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domingo, 11 de agosto de 2024

Los espejismos sólo aparecen con el calor


En verano hace mucho calor en España. Y, últimamente, con las cada vez más frecuentes olas de calor, los meses de julio y agosto se están convirtiendo en un auténtico infierno para muchas personas que toleran mal las altas temperaturas.

Uno de los fenómenos ópticos que podemos observar en esta época del año son los espejismos, unas de las ilusiones ópticas más curiosas. Si viajamos en coche puede que viéramos agua en la carretera, pero al llegar a ella comprobar que no existe.

¿Os interesa saber el mecanismo de los espejismos?



Para entender los espejismos primero debo explicar brevemente como funciona nuestro sistema visual. Nosotros vemos las cosas que nos rodean gracias a que tenemos en el interior de nuestros ojos unas células fotorreceptoras sensibles a la luz. Situadas en la retina, recogen la luz que reflejan los objetos y forman una imagen que interpreta el cerebro.

Nuestro cerebro, a la hora de obtener la imagen, interpreta la dirección en la que los rayos de luz que provienen de los objetos inciden en nuestra retina. Y como la luz siempre suele viajar en línea recta pues no suele equivocarse con cosas tan sencillas como arriba o abajo. Ahora bien, en los espejismos falla porque a la luz le ocurren cosas extrañas.

La velocidad de propagación de la luz cambia cuando debe atravesar diferentes medios. Por ello, cuando introducimos un lápiz en el agua vemos la ilusión de que parece torcerse. Es otra ilusión, como un espejismo, debido a la reflexión de la luz. Solo que en este caso la explicación es muy simple: el aire y el agua son dos medios muy distintos con diferente índice de refracción (la luz se refracta de diferente manera en cada medio).

¿Cómo es posible que la luz se refracte de diferente manera en la atmósfera para ver un espejismo en la carretera?

Aquí entra en juego la temperatura. En verano o en momentos en los que hace un exceso de calor, la temperatura de la superficie terrestre se calienta mucho. Tanto que hace el efecto de una estufa, calentando el aire que se encuentra inmediatamente por encima.

Lo normal es que el aire caliente suba hacia arriba y exista un gradiente de temperatura de más frío hacia más caliente de abajo hacia arriba. Esa es la razón por la que en invierno, a pesar de la calefacción, siempre tenéis la sensación de que los pies se enfrían.

Pero debido al efecto estufa de la superficie recalentada se produce el efecto que el aire pegado a esa superficie está más caliente que el inmediatamente superior. El aire caliente es menos denso que el aire más frío situado encima y su índice de refracción es menor. Si imaginamos que existen múltiples capas sucesivas en la atmósfera con diferentes temperaturas entenderemos mejor las numerosas refracciones que tendrá la luz al atravesar todas estas capas.

Y lo que le ocurre a la luz es que, al atravesar estas capas de aire cada vez más caliente según nos acercamos a la superficie, se va doblando de manera paulatina hasta llegar al punto de reflejarse. Es lo que se llama refracción total y el cerebro lo interpreta como si estuviera viendo un espejo. Seguro que explicando la imagen se entiende mejor.

El observador ve la palmera correctamente al incidir en su ojo el rayo de luz negro. Ahora bien, también observa un espejismo de la palmera como si estuviera doble, en el suelo, pues el rayo de luz amarillo, debido a la curvatura que adquiere, le engaña.

El espejismo del agua en la carretera o el del agua en el desierto es el mismo fenómeno, solo que en vez de reflejarse una palmera lo que se refleja es el cielo azul.



¿Sólo ocurren espejismos cuando hace mucho calor? Ni mucho menos.

Los espejismos del agua en la carretera se denominan espejismos inferiores y son los más comunes de observar. Ahora bien, existen otro tipo de espejismos, denominados superiores, que se producen en las zonas más frías del planeta.

El mecanismo es el mismo que antes. La luz se curva debido a la diferente temperatura existente entre las capas de la atmósfera. Pero ahora, debido al frío extremo, el aire próximo a la superficie terrestre (o el agua del océano) está mucho más frío que el inmediatamente superior, pues la superficie actúa como un congelador, haciendo que ese aire esté mucho más frío de lo que le correspondería.

Este cambio de gradiente normal de temperatura hace que los rayos de luz se curven, esta vez al contrario que en el caso anterior, y el objeto que estemos viendo aparezca como reflejado en el cielo.



Y existe un  curioso caso de espejismo superior que se denomina Fata Morgana (en referencia a la hermanastra del rey Arturo, Morgan le Fay, poderosa hechicera). Se trata de un espejismo muy efímero, pues se produce por la sucesión de múltiples capas de diferente temperatura, en donde existen capas de aire frío encima y debajo de otra capa de aire cálido. Y esta sucesión puede darse varias veces, lo que provoca refracciones y reflexiones de la luz que deforman los objetos o les hacen aparecer como si estuvieran volando.

Este fenómeno se produce en las regiones árticas y también, en el estrecho de Mesina (Sicilia). Y ha dado lugar a muchas leyendas. En los siglos pasados surgió la leyenda del barco fantasma del Holandés errante. Hoy en día se prefiere hablar de OVNIS y cosas parecidas.



Al final son simples espejismos, engaños a nuestro cerebro.

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