martes, 12 de noviembre de 2019

Ad Ocularis: Propiedades extras de las gafas


El 8 de septiembre de 2019, en la página del Blog Ocularis, se publicaba el siguiente artículo: Propiedades «extras» de las gafas. El mismo posee numerosos datos incorrectos y que atentan directamente contra mi profesión, la Optometría. 

Aunque envié una respuesta en su blog para que tuviera en cuenta sus errores, la misma no fue atendida, razón por la cual voy a realizar un artículo de réplica que aclare la cuestión a las personas profanas en la materia.

A continuación, voy a rebatir sus principales conclusiones ayudándome tanto de la ciencia como de mi experiencia profesional de más de veinte años.

Como se trata de un artículo bastante largo voy a dividirlo en dos partes. En la primera me centraré en el tratamiento antirreflejo y en la segunda sobre el filtro de la luz azul.


A continuación vamos a desgranar los comentarios más polémicos del post, muchos de los cuales son auténticos atentados contra la ciencia. La dinámica de exposición será la siguiente: realizaré el comentario de frases textuales del Blog de Ocularis (en cursiva) como homenaje a su manera de contestar a los comentarios que realizan en su blog..

Vamos a intentar no obsesionarnos por unas monturas muy concretas o unos cristales excesivamente finos o reducidos. Este tipo de exigencias obligan al optometrista a «forzar» el diseño del cristal, lo que puede empeorar el rendimiento visual”.


Este párrafo corresponde al apartado sobre lentes asféricas, el cual, tal como indica el autor, tuvo que cambiar posteriormente debido a graves fallos de veracidad. Entre otras cosas eliminadas estaba una clásica leyenda callejera respecto a estos lentes. El autor indicaba algo parecido a que estos lentes, a pesar de mejorar la visión lateral, no eran convenientes porque las personas estaban acostumbradas a los diseños esféricos tradicionales, con sus aberraciones correspondientes.

Mi abuelo tampoco se acostumbraba a la dirección asistida en los volantes y, afortunadamente, la industria del automóvil no eliminó esta mejora.

Los lentes asféricos ofrecen una mejor visión lateral que los lentes esféricos tradicionales y el único problema que existe de inadaptaciones se refiere a un mal montaje. Nunca por la lente per se. Este dato, como digo, ya ha sido corregido, afortunadamente.

Por tanto, no debemos asustar al paciente con “forzar” diseños de lente con los que tener problemas posteriormente. Al contrario, deberíamos animar a utilizar los avances tecnológicos, pues redundan en una mejor visión y mayor calidad de imagen en retina.

No obstante, como primicia para los oftalmólogos, indicaré que desde hace años (no meses, años) la asfericidad de las lentes ha sido superada y ahora se realizan lentes con tecnología Free-Form que son capaces de eliminar completamente las aberraciones laterales.

Ejemplo diferencia entre lente básica, asférica y Free Form. Fuente: Zeiss.

Como en el caso anterior, un mal montaje lleva a que no estemos cómodos, al igual que un erróneo cálculo en una lente intraocular genera graduaciones indeseadas a los pacientes operados de cataratas. Los ópticos, si montamos mal nuestros lentes asumimos el error y los cambiamos. ¿Ocurre lo mismo con las lentes intraoculares mal calculadas?

Sin lugar a dudas, el cambio de cristales minerales a orgánicos es a mejor. No todo son ventajas: los orgánicos se rayan más que los minerales”.

Aquí estamos ante una media verdad, basada en la deficiente resistencia a la abrasión de los primeros lentes orgánicos que salieron al mercado hace más de 20 años.

Un lente orgánico, sin tratamiento alguno, es cierto que se araña más que uno mineral. Pero, en la práctica, no se venden lentes orgánicos sin tratamientos que endurezcan su superficie. Según el Test de Bayer (mide la resistencia a la abrasión externa) realizado a los lentes por la casa HOYA, los resultados son los siguientes:

-         Lente orgánica sin tratamiento ninguno    3
-         Lente son Tratamiento endurecido            6
-         Lente con Tratamiento Antirreflejo          10
-         Lente con tratamiento Fácil limpieza       15 (idéntico lente mineral)

A la vista de estos resultados, adquirir un lente con tratamiento antirreflejo ya nos ofrece una durabilidad importante a los lentes. Y si el tratamiento es de última generación (fácil limpieza) la resistencia a la abrasión es idéntica a una lente mineral.

Tan seguros están en la calidad de sus lentes que HOYA (al igual que otros fabricantes) aumenta la garantía por defecto de fabricación de dos a tres años en estos lentes de última generación.

Por tanto, aunque la afirmación tiene parte de verdad teórica, en la práctica diaria no tiene sentido utilizarla, pues nunca se colocan lentes orgánicos sin tratamientos añadidos.

Es más, a la hora de aconsejar el lente orgánico respecto al mineral incidiría en los graves problemas oculares que han ocasionado los lentes minerales en los accidentados de tráfico, pues el impacto del airbag contra la cara y la consiguiente rotura de los lentes provocaba serios daños oculares que, en los casos más graves, conducían a la ceguera. Sólo por esta razón cualquier persona que montara en un automóvil debería tener vetados los lentes minerales y así ocurre en países como los EEUU, donde la costumbre de demandar por todo hizo que se eliminaran la venta de estos lentes en su práctica totalidad.

Además de las ventajas que indica Ocularis de la lente orgánica respecto a la mineral (ligereza y resistencia a la rotura), habría que añadir la mayor protección ante la radiación ultravioleta.

para graduaciones altas, usar lentes con índices de refracción mayores nos permite que los cristales no sean tan gruesos. El problema es que, cuanto mayor índice de refracción, más caras”.

En este caso no estamos hablando de una mentira. Es una verdad como un templo que productos más sofisticados o con mejores prestaciones poseen un precio mayor que otros similares pero que no poseen esas ventajas.

Ahora bien, lo he incluido porque no podemos elegir un lente por motivos económicos, sino por los beneficios que nos aporta. Y cada cual debe valorar si el incremento de precio compensa la adquisición de esos beneficios.

En el caso planteado (lente básica vs lente reducida) la diferencia de precio puede oscilar entre 20-25€. Porcentualmente el incremento puede parecer alto (+/- 35%), pero económicamente es irrisorio en un producto que tiene una duración media de 2-3 años.

En oftalmología podríamos indicar a las personas profanas las ventajas que ofrece una lente intraocular multifocal respecto a otra monofocal pero luego poner una coletilla sobre la diferencia de precio de las mismas (mayor que el tratamiento antirreflejo en cuestión). Son más antiestéticas, menos cómodas visualmente y obligan a depender de unas gafas para leer, pero ¿realmente compensa pagar más para colocar unas lentes intraoculares multifocales al abuelo, con los cerca que está de llegar a la esperanza vital media de la población española? El ejemplo, lo admito, es algo bizarro, pero creo que en temas de salud el precio, con ser una variable importante, no debe ser la que más peso tenga. Y mucho menos intentar desanimar al público profano a la hora de utilizar un tratamiento o lente concreto cuando la diferencia de precio es, como dije antes, bastante irrisoria.

siendo realistas, el tratamiento antirreflejos lo podemos situar simplemente como una mejoría estética”.

Aquí entramos en harina. La anterior afirmación tiene un tono claramente peyorativo, en sentido negativo, pues otorga al antirreflejo una exclusiva función estética.

Teniendo en cuenta que las gafas se han convertido en un complemento más de nuestra imagen, esta mejora no la considero para nada baladí. Pero, como vamos a ver a continuación, esta no es la única característica positiva que tiene un lente antirreflejo.

Hay una posible ventaja adicional del tratamiento antirreflejante, y es una especie de «protección» frente al deslumbramiento […]. Hablamos del término inglés glare […]. Digo que es una ventaja teórica porque como propiedad física, el tratamiento antirreflejante sí se obtiene una disminución de esa dispersión de la luz de alta intensidad, aunque leve […]. El mejor rendimiento «matemático» de estos cristales podría ser irrelevante en la vida real, para el ojo humano. Y la situación de «preferencia» o «comodidad» que describen un número relevante de usuarios de estas lentes se pueden explicar por el efecto placebo, por ejemplo. Por eso decía que la ventaja frente al deslumbramiento es solo teórica, una hipótesis, pero no la podemos dar por demostrada”.

He decidido mostrar la conclusión global con el objeto de poder rebatirla adecuadamente, pues resultará más didáctico.

El tratamiento antirreflejo logra una transparencia total de los lentes oftálmicos (99%). Es decir, en posición central de mirada y hasta 15º lateralmente, los reflejos molestos provocados por la reflexión de la luz en las distintas caras de la lente desaparecen por completo. La función es enviar la máxima información al interior del ojo, a la retina, para que se pueda formar una imagen adecuada.

En efecto, esta reflexión se puede calcular matemáticamente y depende de múltiples factores, como el espesor del lente, la graduación, la incidencia e intensidad luminosa… No voy a aburriros con fórmulas matemáticas pero esa pérdida del caudal luminoso es real, tal como indica Ocularis y cualquier estudiante de optometría comprueba en su formación. Es más, a continuación os dejo los valores medios de transmisión de la luz sin antirreflejo publicados en el artículo titulado Resistencia a los impactos: una mirada óptica (cien. tecnol. salud. vis. ocul. / vol. 11, no. 2 / julio-diciembre del 2013 / pp. 113-125 / issn: 1692-8415):


Como comprobamos, la pérdida de luz para formar la imagen está en torno al 8% para lentes básicas y hasta un 14% en las de mayor índice de refracción.

Ocularis indica que esta pérdida de luz matemáticamente demostrable y demostrada desde hace años es irrelevante en la vida real para el usuario y la sensación de comodidad que experimentan los pacientes se explica por el efecto placebo. Esto es totalmente falso y se lo voy a explicar con varios ejemplos.

En primer lugar quiero que observen la siguiente imagen. Se trata del clásico efecto espejo que ocurre en una lente sin antirreflejo cuando la luz incide desde la parte trasera de la misma.

Efecto espejo por reflexión de la luz en la cara posterior de la lente.

Esta imagen, que el ojo es capaz de formar con el reflejo de la luz, no sólo molesta a nuestra visión, sino que produce distracción e incomodidad en los usuarios. Y no, no es un efecto placebo, pues tal imagen desaparece de los lentes con el antirreflejo.

Este reflejo parásito es muy evidente en las gafas de sol y cualquier persona puede comprobar la diferencia al comparar una gafa con y sin antirreflejo a la que se la somete a una luz por la parte posterior.

Que una imagen que se forma con menor luz tiene peor calidad que otra que se forma con mayor cantidad de luz es algo que no necesita demostración científica. Tomen su móvil y realicen el clásico selfie. Primero con flash y luego sin él. ¿Tiene la imagen la misma calidad visual en cuanto a nitidez y definición?

Es cierto que, a pesar de la pérdida de caudal de luz, una persona con lentes, con y sin antirreflejo, logra alcanzar la misma agudeza visual con ambos lentes. Ahora bien, también en el selfie realizado podemos reconocernos a nosotros mismos y no confundirnos con el resto de millones de personas que viven en el planeta. La clave está en la calidad de la imagen.

Nuestros ojos están diseñados para ver con luz. Y cuando las condiciones exteriores limitan ese caudal de luz, nuestra visión es peor. Por ello, en la noche, nuestra agudeza visual es peor. Y en estos momentos es cuando el antirreflejo es especialmente útil.

Cuando el fabricante Zeiss sacó al mercado su lente específica para conducir puso mucho cuidado en elegir un tratamiento antirreflejo que permitiera mejorar lo que existía en el mercado. Y ese tratamiento se enfocó a las situaciones nocturnas, pues según estudios en Alemania, el 30% de los accidentes en carretera en este país se producen durante la noche o en ocasiones donde existe poca luz. Por ello, en la fabricación de su antirreflejo potenciaron las mejores longitudes de onda (entre los 550 nm. en la visión fotópica y los 510 nm. de la visión escotópica) y minimizaron las que producen los molestos deslumbramientos (longitudes de onda corta, a saber, azules). Y luego, a la hora de comprobar el mejor funcionamiento del tratamiento realizan estudios de satisfacción entre los usuarios para comprobar la mejoría. Esos estudios suelen realizarlos empresas independientes y se publican junto a las características técnicas de los lentes a la hora de salir al mercado. Puesto que ya hace tiempo que salió este lente al mercado no tengo ganas de buscar esos datos, por lo que os mostraré otros de más reciente aparición.

El antirreflejo no tiene una única utilidad nocturna. Al contrario, en un ambiente en el que tenemos múltiples puntos de luz, los reflejos molestos, si no llevamos antirreflejo, se multiplican y las molestias se magnifican.

Es más, puesto que los antirreflejos actuales sólo cubren un campo de 15º de visión sin reflejos, los usuarios de estos lentes aún se quejan de ciertos reflejos molestos en la periferia de sus cristales aun llevando antirreflejo. Y este fenómeno aumentó con los primeros filtros de reflexión de la luz azul, que al ser más energética provocaba reflejos más molestos. Imagino que el señor placebo es tan poderoso como para otorgar satisfacción y molestias imaginarias en una proporción ecuánime entre los millones de usuarios de lentes. Porque debemos decidirnos por una opción: los reflejos molestan a nuestra visión o no molestan. No puede ser que denostemos al antirreflejo e indiquemos que la mejora en cuanto a la eliminación de reflejos es teórica y luego denostemos los filtros de luz azul, entre otras cosas, porque provocan molestos reflejos. Pero sigamos con el tema sin desviarnos demasiado, que incongruencias más graves vamos a ver.

En este sentido, la investigación óptica ha logrado realizar un tratamiento antirreflejante que ha logrado eliminar la totalidad de los reflejos en toda la superficie de la lente. La información técnica del producto os la dejo al final del post en un PDF. Pero lo que más me importa de este documento es que el fabricante, a la hora de comprobar la satisfacción con sus nuevos lentes, encarga un estudio a una empresa independiente para que analice la satisfacción comparando usuarios sin antirreflejo, con antirreflejo normal y con el nuevo. Los datos están ahí para el que los quiera ver.

Entiendo que lo anterior no es ningún estudio científico al uso, pues mide la satisfacción (algo bastante poco objetivable aunque medible, al fin y al cabo). Pero si permite indicar que se realizan estudios independientes a la hora de sacar un producto al mercado. Y me consta que muchos productos han sido olvidados en un cajón porque la satisfacción del usuario no era evidente.

Personalmente, soy una persona bastante escéptica. Conozco lo que significa el efecto placebo y soy consecuente con lo que digo. He utilizado, a lo largo de mi vida, lentes sin antirreflejo, lentes con antirreflejos antiguos, y lentes con los nuevos antirreflejos. Y no necesito que ningún estudio me indique algo que compruebo por mí mismo: la mayor satisfacción con unos lentes respecto con otros. Y no, no se trata de un efecto placebo ni de una conspiración de escala mundial del malvado mundo de la óptica.

Pero esto no se trata de una satisfacción personal con la que yo quiera convencer a nadie. Constantemente veo en el gabinete lo que os estoy contando. Una famosa cadena de ópticas ofrece un segundo par de gafas gratis (o por un 1€) al realizar las primeras. Por supuesto, estas gafas van sin antirreflejo. ¿Cuál es la realidad? Las personas las meten en un cajón porque, comparando con las que llevan antirreflejo, se encuentran más molestas. Y al romperse las primeras resulta que van a una óptica a hacerse unas nuevas porque con las de repuesto están muy incómodos. ¿De verdad esto es un efecto placebo?

No conozco ninguna persona que, habiendo usado una lente con antirreflejo, desee quitárselo en su siguiente adquisición de gafas. Y si alguno se empeña a ello por leer, entre otras cosas, artículos como el publicado por Ocularis, en el que se dedican a denostar inconscientemente este tratamiento, vuelven arrepentidos pidiendo añadirlo nuevamente. Es algo parecido a lo que, en gafas de sol, ocurre con el tratamiento polarizado. Haz un viaje a la playa en coche con y sin polarizados y luego me cuentas si notas o no la diferencia en cuanto al confort visual.

Objetivamente, nadie va a demostrar que con una lente sin antirreflejo o sin polarizar se obtiene peor agudeza visual que con otra con antirreflejo y polarizada. Pero el nivel de satisfacción, algo que también podemos medir científicamente, no tiene comparación. Y eso es porque alguna cosa más que simple estética realizan estos tratamientos. Y si los estudios se realizan con el método científico por laboratorios independientes creo que su valor tendrá. Y de no ser así lo mismo debemos empezar a cuestionarnos carreras como la Psicología o la Sociología, entre otras.

Es más, la normativa para los pilotos comerciales obliga a que, en caso de ser usuarios de gafas, dispongan de lentes que le permitan una visión totalmente óptima. Ello supone que sus lentes tengan antirreflejo, aunque no el tratamiento polarizado pues ello evitaría, por ejemplo, ver el reflejo de otras aeronaves en malas situaciones ambientales, mandos en pantallas LCD… Una de las mejores opciones y de las más utilizadas por los pilotos son las lentes del fabricante Zeiss Skylet®, las cuales tienen de serie el tratamiento antirreflejo. Supongo que será por estética y por el socorrido efecto placebo.

Por finiquitar con este apartado concluiré que el tratamiento antirreflejo aporta algo más que estética a las lentes y creo que con la exposición anterior quedan claras las razones que sostengo para afirmarlo. Y si ustedes no me creen lo tienen muy sencillo. Adquieran lentes sin antirreflejo y comprueben por ustedes mismos si las molestias generales que sentirán en su visión son producto del cambio de tratamientos o de la ilusión generada por el señor placebo en su cerebro.

El tratamiento antirreflejante tiene desventajas: Las gafas son más caras. En general no mucho más. Los cristales son más sensibles al deterioro y las rayaduras. Por desgracia, es algo que no se suele explicar. Y es un factor muy importante, que el comprador debería conocer”.

De nuevo tenemos la ejemplificación de lo que Ocularis considera una conclusión científica: una afirmación vaga, sin datos objetivables y otra directamente falsa. La supuesta desventaja del precio ya la expliqué antes. No es una desventaja, es un efecto del sistema capitalista en el que vivimos. Un producto de mejor calidad que tiene unos costes de producción mayores tiene un mayor precio final que otro que carece de esos beneficios y fabricación.

Por realizar un símil automovilístico es como si yo les digo que una de las desventajas de comprarse un coche Citroën es que es más caro que un Chevrolet. En general no mucho más, pero si no va a montar mucho en él no merece la pena su adquisición.

Perdone señor experto del pensamiento único. Seré yo quien valore los beneficios que tiene uno u otro producto y que, sabiendo la diferencia de precio (cosa que no indica Ocularis pero que ya les he informado de ello más arriba) decida si merece la pena o no gastarme el precio que me piden. Ahora bien, nadie en su sano juicio objeta como desventaja primera e importante el precio de un producto de mayor calidad. ¿Se imaginan a un médico aconsejándole comprar un medicamento más económico que otro, aunque sea inferior calidad, porque, a fin de cuentas, se lo va a tomar sólo una semana? Lo dicho, un sinsentido de alguien que pretende hacernos tragar con ruedas de molino.

Más grave aún es la segunda desventaja, la cual está demostrada científicamente en sentido contrario a lo que dice Ocularis, tal como comenté arriba al indicar la resistencia a la abrasión de los tratamientos antirreflejantes actuales (mismo valor que una lente mineral). Y como esta prueba sigue el método científico animo a cualquier profesional dudoso de tales resultados a repetir por su cuenta las pruebas y ver los resultados. Es lo maravilloso de la ciencia, ¿verdad?
Pero Ocularis, tan científico en sus conclusiones, no sólo se comporta como un extremista ateo de la ciencia en sus afirmaciones, sino que, además, omite la verdad al público profano; esperemos que por ignorancia y no por simple malicia.

Hasta ahora el resumen sería:

    Cristal reducido: en general, sí.
    Antirayadura: no esperes milagros, pero si son gafas que van a durar, es una opción.
    Antirreflejo: cuidado, tiene ventajas, menos de las que parecen, pero importantes desventajas. Pensarlo bien en gafas que no van a durar unos años”.

El resumen real que deberían tener ustedes sería más bien el siguiente:

Cristal reducido: siempre que se pueda sí, pues mejora la estética y la ligereza de las monturas.
Antirrayadura: Ningún lente orgánico se debería vender sin este tratamiento, salvo que su utilización sea del tipo “usar y tirar”. Este tratamiento no convierte a los lentes orgánicos en un Superman indestructible, pero, como hemos visto, dobla la resistencia a la abrasión de un lente orgánico sin tratar.

Antirreflejo: tiene más ventajas de las que indica Ocularis (no sólo estéticas); y si las importantes desventajas son gastarnos 20-25€ más por gafa (que repercutido en una vida media de dos años, y soy conservador, estamos hablando de 0,02€ al día) y que se deterioran más que cualquier otro tipo de lente (algo directamente falso y al Test de Bayer me remito), la conclusión cambia de manera muy evidente, ¿verdad?

Filtro de luz azul. He dejado lo mejor para el final”.

Si hasta ahora hemos visto como Ocularis, cuando no desprestigia sin sentido, directamente miente obviando estudios científicos existentes en el mercado, a continuación, en este apartado, vamos a ver como su paranoia llega a extremos insospechados. Pero esto lo vamos a dejar para mañana.

A continuación el PDF prometido sobre el estudio del nuevo antirreflejo de Essilor.


No olvidéis completar este post con el siguiente.

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