Hoy
os voy a proponer, como excursión de un día, una ruta de senderismo preciosa
por el entorno del puerto Canencia. Se trata de un paraje de la sierra en el
que vamos a poder encontrar una variedad de árboles realmente sorprendente.
Muchos han llegado a denominar la zona como un jardín botánico en plena
naturaleza. Y para terminar, una visita final a uno de esos pueblecitos
encantadores de la sierra madrileña.
En
esta ocasión se puede hacer la ruta perfectamente por la mañana, parar a comer
en un amplio merendero, y terminar la jornada visitando la localidad de Miraflores
de la Sierra.
¿Os animáis a descubrirla?
¿Cómo
llegar?
Desde la zona sur de Madrid lo mejor es coger la
M-40 y transitarla hasta la salida 57, siguiendo las indicaciones de Colmenar
Viejo/Tres Cantos (M-607). Luego debemos seguir las indicaciones que nos llevan
hacia Soto del Real/Miraflores de la Sierra. Llegados a este último pueblo lo
atravesaremos y continuaremos hacia donde nos indiquen las señales que dirigen
hacia Puerto Canencia.
Esta carretera, como ya habréis comprobado, suele
estar muy frecuentada por ciclistas, razón por la cual la subida debe
realizarse con suma atención. Al llegar a la cima veréis que existe un camino
que se desvía hacia nuestra izquierda. Es el comienzo de la ruta y existe un
claro en donde poder aparcar algún vehículo. No obstante, lo mejor es
estacionar en el aparcamiento habilitado un poco más adelante, junto a los
merenderos.
En total, desde Leganés, son unos 83 km., aunque eso
se traduce en una hora y cuarto debido al paso de varias localidades. Tener la
precaución de llegar antes de las 10:00H para evitar problemas de aparcamiento,
pues en fines de semana es una zona muy visitada.
¿Cómo
es el recorrido?
La ruta
ecológica de Puerto Canencia tiene una dificultad fácil, pues apenas
existe un desnivel de 175 metros. La mayor parte del camino es por senderos
perfectamente transitables, aunque si vamos con niños deberemos tener
precaución en tramos en los que caminamos entre piedras y raíces que sobresalen. El recorrido es
circular y en total recorreremos unos 6,5 Km., una distancia
perfectamente asumible en un par de horas si vamos rápido y en tres horas o
algo más si nos vamos parando a observar los parajes que vamos encontrando.
Se trata de una ruta magnífica para realizar en
primavera y otoño, por sus excepcionales contrastes vegetales, así como en
verano, pues la mayor parte discurre entre sombras.
Descripción
del recorrido
Continuando la Pista se llega a una barrera
que hay que pasar por la puerta lateral y que continúa el camino con una ligera
pendiente. Unos 300 m. después se encuentra una señal que nos dirige hacia una senda situada a nuestra derecha que conduce a un Chozo Pastoril, donde se puede observar la
sencillez de su construcción y su utilidad como pequeño refugio.
Desde aquí es
posible volver por la misma senda o continuar por otra, en paralelo a la pista
y que sale pocos metros después a ella. Yo os recomiendo seguir por la pista,
rodeados de pinos silvestres. Los vais a reconocer fácilmente por su color
anaranjado en la parte superior del tronco, su gran altura y por sus agujas
cortas, verdes y agrupadas de dos en dos.
Continuando el sendero a través del bosque se pasa algún que otro claro que deja el paso a matorrales como el brezo (erica arborea). También podréis observar ortigas (no acercarse) y helechos.
Siguiendo el sendero junto al río por el margen izquierdo, tras unos 200 m. se llega a un nuevo puente, formado por varias losas de piedra, que conduce a la orilla derecha del arroyo. Desde este punto se pueden observar fácilmente los primeros ejemplares de Tejo (taxus baccata). Justo frente al puente, mirando hacia la derecha, es posible distinguir (gracias a su característica forma piramidal) dos pequeños ejemplares unidos en su base, y a la izquierda, rodeado de abedules, existe un ejemplar de mayores dimensiones. El Tejo es una conífera de forma cónica con agujas anchas y planas de color verde intenso. Su tronco es corto y robusto, de color anaranjado, y se desprende en láminas.
¿Hicisteis esta ruta? ¿Qué os pareció?
En torno a otros 300 m. llegaremos al Mirador del
Norte. Junto a una señal, que lo indica perfectamente, se encuentra un
pequeño balcón con un banco de madera desde donde se puede disfrutar de la
vista que permite ver el cortafuegos que en ese punto se trazó.
Mirador del Norte |
La pista gira hacia la izquierda y desde ahí se ve
otro panel indicador donde se exhibe un plano sobre rutas y junto a él
un sendero desciende a través de unos escalones, por donde se realizará el
retorno.
Continuando por la pista, a unos 200 m., se ve entre los pinos
ejemplares de Abeto de Douglas (pseudotsuga menziesii). Es fácil
de reconocer debido a que destaca poderosamente entre tanto pino. Sus ramas son
colgantes y sus agujas flexibles y de color verde más oscuro que los pinos. Aunque
no es originario de la zona, fue plantado de manera experimental con fines
forestales.
Llegando a un claro entre los pinos, existe una bifurcación,
sale un camino a la izquierda y en ligero ascenso, que es el que hay que
seguir, y otro a la derecha que desemboca en un vallado. A partir de entonces
se puede ver el albergue El Hornillo, cerrado por obras. Frente al edificio,
junto al cartel indicador de El Hornillo se abre el vallado pudiendo
acceder al recinto. Para continuar el camino hay que pasar entre el edificio y
el merendero techado que hay junto a él para seguir por detrás del albergue.
Otra opción es bordear el vallado, hasta un monolito de piedra al que se
llega por ambos caminos y que indica el inicio de la “Senda Ecológica”.
A partir de este punto se sigue un sendero
perfectamente marcado que se introduce en un bosque de pinos, en el que existen
especies no habituales y propias de otras latitudes, y que aquí se conservan
desde los periodos de clima más frío, en los que se daban especies del centro y
norte de Europa como es el abedul y que han dejado muestra de su historia
vegetal. Además, el paseo viene acompañado de una banda sonora de pajarillos
que cantan. Los primeros ejemplares de Abedul (betula alba) se encuentran
nada más entrar en el bosque. A la izquierda del sendero hay cuatro ejemplares
de gran tamaño, dos casi juntos en primer término y otros dos unidos en la base
de su tronco en segundo término, que se pueden distinguir por sus troncos
plateados, aunque llenos de estrías negras, dada su edad, y sus hojas
romboidales dentadas. Sus hojas son caedizas y tienen forma triangular o
rómbica, siendo además muy dentadas.
Continuando el sendero a través del bosque se pasa algún que otro claro que deja el paso a matorrales como el brezo (erica arborea). También podréis observar ortigas (no acercarse) y helechos.
Tras unos 500 m. desde el Albergue, el sendero
comienza a ser algo más pendiente y a ser ocupado por alguna piedra y raíces,
además el roble o melojo (quercus pyrenaica) comienza a acompañar
en el camino que conduce hasta el Arroyo de la Casita, preámbulo del Arroyo del
Sestil, lugar al que se llega 150 m. después. En este punto, entre la
vegetación, se ve una considerable rampa de piedra, sobre la que al discurrir
el agua, da lugar a la Chorrera de Mojonavalle, que se contempla desde
el Mirador de la chorrera, tras subir una pequeña escalinata, que parte
junto a un nuevo cartel indicador.
Mirador de la Chorrera |
Después de una pequeña parada para contemplar la
chorrera (las épocas más propicias son los días más fríos del invierno, que
puede verse helada; y la primavera, que cuenta con abundante caudal), el camino
gira bruscamente y continúa descendiendo entre pinos, robles y abedules durante
algo más de 600 m. hasta llegar a un cruce de senderos. En este punto se
debe continuar por el que desciende a la izquierda y que vuelve al curso del
Arroyo del Sestil (de los dos senderos que aparecen de frente, uno es el camino
de vuelta y el que sube a la derecha el camino de regreso al comienzo ruta).
Después de 200 m. se llega de nuevo al arroyo, lugar
donde los pinos, robles y abedules compiten en altura. Se debe cruzar el arroyo
a través un pequeño puente formado por una losa de piedra, tras el cual y ante
una nueva bifurcación se toma el sendero de la derecha que discurre
junto al arroyo. En esta zona vamos a recorrer un tramo muy agradable junto al
rumor del agua.
Siguiendo el sendero junto al río por el margen izquierdo, tras unos 200 m. se llega a un nuevo puente, formado por varias losas de piedra, que conduce a la orilla derecha del arroyo. Desde este punto se pueden observar fácilmente los primeros ejemplares de Tejo (taxus baccata). Justo frente al puente, mirando hacia la derecha, es posible distinguir (gracias a su característica forma piramidal) dos pequeños ejemplares unidos en su base, y a la izquierda, rodeado de abedules, existe un ejemplar de mayores dimensiones. El Tejo es una conífera de forma cónica con agujas anchas y planas de color verde intenso. Su tronco es corto y robusto, de color anaranjado, y se desprende en láminas.
Continuando el sendero se llega a una barrera, que
impide el paso de vehículos, y tras ésta se alcanza la carretera que une
Canencia con Miraflores, la M-629. En estos últimos metros del sendero, es
posible contemplar varios ejemplares de Acebo (ilex aquifolium),
algunos de gran altura, donde se observa que las hojas inferiores son espinosas
y las más altas lisas. El acebo es el arbusto típico de la Navidad, por lo que
será reconocido hasta por los más pequeños. Sus hojas perennes tienen dientes
espinosos y sus frutos son unas bayas redondeadas de color rojo intenso.
Una vez en la carretera, se camina con precaución
durante unos 300 m. (siempre colocándonos en el lado izquierdo de la calzada,
para poder ver lo que nos vienen por delante, y pegados al arcén), en dirección
al puerto (sentido de subida, por la derecha). Antes de llegar a una curva
cerrada en la carretera, junto a un pequeño ensanche donde pueden
aparcar un par de coches parte un pequeño sendero hacia nuestra derecha. Aunque
en otro tiempo estaba marcado con una baliza, cuando yo lo realicé únicamente
un punto amarillo sobre la piedra del suelo marcaba el camino. Apenas tomamos
el sendero llegamos a un acebo con doble tronco, situado en una bifurcación. Nosotros
debemos tomar el sendero a la derecha, en ligera pendiente, por donde se
prosigue por un camino con gran abundancia de acebos. Esta parte del camino es la más escabrosa, tanto por tener cierta pendiente como por ser un camino lleno de piedras y raíces.
Después de unos 650 m. se
llega de nuevo al cruce de senderos que debíamos recordar, frente al camino que procede de la
chorrera. En este punto se debe tomar el sendero que sube hacia nuestra
izquierda, el cual, tras algo menos de 900 m., y un zigzag, desemboca en la
pista inicial junto al panel indicador con planos de rutas que habíamos comentado. Continuando
por la izquierda llegaremos hasta el punto de inicio en el Puerto de Canencia.
¿Dónde
comemos?
Al ser una ruta corta y asumible en 2-3 horas
máximo, lo más sensato es realizarla y volver al aparcamiento para disponerse a
comer y pasar una agradable sobremesa campestre. Existen multitud de mesas,
entre los árboles, para poder extender el mantel y comer todo lo que nos quepa
en la nevera.
Los niños lo van a pasar genial en este entorno,
jugando a descubrir hormigueros y lagartijas, así como mojándose en la fuente
donde poder aprovisionarnos de agua fresca.
¿Y
para pasar la tarde?
Si aún tenéis fuerzas para seguir caminando y os
llama la civilización, nada más fácil que subirse al coche y bajar al próximo
pueblo de Miraflores de la Sierra.
Se trata de una localidad pequeña pero muy
encantadora. Los mejores ejemplos de las construcciones en piedra del municipio
las encontramos en el Paseo de Los Álamos, lugar en el que podremos sentarnos a
tomar un café. Siguiendo esta calle recta vamos a encontrarnos con uno de los
atractivos de Miraflores, el antiguo Álamo.
Se trata de una especie de olmo, el cual está disecado, pues en los años 80
murió debido a una enfermedad trasnmitida por un hongo, la grafiosis. Vicente
Aleixandre, Premio Nobel de Literatura, que veraneó en Miraflores de la Sierra
durante gran parte de su vida, le dedicó al Álamo una poesía que se puede leer
al lado del tronco.
Otros lugares a visitar son la Plaza de España, con
su Ayuntamiento porticado y la anexa
oficina de turismo; la próxima Casa de Cultura,
lugar de exposiciones temporales; la Fuente
Nueva, obra de finales del siglo XVIII, es un símbolo de la ciudad. Destacan
sus dos grandes pilones, uno para lavar la ropa y otro para que el ganado
bebiera; la Iglesia de Santa María la Mayor
de Miraflores, interesante por su aspecto de fortaleza, su alta torre cuadrada
y su pórtico sur neoclásico, así como por su interior de tres naves. Como curiosidad
indicar que la pila bautismal data de 1492 o que el retablo del altar es una
reconstrucción del original destruido durante la Guerra Civil.
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