Muchos usuarios de lentes de
contacto, tras el paso de los años, adquieren malos hábitos en la utilización
de las lentillas. Ello se debe a dos razones principalmente: han olvidado los
consejos de su contactólogo, dados cuando inició el proceso de adaptación, y
realizan malas costumbres por el mero hecho de no notar inconvenientes
inmediatos.
Si eres un usuario habitual
de lentillas o estás interesado en el comienzo de su uso la información que
encontrarás a continuación te interesará.
Cuidado y limpieza de las lentes de contacto
Más del 90% de las lentes de
contacto adaptadas en España son de materiales blandos con un alto contenido en
agua. Esto significa que son auténticas esponjas. Por lo que la limpieza a
la hora de manejar una lente de contacto es fundamental:
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Limpia siempre
las manos antes de manipular una lente de contacto. Utiliza jabón neutro (que
no tenga aceites o fragancias) y sécate las manos con papel o con una toalla
que no deje pelusas.
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Antes de
colocarte la lente de contacto en el ojo asegúrate que se encuentra limpia y en
buen estado. Para ello es recomendable realizar una última limpieza con el
líquido recomendado por tu contactólogo (generalmente será solución única).
Cuando retires las lentes
de contacto del ojo es el mejor momento para limpiarlas en profundidad. Tras una intensa jornada, las lentillas tienen
acumulada la suciedad de la lágrima, por lo que conviene desinfectarlas
adecuadamente:
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En primer lugar
deposítalas sobre la palma de tu mano.
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Luego aplica un
chorro de tu líquido de mantenimiento y frota suavemente la lente de contacto
con la yema de tu dedo meñique. La forma correcta de hacerlo es de dentro hacia
fuera de la lentilla y repetir la acción por ambas caras.
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NUNCA utilices
agua para limpiar tus lentes de contacto, pues las infectarás con bacterias que
te pueden producir problemas oculares serios.
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Finalmente,
aclara las lentes de contacto y guárdalas en su estuche. Lo aconsejable es
dejar la lente de contacto en el fondo del estuche, sin dobleces, y rellenar
los compartimentos con líquido de mantenimiento nuevo hasta cubrir totalmente.
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NUNCA reutilices
la solución de mantenimiento del día anterior, pues ya no tiene las propiedades
adecuadas para desinfectar tus lentes de contacto.
Además de las lentillas, la
limpieza del estuche resulta básica para la buena conservación de las
lentes de contacto. De nada servirá una buena limpieza de las lentillas si
luego las guardamos en un estuche sucio e infectado por gérmenes:
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Debes limpiar el
estuche de forma periódica con la misma solución de mantenimiento que utilizas
para desinfectar tus lentes de contacto. Lo más recomendable es dejarlo secar
al sol, pues así no lo contaminamos con pelusas de las toallas.
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Además de lo
anterior, es recomendable sustituir los estuches portalentes regularmente.
Puesto que hoy día los líquidos de mantenimiento incluyen estuches portalentes,
lo ideal es cambiarlos cada vez que abrimos un bote de líquido nuevo.
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NUNCA utilices el
mismo estuche portalentes durante más de 6 meses.
Manejo de las lentes de contacto
Existe en este blog una
entrada específica en la que se explica la manera correcta de colocarse y
extraer las lentes de contacto (aquí).
Por tanto, en este apartado
haremos únicamente alusión a los posibles problemas que podemos encontrarnos a
la hora de colocarnos y retirarnos las lentillas:
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Antes de
colocarte las lentes de contacto debes observar bien que no tienen ningún
problema. Si te percatas que la lente de contacto esta rota en alguno de sus bordes
NUNCA te la
coloques. Hacerlo te puede ocasionar graves problemas
oculares.
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En los usuarios
noveles es habitual que nada más ponerse las lentillas noten algo de picor,
lagrimeo y/o irritación ocular. Es una reacción habitual del ojo, el cual te
advierte que algo extraño se ha introducido en él. Lo extraño sería que no
tuvieras estos síntomas, pues significaría que tu ojo no posee la sensibilidad
normal. Cuando el ojo compruebe que la lentilla no supone ningún riesgo para
él, los síntomas remitirán por sí solos.
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Si la molestias
persisten puede ser que la lentilla te la colocaras al revés. Una lentilla
colocada al revés se moverá más en el interior del ojo y creará molestias
durante el porte. Extráela del ojo y observa su forma de perfil. Si tiene forma
de bol estará al derecho. Si tiene forma de plato hondo, con los bordes
abiertos hacia el exterior, estará al revés.
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Si la lentilla la
introduces descolocada o ésta sale fuera de su posición correcta en el ojo
durante el porte te molestará. Puedes presionar suavemente los párpados para
empujar la lente hasta su posición normal. En caso de no lograrlo, lo mejor es
sacarla, limpiarla y volver a introducirla.
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Si mientras
llevamos lentes de contacto se nos introduce un cuerpo extraño (arenilla,
polvo…) es necesario retirar las lentillas y limpiarlas. Sólo cuando las
molestias remitan podrás volver a colocarte tus lentes de contacto.
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Si nos frotamos
el ojo enérgicamente o si lloramos mucho la lente de contacto puede salirse de
nuestro ojo y caer al suelo. Aunque pienses que el suelo está limpio, en el
100% de los casos la lentilla acaba de contaminarse. Por tanto, antes de volver
a colocártela deberás someterla a una limpieza concienzuda con tu líquido de
mantenimiento. NUNCA te vuelvas a colocar la lente sin limpiarla y mucho menos
utilices agua o saliva para sustituir tu líquido de mantenimiento. Tales
acciones pueden ocasionarte serios problemas oculares.
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