domingo, 7 de junio de 2020

3 museos de Londres olvidados por el turismo

Cuando visitamos Londres, una de nuestras razones (al menos para mí) es poder acceder a algunos de los museos más importantes que posee la ciudad. Ya sea por la relevancia de sus colecciones, o por la exclusividad de sus piezas, Londres ocupa un lugar privilegiado en el ranking de ciudades con grandes museos.

A la hora de preguntar a las personas que han visitado Londres por los museos a los que accedieron, las respuestas suelen ser siempre las mismas: el Museo Británico, por su riqueza en objetos antiguos, y la National Gallery, por tratarse de una de las más famosas pinacotecas mundiales.

Pocos son los que incluyen la recoleta National Portrait Gallery, justo detrás de la pinacoteca, o la Tate Modern, en mi opinión uno de los mejores museos de arte moderno-contemporáneo que he podido visitar.

Siendo todas las anteriores visitas obligadas, creo que también sería necesario revalorizar otros museos que bien valen una visita detenida y se encuentran, en mi opinión, en un lugar muy alto en el particular ranking internacional por categoría. Por ello voy a intentar abriros el gusanillo con tres museos de muy diferente estilo. Cada uno, en su género, creo que es una maravilla, razón por la cual merecen acercarse a ellos y visitarlos.


Museo de Historia Natural de Londres

En las principales capitales del mundo existen museos dedicados a la Historia Natural (en mis tiempos denominada ciencias naturales). No obstante, nunca visité uno en el que la exposición fuera tan vasta e importante.

Este museo está considerado como uno de los tres más importantes de Londres y la afluencia anual de personas que lo visitan llega a los cinco millones. No obstante, me consta que muchas personas no lo consideran un lugar imprescindible para visitar. Y eso es un gran error.



Admirar el edificio externamente es la primera sorpresa de aquel que llega a sus cercanías. La entrada, cual moderna catedral, es el paso hacia el templo del conocimiento científico. Las dos torres, las arquivoltas… salvo por la ausencia de imágenes religiosas (aquí tenemos plantas y animales esculpidos en vez de santos), la sensación es la misma que la de entrar en un gran templo religioso. Y ello que se trata de una arquitectura victoriana, aunque con una poderosa reminiscencia románica ineludible. En el interior, con los refuerzos en hierro, lo entenderéis mucho mejor. Sin duda, en este caso, al igual que en otros museos como el de Arte Romano de Mérida, el continente no desmerece al contenido (en términos artísticos, claro).



El museo nos recibe con los restos de Dippy, un enorme esqueleto de Diplodocus que ocupa el Central Hall. Esto nos debe recordar que este museo fue el pionero a la hora de mostrarnos los dinosaurios en toda su magnitud.



Sin duda, su sala de dinosaurios, es una visita obligada e imprescindible. Entre los especímenes que podremos admirar se encuentran un Stegosaurus de 6 metros de longitud, un Megatherium y la reproducción, con sonido incluido, de un gran TiranosaurusRex (además del primer fósil conocido de este espécimen).



Otra de las salas que más suelen impresionar, tanto a grandes como a pequeños es la Sala de los mamíferos. En ella podremos contemplar, colgando del techo, una impresionante ballena azul que minimiza al resto de ejemplares expuestos. El fósil de los huesos de muchos de estos mamíferos se presenta junto a la reproducción de los mismos, lo que nos ayuda a entender mucho mejor su fisonomía externa.



Las dos zonas comentadas anteriormente se encuentran en la parte del museo denominada Blue Zone. Sin lugar a dudas es la más concurrida del museo y la que resulta verdaderamente imprescindible. El resto de salas expositivas se dividen por códigos de colores: Red Zone, dedicada a la Tierra y sus fenómenos; Green Zone, dedicada a las aves, los minerales y la evolución; Orange Zone, dedicada a los insectos y las plantas.

Además de los fósiles de dinosaurios y las Sala de mamíferos, otros puntos clave de la visita son el enorme tronco de una secuoya, por cierto, el ser vivo más grande del planeta; el calamar gigante de 8 metros capturado en las islas Malvinas en el año 2004; la escalera mecánica del globo terráqueo, el cual atravesamos; el simulador de terremotos;  El meteorito de Wold Cottage, con 4,6 millones de años; o los moldes pompeyanos de un hombre y un perro. Por último, como curiosidad, la taza realizada con un cráneo humano de hace unos 15.000 años.

La magnitud del museo es tal que os ocupará, perfectamente, toda una mañana. Y si os gusta mucho el tema, podéis comer allí (es posible llevar tu picnic) y pasar una jornada realmente preciosa. Ideal para días lluviosos o para visitar Londres con niños.

Información práctica:
·        Dirección: National History Museum, Cromwell Road, SW7 5BD.
·        Transporte público:
o   Metro: parada South Kensington de las líneas Circle, District y Piccadilly.
o   Autobús: 14, 49, 70, 74, 345, 360, 414, 430, 360 y C1.
·        Horarios: abierto todos los días de la semana excepto del 24 de diciembre al 2 de enero de 10.00 a 17.50 (última admisión a las 17.30).
·        Web oficial: http://www.nhm.ac.uk/
·        Entrada gratuita (no asustarse por las largas colas pues avanzan rápido). 

Museo de Sir John Soane en Londres

Se trata de uno de los museos más originales de la ciudad, pues vamos a poder admirar la vivienda de un acaudalado arquitecto de la época victoriana junto a las piezas de coleccionista que acumuló a lo largo de su vida. En cierto modo, por hacer un símil, me recordó a la Casa-museo Cerralbo de Madrid, aunque la londinense tiene una decoración interior aún más abigarrada.

Sir John Soane (1753 – 1837) fue uno de los grandes arquitectos neoclasicistas de Inglaterra. Su mayor aportación arquitectónica la tenemos en el Banco de Inglaterra, tanto en su fachada como en su cúpula interior.

Entre sus muchas otras obras estuvo reformar y rehabilitar las casas de sus familiares, así como las suyas propias. Este es el caso de la casa-museo que visitaremos, conservada tal cual estaba en vida de su dueño.

Por cierto, si deseáis conocer a este ilustre personaje deberíais acercaros antes a la recoleta National Portrait Gallery, pues allí está expuesto el retrato que le hiciera Thomas Lawrence (en la biblioteca de la casa existe una copia del mismo).

Siempre me produce cierta curiosidad visitar casas-museo de eminentes personajes. No palacios de reyes, llenos de gran boato, sino de importantes personalidades de la nobleza o burguesía de determinada época. Descubriendo su forma de vivir podemos conocer mucho más de la época en la que vivieron. En este caso, la vivienda de Soane me recordó, en parte, el gusto estético que imprimen los arquitectos (como en la casa-museo de Girona de Rafaél Masó) como el “horror vacui” que poseen los coleccionistas de obras de arte (como en la casa- museo Cerralbo de Madrid).

En el apartado de piezas artísticas nadie puede esperar lo que encierra esta vivienda. Desde pinturas y esculturas, pasando por numerosos objetos antiguos más propios de un museo que de una vivienda particular, el recorrido guiado no dejará indiferente a nadie.

Lo que más llama la atención a las personas profanas en la materia es el gran número de copias, en yeso, de relieves y esculturas de la Antigüedad. Dispuestas por las paredes sin ningún criterio estético, salvo el suyo particular, las piezas forman inquietantes puzles. En algunos lugares dicen que la acumulación de piezas recuerda a los grabados de Piranesi pero, en mi opinión, más bien parece el exceso acaparador de una mente medieval acostumbrada al horror vacui.

Propiamente de su profesión tenemos numerosos dibujos de arquitectura (30.000), así como diversas maquetas arquitectónicas de diferentes edificios antiguos y clásicos.

Entre su colección de pintura destacan las obras de William Hogarth: los ocho lienzos de La vida de un libertino (The Rake's Progress) y las cuatro de su famosa sátira política La campaña electoral basada en la elección parlamentaria de Oxford de 1754. 

Igualmente posee obras de grandes maestros de la pintura, tales como Canaletto, Sir Joshua Reynolds o A. Watteau.

La joya del museo, no obstante, es el sarcófago egipcio del faraón Seti I, ubicado en el sótano del edificio. O como le gustaba llamarlo a su propietario, su cámara sepulcral. Soane lo compró en 1824, por 2.000 libras esterlinas, al saqueador de tumbas (otros prefieren darle el nombre de egiptólogo) Giovanni Battista Belzoni. Anteriormente el Museo Británico había rechazado su adquisición (ya había adquirido al mismo individuo el gran busto de piedra de Ramsés II, procedente del Ramesseum, que aún expone), siendo Soane quién ocupó el puesto de tratante de antigüedades.

Información práctica:
·        Localización: 13 Lincoln’s Inn Fields, London WC2A 3BP.
·        Transporte público: parada de metro Holborn.
·        Horario: De martes a sábado de 10:00 a 17:00 H. Cerrado domingos, lunes y festivos.
·        Web oficial: www.soane.org
·        Entrada gratuita (llegar con tiempo pues existe límite de personas dentro de la casa).

Tate Britain

Este museo posee la colección más importante del mundo en su género, con obras británicas que abarcan del siglo XVI al siglo XX. Para realizar un recorrido artístico cronológico es importante continuar, tras la visita de este museo, con la Tate Modern, la cual tiene la colección más importante de Arte Moderno correspondiente al siglo XX (no solo británica). Ambas galerías están conectadas por un barco, que sale del embarcadero de Millbank Millenium, justo enfrente de la Tate Britain. El barco está decorado con lunares y se basa en un cuadro similar de Damien Hirst.

Inicialmente la Tate Britain, anteriormente llamada Tate Gallery, poseía todas las colecciones pero desde el año 2000, con la apertura del museo de Arte Moderno se logró dividir la colección, realizando así una mayor y mejor exposición para el público. Pero lo que parecía ser una buena idea se ha convertido en un desdoblamiento que ha perjudicado a la Tate Britain, la cual ha quedado reducida a ser la hermana fea de ambas. Una pena debido a los tesoros artísticos que posee. Si os gustan los artistas británicos esta debe ser una parada ineludible.

El edificio de la Tate Britain resulta inconfundible por su preciosa fachada, un pórtico neoclásico con columnas y cúpula detrás. Sin duda, un magnífico escenario para adentrarse a descubrir la inmejorable colección artística que guarda en su interior.

En la exposición permanente del museo vamos a poder encontrarnos con salas dedicadas en exclusiva a un artista concreto, tales como las dedicadas a Tracey Emin o Sam Taylor-Wood, o dedicadas a un estilo artístico concreto. Particularmente me encantó la zona dedicada a los artistas denominados prerrafaelistas. Este movimiento artístico tiene una notable representación con obras como Ofelia (John Everett Millais), La dama de Shalott (John William Waterhouse), Perséfone o Beata Beatrix (Dante Gabriel Rossetti).

Por realizar una aproximación cronológica, en las salas dedicadas a los artistas británicos del siglo XVI y XVII, merece la pena admirar:

·        La importante colección de retratos, la cual podemos ejemplificar con estas tres importantes obras: El retrato a tamaño natural de Isabel I (Nicholas Hilliard); Lady of the Spencer family (A. Van Dyck); Endymion Porter (William Dobson).

·        Landscape with Rainbow, Henley-on-Thames (Jan Siberechts), obra que marca el nacimiento de la tradición paisajista inglesa.

Del siglo XVIII voy a destacar:

·        La importante representación de la obra del gran William Hogarth. Imprescindibles, a mi entender son su Autorretrato con perro, para el cual tomó como modelo uno similar de Murillo; The Strode Family, ejemplo del típico retrato de grupo que se puso de moda en sus tiempos y que contrastaba, por su naturalidad, con los anteriores retratos solemnes de la generación anterior; The Roast Beef of Old England, título de una balada patriótica inglesa y obra satírica en la cual el autor se “vengaba” de su captura en Calais, por los franceses, acusado de espía. Si nos fijamos, en el cuadro aparecen numerosas alegorías al poderío superior de Inglaterra sobre Francia.

·        Los retratos del gran cultivador del género de la época, Sir Joshua Reynolds, están magníficamente representados en The Age of Innocence y Three Ladies Adorning a Term of Hymen, Suzanna Beckford o el Doctor Samuel Johnson, retrato de un insigne miope al que le tengo gran afecto por haberlo utilizado en mi primera ponencia en un congreso (Oftalmo Seo 2016, Málaga).


·        El otro gran retratista de esta época fue Thomas Gainsborough, excelentemente representado con los retratos de Giovanna Baccelli o The Baillie Familiy.

·        Por último, destacaré los románticos paisajes de Richard Wilson, siendo uno de mis preferidos Landscape with Bathers, Casttle and Ruin. Esta obra muestra como Wilson sugería la antigüedad por medio de las bañistas representadas como esculturas griegas o las ruinas de edificios romanos. En concreto, aquí aparece el Templo de Minerva Médica, en las afueras de Roma. Por supuesto, se trataba de paisajes idealizados.

En el siglo XIX creo que son imprescindibles:

·        Newton, Elohim creando a Adán  o Nabucodonosor, obras en las que el gran William Blake demuestra su particular estilo deudor del gran Miguel Ángel. La representación en la Tate de este artista, el mejor de toda Inglaterra para muchos críticos, es vasta y de enorme calidad.

·        Otro gran artista perfectamente representado es Joseph Mallord William Turner. Este gran paisajista elevó su género a la altura de la pintura de historia y, en muchas ocasiones, se considera un precursor de los impresionistas por el tratamiento de la luz en sus obras. A destacar, bajo mi criterio personal, Tormenta de nieve: El ejército de Aníbal atravesando los Alpes, una obra en la que Turner utiliza diversos medios para simbolizar el caos (como por ejemplo la ausencia de líneas rectas, sustituidas por curvas irregulares o la zona inferior dedicada al pillaje); La Batalla de Trafalgar, ejemplo de su luminosidad tan característica y obra épica sobre la muerte del almirante Nelson; y Pescadores en el mar, una sublime pintura nocturna en la que la fuerte luz nocturna contrasta con la débil y parpadeante linterna de los pescadores, totalmente a merced de las poderosas fuerzas de la naturaleza. La iluminación, el movimiento y la violencia de la naturaleza son tres características que definen por completo la obra de Turner.


·        Los Prerrafaelistas, como dijimos anteriormente, se encuentran perfectamente representados. Se trató de un grupo de artistas que rechazaron el arte académico predominante en su época el cual, según su criterio, perpetuaba el manierismo posterior a Rafael y Miguel Ángel. Ellos preferían volver al detallismo en los detalles y al luminoso color que realizaron los primitivos flamencos e italianos, anteriores a Rafael (de ahí la denominación del grupo).  El colorido de las obras del Quattrocento, el gusto por expresar ideas reales alejadas de estereotipos, un exagerado detallismo, así como el uso de leyendas medievales son características comunes a los artistas encuadrados en este movimiento.

·        The Magic Circle (John William Waterhouse), por ser la representación arquetípica de lo que hoy día conocemos como una bruja.

·        Molino de Flatford ("escena en un río navegable") y Granja en el valle (John Constable) son dos obras del otro gran paisajista inglés de este siglo. Si en la primera podemos descubrir la dificultad que tuvo el artista para realizar este cuadro de gran formato al aire libre (tuvo que retocarlo en el estudio posteriormente), en el segundo, de reducidas dimensiones, apreciamos una técnica propia que solía utilizar denominada nieve o granizo.

Y, por último, del siglo XX (la parte que menos me gustó) merece la pena destacar el magnífico Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión del inconfundible Francis Bacon. La obra se basa en las Erinias que aparecen la Orestíada de Esquilo y presenta a tres criaturas antropomórficas deformes sobre un fondo plano de color naranja. Se trata de una muy particular noción de crucifixión utilizando los biomorfos de Pablo Picasso. Tal fue la importancia de esta obra cuando se expuso por primera vez que muchos críticos realizan un corte estilístico entre lo que se hacía antes y lo que se hizo después de este lienzo.


Información práctica:
·        Localización: 5 Atterbury St. Millbank, Westminster.
·        Transportes:
o   Barco: Tate Boat circula cada cuarenta minutos por el río Támesis, entre Tate Modern y Tate Britain.
o   Metro: Pimlico, línea Victoria.
o   Autobuses: Líneas: 2, 3, C10, 36, 87, 88, 159, 185, 436 y 507.
·        Horario: Todos los días de 10:00 a 18:00 horas.
·        Web oficial: http://www.tate.org.uk/
·        Entrada gratuita

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