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domingo, 3 de noviembre de 2019

En Cataluña no existe discriminación


El Artículo 14 de la Constitución Española dice lo siguiente: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Por su parte, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea indica en su Artículo 21:

1. Se prohíbe toda discriminación, y en particular la ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales, características genéticas, lengua, religión o convicciones, opiniones políticas o de cualquier otro tipo, pertenencia a una minoría nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u orientación sexual.
2. Se prohíbe toda discriminación por razón de nacionalidad en el ámbito de aplicación de los Tratados y sin perjuicio de sus disposiciones particulares.

Estos valores fueron escritos en el siglo XX y se basaron, de una manera muy importante, en los sucesos vividos en aquel siglo, siendo un vector importante la Segunda Guerra Mundial y, más concretamente, el racismo imperante en el Tercer Reich.

Hoy en día vivimos en Cataluña el germen de una situación muy similar a la vivida, hace años, en la Alemania en crisis de los años 20-30 del siglo XX. Y ello no es algo que me invente, sino que aparece al cotejar documentos actuales y compararlos con los de aquella época. ¿Os interesa saber más?



PERSECUCION A LOS NIÑOS EN LAS ESCUELAS

Tras el fallido intento de Referéndum catalán el 1 de octubre de 2017 la situación generada en las escuelas catalanas se radicalizó hasta extremos insospechados. Numerosos hijos de guardias civiles fueron marcados y perseguidos por la mera condición de ser españoles y tener a un progenitor trabajando como agente de policía.

Los ejemplos de persecución en las clases fueron variados y salieron en los medios de comunicación. El 4 de octubre de 2017 un policía de Premià de Mar, en la comarca barcelonesa de El Maresme, denunció que al hijo de un compañero le llamaron "hijo de puta fascista y asesino" en clase. La hija de 15 años de otro Guardia Civil lleva desde el lunes sin ir a clase, ya que cuando otros compañeros le llamaron "fascista" y "asesina" pidió que le recogieran del centro y ahora no quiere regresar "por miedo".

Más tensa fue la situación que vivió un chaval de 20 años en un centro privado de Olot (Girona). El lunes hicieron un debate en clase en el que se expuso que los guardias civiles eran "asesinos y represores", y cuando el muchacho dijo que su padre era hijo de Guardia Civil y le defendió le echaron del aula al grito de "facha".

Nosotros somos de aquí, hablamos catalán y yo nunca he pegado un palo a nadie. Esta es nuestra casa, pero en cuanto pueda pedir el traslado, lo haré”, se lamentaba uno de esos policías.

Y es que tal como relataban un par de policías destinados en Cataluña: “No hemos llegado al tiro en la nuca, pero esto es irrespirable […] estamos señalados, marcados, aislados… Perseguidos. Y es un estrés enorme, constante”.

Cuando la consulta del 9-N, tú no sabías quién había ido a votar y quién no. Ahora la gente sabe perfectamente quién piensa qué y ya sabe con quién no debe hablar si quiere evitar problemas. Es una enfermedad social […] pegatinas con fotografías de compañeros, su nombre y el colegio al que van sus hijos… Es un nivel que nos recuerda a películas como La vida es bella y momentos históricos espantosos

Por supuesto, todo este tipo de situaciones de hostigamiento suele tener su reflejo en la calle con pintadas y amenazas. En la siguiente imagen podemos observar que esta actitud no era muy distinta a la que se vivía en la Alemania del Tercer Reich.

Algunas pintadas excluyentes en Cataluña se asemejan a otras de infausto recuerdo

Y la situación, lejos de mejorar desde entonces, ha empeorado aún más. El 19 de junio de 2019 salía a la luz pública una denuncia en la que los padres de una menor acusaron a la profesora de esta por, supuestamente, haber agredido a su hija tras haber dibujado una bandera española en la portada  del álbum de fin de curso.

Mientras que la repulsa por la bandera o el himno español sigue siendo costumbre entre los independentistas más acérrimos. Valga como ejemplo la noticia del 26/09/2019, cuando un mosso d’esquadra se bajó del podio, en el campeonato mundial de ciclismo BTT para policías, cuando empezó a sonar por megafonía el himno de España (el primero era un policía madrileño).

Todas estas actitudes y testimonios me recuerdan poderosamente otros acaecidos al comienzo del Tercer Reich de Hitler. Todo el mundo conoce las pintadas a los comercios judíos, o la posterior obligación de ser identificados con la estrella de David. Pero a mí me interesa más mostraros las voces de aquellas personas que tuvieron que lidiar, por asuntos políticos, con el rechazo de sus vecinos.

Los judíos también notaron cambios de actitud hacia ellos por el simple hecho de haber llegado Hitler al poder. Esto lo vemos en el relato de la judía Lucille Eichengreen, la cual vivió en sus carnes esa discriminación repentina: “Los niños que vivían en el mismo edificio […] dejaron de hablarnos. Nos tiraban piedras, nos insultaban, y eso era quizá tres meses después de que Hitler llegara al poder. Y no podíamos entender qué habíamos hecho para merecer ese trato. La pregunta era siempre la misma: ¿por qué?”.

Eugene Leviné también recuerda que con el ascenso de Hitler el antisemitismo se expandió por su colegio, hasta el punto de que algunos alumnos le preguntaban “¿Qué, Leviné, ya tienes billete para Palestina?”. Un claro ejemplo de acoso intentando que se marchara, no sólo de la escuela, sino del país.

La situación se fue deteriorando. Lucille Eichengreen y su hermana comenzaron a tener miedo “porque el camino del colegio eran cuarenta y cinco minutos a pie. Y nos gritaban, otros niños nos escupían. Los adultos miraban sin hacer nada. Nos sentíamos marcadas, aunque no lleváramos la insignia”.

Afortunadamente, al contrario que los judíos, abandonados dentro de un estado profundamente racista, los españoles que viven en Cataluña y no son independentistas tienen la protección del Estado Española, aunque su presencia e influencia sea cada vez menor.

ADOCTRINAMIENTO POLÍTICO EN LAS ESCUELAS

La anterior situación producida en las escuelas y en la repulsa a los símbolos estatales no se entiende sin el proceso de adoctrinamiento sectario que se ha producido en la escuela catalana.

El 29 de septiembre de 2018 el periódico digital elconfidencial.com publicaba una noticia inquietante: Un informe publicado por la Asamblea por una Escuela Bilingüe y la agrupación de enseñanza de Sociedad Civil Catalana (SCC) denunciaba que en las clases se adoctrinaba a los alumnos con ideas independentistas. No era algo sorprendente para muchos. Desde que se transfirieron las competencias de Educación a las Comunidades Autónomas, cada región tenía libertad para imponer sus líneas educativas. Pocos podían pensar entonces que en Cataluña la situación se enfocara a tergiversar la Historia o a adoctrinar a los más pequeños en ideas nacionalistas extremas.

Por no hablar del tema del idioma, aparcando el uso del castellano hasta extremos insospechados. Y en este caso no tengo que tirar de noticias para refrendarlo, pues el trabajo de mi esposa incluye tener correspondencia escrita con compañeros catalanes. Y es cierto que llegan a escribir en castellano, aunque de forma errónea en conceptos muy básicos del idioma y con numerosas faltas de ortografía. Pero también que en muchas ocasiones envían correos laborales en catalán fuera de Cataluña a personas que saben que no son catalanoparlantes. ¿Se imaginan en una empresa internacional recibir correos que no sean en inglés?

La imposición del catalán en las escuelas está aparejada a la repulsa al castellano

Entre las nuevas interpretaciones históricas en los libros de texto catalanes cabe destacar el uso constante de una inexistente realidad histórica como es la Corona catalanoaragonesa, las interpretaciones sesgadas de la Guerra de Sucesión (Cataluña nunca fue una nación soberana antes de Felipe V) y la obsesión por presentar Cataluña como una realidad mítica diferenciada de España y, a menudo, como víctima de ella.

El adoctrinamiento también utiliza sistemas sutiles como este

Por supuesto, los profesores que no siguen esta particular visión de la enseñanza son perseguidos. Un caso señero es el del profesor de Historia Francisco Oya, suspendido 10 meses de empleo y sueldo por oponerse al adoctrinamiento en las aulas aportando material complementario a sus alumnos respecto a los libros de texto catalanes. La censura de material didáctico histórico que dejaba mal al catalanismo es la razón última de esta inhabilitación.

Por otro lado, el continuo uso de simbología independentista (esteladas, cartelería…) y la ausencia en igualdad de símbolos constitucionalistas (como la bandera española) suponen un atentado contra el principio de neutralidad ideológica propio de una sociedad pluralista.

Mostrar el símbolo de la estelada únicamente supone una apropiación política del espacio público colegial inaudita

Todo lo anterior recuerda mucho al método elegido por el nazismo para inculcar sus ideas a los jóvenes alemanes. En un auténtico lavado de cerebro se colocaba simbología nazi en los centros, y se utilizaba a los profesores para influir en la línea de pensamiento de los menores con nuevas asignaturas como Teoría Racial o Prehistoria Teutónica. Ante la quema de libros antealemanes y este giro racista en la educación muchos profesores contrarios a tales tesis debieron exiliarse. Según el libro Manual biográfico de historiadores del arte germanoparlantes en el exilio de Ulrike Wendland, se exiliaron de Alemania a causa de la llegad del nazismo 120 matemáticos, 120 psicólogos, 134 historiadores, 65 romanistas, 250 historiadores de arte y 150 físicos.

Rudi Bamber, un judío de Núremberg, nos informa del cambio que se produjo en su escuela: “Un profesor de biología empezó a enseñar biología alemana con la concepción racista —los judíos eran una raza distinta de los alemanes— y se plantearon otras muchas teorías racistas”. No era un caso único ni novedoso. Arnon Tamir, un judío alemán de Stuttgart recuerda que muchos de sus maestros “nunca desaprovechaban una ocasión de expresar su desagrado por la República de Weimar”.

También tenemos ejemplos de libros de texto con su particular ideología racista. Existe un cuento infantil publicado en Núremberg, 1938 y titulado Der Giftpilz (La seta venenosa) en el que se compara a los judíos con setas venenosas, inculcando a los más pequeños que en ocasiones es difícil distinguirlas de las buenas porque se intentan disfrazar. Ideas racistas para inculcar el odio desde la infancia.

La simbología de las banderas en la escuela ya la hemos vivido anteriormente

Como vemos, la historia nos muestra cómo se repiten ciertas constantes en el comportamiento humano. Está claro que la Historia nunca se repite, pero no es menos cierto que el hombre suele tropezar más de una vez en la misma piedra.

Este post no pretende alarmar a nadie ni augurar un futuro nefasto en Cataluña similar al que se produjo con los judíos en el Tercer Reich. La Historia no va a repetirse de ese modo nunca más.

Ahora bien, sí pretende abrir los ojos y denunciar una serie de actitudes incívicas que atentan contra los cimientos de nuestra Constitución (tanto española como europea), y que, salvo redirección por parte de los poderes políticos, nos llevará a una época de mayor problemática que la que ahora estamos viviendo.

Termino con la frase que me inspiró para realizar este post y que muchos de nuestros gobernantes deberían tener presente:

En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada (Theodore Roosevelt).

Yo me posiciono a favor del civismo, la convivencia pacífica entre personas y la libertad de pensamiento sin por ello tener que sufrir acoso, persecución o bullying de ningún tipo.

Me posiciono por el bilingüismo o el trilingüismo, por tender la mano y colaborar antes que por el enfrentamiento entre banderas y símbolos.
Me posiciono por la Historia con mayúsculas, libre de partidismos, influencias y tergiversaciones perniciosas que fomentan la separación y excluyen en base a un infundado odio ancestral.

Me posiciono contra el cariz político que ha tomado la Generalitat, la cual parece querer seguir una de las frases míticas de Thomas Jefferson: “La democracia no es más que el gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49%”. 

Más bien me gustaría lograr el deseo de Hipólito Yrigoyen “La democracia no consiste solo en la garantía de libertad política; entraña a la vez la posibilidad para todos para alcanzar un mínimo de felicidad siquiera”. Gobernar para todos.

4 comentarios:

  1. Vergüenza te debería dar comparar la situación actual en catalunya con el nazismo.

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    1. Hola, gracias por comentar.
      Existe un dicho muy sabio que dice lo siguiente: no hay más ciego que quien no quiere ver ni más sordo que quien no quiere oír.
      Cataluña tiene un problema importante de convivencia y el mismo ha sido creado artificialmente por los poderes políticos, los cuales, aunque duela reconocerlo, no hacen otra cosa que aplicar medidas ya vistas con anterioridad en regímenes de corte fascista. Me da igual compararlo con los nazis, con la Italia fascista o con el franquismo. La esencia es la misma: combatir al diferente porque no piensa como yo.
      Afortunadamente yo no vivo en Cataluña y no tengo que soportar ese infierno a diario. Y cuidado, que tanto los dos extremos que ahora están enfrentados (de ahí los resultados de Vox en las últimas elecciones) son igual de culpables.
      Cataluña necesita diálogo, moderación y entendimiento entre unos ciudadanos que son más iguales de lo que quieren hacernos ver los políticos.
      Pero, al parecer, la crispación va en aumento, precisamente, por medidas racistas y excluyentes con el que piensa diferente.
      Y no, no me da vergüenza comparar a ciertos sectores políticos catalanes con el nazismo.
      Lo que de verdad me da vergüenza es que en la España actual sigan existiendo este tipo de rémoras de un pasado que deberíamos olvidar.
      Saludos

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    2. Hola,
      Estaba leyendo tu blog y la verdad, tus artículos sobre la óptica, muy interesante, felicidades.
      Por otra parte, creo que hablar de un tema tan sensible como la política en tu blog no es un acierto. Primero porque cualquier noticia hay que ir a comprobarla directamente a la fuente. Es el gran problema de nuestra sociedad, creer que lo que te dicen en la TV o en internet es real y hacernos creer que somos muy listos cuando realmente nos están atontados.
      Segundo porque soy extranjero, vivo en Cataluña, mis hijos estudian en un colegio catalán y nadie les come el coco como tú dices y hablan igual de bien el castellano como el catalán. Creo que es una riqueza para ellos. Y no te hablaré del 1 de octubre porque lo que pasó aquí fue vergonzoso no, lo siguiente. Te invito a reflexionar sobre mi comentario y a verificar tus informaciones antes de publicarlas si quieres tener credibilidad, claro.

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    3. Hola, gracias por comentar.
      Respeto mucho tu opinión pero creo que las fuentes utilizadas están contrastadas. No son cosas inventadas. Yo he estado en Girona y sentí la exclusión que me sometían ciertas personas por tener acento madrileño. Y eso fue antes del 1-O.
      Coincido contigo que aquello fue vergonzoso, pero en muchos sentidos y afectando a ambas partes.
      Por otro lado, Cataluña es muy grande y que en algunos lugares se den ciertas situaciones desagradables no significa que en todos los lugares de Cataluña ocurra lo mismo. Ni que todos los catalanes piensen igual o que apoyen ciertas actitudes independientemente de su ideología.
      Pero, con todos mis respetos, enfrentar tu situación personal, la cual puede ser como cuentas, para indicar que lo que expongo es falso es una falacia. En ningún momento indico que esto ocurra en toda Cataluña, pero sí que ocurre. Y es muy grave.
      Respecto al aprendizaje de catalán y castellano me parece fenomenal. Imagino que, además, tendrán un tercer idioma, con lo cual la riqueza es mayor. Ahora bien, en mi empresa me comunico con catalanes y el castellano puede que lo hablen bien, pero escribirlo no. Y me refiero a personas de entre 35-50 años. Y eso es intolerable en cualquier país cuya lengua vehicular es el castellano.
      Entiendo las particularidades regionales y España, por suerte, tiene una riqueza única que debemos conservar. Pero utilizarla para excluir en vez de para fomentar más unión me parece un error.
      Saludos

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