Hoy os propongo un plan dominguero
bastante cercano de Madrid (apenas 1 hora), muy cómodo en cuanto a recorrido y
con un montón de atractivos turísticos diferentes que disfrutar.
Primero visitaremos Torrijos, municipio toledano con un patrimonio arquitectónico sorprendente que os dejará maravillados. Más tarde, para complementar la visita, nos acercaremos al castillo en ruinas de Barcience y, para terminar, al entorno natural del Embalse de Castrejón, con el objetivo de admirar el espectacular paisaje de las Barrancas de Burujón, un lugar que no os defraudará.
Torrijos + Barcience + Burujón |
¿Os animáis?
¿Cómo llegar?
Torrijos se encuentra a unos 80 Km de
Madrid, por lo que apenas tardaremos una hora en llegar debido a su proximidad
a la autovía A-5. También se puede llegar por la A-42, desviándonos antes de
llegar a Toledo capital.
A la hora de aparcar yo os recomiendo
hacerlo justo enfrente del Palacio de Pedro I, hoy sede del Ayuntamiento y de
la Policía Local. Así tendréis a pocos pasos todo lo que vamos a ver en el
centro de la ciudad.
Si comenzamos por el Palacio de Pedro I
debo deciros que, personalmente, me defraudó un poco. Aunque tal vez fuera
porque apenas pudimos visitar el claustro interior y la información o atención
al público brillaba por su ausencia. Creo que si esta localidad quiere atraer
al turismo es necesario poner un poco de interés.
Se trata del edificio civil más importante
de la localidad, llamado así por ser mandado construir por este famoso rey
castellano, quien lo utilizó como vivienda y engalanó con elemento mudéjares.
Más tarde, pasó a ser Convento de las Concepcionistas Franciscanas, época de
donde datan algunos frescos o un bello artesonado mudéjar.
La fachada es muy sobria, pareciendo más
una muralla que un edificio. Pocas ventanas abren al exterior, conformando su
carácter de fortaleza. Sólo la decoración vegetal de la plaza anterior suaviza
un poco el aire militar.
Lo primero que encontraremos al entrar
será el llamado claustro interior, de estilo renacentista. Tiene dos pisos de
arcadas, cada uno con arcos diferentes (carpaneles en la inferior y escarzanos
en la superior), ambos sustentados por columnas toscanas. Al fondo de la planta
baja se encuentra la copia de una escultura orante de Pedro I. Como decoración
moderna posee una serie de telas colgantes en el centro, las cuales le otorgan
una interesante originalidad.
La actual Sala de Exposiciones temporales
ocupa el lugar del antiguo refectorio (comedor) del convento franciscano. Un
fresco en grisalla de la Última Cena datado a principios del siglo XVI dio
sentido al espacio durante la reforma moderna. Por cierto, destacar la original
postura de San Juan, tumbado sobre la mesa.
Por su parte, en el actual Salón de Plenos
del Ayuntamiento (antigua sala capitular) podemos admirar una espectacular
techumbre con tracería mudéjar. Por último, el actual Auditorio Municipal se
ubica en la antigua iglesia conventual. Aunque de aquel templo sólo quedan las
hornacinas vacías de los muros, donde antes hubo esculturas religiosas, resulta
interesante acceder y echar un vistazo al interior.
En conjunto, una visita interesante que
resulta el mejor aperitivo para abrir boca de lo que nos espera.
Tomemos ahora la Calle Cuevas y, girando
levemente a la derecha, sigamos rectos por la calle del Cristo. Debemos
ignorar, de momento, la atracción que nos causa la elegante torre que vemos a
nuestra derecha. En esta calle tenemos dos interesantes visitas.
La primera es el recién rehabilitado Hospital
de la Santísima Trinidad, sede de la Oficina de Turismo de la localidad.
Además de poder adquirir un mapa e información, vamos a poder visitar este
interesante lugar, otrora hospital de pobres y peregrinos primero y, más tarde,
colegio.
En la primera sala encontramos una serie
de paneles donde nos explican la historia del hospital, así como los diferentes
usos que tuvo a lo largo de su dilatada historia, cuando fue mandado construir
por Teresa Enríquez en 1525. Fue esta mujer la principal impulsora de convertir
Torrijos, entonces una simple aldea, en una importante villa renacentista. Hija
de Alonso II Enríquez, Almirante de Castilla, fue famosa tanto por su
austeridad como por su devoción religiosa. Ella fue la que mandó levantar la
Colegiata de Torrijos, fundó la Hermandad del Santísimo Sacramento e inició,
según cuentan los locales, la tradición de procesionar las imágenes en la
ciudad.
Hospital de la Santísima trinidad, Torrijos
Volviendo al hospital, debemos indicar que
fue pionero en la utilización del claustro como estructura funcional sanitaria,
distribuyéndose a su alrededor todas las estancias (a las que daba luz y
ventilación). El patio, recuperado de la ruina absoluta, tiene un pequeño
naranjo que algún día crecerá para igualar el que existía anteriormente. Un
pequeño pozo le acompaña en este patio, rodeado de una doble planta de arcos
renacentistas bastante toscos y primitivos. Pasear por estas salas, con el aire
de una reforma recién acabada, es un gusto.
Anexo a este espacio se abre la Capilla
del Cristo de la Sangre, levantada sobre la antigua sinagoga judía de la
localidad. Se accede a ella a través de un patio, donde destaca el arco
rebajado que sirve de porche a una elegante puerta de madera sobre la que se sitúa
la cruz de la Orden del Hospital, enmarcada por dos escudos franciscanos en
piedra.
En el interior, una sola nave de planta
rectangular, tenemos, a nuestra izquierda, un coro elevado, un órgano barroco y
la puerta que lo conectaba con el hospital. A la derecha se encuentra el
presbiterio, decorado con un retablo barroco que sirve de marco para la imagen
del Santísimo Cristo de la Sangre. Se trata de una talla colonial americana,
tallada por los indios tarascos, en el Estado de Michoacán, y que fue donada
por un capellán torrijeño.
Capilla del Cristo de la Sangre, Torrijos
En los laterales del retablo se encuentran
unas bellas pinturas al fresco, de estilo manierista, que nos muestran
diferentes escenas de la Pasión. Y, sobre todo el conjunto, una bella bóveda de
crucería ojival, decorada con pinturas al fresco que nos remite a la original
decoración que debieron tener estos elementos en el pasado.
Puesto que visité la localidad en Semana
Santa tuve la suerte de poder ver cómo las imágenes estaban siendo preparadas
para procesionar, estando custodiadas por los cofrades. Una bella experiencia.
Toca ahora dirigirnos al monumento más
interesante de Torrijos, la Colegiata del Santísimo Sacramento. Su
excepcional torre, de tres cuerpos y 40 metros de altura, coronada con un
chapitel del siglo XVII, nos servirá de inconfundible guía.
A sus pies se encuentra una de las
portadas platerescas más bellas de la provincia, encajada entre dos contrafuertes.
Está dedicada al Santísimo Sacramento, tal como comprobamos por los numerosos símbolos
del Corpus Christi que contiene, sobresaliendo el Cáliz y el Sacramento
presidiendo el conjunto.
Portada plateresca de la Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
Aunque, de manera no oficiosa, esta
portada también se denomina fachada sonora, pues contiene numerosos
elementos y representaciones de instrumentos musicales. Tocados en su mayor
parte por querubines, encontramos cítaras, chirimías, trompetas y sacabuches.
Además, existían inscripciones con anotaciones musicales que los entendidos
podían interpretar, entonando cantos litúrgicos en las fiestas más importantes,
como el Corpus.
Detalles portada Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
La portada está configurada como un arco
del triunfo romano, simbolizando el poderío de la fe cristiana. Elementos
comunes a esta tipología son los pedestales, las columnas, entablamientos,
nichos y frontones, decorándose la estructura con esculturas y relieves religiosos.
Un ejemplo de esto último son las figuras de los Evangelistas, representados
por sus animales junto a los símbolos de la Pasión. Como curiosidad indicar que
entre todos los elementos decorativos destacan piezas provenientes de expolios
musulmanes, destacando los capiteles califales (algunos colocados al revés en
la base de las columnas). Estas piezas provienen de la campaña de Granada.
donde participó Gutierre de Cárdenas, contador mayor del reino, alcalde mayor
de Toledo y esposo de Teresa Enríquez, verdadera artífice de este templo.
La entrada a la iglesia se realiza por un
lateral, a través de una sencilla portada renacentista. Su interior, gótico,
posee una alta nave central flanqueada por dos laterales más pequeñas en
altura. Todas poseen bellas bóvedas de crucería, pasando a una crucería
estrellada en la zona del ábside.
En este lugar se sitúa el retablo mayor,
una de las joyas del templo y obra de Juan Correa de Vivar. Consta de cinco
calles y cuatro pisos de altura, situándose decoración escultórica en el
inferior y pictórica, referente a la vida de Cristo, en los nichos superiores
de las calles laterales. En la zona central, la más importante, se encuentra el
Tabernáculo dorado de grandes dimensiones, una representación de la Santa Cena,
una bella Crucifixión y, coronando, la figura de Dios bendiciendo.
Retablo mayor de la Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
En el Transepto tenemos, en nuestra mano
derecha, una curiosa ventana enrejada con una bella vidriera. Es la manera de
recordar que aquí existía un pasadizo que conectaba con el desaparecido palacio
de los Enríquez, asistiendo desde aquí al culto Teresa Enríquez, de manera
privada,
Al otro lado del Transepto tenemos la
entrada a un pequeño museo con excelentes piezas religiosas, destacando los
relicarios o las tallas escultóricas. En el año de la pandemia este tesoro fue
robado, recuperándose casi en su totalidad las piezas. Recuerdo de ello es la
presencia de cristales rotos en algunas piezas.
Museo Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
En el coro se encuentra un precioso órgano
que data de principios del siglo XVIII, una alta sillería gótica en oscura
madera de nogal de dos pisos y, en el centro, el mausoleo de los Enríquez,
fundadores del templo. Se trata de un bello conjunto funerario en mármol blanca
con las figuras yacentes del matrimonio y resguardadas por leones, símbolo de
la inmortalidad. A sus pies dos figuras angelicales tienen las cabezas rotas,
recuerdo del infausto paso de las tropas francesas en la Guerra de Independiencia.
Coro y mausoleo en la Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
En la parte posterior del templo podemos
observar el trascoro, con una sencilla pila bautismal en piedra.
Trascoro Colegiata Santísimo Sacramento, Torrijos
Fuera del centro histórico de Torrijos se
encuentran las ruinas del Monasterio de Santa María de Jesús. Se trata
de un lugar donde se ha recuperado simplemente la planta de la iglesia de lo
que en otro tiempo fue un gran monasterio franciscano. Anexo se han colocado
unos paneles explicativos donde descubriremos su aspecto antiguo y su historia.
Aquella que nos cuenta como las tropas francesas, la desamortización y el
olvido lo llevaron a la ruina y desaparición.
Ahora bien, justo en la cabecera encontramos
dos paneles al fresco que ocupan, majestuosamente, los muros de un bloque de
edificios.
Estos murales forman parte de un proyecto
llamado MAP (Más Allá de la Pared), el cual ha distribuido por la
localidad numerosos murales con originales diseños que inundan el pueblo y dan
color y vida nueva a numerosas fachadas. En la oficina de turismo os darán un
mapa para poder localizar todas ellas, siendo interesante, si tenéis tiempo y
os gusta el arte callejero, recorrer la pequeña localidad buscándolas. A
continuación, os dejo algunos ejemplos.
Proyecto MAP arte urbano Torrijos
Si queréis saber más sobre estas pinturas
y su significado os recomiendo visitar estas interesantes Web:
https://www.nomadasocasionales.com/torrijos-imprescindibles-que-ver-y-hacer-en-torrijos/
https://www.elturistatranquil.com/torrijos-toledo/
Cuando decidamos marcharnos de Torrijos
nuestro siguiente objetivo debe ser acercarnos a Barcience, localidad anexa que
posee las ruinas de un excelente castillo medieval. El castillo de Barcience
se sitúa en lo alto de una loma próxima a este pueblo y para acceder debemos
dejar el coche junto al cementerio. Desde allí tenemos una pequeña subida de
unos cinco minutos por una pista de tierra a través de un pinar.
Este castillo fue construido, en el siglo
XV, por la familia de los Silva, quienes dejaron clara la autoría al colocar un
bajorrelieve significativo en la torre de homenaje. Se trata de un león
rampante, emblema de la familia y que me recordó al de los Lanister, de Juego
de Tronos. Este castillo siempre se utilizó como residencia señorial, no
existiendo en las crónicas ningún episodio militar relacionado con el mismo.
El castillo tiene planta cuadrada y sólo
se conserva, en un estado decente, las torres y la muralla de mampostería. Del
foso y fortificaciones exteriores sólo tenemos la ruina de los dos cubos que
protegían la entrada principal. El interior está derruido y dominado por la
vegetación, aunque es posible adivinar la existencia de dos pisos por la
disposición de las ventanas y las marcas en los muros donde se insertaban las
vigas.
La visita no os llevará mucho tiempo y, si
os gustan los castillos, este posee una belleza decadente que os maravillará.
Tras disfrutar de estas ruinas vamos a
dirigirnos a nuestra última visita del día, las Barrancas de Burujón, un
entorno natural situado a apenas quince minutos en coche. Al lugar se accede
por la carretera CM-4000, existiendo un desvío hacia el Bar el Refugio de las
Barrancas. Aquí existe un primer aparcamiento de arena donde estacionar, siendo
la tarifa por coche de 5€ los fines de semana y festivos. En caso de existir
mucha afluencia habilitan otro aparcamiento algo más arriba, lo que es una
suerte, pues queda más cerca de los miradores.
Las Barrancas de Burujón son un paisaje
que parece propio de otros lugares, como los típicos cañones de los EEUU. Se
trata de unos impresionantes cortados arcillosos de color rojizo, formados por
la erosión del viento y del agua del río Tajo durante, nada menos, que 25
millones de años.
Estas cárcavas arcillosas tienen
aproximadamente 1 kilómetro de longitud y alcanzan, en algunos puntos, algo más
de un centenar de metros, lo que conforma unas vistas asombrosas desde los tres
miradores a los que nos podemos asomar. Personalmente me gustó el del Cambrón,
por la proximidad, y el segundo, denominado de los enebros, por la perspectiva.
Estas cárcavas sirven de límite para el
Embalse de Castrejón, lugar refugio de numerosas especies de aves, como avutardas,
milanos o garzas.
Puesto que no existen vallas protectoras
en todo el recorrido es fundamental tener especial cuidado con los niños y los
perros inquietos. Más de uno de estos últimos han caído por el desfiladero con
fatales consecuencias. Por ello, siempre sujetos e intentando no asustar a los
más pequeños para evitar desgracias personales.
Existe un pequeño merendero junto al
tercer mirador, aunque no posee ninguna sombra, por lo que en días muy soleados
resulta insostenible pasar allí mucho rato.
Muchas personas realizan la visita a los
tres miradores y se vuelven por el mismo camino. Existe otra opción, un
recorrido circular de unos cinco kilómetros que nos llevará hasta el
aparcamiento inferior. Se trata de una ruta sencilla por su escaso desnivel.
Hasta aquí mi sugerencia de hoy. Una
magnífica salida dominguera con numerosos atractivos de todo tipo.
Hasta la próxima
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