Hoy os voy a proponer un largo fin de
semana conociendo la zona navarra que se extiende al sur de Pamplona, una
tierra con una profunda herencia medieval donde poder visitar espacios naturales
sorprendentes, templos románicos y preciosos castillos.
¿Os apetece descubrir esta bella zona de
España?
Tudela
Viniendo de Madrid, la primera gran
localidad que vamos a encontrar cuando llegamos a la Comunidad Foral de Navarra
es Tudela.
Una localidad, la segunda más poblada
actualmente, cuyo nombre podría estar relacionado con la Tutela romana
que nombraba Marcial. No obstante, serán los árabes los que fortifiquen la
población a principios del siglo IX y le otorguen esplendor, representado por
su mezquita mayor, Tierra fronteriza con los cristianos, los mismos
conquistarán la ciudad en febrero de 1119 gracias a Alfonso I el Batallador. A
pesar de ello, la importancia económica de la ciudad no decaerá, siendo una
localidad importante para el reino navarro.
Entre los hitos históricos de Tudela se
encuentran personajes famosos, como el viajero judío del siglo XIII, Benjamín
de Tudela, el famoso pogromo antijudío de 1328 o la Batalla de Tudela, en 1808,
ganada por los franceses.
Los atractivos turísticos de Tudela no son
numerosos, pero sin duda, sí muy significativos. La Plaza de los Fueros
es el centro neurálgico de la localidad, siendo una imagen inconfundible con su
Casa del Reloj y el quiosco de música en el centro. En un lateral se sitúa la
oficina de turismo.
En sus alrededores vamos a encontrar la
judería, un espacio de callejuelas estrechas y silenciosas donde comprobar
la importancia de esta comunidad religiosa en la localidad. Las calles que
rodean la Plaza de la Judería corresponden con la judería antigua de la época
árabe, denominada Vétula. En este lugar se ubica el Palacio del Marqués de
San Adrián, un importante edificio representativo de la arquitectura civil
renacentista de Navarra donde, con visita guiada, podemos admirar un bello
patio cubierto decorado con frescos que representan diferentes diosas romanas. Tras
la conquista cristiana se obligó a los judíos a trasladarse a otra zona,
conformando la denominada judería Nueva en los alrededores del actual Paseo del
Castillo.
Entre ambas juderías se encuentra el lugar
más famoso de Tudela, su esplendorosa Catedral de Santa María. Levantada
sobre la anterior mezquita musulmana hacia el siglo XII, pasó de colegiata a
catedral en el siglo XIII. Su estilo es cisterciense, viendo la transición del
románico al gótico, aunque existen muchos elementos de la mezquita árabe, como
modillones, ventanas y alguna yesería arábiga.
En el exterior destacan la pareja de
torres, una románica en la fachada de la puerta y otra renacentista construida
en ladrillo, así como sus tres portadas de entrada. La más conocida es la
denominada puerta del Juicio (oeste), acceso principal y única que
mezcla el estilo románico con la iconografía gótica en la estructura y
decoración escultórica. Su arco abocinado con 8 arquivoltas escenifica la separación
de condenados y bienaventurados tras la sentencia divina de Dios. Así, la mitad
izquierda (desde la posición del espectador) está destinada a los salvados en
el Cielo, mientras que en la mitad derecha aparecen los réprobos en el
Infierno. Deteneos un rato admirando los pecados y castigos infernales, algo
único.
La entrada turística a la Catedral
comienza en el Museo de Tudela, un lugar donde ver desde objetos
prehistóricos a provenientes del culto cristiano, así como pinturas o
esculturas. De las pinturas destacaría el Juicio Final por su semejanza a la
particular iconografía de El Bosco o Santa Catalina de Alejandría, de Vicente
Berdusán, el mejor pintor barroco del siglo XVII en Navarra. También destacar la
bella Capilla del Deán, del siglo XVI.
Una vez visitado el museo accederemos a la
joya del lugar, el claustro románico. Pasead con calma admirando sus 42
capiteles historiados, muchos dedicados a la peregrinación jacobea. A destacar
la escena de la resurrección de Lázaro, donde comprobamos los recursos
utilizados para crear profundidad o el detalle expresivo de los personajes, que
se llevan la mano a la nariz para evitar el mal olor del muerto. Una auténtica
maravilla del arte románico.
Desde aquí, atravesando un pequeño
pasillo, accederemos al interior del templo. El mismo se compone de tres naves
de cuatro tramos, un crucero de cinco y una cabecera de cinco ábsides donde el
central está presidido por un magnífico retablo del siglo XV, obra de Pedro
Díaz de Oviedo. En una columna entre la capilla mayor y la de San Juan se alza
la bella imagen románica de Santa María la Blanca, en piedra
policromada.
La patrona de la ciudad es Santa Ana, cuya
imagen se ubica en la capilla homónima, cuya decoración barroca es totalmente
deslumbrante.
Para más información os dejo la web
oficial aquí.
Por último, no me gustaría dejar de
nombrar las importantes fachadas de un par de palacios, como la Casa del
Almirante, con elementos decorativos renacentistas o el palacio Marqués
de Huarte, con una decoración al fresco de guirnaldas vegetales. Si el primero
organiza exposiciones temporales, el segundo, lugar donde se alojaron
personajes históricos como Fernando VII o Isabel II, es sede de la Biblioteca
pública. Si podéis entrar no dudéis en admirar el patio y su magnífica
escalera.
Y respecto a la decoración pictórica,
Tudela es un centro donde muchas de sus paredes están decoradas con vistosos
grafitis, lo que otorga a la ciudad un toque de color singular. No dudéis
en realizar la siguiente ruta.
Bardenas reales
A escasos kilómetros de Tudela se
encuentra el entorno natural de las Bardenas Reales, recientemente famosas por
aparecer en la serie Juego de Tronos.
Se trata de un paraje desértico más típico
de Arizona que de la Ribera de Navarra, donde el efecto de la erosión a lo
largo de los miles y miles de años ha dado lugar a un auténtico paraíso
escondido declarado Reserva de la Biosfera (UNESCO).
Os recomiendo dejar una mañana o una tarde
para recorrer este espacio natural, el cual puede hacerse en automóvil, parando
en los distintos miradores, o realizando diversas rutas de senderismo.
Entre los puntos clave de este lugar
desértico lleno de barrancos y mesetas, destaca, especialmente, Cabezo de
Castildetierra, una formación rocosa que pasa por ser la más fotografiada y
compartida por Instagram.
Para conseguir toda la información sobre
este parque os dejo su web.
Olite
Esta localidad, a mitad de camino entre
Tudela y Pamplona, famosa por su excepcional castillo, es un perfecto punto de
alojamiento para visitar la zona centro-sur de Navarra. Desde aquí podréis
visitar tranquilamente numerosos lugares que os dejarán boquiabiertos.
Sin duda, esta localidad medieval es
famosa por su palacio-castillo, uno de los más bellos en su género de España
(en mi opinión). Una joya dentro de los catillos góticos europeos, donde mezcla
influencias francesas, catalanas y británicas.
El conjunto consta de dos partes bien
diferenciadas: la más antigua está formada por las instalaciones del actual
Parador Nacional de Turismo: Un edificio de planta cuadrangular con torres
prismáticas en las cuatro esquinas que no se puede visitar. La parte más
moderna es la visitable.
Esta última ampliación fue construida tras
las reformas realizadas por Carlos III en 1399. Una época donde los castillos
defensivos eran algo propio del pasado y su construcción estaba destinada a
combinar ese pasado nobiliario con las comodidades de los palacios. De ahí su
belleza visual y su escasa practicidad defensiva.
Un buen lugar para admirar esta
construcción lo encontramos en la Ronda del Castillo, lugar donde se ubica
también una construcción con forma de huevo donde se almacenaba el hielo.
Las dependencias palaciegas que se
abrieron en esta zona rodearon la iglesia de Santa María (siglo XIII),
integrándola en el conjunto y encuadrándose como nexo de unión entre ambas. Su
importancia la entendemos al descubrir que aquí se realizaron actos solemnes
del reino, como Cortes, bautizos o bodas. La visita a esta iglesia se realiza
aparte del castillo, junto a su entrada. Ahora bien, yo os aconsejo admirar
primero su exterior. Existe un claustro (1432) gótico realizado por Doña Blanca
de Navarra, que aparece junto a la Virgen María.
Aunque lo más destacado es la fachada, uno
de los conjuntos más significativos de la escultura gótica navarra. Una risueña
Virgen sedente con el Niño bajo dosel preside el tímpano, donde podemos admirar
las imágenes de la Anunciación, el Nacimiento de Jesús o la Matanza de los
Inocentes, entre muchas otras. En lo alto una expresiva máscara del llamado
Hombre Verde. Y, a la izquierda, en los arranques de las arquivoltas podemos
ver a Herodes con un diablo susurrándole al oído y, a continuación, a los Reyes
Magos adorando al Niño.
En los capiteles de la derecha observamos
a Adán y Eva y un fraile que podría ser San Francisco de Asís. En el dintel
vemos una escena de la caza del ciervo, mientras que en las jambas tenemos
escenas del Génesis (el pecado del hombre y la redención representada por la
figura del pelícano). En las arquivoltas se extiende una decoración donde
predomina la vid y hojas de roble.
Del interior de la iglesia voy a destacar
el retablo mayor renacentista (1530), obra de Pedro de Aponte. Está dedicado a
María, destacando la delicadeza de la talla gótica o los paneles donde se
describen los pasajes principales, tanto de su vida como la de Jesús.
Una vez dentro del castillo, lo más
destacado del palacio nuevo fue la colosal torre de homenaje, a la que
rodean numerosas torres menores con sus tejados de pizarra característicos. Pasear
por el camino de ronda, encima de la muralla, os permitirá tener vistas
asombrosas del conjunto palaciego.
El interior del castillo está profusamente
decorado con azulejos y techumbres de madera artesonada morisca. A destacar la
bella Cámara de la Reina, con sus coloridas vidrieras, la Cámara del
Rey, con sus amplios ventanales góticos y su enorme amplitud donde se
celebraban amplias recepciones o la Cámara de los Yesos, llamada así por
tener paneles de yesería que son la única decoración original conservada.
También destacan las galerías, del rey y la reina, con sus arcos góticos y
desde donde contemplar los jardines existentes a sus pies. En los
mismos, gracias a un sistema de riego propio, crecían naranjos y limoneros.
Otro encanto del interior del castillo es
subir a las distintas torres y admirar las vistas a altura de pájaro. Existen
tres imprescindibles, dos a la derecha y una poligonal a la izquierda.
Por poner un pero indicaré que el interior
de las salas está vacío, lo que le quita cierto encanto e impide la inmersión
completa.
Para más información os dejo su web oficial.
Del resto de la localidad navarra merece
la pena pasear por su entramado callejero medieval, descubriendo bellos
rincones como la plaza de Carlos III el Noble, con el Ayuntamiento presidiendo,
la poderosa Torre del Chapitel en un lateral y el acceso a las llamadas
Galerías Medievales, un centro de interpretación de la época medieval ubicado
en el subsuelo (ahora mismo cerrado por reforma).
Olite es la ciudad vinícola de Navarra por
excelencia (comparable a Toro, en Zamora o Haro, en La Rioja) y aquí podréis
visitar el Museo del vino, con degustación de los mejores caldos que produce
esta tierra.
La judería, la plaza del Fosal, el Paseo
de Doña Leonor o la Iglesia de San Pedro son algunos de esos rincones por los
que merece la pena caminar tranquilos.
San Martín de Unx
A escasos 10 kilómetros de Olite
encontramos esta encantadora y pequeña localidad de obligada visita llena de
calles empinadas y templos románicos. La misma no nos llevará más de un par de
horas máximo.
Tras dejar el coche en el parking
habilitado de la localidad (calle San Salvador), vamos a empezar nuestro
recorrido por Iglesia de Santa María del Pópolo, la cual habremos visto
al llegar, pues está situada en el cruce de carreteras.
Su aspecto defensivo está presente en sus
altos muros y poderosos contrafuertes. En el interior, con escasa decoración,
destaca la imagen de la Virgen del Popolo, del siglo XV, y un bello crucificado
del siglo XVI, procedente de la cercana ermita de Santa Zita.
No obstante, el mejor templo de esta
localidad lo vamos a encontrar en lo alto del caserío, desde donde obtendremos
preciosas vistas. Se trata de la Iglesia de San Martín de Tours, una
pequeña iglesia parroquial de estilo románico cuyo origen se remonta al siglo
XII. Su atractivo proviene, principalmente, de su buena conservación,
considerándose uno de los templos románicos navarros más encantadores.
Del exterior destaca la enorme altura del
ábside (engloba la cripta salvando el empinado desnivel), donde debemos
fijarnos en los canecillos figurados situados en el alero del tejado.
Encontraremos hombres y animales realizando diferentes gestos, algo típico del
románico. La galería occidental, con arcada de medio punto, era antaño una nave
más del templo. Aquí merece la pena pararse en la bella portada, la cual
contiene capiteles figurados donde aparece San Martín partiendo su capa de
legionario para compartirla con un pobre que pasaba frío o combatiendo contra
monstruos. No dejéis pasar también los dos canecillos conservados, los cuales
representan a un músico y una contorsionista.
El interior del templo destaca por sus
enormes dimensiones y la luz de la cabecera, proporcionada por tres grandes
ventanas abocinadas con arcos de medio punto y columnas con capiteles con
decoración vegetal y animal. Una preciosa pila bautismal y la talla gótica de
la Virgen de la Leche son los dos atractivos artísticos de la nave.
No obstante, lo que proporciona una
singularidad especial a este templo es su cripta, a la que bajamos por
una escalera de caracol desde el ábside. El espacio se configura en tres naves
divididas por columnas con capiteles de decoración vegetal y con cabezas
humanas. Seguro que la intimidad del lugar os maravillará.
Las visitas a este templo son guiadas: sábados,
domingos y festivos, de 11:00 a 13:00 y de 16:30 a 18:30. Entre semana, llamar
por teléfono para concertar cita (Javier 669 412 203).
Para más información sobre este templo os
dejo aquí un enlace.
Ujué
La siguiente parada obligada es Ujué, la
cual está a unos 20 kilómetros de Olite. Esta localidad está considerada como uno
de los pueblos más bonitos de España. Se trata de una ciudad fortaleza situada
en lo alto de una montaña de 815 metros de altura. Desde sus miradores es
posible ver, con tiempo despejado, hasta los Pirineos. El aparcamiento de la
localidad, pues en el interior sólo pueden acceder los vecinos, se encuentra
siguiendo la calle de la izquierda cuando llegamos al Asador Uxue y, luego,
tenemos un aparcamiento pequeño si tomamos la carretera del centro y otro, más
alejado, junto a las ruinas de la Iglesia de San Miguel.
Callejear sin rumbo por las empinadas
calles empedradas de esta localidad es una magnífica manera de descubrir
rincones encantadores.
Todo nos irá preparando, según ascendemos,
para sorprendernos con el magnífico templo fortificado de Santa María de
Ujué.
Su nombre es una referencia a la leyenda
de la paloma (Uxua en vascuence). El relato habla de un pastor que, cuidando de
sus rebaños, vio a una paloma entrando y saliendo constantemente del mismo
hueco de una roca. Al acercarse a curiosear, encontró la imagen de la Virgen.
Con el fin de darle cobijo, los vecinos construyeron una iglesia para ella.
Lo primero que nos llamará la atención son
sus torres almenadas, pasos de ronda y robustos contrafuertes que le otorgan un
aspecto claramente fortificado. Podemos recorrer el camino de ronda,
atravesando la preciosa galería, donde tendremos una impresionante vista, o
visitando la cabecera románica del templo.
Fijaos también en el bello trabajo
escultórico de los cuatro evangelistas, en los capiteles a la derecha de la
entrada al templo (siglo XIV).
La portada gótica tiene una belleza
especial, en donde en el tímpano asistimos a una escena doble que muestra la
última cena (en la parte inferior) y la Adoración de los Magos (en la
superior). En los capiteles veremos escenas del Génesis.
El interior es gótico, aunque los ábsides
son románicos. Entre los objetos a destacar sobresale la Virgen de Ujué, una
talla románica de madera del siglo XII a la que se la tiene una gran devoción
en la zona; el corazón de Carlos II el Malo; el Retablo renacentista y el de la
Vera Cruz.
También no dejéis pasar la visita al coro,
en la parte superior, desde donde apreciar una vista impresionante de la iglesia.
Aquí destaca la preciosa sillería del coro, así como una interesante pintura
mural del siglo XIV.
Los horarios para la visita (libre) de
este monumento es de lunes a domingo, de 10:00 a 19:00h.
Ciudad romana de Santa Criz
Si os gustan las ruinas, de camino a Sangüesa
tenéis, muy cerca de la carretera nacional, a la altura de la localidad de Eslava,
los restos de la ciudad romana de Santa Criz.
Se encuentra en lo alto de un cerro desde
el que se divisan unas impresionantes vistas. La parte más destacada es el foro
imperial, la gran plaza comercial donde se atisba el arranque de un criptopórtico.
La visita apenas os llevará una hora y os
la recomiendo si os gustan las ruinas y el campo.
Sangüesa
Para llegar al precioso castillo de
Javier, del que hablaremos a continuación, debemos pasar, obligatoriamente, por
la localidad de Sangüesa. Si tenéis tiempo no dudéis en acercaros al magnífico
templo de Santa María el Real de Sangüesa, el cual posee una de las
portadas románicas más bellas de Navarra. Al conservarse, prácticamente, en
toda su integridad, es uno de los templos más estudiados de su estilo.
La iglesia se levanta en el extremo
oriental de la ciudad, al mismo pie de la calle Mayor (o rúa de peregrinos) y
junto al estratégico puente que, desde época altomedieval, salvaba las aguas
del río Aragón. La cabecera está constituida por tres ábsides semicirculares,
con mayor altura del central. La factura románica la vemos en las pilastras,
las pequeñas ventanas abocinadas, los capiteles decorados, los canecillos
figurados o la presencia de unos óculos sobre las ventanas, influencia de la
catedral de Pamplona. También es característica su torre cimborrio octogonal,
levantada sobre el crucero.
La portada del templo seguro que os
sonará, pues una de las más conocidas del románico español y se ha convertido
en el símbolo de este templo. Está orientada al sur y lo más destacable es la
decoración escultórica que llena todos los espacios. Es obra del maestro
francés Leodegarius, tal como él mismo documentó en una inscripción situada en un
libro abierto sostenido por una escultura-estatua de la portada.
Los capiteles tienen escenas de la vida de
Jesús o temas bíblicos como el Juicio de Salomón. En las arquivoltas vemos
personajes que representan los tres estamentos sociales, describiendo oficios y
pecados. Y en el tímpano, lo más espectacular, veremos a la Virgen con el Niño
flanqueados por los Apóstoles en la parte inferior. En la superior vemos a
Cristo sedente bendiciendo en el Juicio Final, separando a un lado a los
pecadores y, al otro, a los bienaventurados. Por último, en las enjutas,
siguiendo el característico horror vacui románico, se situaron centenares de
esculturas donde reconocemos animales, tanto reales como fantásticos, así como
escenas o elementos vegetales.
Para conocer toda la información sobre la
decoración de la portada os dejo este enlace
donde lo explican pormenorizadamente.
Del interior destacar la maravillosa
fábrica románica, en donde veremos curiosidades como la antigua ventana que
dejó el arquitecto que abrió la Capilla de San Miguel, la altura a la que llegó
el agua en una desastrosa inundación medieval (señal columna foto), la preciosa
vidriera con la imagen de la virgen (siglo XX aunque siguiendo técnicas
medievales) o el suelo, con la madera original, donde la numeración nos indica
que está lleno de tumbas.
Respecto a la decoración, sobresale el
retablo renacentista plateresco de la cabecera, obra de Jorge de Flandes. Dividido
en tres pisos y coronado por la Coronación de la Virgen, preside la hornacina
de honor la venerada imagen gótica de Nuestra Señora de Rocamador realizada en
plata a finales del siglo XIII. La advocación de Rocamador tiene su origen en
el santuario francés de Rocamadour y gozó de gran devoción a lo largo de la
Edad Media. Otras piezas importantes se encuentran en la Capilla de San Miguel:
son la Custodia Procesional, obra cumbre de la platería local sangüesina y el
díptico de la Capilla de San Miguel, único en el mundo, con una Anunciación y
una visión del Apocalipsis en el reverso.
En la Capilla de la Piedad tenemos un par
de interesantes lienzos del siglo XVIII donde se representan la leyenda del
caballero Roque Amador y un milagro de San Francisco Javier en la localidad,
donde logró poner fin a una plaga de langostas. La imagen del milagro es justo
la de enfrente. Para llegar a ella no debemos pasar por alto la imagen románica
de la Virgen de la Nora (siglo XIII).
Esta localidad merece un relajado paseo
para admirar sus bellezas escondidas. A destacar el Palacio de Viana (hoy
biblioteca) o la fachada del Palacio de Vallesantoro, con unas figuras tallas
en el alero dignas de mención.
Castillo de Javier
En este lugar nació San Francisco Javier,
patrón de Navarra y cofundador, junto a San Ignacio de Loyola, de la Compañía
de Jesús. Por tanto, es lógico que esté considerado un auténtico icono de
Navarra, tanto por su parte histórica como religiosa. Por cierto, en marzo se
celebran aquí las llamadas Javieradas, acudiendo miles de peregrinos.
Este castillo tiene poco que ver con el de
Olite, y ello se debe a que su origen se remonta a finales del siglo X, cuando
en estas tierras de frontera peleaban moros y cristianos. Su estratégica
ubicación de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón, acrecentó su
sentido de fortaleza y, en torno a su inicial torre atalaya, se fueron
edificando los distintos cuerpos del castillo. Ahora bien, que no nos engañe el
aspecto, pues esta es una reconstrucción moderna que tiene apenas un siglo.
Las torres almenadas, los fosos, las
murallas, llenas de saeteras, y el aspecto macizo nos dan una idea de la
dificultad que debía suponer para el enemigo intentar tomar este castillo al
asalto.
El patio de armas, parte central de la
fortaleza, es el lugar alrededor se distribuyen todas las estancias del castillo,
las cuales están musealizadas. A través de diversas piezas nos explicarán la
vida en el castillo y todo lo relacionado con San Javier. Por ejemplo, en la
bodega descubriremos la vida del santo a través de unos curiosos dioramas.
Y en otras salas admiraremos obras de
arte, cuanto menos, curiosas, como las piezas cristianas realizadas por
artistas hindúes.
En la Sala de Escudos descubriremos su
árbol genealógico. También podremos visitar la habitación donde vivió San
Francisco o la capilla del Santo Cristo, con la famosa talla en madera del Cristo
de Javier. Según cuenta la leyenda, esta imagen sudó sangre cuando el Santo
agonizaba en Sancián. Está rodeado de un dramático fresco medieval, única
representación gótica de la danza de la muerte que existe en España.
La visita al castillo puede ser libre o
guiada, siendo necesario reservar en este último caso en la web.
El horario de la visita libre es de 10 a 18:30h y os llevará en torno a una
hora. Las visitas guiadas son a las 10:30h, 12h y 16:30h.
Anexo al castillo se encuentra la Basílica
de San Francisco Javier, a la cual se puede acceder de forma gratuita. La
portada es de estilo neo-románico, contiene en el tímpano los nombres de los
distintos lugares de Europa, África y Asia que recorrió Francisco. En los
capiteles se han tallado diversas escenas que ilustran la vida del santo. Por
su parte el altar mayor resalta la gran imagen de San Francisco Javier de J.
Suñol, flanqueada por doce santos jesuitas. La cripta, construida bajo la
iglesia para salvar el desnivel del terreno, contiene los monumentos
sepulcrales de los Duques de Villahermosa y de la familia Goyeneche.
En una pequeña ermita justo enfrente de la
Basílica podemos visitar el lugar donde bautizaron a Francisco Javier, así como
una bella talla románica en el altar.
Monasterio de Leyre
Dentro de nuestro recorrido es obligado
pararnos en alguno de los múltiples monasterios que existen en la zona.
Nosotros elegimos el benedictino de Leyre tanto por su belleza arquitectónica
como por ser el que tiene misas en canto gregoriano.
Este monasterio es el principal monumento
románico de Navarra (corazón espiritual del reino) y uno de los conjuntos
altomedievales más interesantes de toda España, tanto por su relevancia
histórica como arquitectónica.
Leyre se ubica en la falda de la sierra
del mismo nombre y, en sus orígenes, tenía una función de vigilancia con el
próximo reino de Aragón, cuya separación se encontraba en el cercano pantano de
Yesa. Se trata de un lugar aislado, sobre todo en invierno cuando nieva, lo que
no fue óbice para acoger los restos de los primeros monarcas del reino de Pamplona.
La fecha de fundación del monasterio es
desconocida, aunque se suele indicar que su origen data de mediados del siglo
XI, cuando se terminó de reconstruir un antiguo monasterio destruido por los
musulmanes que debía existir desde el siglo IX. Las obras continuaron de mano
de los benedictinos en el siglo XII y, ya en el XIII, viviendo monjes
cistercienses, se acometió una profunda ampliación gótica.
Toda esta historia es posible observarla
si sabemos mirar. De la época románica, en el exterior, perdura la enorme cabecera
triabsidial y las tres puertas de acceso. De la cabecera destacar la altura
de los ábsides, los cuales engloban, en la parte inferior, la famosa cripta. En
este inicial románico apenas existía decoración alguna, ni en muros ni en las
angostas ventanas, siendo lo más impresionante el aparejo de grandes sillares
que nos remiten al prerrománico. Sólo tendremos la excepción en los modillones
del alero, decorados con cabezas humanas y animales. Estamos ante una de las
primeras construcciones románicas de España y una de las imágenes icónicas de
este lugar.
La torre
tiene una forma cuadrangular, destacando las ventanas de triple arquillo
en todos sus costados. Estos arquillos están sostenidos por columnas simples,
sin capiteles ni decoración.
A los pies de esta cabecera se encuentra
la entrada a la cripta, uno de esos lugares que habrás visto alguna vez
en fotografía si has estudiado algo de románico, pues es el mejor ejemplo del
primer románico español. Se accede a través de una ruda puerta de tres
arquivoltas de aristas vivas que apean sobre grandes jambas de sillares
irregulares. Pasa por ser la más antigua del monasterio.
Fue construida para nivelar el terreno
donde se alzaría la iglesia y servir como cimiento a la misma. Tiene cuatro
naves y tres ábsides. Puesto que la nave central de la iglesia superior estaba
proyectada del doble de anchura que las laterales, la nave principal de la
cripta hubo de dividirse en dos con el doble fin de reforzar el peso y de no
ganar demasiada altura. El resultado es que la cripta cuenta con un total de
cuatro naves muy estrechas y de igual anchura
El abovedamiento es de medio cañón con
refuerzo de arcos fajones de arco de medio punto muy peraltados que, a su vez,
son soportados por columnas de cortísimo fuste sin basa y grandes capiteles
irregulares con labra apenas incisa (bajorrelieve). Estos capiteles de gran
tamaño, todos diferentes entre sí, son los que verdaderamente mantiene el peso
de la cabecera del templo.
Sus funciones cambiaron a lo largo de su
historia funcionando como despensa, cobertizo e, incluso, como lugar de cobijo
para peregrinos. Pero nunca como cripta al uso, pues no existen evidencias de
enterramientos en el lugar.
Junto a la cripta está el túnel de san
Virila que comunica con la cripta por medio de tres ventanas pequeñas y
estrechas, que se abren en la pared oeste de la misma. Este túnel servía como
salida del monasterio a los campos de los alrededores. En la actualidad está
cegado y en su fondo hay una escultura, del siglo XVII, de San Virila, abad del
monasterio durante el siglo X. La leyenda de este abad es muy curiosa, pues fue
el primer hombre que viajó en el tiempo al quedarse dormido 300 años.
Para acceder a la iglesia debemos dar la
vuelta al actual hotel y dejar a nuestra derecha el antiguo espacio que
anteriormente ocupaba el claustro. De este lugar os voy a pedir que os fijéis
en el solitario arbotante, del que luego hablaremos.
La mejor portada de acceso al templo es la
occidental, llamada Porta Speciosa (Puerta preciosa). Lo más
destacable su riqueza escultórica, verdaderamente espectacular y que nos avisa
de los añadidos que tuvo que tener hacia el siglo XII y siguientes. Los
expertos indican que aquí trabajó el maestro Esteban, autor de la puerta de las
Platerías de la catedral de Santiago de Compostela, debido al tema de uno de
los capiteles en el que aparecen dos aves con los cuellos entrelazados
picándose las patas. Además del mismo debieron trabajar numerosos artesanos.
La portada tiene cinco arquivoltas de
medio punto, decoradas figurativamente, que rodean un tímpano esculpido
soportado por una columna parteluz. Este tímpano llevaba siete estatuas, de las
que se reconocen a Cristo, María, San Pedro y San Juan y algunos apóstoles.
El friso también tiene decoración
figurativa. En la parte izquierda aparecen como figuras bastante reconocibles:
San Miguel y el dragón, Jesús acompañado de los apóstoles San Pedro y San
Pablo, las santas Nunilo y Alodia, así como, posiblemente, el martirio de una
de ellas. En la parte derecha los relieves están más desgastados y su
iconografía es bastante más confusa, aunque podemos diferenciar a Jonás y la
ballena y la danza de la muerte, así como, en una línea inferior, las escenas
de la Anunciación y la Visitación.
En el interior, la cabecera, tal
como intuíamos desde el exterior, cuenta con tres ábsides, siendo el central
mucho mayor que los laterales. Esta cabecera triabsidal de San Salvador de
Leyre se une a dos tramos de las naves románicas, separadas por pilares
cruciformes con columnas adosadas de rudos capiteles. La falta de simetría de
los ábsides (más ancho el derecho), la falta de la piedra angular de los arcos
(que provocó que perdieran la forma) y lo macizo de la construcción nos remiten
a ese primer románico donde levantar estos edificios era un reto mayúsculo.
Nos sorprenderá encontrar, en la nave
central, una bóveda gótica. Fue construida en el siglo XVI y sustituía el
tejado de madera a dos aguas destruido en un incendio. La construcción de la
bóveda conllevó el reforzamiento de los muros exteriores mediante contrafuertes
y el arbotante del claustro ya comentado.
En su muro norte, en un hueco cerrado por
una verja de hierro del siglo XIV, se ubica el mausoleo de los reyes del reino
de Pamplona. Los restos agrupados de más de quince miembros de la primera
dinastía navarra se han recogido en un arcón de madera de roble con herrajes
neogóticos.
En el muro sur se abren dos ventanales con
columnas adosadas y capiteles decorados. Por este mismo muro se accede a la
capilla, con bóveda gótica del siglo XV, en que se halla un retablo
renacentista del siglo XVII dedicado a las santas Alodia y Nunilo.
Por último, no quiero despedirme del lugar
sin recordaros que aquí existe aún la posibilidad de escuchar el oficio
religioso en latín. Me refiero al famoso canto gregoriano. No en vano, San
Salvador de Leyre fue uno de los primeros monasterios hispanos donde se
introdujo el canto gregoriano (en el último tercio del S. XI).
El horario para visitar el monasterio es
el siguiente:
A diario de 10 a 19h.
Precio: Adultos 5€ (Libre) / 7,50€
(Guiada)
Cantos gregorianos: laborables a las 9:00,
19:00 y 21:10. Domingos y festivos religiosos a las 11:30, 19:00 y 21:10.
Contacto: Teléfono 948 884 150 EMAIL visitas@monasteriodeleyre.com
WEB: https://www.monasteriodeleyre.com/turismo/visita-turistica/
Tafalla
Esta localidad se encuentra muy próxima a
Olite y con sus 10.000 habitantes ejerce de capital de la Navarra Media.
En su casco urbano podemos diferenciar la zona alta, que mantiene un aire
medieval, y la zona centro, más moderna y enfocada al sector servicios.
Entre los atractivos turísticos de esta
localidad destacaría la románica Iglesia de Santa María, con un
impresionante retablo manierista en el altar mayor.
Otros lugares de interés son la Plaza
de los Fueros, edificios señoriales, como uno modernista en la misma plaza,
o el Convento de las Recoletas, una de las imágenes más icónicas y
bonitas de Tafalla. Y, por supuesto, junto al convento, el imponente Palacio
de los Mencos, el cual se puede visitar mediante visita guiada por los
propios miembros de la familia. Necesario reservar aquí.
Artajona
Esta localidad, a escasos 20 kilómetros de
Olite, posee la fortificación más importante de Navarra, una construcción del
siglo XI rodeada por una doble muralla y nueve torres con almenas
(originalmente eran catorce). Denominada el cerco, nos recuerda que este lugar
estuvo en disputa durante muchos siglos durante los años donde moros y
cristianos se partieron el cobre.
El aparcamiento se encuentra junto a la
entrada norte a las murallas. Os aconsejo no callejear por el pueblo y entrar
directos, o bien por la Calle Jerusalén, desde el cementerio, o por la calle
Rufo Ayestarán.
La visita es libre y podréis recorrer
tranquilamente esta imponente fortificación. Puede que os sorprenda que las
torres están huecas en su interior. Con ello los defensores evitaban que los
invasores, en caso de tomar la torre, se hicieran fuertes en ella.
El único lugar donde deberéis pagar
entrada es la visita a la Iglesia-Fortaleza de San Saturnino, construida
en el siglo XIII y que tenía tres funciones: religiosa, como es evidente, militar
(servía de torre vigía y formaba parte de las murallas), y depósito de agua,
algo único en el mundo. Su visión exterior es compacta, con gran altura y
robustos contrafuertes. No obstante, lo que os llamará la atención será su
precioso rosetón gótico, así como su peculiar portada.
En el interior podremos contemplar un
importante retablo gótico realizado entre 1505 y 1515 que alberga una talla
sedente de San Saturnino, una talla gótica de la Virgen con el Niño, y un
calvario de estilo gótico hispano-flamenco. Como curiosidad indicar que aquí se
representó, en uno de los paneles, el dogma de la Virgen sin pecado concebida
unos 400 años antes de ser el dogma oficial.
El edificio es único en el mundo debido a
su techumbre, denominada lomo de dragón por su similar forma. La razón de este
tejado invertido era la de recoger el agua de lluvia en caso de asedio, llevada
así hacia unos canalones y, luego, almacenada en un aljibe debajo del templo.
Podemos pasear por la cubierta y admirar esta joya de ingeniería medieval. En
el exterior es todavía visible la tubería que recogía el agua de los canalones
y la llevaba al aljibe.
Existe una entrada donde es posible, en
una hora, realizar una visita guiada donde nos mostrarán la fortaleza, torres,
castillo, iglesia-fortaleza, retablo y subida al tejado. Los horarios son los
siguientes:
De Noviembre a Mayo. Fines de semana y
festivos, de 10 a 14 h y de 15 a 18 h.
De Junio a Octubre: martes a domingo, de
10h a 19h ininterrumpidamente.
Contacto en el tlfno 617189957 o email: info@rutasvivamus.com.
Artajona tiene otro encanto añadido. Se
trata de un par de dólmenes prehistóricos, “Portillo de Enériz” y “Mina de
Farangotea”, los cuales son una de las muestras más importantes de la
cultura megalítica en Navarra.
Para llegar a ellos debemos dirigirnos al
cementerio de la localidad, junto a la barroca Basílica de Nuestra Señora de
Jerusalén. Un templo que conserva una talla de la Virgen de Jerusalén,
patrona de Artajona y que, según la tradición local, fue un regalo de Godofredo
de Bouillón, líder de la Primera Cruzada y protector del Santo Sepulcro, a
Saturnino de Lasterra, capitán artajonés, al que quiso premiar por su
participación en las cruzadas. El templo es muy bonito y os sorprenderá lo
diminuta que es la imagen venerada.
El camino que parte de la trasera del
cementerio de Artajona nos llevará, en apenas 4 kilómetros, a los dólmenes. Se
trata de los dólmenes más meridionales de Navarra, situados en una cumbre próxima
a un antiguo poblado de la Edad del Bronce. Se trata de dos dólmenes del tipo
«corredor» integrados por piedras de grandes dimensiones (megalitos) que fueron
encontrados y excavados en los años 50. Tienen una losa de separación y doble
cámara, y están situados sobre túmulos de 20 metros de diámetro por 2,5 metros
de altura.
En concreto, «El Portillo de Enériz» es un
megalito en el que se pueden distinguir dos partes: la cámara mortuoria, lugar
donde enterraban a los muertos, que consta de 9 grandes losas colocadas en
posición vertical; y el corredor, que se compone de 6 losas más pequeñas. El
dolmen de la «Mina de Farangortea» tiene la misma estructura, pero es de
menores dimensiones, y en la parte posterior la losa del centro está perforada
para permitir el acceso. Ninguno de los dos tenía cubierta y solían taparlos
con ramas y tierra. En torno a estos dólmenes se encontraron cuentas de collar,
puntas de flecha, punzones de cobre, botones, cerámica y hachas, piezas que
están expuestas en el Museo de Navarra.
Ciudad romana de Andelos
Muy cerca de Artajona, a unos 8
kilómetros, encontramos las ruinas de otra ciudad romana. Andelos fue un
importante centro donde destaca su acueducto y sus casas, en donde muchas
tenían tuberías (no todas legales).
Los mosaicos encontrados aquí se
encuentran en el museo de Pamplona, por lo que sólo podremos recorrer una
pequeña parte de la ciudad donde adivinar calles, casas, termas y un templo.
En el centro de interpretación veremos un
vídeo introductorio y paneles donde nos explicarán aspectos interesantes de la
ciudad.
Una visita interesante para los enamorados
de las ruinas.
Yacimiento arqueológico Las Eretas
Me voy a despedir de este gran repaso a
lugares de interés en la Navarra media con un yacimiento de la Edad del Hierro desconocido
por muchos y que merece mucho la pena visitar.
Tiene un centro de interpretación de una sola
sala donde nos introducen en las ruinas a visitar, explicándonos todos los
aspectos culturales de la civilización que lo creó. Se trataba de un castro muy
fortificado, con muralla y casas apiñadas.
En el yacimiento se ha reconstruido una de
ellas, así como parte de la muralla. Sin duda, un lugar que os dejará un buen
sabor de boca y que se nota más actualizado que la visita a la ciudad romana anterior.
Espero que os gustara mi selección de
lugares para pasar un largo puente en esta maravillosa zona.
Y no os perdáis la entrada de Pamplona,
capital de Navarra.
Hasta la próxima.
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