Uno de los capítulos del
libro Mis Mentiras Favoritas trata sobre la Guerra de Independencia ante los
franceses en 1808 y cada año, tomándolo como excusa, narro algún episodio
curioso de esta confrontación.
En esta ocasión vamos a
informar sobre una de las confusiones más habituales que rodean a la primera
derrota de las tropas francesas en suelo peninsular. En muchos libros de
Historia habréis leído que la primera derrota que sufrieron las tropas
napoleónicas fue en la Batalla de Bailén el 19 de julio de 1808.
Esta afirmación es una verdad
a medias. En efecto, fue la primera derrota del ejército napoleónico en una
batalla campal. Pero, anteriormente, los españoles habíamos rendido a otras
tropas francesas, aunque este episodio apenas se suele conocer.
¿Quieres descubrir cual fue
verdaderamente la primera derrota francesa ante las tropas españolas en la
Guerra de Independencia?
Para comenzar a contar este
relato debemos retroceder unos cuantos años, hasta 1805. El 21 de octubre de
aquél año se produjo una decisiva victoria naval para las fuerzas inglesas que,
comandadas por Nelson, derrotaron de forma total a las fuerzas navales
combinadas francoespañolas.
La derrota en la Batalla de
Trafalgar no sólo diluyó definitivamente las intenciones francesas de invadir
Inglaterra, sino que permitió a los ingleses dominar de forma absoluta los
mares durante el resto de siglo XIX.
La flota derrotada quedó
confinada en Cádiz, bloqueada por la flota inglesa. Sólo unos bergantines
lograron romper el bloqueo y regresar a Francia. El resto tuvo que permanecer
al amparo de los cañones de tierra.
Los franceses, cuyo mando era
el Almirante francés François Étienne de Rosily-Mesros, tenían 5 navíos de
guerra (Heros, Algesiras, Pluton, Argonaute y Neptune) y la fragata Cornelie. Todos fueron
reparados y pertrechados en el Arsenal de La Carraca para partir en cuanto
pudieran.
Por su parte, la flota
española, al mando de Don Juan Ruiz de
Apodaca, constaba de los siguientes navíos: Príncipe de Asturias, Terrible, Montanés,
San Justo, San Fulgencio, San Leandro y la fragata Flora.
No obstante, su estado era bastante lamentable, pues al
deterioro por la inactividad se sumaba la falta de presupuesto para pagar a las
tripulaciones y los pertrechos necesarios. Sólo el San Justo estaba
correctamente preparado para partir con
los franceses y se había incorporado a su escuadra.
En febrero de 1808 los
franceses iban a romper las relaciones con sus antiguos aliados españoles. Rosily,
de manera bastante previsora, alejó a sus navíos fuera del alcance de las
baterías de cañones de tierra y colocó al San
Justo en medio de su flota. Sus temores no tardaron en verse confirmados
pues el 1 de febrero los franceses habían tomado el control de todo el territorio
portugués (contraviniendo el tratado de Fontainebleau) y a lo largo del mes se
hicieron con Pamplona y Barcelona.
Tras los acontecimientos del
dos de mayo de Madrid las relaciones con los franceses se rompieron
definitivamente en Cádiz y hubo enfrentamientos con los residentes. Puesto que
hubo algunos asesinatos, Rosily embarcó a todos sus hombres y les prohibió
bajar a puerto. No obstante, el Gobernador de Cádiz, el Marqués de Solano,
calmó los ánimos y tan sólo vigiló a los navíos franceses con unas cuantas
embarcaciones de pequeño tamaño.
La población no entendía la
pasividad de la autoridad, toda vez que en varios puntos del territorio español
se estaba ya luchando contra el invasor francés. Por ello se organizó un motín
popular, el cual acabaría con el asesinato de Solano, considerado un
afrancesado por no combatir al enemigo enérgicamente.
La Junta de Sevilla colocó al
frente de la plaza a Don Tomás de Morla, cuyas órdenes era disponerlo todo para
capturar o eliminar a la flota francesa. El 30 de mayo, tras una reunión con
los generales, la flota española se separó de la francesa y se preparó para
iniciar un eventual combate.
Los ingleses que vigilaban la
salida de la bahía, comandados por el Almirante Purvis, se ofrecieron a entrar
en la bahía y ayudar a los españoles pero Morla declinó tal ofrecimiento. En su
mente estaba el caso de Gibraltar y pensaba, acertadamente creo yo, que la
ayuda inglesa podía ser luego un problema si les dejaban entrar. Por tanto,
excusándose en que deseaban cobrarse la venganza ellos solos, declinaron tal
ofrecimiento.
Apodaca y el teniente general
Moreno, Comandante del Departamento Marítimo, fueron los encargados de
organizar el ataque a los franceses. Pertrecharon los barcos lo mejor que
pudieron y reforzaron las defensas de tierra con todos los cañones que
pudieron.
Los franceses vieron los
preparativos con preocupación y su único objetivo fue retrasar el inevitable
enfrentamiento con diplomacia. Su plan era resistir todo lo posible para que el
ejército francés que se dirigía hacia el sur pudiera contactar con ellos. Pero
aquél ejército nunca llegaría, pues sería posteriormente derrotado en Bailén.
Viendo lo inevitable del
choque los franceses tomaron posiciones en la Poza de Santa Isabel, colocaron
sus cañones apuntando al Arsenal e interceptaron todos los navíos que
pertrechaban a la flota española. Los españoles tuvieron que cambiar sus planes
y reforzar esa zona con baterías. Además, Moreno decidió, dada la escasa
maniobrabilidad de los navíos españoles, armar bombarderas y cañoneras y
realizar el ataque con estas fuerzas sutiles. Aunque su plan fue enérgicamente
discutido fue el seguido finalmente. Apodaca fue el encargado de armar esta fuerza
de ataque, logrando tener listas doce bombarderas y veinticinco cañoneras. En
el Arsenal también se lograron tener listas tres divisiones de quince
cañoneras.
Las cañoneras eran un tipo de
navío muy rápido, con una o dos velas a lo sumo y remos para navegar incluso
contra el viento. Tenían un solo cañón de 24 libras y eran un
blanco muy complicado para los grandes navíos por su reducido tamaño y gran
maniobrabilidad.
El plan español consistía en
situar en primera línea las cañoneras y en segunda las bombarderas, fuera del
fuego francés. Por detrás se situarían el resto de embarcaciones encargadas de
ofrecer refuerzos o pertrechos. Además, dos de los navíos españoles, el Príncipe de Asturias y el Terrible ofrecerían cobertura a la operación. El plan,
diseñado por Moreno, tenía en cuenta hasta el más mínimo detalle. Por ejemplo,
organizó un sistema de señales con banderas para que los barcos estuvieran en
permanente contacto.
Terminados los preparativos
el día 9 de junio de 1808 el general Morla dio un ultimátum a los franceses
para que se rindieran incondicionalmente. Tras un plazo de dos horas, si no se
rendían los franceses Morla advertía lo siguiente “...soltaré mis fuegos de
bombas y balas rasas (que serán rojas si V.E. se obstina): atacará la escuadra
española y las fuerzas sutiles...”.
La carta completa solicitando
la rendición incondicional la reproduzco en el apartado documentos.
Los franceses rechazaron
rendirse y los españoles comenzaron el ataque a las 16:00 horas, el cual
duraría cinco horas seguidas. A pesar del fuego de las baterías terrestres y
del ataque con las cañoneras y bombarderas, los franceses lograron resistir
bastante bien el primer ataque español.
El saldo final fue de 7
bombarderas destruidas, 4 muertos y 5 heridos entre las fuerzas navales. En
tierra había sido destruida la batería situada en La Cantera, donde hubo 4
muertos y 21 heridos. Los franceses, por su parte, vieron perecer a 13
compañeros, 51 fueron heridos de diversa consideración, mientras que los navíos
sufrieron varios daños en sus cascos y arboladuras.
Al día siguiente, el 10 de
junio, los españoles volvieron a realizar otro ataque, aunque en esta ocasión
fue menos intenso debido a la escasez de pólvora para los cañones por parte
española. No obstante, los franceses consideraron la opción de negociar y se
izó la bandera española en el navío francés Heros,
señal del deseo francés de parlamentar.
Rosily intentó ganar tiempo
para que pudieran llegar los refuerzos franceses e inició negociaciones para
terminar con esta situación bélica. Primero propuso marcharse del puerto si
tenía garantías de no ser atacado ni por ingleses ni españoles. Al negarse
Morla, propuso desembarcar todo su armamento pero permitir a sus hombres
permanecer en los navíos. Los españoles no estaban dispuestos a aceptar tal
propuesta, pero fingieron atenderla y consultar a la Junta de Sevilla. La
intención de Morla era ganar tiempo para reunir pertrechos suficientes para
otro gran ataque.
En este breve periodo de
tregua los españoles colocaron nuevas baterías de cañones, aunque eran una
fuerza simulada, pues la falta de pólvora las hacía ineficaces. También
reforzaron sus fuerzas con la llegada de 10 cañoneras desde Málaga y con la
incorporación del navío Argonauta
desde La Carraca. Su
intención general era atemorizar a los franceses para que éstos vieran que toda
resistencia era inútil. Además, adelantándose a un posible ataque francés al
Arsenal, los españoles hundieron el navío Miño
y la urca Librada bloqueando la
entrada.
El día 14 de junio los
españoles hicieron saber a los franceses que la Junta de Sevilla había
declinado su propuesta. Por tanto, instaron a los franceses a rendirse
incondicionalmente para evitar un nuevo inminente ataque. Rosily, creyendo que
los navíos españoles tenían munición suficiente como para realizar un nuevo
ataque similar al del día 9, decidió rendir su flota. Su posición era muy
desfavorable, atrapado en un estrecho lugar y rodeado de pequeñas embarcaciones
que podían hacerle mucho más daño del que podía resistir. En el apartado
documentos reproduzco las respuestas de Rosily ante las propuestas españolas
para su rendición.
Los españoles obtuvieron
cinco buenos navíos y una fragata en inmejorables condiciones, lo que servía
para paliar, en parte, los navíos perdidos en la batalla de Trafalgar. Además,
se confiscaron numerosas municiones, pólvora y provisiones para cinco meses. En
total se entregaron 3676 prisioneros, a los cuales se les aseguró respeto a sus
vidas.
Para evitar la reacción
violenta del pueblo gaditano ante los franceses el general Morla publicó la
siguiente proclama: “Gaditanos: la escuadra francesa, al mando del almirante
Rosily, acaba de rendirse a discreción confiada en la humanidad y generosidad
del pueblo español. Cádiz 14 de Junio de 1808.- Morla.”
Los prisioneros fueron
recluidos en los navíos desarmados Castilla
y Argonauta, habilitados como
pontones. La perspectiva de una larga temporada recluidos en aquél lugar hizo
que algunos presos idearan la forma de escapar. Por un lado, algunos marineros,
no originarios de Francia, decidieron desertar y unirse a la Armada Española,
consiguiéndolo 35 de ellos. Por otro, hubo intentos de fuga y 5 marineros
lograrían huir de aquél encierro. A Rosily y a sus más altos oficiales se les
permitió volver a Francia para informar de la derrota. Pero los
demás los marineros de la flota estuvieron en cautiverio en la Isla de Cabrera
el resto de la guerra, lo que para muchos fue el resto de sus vidas.
Como suele ser típico en
nuestro país, la picaresca apareció a la hora de repartir el botín de tal
hazaña histórica. Primero por parte de los transportistas encargados de llevar
las provisiones francesas al puerto, los cuales escamotearon cantidades
ingentes de víveres, según conocemos por las quejas de las autoridades. Luego,
cuando se concedieron recompensas y ascensos, algunos recayeron en personas que
no habían participado en los combates. Esto último me recuerda poderosamente al
asunto de los EREs falsos de Andalucía. Parece que no hemos cambiado nada,
¿verdad?
Como conmemoración de la
victoria, la primera lograda ante los franceses, se creó una medalla de bronce.
Tenía forma ovalada y en el anverso, junto a la imagen de una corona triunfal
de la que pende un águila imperial invertida y dos sables cruzados, se podía
leer: “Por la rendición de la
escuadra francesa”. En el reverso figuraba la fecha “9 de Junio de 1808”, aunque en realidad la rendición se produjo el día
14, como hemos visto.
Hoy día, en el Museo Naval de
Madrid, se muestra la bandera del navío “Heros”,
insignia de Rosily, como trofeo de aquél encuentro, y en la localidad de San
Fernando se celebran todos los años el aniversario de este combate, con
representaciones históricas de la rendición y una regata conmemorativa.
FUENTES:
COMBATE DE LA POZA DE SANTA
ISABEL. http://www.guardiasalinera.com/prisiones.htm
Poza de Santa Isabel. http://es.wikipedia.org/wiki/Poza_de_Santa_Isabel
Combate santa Isabel primera derrota francesa. http://www.elguichidecarlos.com/influenciamilitar/guerradelaindependencia/combatesantaisabelprimeraderrotafrancesa.HTML
La captura de la flota francesa en Cádiz y la
evacuación de las tropas españolas en Zelanda en 1808. http://www.todoababor.es/articulos/acontec1808.htm
Poza de Santa Isabel. http://blogdruta.com/2009/06/24/poza_santa_isabel/
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