Seguro que muchas personas
que han empezado a tener problemas con su visión de cerca se han sentido
tentados a comprarse una de esas gafas de mercadillo por precio irrisorio.
Comparan entre varias y escogen la que mejor les parece, únicamente teniendo en
cuenta su criterio subjetivo particular.
Puede que muchas personas no
sean conscientes del daño que esto puede provocarles a su salud visual, o que,
por el contrario, no tengan otra opción posible por cuestiones económicas.
Si utilizas únicamente
zapatos de plástico, no tienes ninguna camiseta de algodón en tu armario,
siempre te alimentas con comida precocinada o “basura” y/o prefieres que te
saquen un diente a perder dinero con un empaste eres el cliente idóneo para
este tipo de lupas de mala calidad disfrazadas de gafas. Ahora bien, si te preocupas
un mínimo por tu salud visual te voy a explicar porqué no debes utilizarlas.
¿Te interesa?
En primer lugar, yo no soy
uno de esos optometristas que equiparan estas gafas premontadas con el diablo.
Tampoco soy de los que las recomiendan alegremente para todo uso. Son una
posibilidad más dentro de las correcciones visuales. Y si debo compararla con
algo me gusta equipararlas a una hamburguesa.
¿Es malo comer una
hamburguesa de vez en cuando? No.
¿Es malo comer hamburguesas
todos los días? Sí.
Cambiemos hamburguesa por
gafa premontada y obtendremos la misma respuesta.
El primer y principal
peligro que guarda este tipo de gafas premontadas es el hecho de
comercializarse fuera de los controles sanitarios. El obviar el control de sanidad permite introducir
objetos de calidades ínfimas y dañinas para la salud visual sin ninguna traba.
¿Por qué no se regula este tráfico ilegal si es tan dañino?
Mi opinión es por la simple
razón de que no causa muertes. Usar habitualmente este tipo de gafas es malo,
pero no mortal. Por ello se controlan los alimentos minuciosamente, los
medicamentos o los juguetes de los niños (peligros de asfixia, materiales
alérgicos…). Porque en el pasado el no control sanitario ocasionó muertes. Pero
la lucha de las gafas es algo perdido.
Cualquier tienda de ropa
puede introducir este artículo como accesorio de moda por la aduana y pasar
desapercibido. Lo mismo pasa con las gafas de sol, comercializadas fuera de la
óptica (establecimiento sanitario) de forma indiscriminada. Si queréis conocer
los peligros de llevar gafas de sol de mercadillo leeros este artículo.
En segundo lugar, utilizar
este tipo de compensación supone un peligro para nuestra salud visual por el hecho de no realizarnos un examen optométrico
adecuado. Sólo un profesional de la visión puede, en base a sus conocimientos
científico-técnicos, graduarnos la vista y escoger la mejor graduación entre
algo más de 200.000 casos posibles. No es algo baladí que podamos tomarnos a la
ligera.
Si existe una carrera
universitaria que forma a los optometristas durante años, ¿qué nos hace pensar
que con nuestro simple criterio de elección vamos a elegir lo mejor para
nuestros ojos? Máxime cuando las gafas del mercadillo tienen unas graduaciones
tan limitadas.
El objetivo de estas gafas
premontadas fue el de dar una solución económica para pacientes que necesitaban
una puntual ayuda de cerca. Por ejemplo, pacientes operados de cataratas que
necesitan una gafa para ver de cerca tras operarse pero cuya graduación variará
en el mes de postoperatorio.
Personalmente suelo
recomendar el uso de esta gafa para tener un repuesto a mano. Es una manera
económica de tener un seguro por si la gafa principal falla. Y muchas pacientes
me confiesan que suelen echársela al bolso para ver los precios cuando compran.
Ejemplo de gafas premontadas |
Según los pacientes y las
graduaciones, este uso no debería estar desaconsejado de forma automática.
Ciertos pacientes pueden usar gafas premontadas para ciertos usos puntuales.
Ahora bien, deben ser gafas premontadas compradas en una óptica. Porque en este
tipo de productos también existen calidades.
No es lo mismo una gafa
premontada con lentes de óptica antirreflejo (unos 40€) que una gafa premontada
con dos plásticos reciclados que hacen un efecto lupa (unos 10€).
Estas últimas son las
peligrosas y sobre las que os voy a informar de los peligros que pueden
generaros si las utilizáis de forma habitual.
Lo primero que debemos
advertir es la frecuencia entre la población de una graduación distinta para
cada ojo. Igual que tenemos una mano más habilidosa que otra, o un pie más apto
para chutar la pelota, igualmente solemos tener un ojo director y otro
secundario. Y en muchas ocasiones ambos poseen graduaciones distintas.
Lo anterior supone que una
correcta gafa graduada para cerca tenga en cuenta estas posibles diferencias
dióptricas de cada ojo. Al poseer una acomodación similar en ambos ojos, las
diferencias en visión lejana se mantienen en la graduación de cerca.
Pero resulta que las gafas
premontadas tienen ambos lentes graduados de la misma manera, razón por la cual
son excluyentes para gran parte de la población. Pequeñas diferencias de
graduación no compensadas pueden pasar desapercibidas para el paciente, pero
dañan enormemente su salud visual monocular. Entre los principales problemas
que se somete a la visión con estas gafas premontadas están los siguientes:
-
Alteraciones en
la acomodación, al obligar a uno
de los ojos a llevar una graduación incorrecta.
-
Enrojecimiento y
cansancio monocular, al obligar a uno de los ojos a realizar un mayor esfuerzo
acomodativo.
-
Alteración del
equilibrio oculomotor debido a la misma razón. A la larga, y en casos
puntuales, puede degenerar en problemas de signo estrábico.
-
Desequilibrios
binoculares al inducir anisometropías artificialmente, lo que genera dolores de
cabeza frecuentes.
-
En los casos más
graves se puede llegar a observar la reducción de visión (Agudeza visual) en
uno de los ojos, debido a la supresión o la disminución de su uso habitual
binocular.
Los materiales utilizados en
estas gafas, tan ínfimos en lo que a calidad óptica se refiere, provocan una
serie de problemas visuales de sobra conocidos:
-
La mala calidad
de las lentes induce imágenes aumentadas y distorsionadas por lo que en vez de
ayudarnos en nuestras tareas resultan ser un inconveniente, con el agravante de
perjudicarnos visualmente.
-
Los astigmatismos
residuales presentes en estas lentes de mala calidad provocan alteraciones en
nuestra visión que pueden terminar consolidándose en nuestro sistema visual en
forma de astigmatismos inducidos.
-
Una consecuencia
de lo anterior es el hecho de que el paciente usuario habitual de este tipo de
gafas encontrará más difícil adaptarse a otro tipo de lente, tales como unos
progresivos.
-
La mala óptica de
los lentes generan distorsiones que impiden el correcto cálculo de las
distancias.
-
Los lagrimeos,
las cefaleas, la irritación ocular y la fatiga visual son síntomas frecuentes
tras utilizar prolongadamente este tipo de compensación óptica.
Por último, la adquisición de
este tipo de gafas premontadas sin la supervisión o el estudio de un
profesional de la visión provoca una serie de problemas a este tipo de
pacientes:
-
Aumento
descontrolado de la presbicia al elegir, por norma, graduaciones por encima de
la necesaria (ver más grande no significa ver mejor).
-
Posibilidad de
generarse errores refractivos en visión lejana al no utilizar correctamente
este tipo de compensación óptica.
Resumiendo, este tipo de
compensación óptica no es el invento del siglo. Muy al contrario, resulta ser
uno de los grandes males que afectan a la óptica. Y esto no es una opinión
gremial corporativista. Es un hecho que vemos reflejado en nuestras consultas
diariamente.
Muchos pensaréis que se trata
de un problema económico. Os equivocáis. El margen vendiendo este tipo de
monturas es mucho mayor que el de vender una montura y unos lentes de calidad.
Empresarialmente resultan bastante más rentables. Pero nosotros no somos, al
menos no únicamente, empresarios/vendedores. Somos profesionales de la visión
ante todo. Y ello supone que debemos anteponer nuestros criterios de salud a
los comerciales.
Utilizar este tipo de gafas
premontadas de mala calidad supone, en la gran mayoría de los casos, un
perjuicio a nuestra salud visual. Nos provoca problemas que no teníamos y no
nos soluciona correctamente nuestro problema en visión de cerca.
La mala calidad de los lentes
provoca imágenes distorsionadas, lo que a la larga genera problemas refractivos
y un bajo rendimiento visual, evidenciado en el cansancio, los dolores de cabeza
o la irritación ocular cuando son utilizadas durante largos periodos de tiempo.
Y saltarse la visita al
profesional de la visión no sólo puede generarnos futuros problemas refractivos
inducidos, sino que nos va a privar de conocer cuál es la mejor solución para
compensar nuestra deficiencia visual. Sólo un optometrista podrá ofrecernos la
mejor solución óptica que cubra nuestra demanda visual y nuestras necesidades
cotidianas. Y, en general, no suelen ser este tipo de gafas monofocales,
indicadas para una sola distancia. Os aconsejo leer este artículo si
queréis tener más información sobre las distintas soluciones para compensar la
vista cansada.
Ahora que conocéis los
peligros de usar este tipo de gafas premontadas de forma habitual en vuestra
mano está invertir en salud visual.
Y para todo aquél que me diga
que las gafas son muy caras os dejo una simple división matemática:
1 gafa de cerca de 100€,
utilizada diariamente ¿8-10 horas?, durante un mínimo de 2 años tiene un costo
medio al día de 0.13€/día. ¡¡¡Que lujo!!!
FUENTES:
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