamericanas fueron esterilizados contra su voluntad en muchos estados, a menudo sin su consentimiento, mientras estaban hospitalizadas por otras razones (por ejemplo, para dar a luz). Indiana se convirtió en el primer estado en promulgar legislación sobre esterilización en 1907, seguida de cerca por Washington y California en 1909. Indicar que, tras la Segunda Guerra Mundial, la opinión pública hacia la eugenesia y los programas de esterilización se volvió más negativa a la luz de la conexión con las políticas genocidas de la Alemania Nazi, aunque un número significativo de esterilizaciones continuó en unos pocos estados hasta principios de la década de 1960.

 

Todos estos ejemplos nos muestran que el ser humano, en su infinita maldad, es capaz de generar enfermedades y propagarlas con fines concretos. Y, en el caso de gobiernos fascistas, se ha demostrado la existencia de toda una organización que, aprovechándose del aparato gubernamental, diezmaba en secreto a cierta parte de la población. O la esterilizaba con fines filosóficos, para intervenir en la herencia genética de la población.

 

Toda leyenda urbana tiene su teoría de la conspiración

 

Esta es una de las leyendas urbanas que poseen un componente más fuerte respecto a la posibilidad de una conspiración mundial contra gran parte de la humanidad. Hoy en día hemos sustituido la idea de malvados y vengativos dioses por la de codiciosos e ignominiosos poderes fácticos en la sombra. Al fin y al cabo, seres inalcanzables para el común de los mortales que, desde su atalaya de poder, deciden la suerte del resto de la humanidad.

 

Toda leyenda urbana se centra en algún miedo irracional

 

Las leyendas relativas al complot contra la humanidad resurgen cíclicamente cuando el ser humano se enfrenta a desastres incontrolables difíciles de explicar o racionalizar, tales como muertes masivas debidas a epidemias.

 

El miedo a la muerte es muy poderoso en el ser humano. Supone dejar de existir. Y, aunque todos sabemos que ese será nuestro final, tarde o temprano, nos cuesta asumir que el momento sea inminente y por sucesos que no podemos controlar.

 

Debido a ello, se buscan explicaciones sencillas que llenen el vacío de información o la incertidumbre generada. Explicaciones, al fin y al cabo, más plausibles, que ayuden a asumir este tipo de acontecimientos desgraciados. Y, en el ser humano, uno de sus mecanismos de protección es culpar al otro. Y el otro, en estos casos, suelen ser los ricos (que les afectan menos las mismas desgracias), los poderes políticos (encargados, en teoría, del bienestar social) y, en muchas ocasiones, los médicos y sanitarios que intentan curar tal enfermedad.

 

Son muchos los casos donde los médicos sufrieron en sus carnes la ira irracional que provocan estas leyendas urbanas. No todo el mundo aplaudía en los balcones a las 20:00h.

 

Puede que les sorprenda descubrir que, durante la epidemia de cólera que afectó a Europa entre 1830-1837, se produjeron diversas revueltas contra los médicos, acusados por parte de la población de difundir la enfermedad y condenar a los presuntos enfermos a morir en los hospitales. Seguro que les suena.

 

Un lugar donde la historia se repitió más de una vez fue la localidad italiana de Verbicaro. En 1855 la población asesinó al alcalde, acusándole de difundir unos polvillos venenosos que habían provocado una oleada de cólera. Y décadas más tarde, en 1911, una parte importante de la localidad asaltó el consistorio y apaleó al encargado del censo, acusándole de utilizar el censo municipal para localizar a las personas pobres a eliminar con el cólera la superpoblación. Ya vemos que esta leyenda siempre repite las mismas razones, sea cual sea la población mundial o local del momento. Siempre existe la sensación de ser demasiados.

 

Y los mismos argumentos los encontramos cuando existe una guerra con un gran número de muertos entre la población. Una de las leyendas más difundidas versa sobre el interés de las élites de diezmar con la guerra a una población demasiado numerosa.

 

¿Existen precedentes de esta leyenda urbana en la antigüedad?

 

Puesto que en la antigüedad han existido grandes mortandades, la lista de precedentes respecto a esta leyenda urbana es muy amplia. En ningún caso es actual la idea de una superpoblación mundial y la necesidad de diezmarla rápidamente con un gran mal.

 

En Mesopotamia, el poema babilonio Atrahasis o Utnapishtim describe que el dios Enlil, molesto por el ruido de los hombres, idea un plan para destruirlos mediante pestilencias y diluvios. Y esta historia se remonta aún más en el pasado. Ya los sumerios tenían en sus leyendas la idea de una destrucción de la humanidad por parte de los dioses mediante un diluvio y la salvación postrera de Ziusudra, al que podemos denominar el Noé sumerio.

 

En la Grecia antigua, en los conocidos como Cantos ciprios (siglo VI a.C.), descubrimos a un apesadumbrado dios Zeus quién, asustado por la gran proliferación de los hombres sobre la tierra, decide poner en marcha los acontecimientos necesarios para desencadenar la Guerra de Troya.

 

Como vemos, en la antigüedad, la culpa de las grandes mortandades y planes conspirativos contra la humanidad se la llevaban los dioses. Aunque, poco a poco, fue calando la idea de que los seres humanos tenían cierta culpa de tales actos. Algo que se potenciará a raíz de la difusión del cristianismo con la idea del pecado.

 

Esta idea la veremos de manera clara en la gran pandemia medieval de Peste Negra, la cual se llevó por delante a más de la mitad de la población europea. En época medieval el Vaticano difundió el acrónimo Saligia para recordar los siete pecados capitales (superbia, avaritia, luxuria, invidia, gula, ira y acedia, esto es, orgullo, avaricia, lujuria, envidia, glotonería, ira y pereza). Según el pensamiento religioso de la época, Dios había castigado a la Humanidad con la Peste Negra debido a sus pecados.

 

Bueno, esto fue un poco más adelante, cuando se comprobó que la epidemia atacaba a los cristianos sin mediación de infieles. La primera explicación fue echar la culpa a los infieles del contagio, concretamente a los mongoles.

 

No obstante, el miedo al otro nunca despareció. Las gentes medievales, temerosas de contagiarse, se fijaron más en los pecados del prójimo que en los suyos propios, y ahí entran las fake news difundidas en la época y que provocaron persecuciones y asesinatos de numerosos judíos, a los que acusaban, entre otras cosas, de contaminar los pozos de agua.

 

Conclusión

 

Ante una gran mortandad, como puede ser la causada por una gran pandemia, el ser humano busca explicaciones sencillas que le ayuden a racionalizar tales desgracias. En vez de asumir la realidad, mucho más cruel y molesta: vivimos en un mundo que contiene numerosos agentes patógenos potencialmente peligrosos para nuestra existencia y que, en ocasiones, logran mutar y atacarnos eficazmente durante un corto periodo de tiempo.

 

Las leyendas urbanas sobre conspiraciones en contra del ser humano siempre volverán cíclicamente cuando surja una nueva gran mortandad. Es inevitable. Ahora bien, siempre podremos enseñar el siguiente gráfico y recordar que las epidemias o pandemias han ido acompañando a la humanidad a lo largo de su dilatada historia.

Epidemias sufridas por la humanidad hasta 2016

 

Y que sólo con la investigación y los avances médicos hemos logrado combatir más eficazmente sus desastrosas consecuencias.

 

¿Cuándo dejaremos de tropezar en esta misma piedra?

 

 

 

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