Seguro que una de las razones que os han dado siempre
para decantaros por las lentes de
contacto, en vez de por la cirugía refractiva, es la inexistente alteración que
provocan en los ojos. Mientras que las consecuencias de una operación
quirúrgica ocular pueden ser más o menos irreversibles, las lentes de contacto
tienen la facultad de dejar al ojo como al inicio de su uso una vez que las
abandonamos. Pero yo me pregunto, ¿es eso cierto?
Hoy voy a ser un poco políticamente incorrecto. Creo
que si nuestra profesión quiere avanzar es necesario empezar a educar a los
pacientes e informarles de todos los pros y contras que tiene el uso de las
lentes de contacto. Sólo con un consentimiento informado al paciente tendremos
la garantía de que empezarán a hacernos caso en nuestros consejos. ¿Deseáis
conocer algunas verdades incómodas de las lentes de contacto?
¿Son
peligrosas las lentes de contacto?
No,
de ningún modo. La utilización de lentes de contacto es,
hoy día, una alternativa segura y eficaz para la corrección de ametropías.
Las complicaciones
que pueden producir su uso son mínimas,
pero no inexistentes. Por ello es fundamental realizar revisiones periódicas
con el contactólogo y seguir las pautas y consejos que nos proporcione. De esta
forma lograremos llevar las lentes de contacto de manera saludable durante toda
nuestra vida sin llegar a intolerancias que nos impidan su utilización tras
años de uso.
¿Qué
alteraciones provocan las lentes de contacto en nuestros ojos?
En el trabajo de Yasuda H. Biocompatibility of nanofilm-encapsulated silicone and
silicone-hydrogel contact lenses. Macromol Biosci. 2006; 6:121-38 se
describen 3 efectos claros que provocan las lentes de contacto a los usuarios
que las llevan:
-
Bloquear el aporte natural de oxígeno a
las células epiteliales corneales.
-
Interferir sobre la evaporación normal del
componente acuoso de la película lagrimal.
-
Obstaculizar la reposición de la lágrima
saturada de oxígeno con el parpadeo y la exfoliación de células epiteliales
muertas.
Veamos un poco en detalle cada uno de ellos.
¿Qué
pasa si bloqueamos el aporte natural de oxígeno al ojo?
Resulta evidente que al colocarnos una lente de
contacto, por mucho oxígeno que nos deje pasar, siempre supondrá un filtro
respecto al aporte natural sin lentes. La peor y más grave consecuencia que
podemos encontrarnos es la hipoxia,
es decir, la falta de oxígeno en la
córnea.
Este filtro artificial tiene dos consecuencias
principales: causar un edema epitelial por un aumento de ácido carbónico que no
es tan eficazmente eliminado por la córnea (el filtro es en ambos sentidos); y
causar un edema estromal ante la necesidad de la córnea de obtener el oxígeno
necesario mediante difusión de agua desde capas interiores del ojo (para
compensar el que no le llega desde el exterior).
Estos edemas corneales se convierten en un problema
grave si la hipoxia es mantenida en el tiempo durante muchos años. Y esta
hipoxia aparece invariablemente en los siguientes pacientes: usuarios con un
largo número de horas de uso al día (superior a 8-10 horas) y veteranos (muchos
años utilizándolas).
En los primeros momentos es asintomático y el signo
más evidente, una vez que el problema ha aparecido, es la proliferación de vasos corneales que traspasan el limbo y colonizan
la córnea. Esta es la manera natural del ojo para combatir la hipoxia, llevando
oxígeno a la córnea por medio de la sangre. Ahora bien, la córnea debe ser
transparente para poder mantener su función de lente ocular.
¿Qué hacer para remediar la hipoxia? Podemos cambiar
las lentes de contacto por otras con DK más alto (mayor transmisión de
oxígeno), cambiar la limpieza y disminuir el número de horas de uso, o incluso
cambiar a lentes de reemplazo diario e incluso semirrígidas (al no rozar el
limbo favorecen que no exista hipoxia).
Existen armas con las que combatir la hipoxia antes de
que sea demasiado tarde y el paciente no pueda volver a utilizar lentillas por
una intolerancia. Ahora bien, detectarlas a tiempo (son indoloras) es labor del
contactólogo y, para ello, es necesaria la implicación de los pacientes en las
revisiones periódicas.
¿Qué
ocurre en nuestros ojos al interferir las lentillas sobre la evaporación normal
del componente acuoso de la película lagrimal?
La existencia de una lente de contacto flotando en
nuestra lágrima provoca una división de la película lagrimal y de sus
propiedades. De forma invariable la parte pre-lente es menos estable que ante
de poner las lentillas y ello favorece un aumento de su evaporación.
Los dos efectos anteriores provocan, a su vez una
disminución de la sensibilidad corneal y una disminución de la secreción basal.
Todo ello termina provocando, a la larga, un síndrome de ojo seco más o menos leve-moderado según el abuso
realizado por el usuario de lentillas durante el tiempo de porte.
La sequedad en el uso de las lentillas supone un 20%
de los abandonos finales de lentes de contacto por parte de los usuarios, por
lo que resulta importante educar al paciente sobre cómo evitarla utilizando
lágrimas artificiales durante su porte en ambientes cargados, cuidando la
limpieza y limitando el número de horas de uso.
¿Qué
problema puede causarnos la obstaculización en la reposición de la lágrima
saturada de oxígeno con el parpadeo y la exfoliación de células epiteliales
muertas?
Sin lentes de contacto nuestro parpadeo permite
reponer la lágrima saturada de oxígeno y remover las células epiteliales
exfoliadas (es decir, muertas). Pero cuando llevamos lentes de contacto se
producen dos problemas.
Por un lado es evidente que todas las lentillas alteran el epitelio corneal. Lo
adelgazan, disminuyen la exfoliación celular, permiten que las bacterias aniden
en las células escamadas y suprimen la apoptosis del epitelio central a valores
similares al ojo cerrado (según estudios con animales). Es decir, impiden la
correcta función de la lágrima, la cual es ser la primera barrera ante
infecciones limpiando la superficie, y debilitan el epitelio corneal lo
suficiente como para favorecer las invasiones bacterianas.
No en vano, entre las causas que pueden provocar una
infección ocular, como por ejemplo una queratitis bacteriana, está, en primer
lugar, el (mal)uso de lentes de contacto. Esta utilización inadecuada podemos
resumirla en uso prolongado (dormir con ellas), abuso en número de horas de
porte, desinfección inadecuada, contaminación del estuche, utilización del agua
en la limpieza, uso líquidos contaminados y uso compartido de lentillas.
La manera de minimizar complicaciones asociadas a esta
realidad tiene dos puntos clave: adaptar lentes de contacto que tengan buenos
movimientos oculares (así lograremos que el intercambio lagrimal sea lo más
adecuado posible) y mantener un correcto sistema de limpieza, de número de
horas de porte y de reposición de lentes
en los plazos previstos.
El otro gran problema que surge ante la acción de las
lentes de contacto es la hipersensibilidad
a las mismas, motivo de abandono de las lentillas por la incapacidad de los
pacientes de aguantarlas más de una hora.
El signo fundamental que nos indica una hipersensibilidad
es la presencia de papilas conjuntivales
al dar la vuelta al párpado superior. Aunque su existencia, en un grado mínimo,
es habitual en todos los usuarios de lentes de contacto (por el roce constante
de la lente de contacto, un cuerpo extraño al fin y al cabo, con la superficie
interna de los párpados), su aumento de tamaño puede provocar intolerancia y un
tipo de conjuntivitis que requerirá la suspensión del porte de lentillas
durante semanas.
Un síntoma clave que nos puede indicar la existencia
de Conjuntivitis papilar gigante (CPG) es que el paciente remita que le pican
los ojos al extraerse las lentes de contacto. Si además nota sensación de
cuerpo extraño el diagnóstico está cantado antes incluso de evertir (dar la
vuelta) al párpado superior.
La manera de evitar esta hipersensibilidad vuelve a
incidir en los mismos aspectos anteriormente indicados: buena limpieza en todos
los aspectos, uso responsable de las lentillas sin abuso en el porte y respetar
los reemplazos recomendados.
¿Qué
conclusiones debemos tener en cuenta tras todo lo indicado?
En primer lugar hay que indicar que las lentes de contacto generan cambios en
nuestros ojos. Es decir, no son totalmente inocuas como muchas personas
piensan o les han indicado.
Ahora bien, esos
cambios no son para nada problemáticos siempre y cuando no cometamos abusos con
las lentillas que pongan en peligro nuestra integridad ocular. Es decir,
existen cambios oculares pero, con una actitud responsable por parte del
paciente no deben implicar un problema de salud ocular.
Los
problemas surgen cuando el paciente, unas veces por
desconocimiento y otras por temeridad, no respeta las normas básicas de
utilización de las lentes de contacto y/o incumple las recomendaciones de
fabricantes y contactólogos respecto a aspectos claves como la reposición, la
limpieza o la necesidad de revisiones oculares periódicas.
Personalmente siempre realizo un símil con el azúcar
para resumir de forma sencilla todo lo que acabamos de ver.
¿Altera el azúcar nuestro organismo? Sí, en muchos
aspectos. Uno de los más peligrosos es convertirnos en diabéticos.
¿Debemos eliminar el azúcar de nuestra dieta? No es
necesario. No por tomar azúcar en la dieta las personas se convierten en
diabéticas.
¿Entonces, es peligroso tomar azúcar? No, si nuestra
ingesta es responsable. Los abusos generarán problemas.
Cambiemos azúcar por lentes de contacto y tendremos
las mismas respuestas. Al final, como en casi todo en la vida, la cuestión se
resume con dos sencillas frases que nos valen como forma de vida:
-
Ninguna cosa en la vida tiene un riesgo
cero.
-
El uso responsable y alejado de los
extremismos es la forma más apropiada de comportarse para evitar problemas.
Espero que con este artículo los pacientes de lentes
de contacto sean conscientes de la necesidad de cuidar sus ojos por parte de un
profesional, de seguir las pautas indicadas y del peligro existente si se
cometen abusos con las lentillas.
Para otro artículo titulado Yo no abuso de las lentes
de contacto dejo las complicaciones más comunes que pueden producirse por el
abuso de lentes de contacto y la manera de minimizarlas.
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