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jueves, 22 de noviembre de 2018

Un día visitando Segovia


Segovia es una de esas ciudades históricas que merece la pena visitar debido a la variedad y riqueza de sus monumentos históricos.

Descubrir sus encantos, paseando relajadamente por su casco antiguo, es una de las experiencias más agradables que podemos hacer un domingo cualquiera. La proximidad a Madrid hace que el número de visitantes que acoge es similar a los que pueden tener la imperial Toledo o la medieval Ávila, siendo junto a El Escorial o Aranjuez las salidas más turísticas que cualquier visitante a la capital puede hacer.

Aunque Segovia tiene encanto y monumentos para poder visitarla durante dos y tres días, lo más normal es acercarse un solo día para visitarla. A continuación, os voy a mostrar un paseo típico que os llevará por los monumentos más importantes y en cuya realización es abarcable en una sola jornada. ¿Os animáis a comenzar este interesante paseo?


¿Cómo llegar?

Segovia está conectada por tren con Madrid desde las estaciones de Atocha o Chamartín. Existen múltiples combinaciones para escoger, con trenes que salen cada media hora. El trayecto dura en torno a media hora y el coste del billete son unos 25€.

La otra opción reside en ir en coche propio. Desde Madrid la manera más cómoda es por la carretera de la Coruña A-6, tomando el desvío hacia Segovia en el pueblo de San Rafael. Si no queréis pagar peaje el viaje durará una hora y cuarto.

¿Dónde aparcar?

Llegados a Segovia encontraréis que todo el centro es peatonal y los aledaños próximos tienen zona azul de pago. Una opción para pasar e ldía son los aparcamientos de pago, aunque si os queréis ahorrar ese dinero y emplearlo en otras cosas dentro de la ciudad os aconsejaría dejar aparcado el coche en la Avda Constitución, la zona de los bomberos (calles Lérida, Castillos), o la zona próxima a la plaza San Lorenzo.

Recorrido

Vamos a iniciar nuestro recorrido en la Plaza Azoguejo, lugar en el que se encuentra el famoso Acueducto romano. Si hemos aparcado en la parte este de la ciudad una buena idea es llegar a esta plaza tomando la Avenida del Padre Claret, pues aquí vamos a comprobar el inicio del acueducto en superficie. Poco a poco los arcos irán subiendo, según la calle va bajando, lo que nos mostrará lo ingeniosos que eran los romanos.

El acueducto data de principios del siglo II d.C. y fue construido siendo emperador Trajano. Para los que les gustan los números indicar que desde la Sierra de Guadarrama tiene un recorrido total de 16 kilómetros, posee 167 arcos y una altura máxima de 28,10 metros.
 
Acueducto de Segovia
El acueducto está construido con sillares de granito colocados “a hueso”, es decir, sin argamasa de unión, lo que nos advierte del increíble desarrollo de la ingeniería romana. El agua avanzaba por un canal superior y era depurada en diferentes lugares por medio de rejillas. Más tarde penetraba por el interior del subsuelo y llegaba hasta el Alcázar.

Personalmente, este monumento es el que más asocio a Segovia y el que siempre me maravilla observar cuando visito la ciudad. Las diferentes perspectivas que ofrece, así como la maravilla de la construcción invitan a perder un buen rato en sus aledaños.

En la plaza está la oficina de turismo, en la cual encontrar mapas e información sobre visitas guiadas por la ciudad. Y justo encima existe el típico mirador desde donde retratarse con el acueducto al fondo.



Podemos subir las escalinatas hasta el Postigo del Consuelo, desde donde obtendremos unas preciosas vistas, con la sierra al fondo y el acueducto en todo su esplendor.
 
Acueducto desde el postigo del Consuelo
Tras admirar el monumento vamos a bajar por la Calle Obispo Gandasegui hasta la Casa de los Picos. Una casa señorial del siglo XV inconfundible debido a las puntas de diamante que posee, como ornamento, en la fachada.

Otra ruta (que podemos hacer a la vuelta) es tomar la antigua Calle Real (hoy Cervantes, Juan Bravo e Isabel la Católica) que nos llevará directos a la Catedral. Es la calle comercial por antonomasia de Segovia y en la que, antes de llegar a la Casa de los Picos nos encontraremos con el Mirador de la Canaleja, un lugar desde el que podremos ver la montaña de la mujer muerta y el barrio de San Millán.

Siguiendo por la calle Juan Bravo debemos hacer un alto en la preciosa e histórica Plaza de Medina del Campo, en la que destaca el Torreón de Lozoya (casa fuerte del S. XIV con precioso patio renacentista y jardín) y la Iglesia de San Martín (siglo XII), típica iglesia con galería porticada en uno de sus lados y un ábside con decoración románica. Junto a las renacentistas Casa de Solier y Casa de Bornos, con sus características galerías superiores dedicadas al secado de paños, el conjunto es incomparable.

Tan solo unos pasos más adelante encontraremos la plaza de la Catedral, verdadero centro neurálgico y corazón de la ciudad. La Catedral de Segovia, con su característico estilo gótico tardío, es el referente de la plaza y su visita interior merece mucho la pena, debido a las preciosas vidrieras y a las numerosas capillas bellamente decoradas.

La entrada tiene un coste de 3€ y nos va a permitir ver tanto su interior como el anexo claustro (gótico renacentista), la sala capitular (decorada con tapices flamencos y un techo de artesonado precioso) o la capilla de Santa Catalina.
 
Catedral de Segovia
El interior de la llamada Dama de las catedrales, denominada así por su belleza y luminosidad, tiene un tamaño colosal. Las capillas guardan numerosas y valiosas obras de arte, razón por la cual podemos visitarla como si fuese una especie de museo. Destacar el Tríptico del Descendimiento de Ambrosio Benson (capilla de San Andrés) o el Árbol de la Vida, de Ignacio Ríes (capilla de la Concepción).

El coro gótico, con su fino trabajo de la madera, el Altar mayor, obra de Sabatini, que acoge a la Virgen de la Paz o la Capilla del Sagrario, con retablo de Churriguera, son también paradas obligadas en la visita.
 
Interior catedral de Segovia
No es el único centro religioso de la plaza. Aquí también se ubica la Iglesia de San Miguel, cuyo emplazamiento actual en un lateral se debe a un traslado por problemas de cimentación (anteriormente estaba en el centro).

Tal vez, en este momento, la vejiga ya os esté apretando. No os preocupéis, junto a la entrada a la Catedral existen unos baños públicos gratuitos.

Las calles comerciales enfrente del ábside de la Catedral pertenecen a la antigua judería de Segovia. De su carácter floreciente medieval sólo nos queda el entramado urbano y la Sinagoga Mayor (S. XIII), inserta actualmente en el convento del Corpus Christi. Junto a este edificio se encuentra un centro didáctico para el que desee profundizar en la historia de este pueblo.

La visita a la sinagoga es una buena parada si no conocéis ninguna, aunque los que hayáis estado en Toledo la encontraréis bastante simple. Su decoración es bastante escasa y poco queda del estuco en yesería que suelen tener estos templos judíos. El artesonado de la actual zona del altar o las vidrieras que decoran las ventanas son lo más destacado y nada de ello pertenecía a la sinagoga original medieval. Aquella ocupaba el espacio existente entre las arquerías actuales y su acceso estaba en la actual zona del altar.
 
Judería de Segovia
La sinagoga fue confiscada a los judíos debido, según la tradición, al intento de profanación de una Forma Consagrada. En un cuadro situado a la entrada se describe el momento en el cual la Forma Consagrada sale volando del caldero con agua hirviendo en el cual intentaban cocerla. Sea como fuera, en 1410 la sinagoga pasó al obispado, quién la transformó en iglesia en 1419. Los arcos de herradura que separan las tres naves, los capiteles decorados con piñas y roleos o el artesonado mudéjar datan de este momento. Un incendio en 1899 obligó a reconstruir el templo totalmente, siendo en este momento cuando se ubicó el altar en el lado sur actual.

Desde la judería podemos recorrer la calle Leopoldo Moreno admirando la muralla de Segovia. Derribada en época moderna para ampliar la ciudad, aún quedan 3 kilómetros con los que deleitarse. Volveremos a entrar en la ciudad a través de la puerta de San Andrés, lugar que acoge un espacio informativo en la que nos explican los pormenores de las defensas medievales segovianas. Lugar conocido también como arco del socorro, desde la plaza y desde el adarve de la muralla se obtienen preciosas vistas.
 
Murallas de Segovia
Seguro que ya es hora de realizar un alto en el camino y pensar en comer. Segovia es famosa por su cochinillo y en la ciudad encontraréis numerosos lugares en los que os servirán un menú con este manjar por unos 25€. Para menús más sencillos y económicos debemos salir del centro y buscar por la zona sureste, en torno a la Avenida del Acueducto. Los restaurantes California o El Secreto de San Clemente ofrecen raciones amplias por precios más módicos.

Retomemos el recorrido donde lo dejamos, junto a las murallas de Segovia. Avanzando por la ronda de Don Juán II podremos recorrer el otro tramo amurallado de la ciudad y llegar, tras un breve paseo, al monumento estrella de Segovia: El Alcázar de los Reyes Católicos. Se trata de un auténtico castillo de cuento, con su típico perfil alargado y sus tejados puntiagudos de pizarra.

Ya en tiempos romanos existía una fortificación defensiva en esta cumbre, la cual está separada de la ciudad por un gran foso. Luego fue sufriendo diversas ampliaciones y remodelaciones que le dieron el aspecto actual.
 
Alcázar de Segovia
Las entradas se obtienen en la anexa Casa de la Química, cuyo nombre proviene de su función en el siglo XVIII como laboratorio. Podemos elegir entre realizar la visita libre o con guía, así como elegir ver el palacio solo o añadirle la subida a la Torre de Juan II. La subida a la terraza superior supone el esfuerzo, nada baladí, de ascender por los 152 estrechos escalones de una escalera de caracol. Ahora bien, las vistas que se obtienen de los alrededores son maravillosas, destacando la Catedral recortada con las montañas de la sierra al fondo.
 
Catedral de Segovia desde la torre de Juan II
La visita al Alcázar os puede llevar en torno a una hora. No es un lugar tan enorme como podríamos imaginar viendo lo imponente de su construcción exterior. La visita comienza en el patio de armas, siendo lo recomendable entrar a nuestra derecha a las salas nobles. La primera, llamada Sala de Ajimeces debido a sus ventanas geminadas, está decorada con algunas armaduras. Tras pasar por la Sala de la Chimenea accedemos a la Sala de solio, en donde destaca el trono realizado en 1808 para Alfonso XIII.

La siguiente habitación, llamada la Sala de la Galera por la forma del artesonado del techo, como un barco invertido, ya nos empieza a sorprender. Los artesonados son uno de los elementos decorativos más importantes del palacio, razón por la cual os recomiendo siempre subir la cabeza en todas las habitaciones. Deslumbrante es el artesonado de la siguiente habitación, la Sala de las Piñas, o el de la Cámara regia, con cama con dosel y portadas con decoración neomudéjar.

La Sala de los Reyes es la principal y más deslumbrante de todas. En un friso superior se encuentran representados todos los monarcas de Asturias y Castilla y León, lo que junto a los cuadros de gran formato le otorgan un aspecto señorial inconfundible.

La Sala del Cordón, llamada así por el cordón franciscano que adorna los muros (colocado por Alfonso X como señal de penitencia por su desmedido orgullo) y la recoleta Capilla (con el cuadro original de Carducho, La Adoración de los Reyes Magos) son las dos últimas visitas del palacio.
 
Interior del Alcázar de Segovia
Al salir al patio del reloj (situado en lo más alto de uno de los muros) podemos acceder a la Sala de armas (con colección de armaduras y banderas) y al patio norte desde el que obtener unas bellas vistas. Por último, nuestra última parada será el ala este del patio de armas, en el cual se ubica el Museo de Artillería, recordándonos su función desde 1896. Ocupaciones anteriores de esta fortaleza fue la de prisión de Estado o la de fortaleza real.

Como curiosidades indicar que su asociación a los Reyes Católicos viene dada porque desde aquí, en 1474, Isabel salió para ser proclamada Reina de Castilla en la Iglesia de San Miguel (en la plaza mayor). Y su aspecto centroeuropeo, con los puntiagudos chapiteles de pizarra, se debe a Felipe II, quién realizó importantes reformas. En este Alcázar se casó con Ana de Austria, quién seguro prefería este tipo de construcciones más próximas a su tierra natal que los típicos castillos castellanos medievales.

Por último, indicar que las mejores vistas del Alcázar no se obtienen desde sus aledaños sino bajando a algún mirador junto a los cursos de agua que discurren por el valle. Tanto por la Cuesta de los Hoyos como por el Paseo de Santo Domingo encontraréis lugares en los que tomar preciosas fotografías de este bello monumento. A continuación os dejo unas vistas desde los mejores miradores: Mirador de los Valles, Mirador del último Pino, Mirador Pradera de San Marcos y Mirador Iglesia de Vera Cruz.


Y, por supuesto, si podéis quedaros hasta que se marcha el sol la vista del Alcázar iluminado es muy especial.
 
Alcázar de Segovia
A la hora de recorrer la ciudad en sentido inverso al tomado por la mañana una buena opción supone acercarse hasta la Plaza de San Esteban, con su iglesia y su imponente palacio episcopal. En los aledaños encontraremos la Casa del secretario, el Convento de Santo domingo Real, las iglesias de la Santísima Trinidad y de San Nicolás, así como el Palacio de los Condes de Mansilla.

La otra zona interesante se encuentra en la calle San Agustín, en la que podremos admirar un conjunto de casas y palacios de alto valor artístico, en la zona llamada de los Caballeros: la Casa del Hidalgo, el Palacio de Quintanar, Palacio de la Floresta, Palacio de Uceda-Peralta, Palacio del Conde de Cheste, Casa de las Cadenas y la Casa de los marqueses de Lozoya.

Muy próxima a esta zona se encuentra la Iglesia de San Juan de los Caballeros, la cual acoge el pequeño pero interesante Museo Zuloaga.

Para aquellos a los que les gusten los centros religiosos, en los aledaños externos de la ciudad existen diferentes lugares visitables, como el Monasterio del Sta. María del Parral, El Santuario de Nuestra Sra. De Fuencisla, el monasterio de Nuestra Señora del Carmen o el Monasterio de Santa Cruz la Real. Lugares encantadores que nos obligan a pensar en volver a esta encantadora ciudad para empaparnos, aún más, de sus enormes encantos.




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