Tenía muchas ganas de volver a visitar
León, una ciudad que concentra todo su encanto en un reducido espacio. Ideal
para empaparte de su esencia caminando por las principales arterias, llenas de
preciosos edificios y comercios con ese aire tan tradicional. Ese barrio húmedo
donde comer a base de tapas, esas murallas que aparecen a la vuelta de
cualquier esquina y, por supuesto, esos preciosos monumentos que atraen a todos
los enamorados del arte.
¿Os animáis a realizar un repaso por los
principales atractivos turísticos de León?
Real Colegiata Basílica de San
Isidoro
Entre todos los monumentos que podemos
visitar en León considero esta basílica como el más imprescindible, pues aquí
vamos a encontrar una de las mejores obras de arte pictóricas del románico.
Pero no adelantemos acontecimientos.
Visitar la Real Colegiata Basílica de
San Isidoro supone introducirse en la época románica,
pues se trata de uno de los conjuntos más importantes de España en este estilo
arquitectónico.
Su nombre proviene de 1063, año en el que
los restos de este santo fueron trasladados desde Sevilla al antiguo monasterio
de San Juan Bautista por el rey Fernando I y su esposa Sancha de León. El padre
de Sancha había ordenado que este lugar fuera un panteón real y reunió aquí los
restos de numerosos monarcas anteriores del reino cristiano. Aquí yacían los
restos de Alfonso IV el monje, Ramiro II el grande, Ordoño IV el malo, Sancho I
el craso, Bermudo II el gotoso, Alfonso V el noble, Sancho Garcés III el mayor
y Fernando I el magno; así como reinas (Urraca I, Oneca de Pamplona…) e
infantes.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro
En época napoleónica las tropas francesas
ocuparon este edificio, saquearon el lugar y utilizaron el panteón real como
establo para sus caballos, lo cual supuso la pérdida de los restos. Los pocos
que quedaron se encuentran mezclados y es imposible su identificación.
Antes de entrar al templo debemos
detenernos a observar las dos portadas románicas de su fachada,
maravillosos ejemplos de este estilo medieval. La del Cordero es la más antigua
(siglo XI) y resulta inconfundible al estar el conjunto rematado con la figura
de San Isidoro a caballo. En el tímpano se representa una historia del Génesis,
el sacrificio de Isaac. Vemos como la intervención divina, representada con la
mano de Dios (Dextera Domini), evita el trágico final. A la derecha de
la escena central vemos a Sara, evocando la religión judía, mientras que a la
izquierda aparece Ismael y Agar, a los que identificamos con los musulmanes (o
también llamados ismaelitas o agarenos en el medievo). Por tanto, en esta
portada tenemos representadas las tres grandes religiones monoteístas del
medievo occidental. Debemos fijarnos también en los relieves situados encima,
donde destacan los símbolos del zodíaco. Aunque creamos que se trata de un
asunto pagano en el medievo no pensaban tal cosa, considerando el zodíaco un
plano existencial cosmológico que intentó ser incluido en el dogma cristiano.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Portada del Cordero.
Por cierto, una curiosidad sobre este
conjunto tan grandioso. Además de su evidente atractivo escultórico, toda la
estructura (denominada técnicamente peineta) tiene también un objetivo
estructural. Tal como comprobaremos al entrar en el templo, esta basílica
sufrió problemas de sustentación. Además de tener malos cimientos al asentarse
sobre hipocaustos de época romana, los constructores idearon unos muros
demasiado finos para una bóveda de cañón tan pesada. El resultado fue que el
templo se fue venciendo hacia el lado del claustro, razón por la cual tuvieron
que reforzar ese muro con una obra de contención. Ahora bien, eso provocó que
el peso girara hacia la fachada donde nos encontramos, siendo necesario
reforzarlo también por aquí para que no se cayera con la estructura superior,
llamada peineta barroca.
La Puerta del Perdón debe su nombre a la posibilidad
que tenían los peregrinos del Camino de Santiago de entrar por aquí para pedir
sus indulgencias y ver perdonados sus pecados (si no podían llegar a Santiago).
El tímpano reúne tres escenas: Ascensión, Descendimiento y Sepulcro vacío
que contemplan las tres Marías. Por encima de la cornisa ajedrezada
encontramos tres arcos de medio punto, dos ciegos y el central cerrado con una
verja.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Puerta del Perdón.
La torre, llamada del Gallo
por la figura veleta que la coronaba, tiene planta cuadrada y formaba parte de
la muralla romana. Tiene varios pisos, siendo el del campanario el más bonito
por poseer dos vanos con arcos de medio punto y tejado de pizarra. Su aire
francés es inconfundible.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Torre del Gallo.
La iglesia actual presenta planta de
cruz latina de tres naves, la central de mayor
altura que las laterales, lo cual facilita la iluminación interior. Sorprende,
además de la gran luminosidad, la altura de la nave central, rematada con una
típica bóveda de cañón, así como la presencia de algún arco polilobulado
mozárabe. Como indiqué antes, esta gran altura y los problemas de cimentación
provocarían posteriormente graves dolores de cabeza a los encargados de
mantener el templo en pie. Mirando la bóveda atentamente podemos comprobar cómo
los empujes deformaron los arcos. Hoy en día existen unos tensores de metal que
sujetan la estructura.
En la cabecera sólo los dos ábsides
laterales son románicos, pues el central fue reformado en estilo gótico en el
siglo XVI, destacando una magnífica bóveda de crucería que contrasta
poderosamente con el resto del templo. De las capillas destacaría la del Santo
Martino, la cual contiene su reliquia.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro.
Como curiosidad indicar que este fue el
primer templo religioso en tener calefacción, debido a que la piedra con la que
se construyó es muy fría. Hoy en día podemos observar los radiadores en la
parte posterior de los bancos. Algo realmente curioso. Otra curiosidad es que
tiene el privilegio de tener siempre expuesta la Sagrada Forma.
La otra parte que podemos visitar es el
museo, situado en el claustro y salas anexas. Si podéis os aconsejaría adquirir
la entrada con guía, pues os explicarán perfectamente cada lugar y objeto
expuesto.
Lo primero que veremos al entrar es el claustro,
un espacio muy reformado donde sólo la panda sur, la pegada a la iglesia,
conserva el estilo románico. Su interés reside en visitar las diferentes
capillas, donde se enterró buena parte de la nobleza leonesa.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Claustro.
La importancia de este templo para los
reyes leoneses la vamos a entender visitando la antigua sala capitular, también
llamado tesoro, donde se guardan todos los objetos que engrandecieron
este lugar. No son muchos, pues el saqueo de las tropas napoleónicas dejó el
lugar muy menguado.
Entre las joyas que veréis voy a destacar
la arqueta de los marfiles (en madera representando a los apóstoles), la
arqueta de San Isidoro (de madera revestida de plata dorada y repujada y con
escenas del Génesis), la arqueta de Limoges (con su particular color azul
esmaltado) o la pequeña cajita de asta de reno con forma de dragón, que resulta
ser la única pieza de arte vikingo que podemos ver en España.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Tesoro.
También se expone, en esta sala, la veleta
con forma de gallo que daba nombre a la torre. Se trata de un magnífico
ejemplar dorado que, tras diversos análisis, se dató su origen en el siglo VI,
siendo construido por los persas sasánidas. Los puntos negros que se aprecian
en la figura corresponden a balazos de soldados napoleónicos, los cuales
afinaban su puntería con la pobre veleta.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Veleta Gallo S. VII.
Y antes de salir no debemos olvidar
admirar los restos de pintura mural de esta estancia, destacando la imagen del
infierno en el arco de la entrada. En concreto, un caldero lleno de gente. Sin
duda, una imagen muy visual de lo que les ocurriría a los monjes que no
llevaran una buena vida cristiana.
A continuación, atravesando la parte
románica del claustro, debemos fijarnos en la mención al parlamentarismo
iniciado aquí en el medievo. En este claustro se celebraron al comienzo del
reinado de Alfonso IX de León las Cortes de León de 1188, sus Decreta, los
cuales han sido reconocidos por la Unesco como “el testimonio documental más
antiguo del sistema parlamentario europeo”.
Justo al final de este lado del claustro vamos
a acceder a la verdadera joya de este lugar, la llamada Capilla Sixtina del
románico. En el Panteón de San Isidoro se enterraron la mayoría de reyes
de León del medievo. Aquí llegaron a yacer 11 reyes, 12 reinas, 10 infantes, 9
condes y diferentes nobles.
De la decoración que posee este lugar
destaca, en primer lugar, las escenas pictóricas que llenan los techos y
paredes del lugar. Entre las escenas representadas destaca la naturalista
Anunciación de los pastores o la Santa Cena, donde quiero destacar la presencia
de Marcial el copero, personaje que sólo aparece en los Evangelios apócrifos y
que nos indica la influencia francesa en la ejecución de las pinturas. En la
Crucifixión aparecen bajo la cruz, arrodillados, los dos mecenas, Fernando I y
su esposa la reina Sancha. Por último, en el Apocalipsis de San Juan, vemos un
magnífico Pantocrátor y el calendario agrícola medieval, representando cada mes
con la tarea típica que se realizaba.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Panteón.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Panteón. Calendario medieval.
Un conjunto maravilloso que os dejará con
la boca abierta.
Por último, también os recomiendo fijaos
en los capiteles tallados, donde los artistas románicos nos dejaron temas
bíblicos como la resurrección de Lázaro o la curación del leproso, así como
temas vegetales cargados de simbolismo.
Entre el resto de piezas merece la pena
fijarse en el Pendón de Baeza, donde se representa a San Isidoro a caballo. La
tradición contaba que había sido tejido en el mismo campo de batalla, pero hoy
sabemos que la plaza se rindió sin luchar. San Isidoro era un santo que no
tenía milagros por lo que a partir del siglo XII tuvieron que inventarse
algunos para equipararle a otros santos. En una de las salas del claustro, el
antiguo refectorio, podremos admirar en su impresionante bóveda, algunos de
estos milagros, como el que cuenta como hizo comer, en una noche, 90 libros a
San Martino.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Antiguo refectorio.
Mención especial merece el Cáliz de
Doña Urraca, al que se le dedica una sala especial, ya en la planta
superior. Esta magnífica pieza de orfebrería románica donada a la infanta
leonesa Urraca de Zamora está realizado en piedra de ónice y recubierto de oro en
la copa, nudo y peana. El mismo fue trabajado con filigrana y se le añadieron distintas
joyas, como zafiros, perlas, esmeraldas, aljofares y hasta un camafeo de pasta
vítrea en el que se representa un rostro sonriente. Aunque muchos sostienen que
este fue el cáliz de la Última Cena, las pruebas con las que se intentó
sostener tal teoría carecen de fundamento.
En esta zona superior tenemos otras dos
salas importantes. Una es la Biblioteca renacentista, donde el mayor
atractivo es contemplar algunos de los códices más importantes, como la Biblia
Visigótico Mozárabe o Codex Biblicus Legionensis, datada en el año 960.
Es una de las cinco Biblias completas que se conservan en el mundo, de este
periodo. Consta de 514 folios de pergamino en muy buen estado de conservación.
Realizada por mozárabes, muestra episodios del Antiguo Testamento, mostrándonos
cómo era la vida de la España cristiana en la décima centuria: arquitectura,
mobiliario, indumentaria, elementos de culto, armamento, flora y fauna.
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Biblioteca.
La otra gran sala es la llamada Cámara
de doña Sancha. Se trata de la antigua Tribuna Real, espacio de
comunicación entre el Palacio Real y la Iglesia en el que los reyes seguirían
los oficios litúrgicos sin mezclarse con la gente. Posteriormente este lugar
también funcionó como scriptorium y sala capitular. Lo más importante de
la sala son los frescos realizados en el siglo XVI y que, tras un laborioso
proceso de restauración, han podido volver a su posición original. Aunque se
han perdido muchas partes, lo que se conserva nos permite imaginar la grandeza
que tuvieron en su origen. Las pinturas reproducen un Calvario, la conversión
de San Agustín y capítulos de la historia de "Los Milagros de San
Isidoro" que se representan de forma novelada, entre las que destacan: la
perdida de San Isidoro niño por su nodriza y su localización gracias al
enjambre de abejas; las cartas de San Isidro al Papa San Gregorio; la llegada
de los restos de San Isidoro a León por mandato de Fernando I; El Milagro de la
lluvia en la ciudad de Narbona…
Real Colegiata Basílica de San Isidoro. Cámara de doña Sancha.
Visitar todo el conjunto detenidamente os
puede llevar unas dos horas, por lo que planificar bien el tiempo para no
perderos nada.
Para más información os dejo su web: https://www.museosanisidorodeleon.com/
BONUS:
A pocos metros de la Basílica, justo en el arco de la cárcel, se encuentra un
pequeño museo que merece mucho la pena para entender el pasado romano de la
ciudad. Se trata del Centro de Interpretación del León Romano, un
espacio expositivo donde descubrir todo lo referente a Roma. A través de
paneles explicativos, maquetas y reconstrucciones vamos a entender la formación
de la ciudad desde el campamento romano de la Legio VII Gemina. Fueron estos
legionarios los que construyeron las primeras murallas que, aún hoy, persisten
en varios puntos de la ciudad.
Asentada en la primera mitad del primer
siglo después de Cristo, no fue la primera que estuvo en esta zona. Ese honor
corresponde a la Legio VI Victrix, la única legión romana que quedaba en
Hispania a principios del siglo I d.C. tras finalizar las guerras cántabras y a
la que debe el León actual su nombre (como derivación de la palabra Legio).
Centro de Interpretación del León romano.
En el año 68, Galba, gobernador de Hispania,
creó la Legio VII Gemina en Clunia (Burgos) tras ser aclamado emperador
por sus tropas. Se trataba de un refuerzo para acompañar a la Legio VI
Victrix en su intento de asalto al poder. En el año 69, el año de los cuatro
emperadores, Galba fue asesinado, fundiendo Vespasiano, el futuro emperador, los
restos de la Legio VII Gemina con la
también mermada Legio I Germanica, dando lugar a la Legio VII Gemina
Felix.
Tras un periplo por varios lugares en la
frontera este, esta legión volverá a Hispania en el año 74, asentándose en
Legio, actual León, hasta la caída del Imperio Romano. Su principal cometido
fue vigilar las minas de oro de las Médulas. Aunque en años posteriores fue
reclamada en diversos puntos del Imperio, su base en León nunca fue abandonada.
Información como esta y mucha más
relacionada con Roma podréis encontrar en este pequeño pero interesante museo
en el que la visita apenas os llevará una hora como mucho.
Catedral de Santa María de León
El templo religioso más importante de esta
ciudad es su catedral, una de las más importantes del estilo gótico de nuestro
país. No en vano se la conoce como la Pulchra Leonina por la limpieza de
sus líneas.
Catedral de Santa María de León.
Su comienzo nos remite a la época del rey
Ordoño II, quién mandó edificar aquí un templo en el año 916 como
agradecimiento por la victoria ante los musulmanes en la Batalla de San Esteban
de Gormaz. De aquella construcción no queda nada, pues fue arrasada por
Almanzor en una de sus razias.
El templo actual data del siglo XIII y
durante sus inicios estuvieron las obras paradas debido a problemas de
cimentación. Existe una leyenda sobre un supuesto topo maligno
que arruinaba los cimientos todas las noches, el cual tuvo que ser cazado para
poder proseguir las obras (su pellejo cuelga de la Puerta de San Juan). En
realidad, el verdadero problema eran los hipocaustos romanos y las filtraciones
de agua en una piedra de mala calidad que aún hoy en día sigue dando problemas
y requiere de continuas reparaciones cada 25 años aproximadamente (aprovechar
que ahora se puede ver sin andamios). Además, es una piedra muy porosa, lo que
provoca que en el interior del templo siempre haga más frío que en el exterior.
En el exterior la fachada occidental
es la más importante, destacando sus dos torres de diferentes alturas (65 y 68
metros) y sus tres portadas llenas de decoración escultórica. La central nos
muestra un impresionante Juicio Final (debajo de Dios aparecen los
bienaventurados y los castigados con el infierno, así como en las figuras de
las arquivoltas), mientras las laterales se dedican a escenas de la Virgen. Por
encima un enorme rosetón con vidrieras.
Catedral de Santa María de León. Fachada occidental.
En la fachada sur encontramos otros
tres pórticos, con presencia importante de San Froilán en el tímpano izquierdo
y con su figura en el parteluz del central. El tímpano central tiene un
Pantocrátor rodeado de los apóstoles de bella factura. Esta parte del templo
nos muestra la gran influencia del gótico francés en la decoración y
disposición de elementos.
Catedral de Santa María de León. Fachada Sur.
La portada norte está escondida por
el claustro y deberemos estar dentro para poder admirar sus tres pórticos,
estando dedicado el central a la Virgen del Dado. Lo más destacable de este
conjunto es la buena conservación de la policromía, lo que nos hace tomar
conciencia de lo que el paso del tiempo hizo que nos perdamos en el resto de
fachadas.
Catedral de Santa María de León. Portada norte.
Del interior lo primero que debo
destacar son las vidrieras, un conjunto de los más importantes de
nuestro país y que, en días soleados, es un gusto para la vista. Esta catedral
posee 125 ventanales con vitrales a cada cual más preciosos, los cuales ocupan
una superficie de 1800 m2. Os aseguro que no vais a ver nada
parecido en ninguna otra catedral española. Entrar en este templo es lo más
parecido a hacerlo en una enorme caja de cristal de colores.
Catedral de Santa María de León. Vidrieras.
Como cualquier catedral gótica, sus
dimensiones impresionan: 90 metros de largo y 30 metros de altura en su nave
central, cubierta por una magnífica bóveda de crucería. Sus dos naves laterales
son más bajas (15 metros), las cuales en el transepto de desdoblan, llegando a
la cabecera cinco naves.
El Altar mayor, con un retablo
barroco, compuesto por pinturas, sobre el que se elevan las vidrieras, es uno
de los puntos importantes de la visita. Aquí, en una arqueta, están los restos
de San Froilán.
Catedral de Santa María de León. Altar Mayor. |
Otros lugares a destacar son el Coro,
donde se tallaron bustos representando personales del Antiguo Testamento; la Capilla
de la Virgen Blanca, en la girola, con una talla preciosa que antes ocupaba
el trasluz de la fachada principal; el sepulcro de Ordoño II, situado
enfrente de la anterior capilla; y el trascoro, una joya renacentista
profusamente decorada con relieves y esculturas que muestran desde la
Anunciación a la Adoración de los reyes, así como muchos otros temas bíblicos.
Catedral de Santa María de León. Coro.
Catedral de Santa María de León. Capilla Virgen Blanca. Sepulcro Ordoño II. Catedral de Santa María de León. Trascoro. Catedral de Santa María de León. Vidrieras.
La visita continúa con el Claustro,
lugar donde veremos expuestas numerosas figuras que pertenecen al exterior de
la Catedral, así como los sepulcros de los eclesiásticos y nobles que deseaban
reposar cerca de la catedral.
Catedral de Santa María de León. Claustro.
La visita termina con el acceso al Museo
(suplemento de 3€), donde en torno a 16 salas podremos admirar numerosas piezas
de arte sacro.
Catedral de Santa María de León. Museo.
https://www.catedraldeleon.org/
BONUS:
Para llegar al siguiente monumento vamos a recorrer una de las calles
principales de la ciudad, la Calle Ancha. Conecta la plaza de la Catedral con
la Plaza de Santo Domingo y posee multitud de edificios históricos y comercios
“de toda la vida”. Pasear tranquilamente por aquí es un gusto que no debemos
perdernos. Y justo antes de llegar al final encontraremos la Plaza de San
Marcelo, con el antiguo ayuntamiento, y un león escondido que surge de las
alcantarillas.
Calle Ancha y Plaza San Marcelo
Museo Casa Botines Gaudí
A muchas personas le sorprenderá encontrar
un edificio de Gaudí en León. El nombre de Antoni Gaudí, máximo representante
del modernismo catalán, está asociado a Barcelona por el gran número de
construcciones emblemáticas suyas que posee la capital condal. Ahora bien,
fuera de Cataluña Gaudí realizó tres obras: El Capricho de Comillas, en
Cantabria; el Palacio Episcopal de Astorga y La casa Botines en León.
En 1887 comenzó a plantearse el proyecto
de erigir un gran edificio junto al Palacio de los Guzmanes que sirviera para
ampliar el negocio de un par de leoneses, Simón Fernández y Mariano Andrés.
Ambos habían sido empleados de un empresario catalán asentado en la ciudad y
que había atesorado una gran fortuna, Joan Homs i Botinàs. En recuerdo a su
importancia en la sociedad formada por estos dos leoneses, el nuevo edificio
llevaría su apellido, siendo botines la castellanización del mismo.
Fue el empresario catalán Eusebi Güell
quien puso en contacto a los empresarios leoneses con Gaudí, quien aceptó el
proyecto en 1891. Gaudí tenía el encargo de realizar un edificio que sirviera
tanto de almacén de tejidos para su empresa como de viviendas para la burguesía
de la época.
Por ello diseñó un edificio de siete
plantas inspirado en las construcciones de la burguesía barcelonesa y parisina,
cuya estructura y planteamientos generales siguen los planteados por Napoleón
III y el barón Haussmann en el icónico ensanche de París: planta baja para los
negocios, sótano para almacén, primera planta o planta noble (étage noble)
para la residencia de los propietarios del inmueble y plantas superiores para
alquilar. El edificio culmina con una inclinada cubierta a cuatro aguas en la
que se alojaban los trasteros y la vivienda del portero. Supuso su primer
edificio de viviendas y muchas de sus ideas aquí plasmadas fueron
posteriormente desarrolladas en sus posteriores edificios míticos: la Casa
Calvet, la Casa Batlló y la Casa Milá.
Los trabajos terminaron en noviembre de
1892, empleando únicamente 10 meses en terminar el conjunto, un tiempo que
asombró a los leones y que resulta destacable debido a las numerosas piezas de
elaboración artesanal.
Si nos fijamos en la fachada vamos a poder
comprobar que Gaudí atravesaba su periodo neogótico, algo evidente en, por
ejemplo, las ventanas del edificio. Las mismas siguen un ritmo simétrico y la
distribución horizontal de varios pisos nos evoca edificios renacentistas.
Gaudí no sólo tomaba características
concretas de estilos arquitectónicos históricos, sino que los mezclaba y
mejoraba con su particular imaginación. Esto lo vemos en las cuatro torres
cilíndricas sobre ménsulas rematadas por chapiteles. La cubierta de pizarra fue
añadida debido a la frecuencia de las nieves en el invierno leonés.
El aspecto de toda la fachada, realizada
en un almohadillado de piedra caliza, le otorga un aspecto rústico que entronca
con los palacios florentinos renacentistas.
En la puerta destaca la poderosa imagen de
San Jorge y el dragón, diseñada en Barcelona por Llorenç Matamala y
ejecutada in situ por el picapedrero Antonio Cantó. No en vano Gaudí diseñó
este edificio como si de un dragón dormido se tratara, preparado para alzarse
majestuoso a los pies de la ciudad medieval. Ello lo comprobamos en la verja de
hierro que rodea el edificio, compuesta por unas amenazantes y afiladas garras;
el tejado con tejas que simulan escamas; la puerta principal, inspirada en la
arquitectura azteca, simula unas fauces con su espléndida labor de forja.
Pareciera que desea devorar a cualquiera que entrara, al igual que parece hacer
con el león de hierro que se retuerce en su parte superior. Todo ello nos
muestra que Gaudí logró aquí fusionar la arquitectura con un animal fantástico,
algo que volvería a repetir en la Casa Batlló.
Casa Botines. León. Detalle entrada.
Por cierto, como curiosidad, indicar que,
en las obras de restauración modernas, se encontró escondido en la figura del
dragón un tubo de plomo con los planos del edificio firmados por Gaudí, varios
ejemplares de periódicos, así como algunas monedas de la época, siendo el
conjunto una magnífica cápsula del tiempo.
El interior del edificio nos sumerge en la
imaginación infinita de Gaudí para innovar en sus construcciones, plasmando
todo el modernismo que llevaba dentro. Las originales plantas, los diáfanos
espacios conseguidos al sustituir los muros de carga por pilares de fundición,
el uso de la bóveda catalana para aligerar los techos y la multitud de elementos
que aúnan funcionalidad y estética (vidrieras, barandillas de forja, tiradores,
mirillas…) conforman un conjunto inigualable.
El interior se divide en cuatro espacios.
La planta principal era el lugar donde Gaudí ideó el almacén de telas, por lo
que diseñó un espacio amplio y muy iluminado gracias a sus numerosas ventanas.
Aquí podremos conocer la historia del edificio, así como admirar un par de
recreaciones realizadas a fin de mostrar los diversos usos de este espacio:
primero como antigua tienda de telas y, luego, como Caja de Ahorros (a partir
de 1929).
En la primera planta se sitúan varias
aulas de formación y una biblioteca, aunque lo único que podremos ver es alguna
exposición temporal.
Resulta muy interesante fijarse, según
accedemos a los pisos superiores dedicados a las viviendas, las numerosas e
ingeniosas soluciones aportadas por Gaudí: la funcionalidad de las puertas de
doble vano (pensadas para facilitar el tránsito de los muebles), las ventanas
de guillotina, los patios embudados (que dotan al interior de luz y
ventilación) y las escaleras, con su pasamanos ergonómico, se fusionan con la
belleza de las mirillas o los pomos de puertas y ventanas, conformando un edificio
bello y funcional, moderno y revolucionario.
La segunda planta resulta mucho más
interesante pues aquí nos muestran la exposición Gaudí, el sueño de la
arquitectura. Se trata de un acercamiento interactivo sobre la vida, obra y
pensamiento del original arquitecto.
También encontraremos en esta planta la
recreación de una típica vivienda del siglo XIX, la perteneciente a Mariano
Andrés, uno de los socios encargados de ordenar levantar este proyecto. Los
muebles son originales.
La última planta es un museo en sí mismo,
pues contiene una magnífica pinacoteca perteneciente a la Fundación FUNDOS. La
misma está formada por casi doscientas obras de arte desde el siglo XV hasta el
siglo XX, entre las que destacan las obras de Francisco de Goya, Joaquín
Sorolla y Salvador Dalí.
El acceso al torreón y al ático solo
pueden realizarse a través de la visita guiada (11, 12, 16 y 17h por lo
general).
En conjunto, una visita imprescindible que
seguro no os va a defraudar. Para más información os dejo su web: https://www.casabotines.es/
BONUS:
Justo al lado de la Casa Botines se alza, majestuoso, el Palacio de los
Guzmanes. Este palacio renacentista, perteneciente a una de las familias
más poderosas del país, hoy en día es sede de la Diputación Provincial. Por
ello las visitas son escasas, por lo que os aconsejo informaros bien para poder
visitarlo.
La visita muestra primero el patio
columnado, formado por dos plantas con arcos escarzanos apoyados en columnas
jónicas en el inferior, y arcos carpaneles en el superior, dispuesto a modo de
galería acristalada. Unas gárgolas rematan el edificio, las cuales aún están en
uso. En el centro se encuentra un pozo con el escudo de los Guzmanes, una olla
de la que salen varias serpientes. La olla representaba la capacidad de la
familia para alimentar a muchas personas, mientras que las serpientes eran un
símbolo positivo en las culturas antiguas de fecundidad y renacimiento (sólo el
cristianismo otorgó a la serpiente la connotación malvada).
Palacio de los Guzmanes. Patio.
En la planta superior, la vivienda de los
nobles, vamos a poder fijarnos en las vidrieras que cubren los vanos, donde
aparecen los escudos de los diferentes municipios que componen el gobierno. El
antiguo salón comedor de los Guzmanes es hoy la sede del gobierno de la
Diputación. En esta habitación, recubierta de madera para conservar el calor,
destaca tanto la chimenea, basada en modelos de Serlio, así como cuadros,
tapices y vidrieras de temas alegóricos de la historia leonesa.
Palacio de los Guzmanes. Gobierno Diputación.
Plaza Mayor de León
Esta plaza fue construida a partir de 1654
a raíz de un gran incendio que destruyó toda la zona. Fue levantada en 20 años
en el estilo típico castellano, con soportales, dos pisos de balcones y cerrada
en todos sus lados. Debido a que apenas ha sufrido modificaciones se considera
una de las mejores conservadas de España.
Entre las características más curiosas de
esta plaza indicar que su planta, más que cuadrada, es trapezoidal. Y el
edificio que preside la plaza, aunque conocido como Ayuntamiento, nunca ejerció
tal función debido a sus escasas dimensiones (5 metros de profundidad). Aunque
se empezó usando como almacén terminó siendo una especie de magnífica tribuna
para los festejos, función que aún conserva en la actualidad debido a su
deslumbrante estilo barroco.
Como antaño, en este lugar se celebra el
mercado de forma semanal los miércoles y sábados de 9:00h a 15:00h. Y se ha
convertido en el lugar ideal para tomar un aperitivo debido a la gran cantidad
de bares que poseen sus soportales.
BONUS:
esta plaza está inmersa en lo que se conoce como el Barrio Húmedo,
un espacio donde abundan las pequeñas tascas y los leoneses acuden a tomarse el
aperitivo. Entre los lugares típicos se encuentra La Bicha, un
particular lugar donde comer un rico pincho de morcilla leonesa, el Bar
Rebote, con sus famosas croquetas, el Flechazo, con sus patatas con
pimentón o el Rincón del Gaucho, con sus papas con morcilla o su sopa de
ajo. Y recuerda, si quieres moverte por varias tascas, mejor pide corto de
cerveza.
Además de esta zona de tapas existe otra,
denominada romántica, situada entre el Parque del Cid y la Catedral. Aquí os
recomiendo parar en El Patio, o en la Tizona, donde destaca la
cantidad.
Museo de León
Dentro de todos los museos que podemos
visitar en León voy a destacar el dedicado a la historia de la provincia, desde
la prehistoria hasta la época moderna. El edificio principal del museo se
encuentra en el original Edificio Pallarés, situado en la céntrica Plaza de
Santo Domingo.
Museo de León. Edificio Pallarés.
Este edificio posee diferentes plantas por
las que descubrir la historia leonesa a través de sus piezas arqueológicas más
señeras. En el sótano tenemos una colección numismática, así como lapidaria,
con estelas y lápidas de varias épocas.
Luego, en la primera planta, tenemos una
zona prehistórica bastante didáctica, con piezas del Paleolítico y el Neolítico.
En esta sección voy a destacar el ídolo de Tabuyo del Monte, una estela donde
se muestra una figura humana muy esquematizada acompañada de su armamento, lo
que la conecta con los ídolos-placa alentejanos y el ídolo de Peña Tú
(Asturias).
Museo de León. Ídolo de Tabuyo.
En la parte de la Edad Antigua voy a
destacar primero el conjunto de lápidas de la cultura vadiniense, cuyo
denominador común es la presencia del caballo. Esta tribu de incierta
localización entre la frontera de León y Cantabria, luchó contra los romanos y
terminó siendo asimilada, aceptando la cultura romana. Muestra de ello son
estas lápidas, pertenecientes a las élites romanizadas.
Lápida de la cultura Vadiniense. Museo de León.
De época romana el museo posee numerosas
piezas, siendo lo más destacable los mosaicos, las lápidas y las diferentes
piezas de orfebrería. También destaca la maqueta de la villa de Navatejera,
perteneciente ya al final del Imperio romano.
Otra zona muy interesante es la dedicada a
la Edad Media. El museo conserva numerosas piezas religiosas, destacando el
Cristo de Carrizo, una obra maestra en marfil del románico. También vamos a
poder admirar preciosas tallas de la Virgen, pintura religiosa y lápidas de las
tres religiones.
Respecto a la época moderna tenemos los
trajes típicos de los maragatos o el retrato de Isabel II de Madrazo.
BONUS:
Otra parte del museo de León podemos visitarla en el antiguo Convento de San
Marcos (León), hoy Parador Nacional. El edificio en sí mismo es una
auténtica preciosidad, y merece mucho la pena entretenerse en su original
fachada. La parte inferior, llamado zócalo, está llena de retratos de
personajes antiguos, tales como Alejandro Magno o El Cid. Por encima, un piso
de ventanas de medio punto y pilastras platerescas, y otro superior con balcones
y columnas con balaustradas. La portada y entrada principal tiene dos cuerpos
más peineta de estilo plateresco, a la que posteriormente se añadieron
elementos barrocos.
San Marcos. León.
En la parte derecha se encuentra la
iglesia, con una original fachada con dos torres inacabadas. El interior es
claramente gótico y merece la pena admirar tanto su retablo mayor como las
diferentes capillas.
El Museo de León conserva en este espacio
un anexo monumental que incluyen dos salas. La más próxima al altar, la antigua
sacristía, contiene diferentes esculturas religiosas pertenecientes al propio
convento, así como el espectacular sepulcro del Obispo Juan Quiñones de Guzmán.
En cambio, en la situada a la izquierda de la entrada a la iglesia,
encontramos, además de escultura religiosa, alguna vitrina dedicada a los
diferentes usos que este lugar tuvo en el tiempo reciente. Destacaría la
vitrina encargada de recordar el campo de concentración de prisioneros
republicanos durante la Guerra Civil (desde el 25 de julio de 1936) y la
posguerra. Por aquí pasaron, entre otros, el escritor Victoriano Crémer y el
que fuera seleccionador de la Selección Española de Fútbol Joaquín Heredia,
este último sacado y asesinado extrajudicialmente.
En definitiva, una de las joyas renacentistas
más importantes de la ciudad.
Hasta aquí mi repaso por los principales
monumentos de León. Empecé escribiendo sobre los cinco imprescindibles y, con
los Bonus, me han salido diez de un tirón.
Además de lo anterior, yo visité León en
época navideña, lo que le otorgaba una magia muy especial. A modo de
felicitación de estas fiestas os dejo unas escenas navideñas leonesas y el
típico ramo leonés, una herencia celta que aún se conserva en la actualidad.
Hasta la próxima.
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