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domingo, 16 de junio de 2019

Las lentes de contacto no alteran nuestros ojos


Seguro que una de las razones que os han dado siempre para  decantaros por las lentes de contacto, en vez de por la cirugía refractiva, es la inexistente alteración que provocan en los ojos. Mientras que las consecuencias de una operación quirúrgica ocular pueden ser más o menos irreversibles, las lentes de contacto tienen la facultad de dejar al ojo como al inicio de su uso una vez que las abandonamos. Pero yo me pregunto, ¿es eso cierto?

Hoy voy a ser un poco políticamente incorrecto. Creo que si nuestra profesión quiere avanzar es necesario empezar a educar a los pacientes e informarles de todos los pros y contras que tiene el uso de las lentes de contacto. Sólo con un consentimiento informado al paciente tendremos la garantía de que empezarán a hacernos caso en nuestros consejos. ¿Deseáis conocer algunas verdades incómodas de las lentes de contacto?


¿Son peligrosas las lentes de contacto?

No, de ningún modo. La utilización de lentes de contacto es, hoy día, una alternativa segura y eficaz para la corrección de ametropías.

Las complicaciones que pueden producir su uso son mínimas, pero no inexistentes. Por ello es fundamental realizar revisiones periódicas con el contactólogo y seguir las pautas y consejos que nos proporcione. De esta forma lograremos llevar las lentes de contacto de manera saludable durante toda nuestra vida sin llegar a intolerancias que nos impidan su utilización tras años de uso.

¿Qué alteraciones provocan las lentes de contacto en nuestros ojos?

En el trabajo de Yasuda H. Biocompatibility of nanofilm-encapsulated silicone and silicone-hydrogel contact lenses. Macromol Biosci. 2006; 6:121-38 se describen 3 efectos claros que provocan las lentes de contacto a los usuarios que las llevan:

-         Bloquear el aporte natural de oxígeno a las células epiteliales corneales.

-         Interferir sobre la evaporación normal del componente acuoso de la película lagrimal.


-         Obstaculizar la reposición de la lágrima saturada de oxígeno con el parpadeo y la exfoliación de células epiteliales muertas.


Veamos un poco en detalle cada uno de ellos.

¿Qué pasa si bloqueamos el aporte natural de oxígeno al ojo?

Resulta evidente que al colocarnos una lente de contacto, por mucho oxígeno que nos deje pasar, siempre supondrá un filtro respecto al aporte natural sin lentes. La peor y más grave consecuencia que podemos encontrarnos es la hipoxia, es decir, la falta de oxígeno en la córnea.

Este filtro artificial tiene dos consecuencias principales: causar un edema epitelial por un aumento de ácido carbónico que no es tan eficazmente eliminado por la córnea (el filtro es en ambos sentidos); y causar un edema estromal ante la necesidad de la córnea de obtener el oxígeno necesario mediante difusión de agua desde capas interiores del ojo (para compensar el que no le llega desde el exterior).

Estos edemas corneales se convierten en un problema grave si la hipoxia es mantenida en el tiempo durante muchos años. Y esta hipoxia aparece invariablemente en los siguientes pacientes: usuarios con un largo número de horas de uso al día (superior a 8-10 horas) y veteranos (muchos años utilizándolas).

En los primeros momentos es asintomático y el signo más evidente, una vez que el problema ha aparecido, es la proliferación de vasos corneales que traspasan el limbo y colonizan la córnea. Esta es la manera natural del ojo para combatir la hipoxia, llevando oxígeno a la córnea por medio de la sangre. Ahora bien, la córnea debe ser transparente para poder mantener su función de lente ocular.
 
Ojo afectado de una hipoxia grave con neovascularización corneal
¿Qué hacer para remediar la hipoxia? Podemos cambiar las lentes de contacto por otras con DK más alto (mayor transmisión de oxígeno), cambiar la limpieza y disminuir el número de horas de uso, o incluso cambiar a lentes de reemplazo diario e incluso semirrígidas (al no rozar el limbo favorecen que no exista hipoxia).

Existen armas con las que combatir la hipoxia antes de que sea demasiado tarde y el paciente no pueda volver a utilizar lentillas por una intolerancia. Ahora bien, detectarlas a tiempo (son indoloras) es labor del contactólogo y, para ello, es necesaria la implicación de los pacientes en las revisiones periódicas.

¿Qué ocurre en nuestros ojos al interferir las lentillas sobre la evaporación normal del componente acuoso de la película lagrimal?

La existencia de una lente de contacto flotando en nuestra lágrima provoca una división de la película lagrimal y de sus propiedades. De forma invariable la parte pre-lente es menos estable que ante de poner las lentillas y ello favorece un aumento de su evaporación.

Los dos efectos anteriores provocan, a su vez una disminución de la sensibilidad corneal y una disminución de la secreción basal. Todo ello termina provocando, a la larga, un síndrome de ojo seco más o menos leve-moderado según el abuso realizado por el usuario de lentillas durante el tiempo de porte.

La sequedad en el uso de las lentillas supone un 20% de los abandonos finales de lentes de contacto por parte de los usuarios, por lo que resulta importante educar al paciente sobre cómo evitarla utilizando lágrimas artificiales durante su porte en ambientes cargados, cuidando la limpieza y limitando el número de horas de uso.

¿Qué problema puede causarnos la obstaculización en la reposición de la lágrima saturada de oxígeno con el parpadeo y la exfoliación de células epiteliales muertas?

Sin lentes de contacto nuestro parpadeo permite reponer la lágrima saturada de oxígeno y remover las células epiteliales exfoliadas (es decir, muertas). Pero cuando llevamos lentes de contacto se producen dos problemas.

Por un lado es evidente que todas las lentillas alteran el epitelio corneal. Lo adelgazan, disminuyen la exfoliación celular, permiten que las bacterias aniden en las células escamadas y suprimen la apoptosis del epitelio central a valores similares al ojo cerrado (según estudios con animales). Es decir, impiden la correcta función de la lágrima, la cual es ser la primera barrera ante infecciones limpiando la superficie, y debilitan el epitelio corneal lo suficiente como para favorecer las invasiones bacterianas.

No en vano, entre las causas que pueden provocar una infección ocular, como por ejemplo una queratitis bacteriana, está, en primer lugar, el (mal)uso de lentes de contacto. Esta utilización inadecuada podemos resumirla en uso prolongado (dormir con ellas), abuso en número de horas de porte, desinfección inadecuada, contaminación del estuche, utilización del agua en la limpieza, uso líquidos contaminados y uso compartido de lentillas.

La manera de minimizar complicaciones asociadas a esta realidad tiene dos puntos clave: adaptar lentes de contacto que tengan buenos movimientos oculares (así lograremos que el intercambio lagrimal sea lo más adecuado posible) y mantener un correcto sistema de limpieza, de número de horas de porte  y de reposición de lentes en los plazos previstos.

El otro gran problema que surge ante la acción de las lentes de contacto es la hipersensibilidad a las mismas, motivo de abandono de las lentillas por la incapacidad de los pacientes de aguantarlas más de una hora.

El signo fundamental que nos indica una hipersensibilidad es la presencia de papilas conjuntivales al dar la vuelta al párpado superior. Aunque su existencia, en un grado mínimo, es habitual en todos los usuarios de lentes de contacto (por el roce constante de la lente de contacto, un cuerpo extraño al fin y al cabo, con la superficie interna de los párpados), su aumento de tamaño puede provocar intolerancia y un tipo de conjuntivitis que requerirá la suspensión del porte de lentillas durante semanas.
 
Paciente afectada de Conjuntivitis Papilar Gigante
Un síntoma clave que nos puede indicar la existencia de Conjuntivitis papilar gigante (CPG) es que el paciente remita que le pican los ojos al extraerse las lentes de contacto. Si además nota sensación de cuerpo extraño el diagnóstico está cantado antes incluso de evertir (dar la vuelta) al párpado superior.

La manera de evitar esta hipersensibilidad vuelve a incidir en los mismos aspectos anteriormente indicados: buena limpieza en todos los aspectos, uso responsable de las lentillas sin abuso en el porte y respetar los reemplazos recomendados.

¿Qué conclusiones debemos tener en cuenta tras todo lo indicado?

En primer lugar hay que indicar que las lentes de contacto generan cambios en nuestros ojos. Es decir, no son totalmente inocuas como muchas personas piensan o les han indicado.

Ahora bien, esos cambios no son para nada problemáticos siempre y cuando no cometamos abusos con las lentillas que pongan en peligro nuestra integridad ocular. Es decir, existen cambios oculares pero, con una actitud responsable por parte del paciente no deben implicar un problema de salud ocular.

Los problemas surgen cuando el paciente, unas veces por desconocimiento y otras por  temeridad, no respeta las normas básicas de utilización de las lentes de contacto y/o incumple las recomendaciones de fabricantes y contactólogos respecto a aspectos claves como la reposición, la limpieza o la necesidad de revisiones oculares periódicas.

Personalmente siempre realizo un símil con el azúcar para resumir de forma sencilla todo lo que acabamos de ver.

¿Altera el azúcar nuestro organismo? Sí, en muchos aspectos. Uno de los más peligrosos es convertirnos en diabéticos.
¿Debemos eliminar el azúcar de nuestra dieta? No es necesario. No por tomar azúcar en la dieta las personas se convierten en diabéticas.
¿Entonces, es peligroso tomar azúcar? No, si nuestra ingesta es responsable. Los abusos generarán problemas.

Cambiemos azúcar por lentes de contacto y tendremos las mismas respuestas. Al final, como en casi todo en la vida, la cuestión se resume con dos sencillas frases que nos valen como forma de vida:

-         Ninguna cosa en la vida tiene un riesgo cero.
-         El uso responsable y alejado de los extremismos es la forma más apropiada de comportarse para evitar problemas.

Espero que con este artículo los pacientes de lentes de contacto sean conscientes de la necesidad de cuidar sus ojos por parte de un profesional, de seguir las pautas indicadas y del peligro existente si se cometen abusos con las lentillas.

Para otro artículo titulado Yo no abuso de las lentes de contacto dejo las complicaciones más comunes que pueden producirse por el abuso de lentes de contacto y la manera de minimizarlas.

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