En la película StarWars:
El Despertar de la Fuerza, la número VII de la saga espacial más famosa,
aparecían unos soldados imperiales que portaban unos mortíferos lanzallamas.
Eran los denominados FirstOrderFlametrooper
y al comienzo del film muestran todo su devastador poder destructivo.
Los soldados con lanzallamas han sido una amenaza
importante en el asalto a posiciones defensivas, como búnkeres o nidos de
ametralladoras; y el público profano los suele asociar con la segunda guerra mundial,
pues numerosas películas muestras soldados americanos utilizando este mortífero
medio de destrucción. Pero, ¿sabéis exactamente desde cuando se viene
utilizando el lanzallamas en los conflictos bélicos?
Lo primero de todo es definir lo que es un lanzallamas. Se trata, según
la Wikipedia, “de un sistema mecánico
diseñado para proyectar un fluido de fuego [líquido inflamable por lo
general] prolongado y controlable. La
palabra se forma con la unión de lanzar
y llamas”.
El lanzallamas
moderno tiene un funcionamiento muy sencillo. En la mochila, que actúa como
depósito, se encuentra un cilindro de gas a presión (generalmente nitrógeno) y
dos con material combustible (petróleo). El gas empuja el líquido inflamable al
exterior cuando accionamos la salida, la cual tiene forma de pistola. La forma
de crear el fuego es a través de una resistencia eléctrica o una llama
alimentada por el gas a presión.
Soldado estadounidense utilizando el lanzallamas M2 contra posiciones japonesas, esta fotografía se tomó en la Batalla de Peleliuentre septiembre y noviembre de 1944. |
Esto significa, entre otras cosas, que debemos
olvidarnos de la típica escena en la cual disparan al soldado lanzallamas y éste
sale volando por los aires. La única manera de hacer explotar el depósito es
mediante una bala incendiaria que impacte en el cilindro que contiene el
material combustible.
Las principales deficiencias de esta arma están
relacionadas con su elevado peso (que equivale a baja movilidad) y su alcance
reducido (que obliga a una aproximación peligrosa a los objetivos).
No obstante, sus notorias ventajas hicieron que se
popularizaran enormemente en los campos de batalla modernos. Como hemos
indicado antes, el lanzallamas tiene su sentido en el ataque a posiciones
defensivas, tales como búnkeres.El uso de un líquido inflamable permite que
éste rebote en paredes y amplifique su poder de destrucción.
Tanque lanzallamas Churchill Crocodile |
Además de poder despejar estos elementos defensivos
eficazmente, infunden un terror inusitado al enemigo por la muerte agónica y
dolorosa que provocan. En muchas ocasiones, durante la Segunda Guerra Mundial,
los enemigos se rendían al ver la eficacia del arma. No olvidemos el miedo
innato que el ser humano tiene al fuego.
Para superar la limitación del peso durante la
Segunda Guerra Mundial los lanzallamas se montaron en los tanques, logrando con
ello que esta máquina de guerra fuese aún más terrorífica.
Aunque el lanzallamas se asocia a la Segunda Guerra
Mundial, debido a las numerosas películas existentes sobre este conflicto
bélico, su (re)invención moderna se
produjo en la Primera Guerra Mundial.
Si lo pensamos es algo lógico, dado que aquel conflicto fue una lucha de
trincheras.
El primer modelo portátil de lanzallamas fue
inventado por Richard Fiedler en 1901 y el ejército alemán compró la idea en
1911 y la desarrolló militarmente.
Los alemanes, por tanto, fueron los primeros en
utilizarlos al inicio de la confrontación, concretamente en la Batalla de
Argonne (1914) y en Hooge (Holanda) un 30 de julio de 1915. Utilizaron los
temibles Flammenwerfers, unos modelos
portátiles que alcanzaban los 18 metros. Se utilizaronde manera habitual para
limpiar líneas enemigas de defensores antes de los ataques alemanes,
precediendo a sus compañeros de infantería.
Infantería alemana atacando en Verdún el 15 de marzo de 1916. El lanzallamas avanza barriendo las trincheras. |
Las unidades de lanzallamas estaban formadas,
irónicamente, por antiguos bomberos,con el objetivo de que no se bloquearan en
escenarios con llamas. La pertenencia de grupo era muy alta en estas unidades
de Sturmtruppen, pues eran vistos con
desconfianza hasta por los propios compañeros de combate. El enemigo
consideraba tan atroz esta arma que fusilaba inmediatamente a los enemigos que
apresaban con un lanzallamas. Eso si antes no habían volado por los aires de un
disparo, pues estos primitivos modelos con gasolina eran tremendamente
peligrosos para el usuario.
Un lanzallamas bastante aparatoso fue el LivensLargeGalleryFlameProjectors, un
prototipo experimental utilizado por los británicos en la Batalla del Somme y
en la ofensiva cerca de Diksmuide. Escondidos en túneles excavados a propósito,
su eficacia supuso ahorrar víctimas al bando inglés en esas zonas. Aunque su
única ventaja, limpiar trincheras no era suficiente como para seguir con su
costosa fabricación y puesta en marcha.
Si seguimos retrocediendo en el tiempo, la mayoría
de personas asocian el lanzallamas con el famoso fuego griego bizantino. Es más, muchos darán por cierta la
afirmación que indica la Wikipedia: “El
fuego griego posiblemente haya sido una primigenia versión del lanzallamas”.
El arma más temible de la flota bizantina era el
conocido como fuego griego. Con ella lograron repeler los ataques de los
musulmanes y de los fieros vikingos norteños. Utilizada desde el siglo VI, se
trataba de una sustancia incendiaria expulsada a través de una especie de
cañón. Su gran valor residía en su capacidad para seguir ardiendo a pesar de
contactar con el agua. ¡Ardía incluso debajo de ella!
Como podemos imaginar, la destrucción que causaba al
enemigo y la impresión que provocaba eran las dos principales bazas de esta arma.
Con la primera se eliminaba el peligro; con la segunda, en una época tendente a
creer en hechizos y brujerías, se lograba atemorizar lo suficiente al enemigo
como para que se pensara volver a atacar.
La composición exacta del fuego griego es, hoy día,
desconocida, pues el Imperio bizantino guardaba celosamente los ingredientes de
su composición. Aquellos que fabricaban el compuesto no tenían contacto alguno
con el exterior. Y era algo lógico, pues era lo que les otorgaba la
superioridad naval total respecto al resto de flotas de la época.
No obstante, encontré una teórica fórmula del fuego
griego en un antiguo libro del siglo XIX titulado Los grandes inventos antiguos y modernos en las ciencias, la industria
y las artes. Obra del científico y escritor francés Louis Figuier. Gaspar
Editores. 1867. En ella podemos leer lo siguiente sobre la efectividad del
fuego griego:
“La mezcla de
productos inflamables conocida con el nombre de fuego griego, estaba muy lejos
de poseer ese grado extraordinario de actividad de combustión que muchos
historiadores se han complacido en atribuirle, puesto que era para los
guerreros del Oriente, más bien un medio de sembrar el espanto en las filas
enemigas, que un arma ofensiva temible”.
En efecto, muchos historiadores actuales confirman
que el fuego griego sólo tuvo real eficacia en las batallas marítimas (por no
poder apagarse con agua y avivarse aún más la mezcla con ella) y que
rápidamente logró ser contrarrestado, en parte, por los enemigos bizantinos.
Respecto a la composición decía lo siguiente:
“En nuestros
días se sabe de una manera exacta cuál era la composición del fuego griego.
Reducíase a una mezcla de aceite de nafta, de brea, resina, aceites vegetales y
grasos, y zumos desecados de ciertas plantas, a los cuales se añadían algunos
metales combustibles bien pulverizados. El nitro [nitrato de potasa o
salitre] no entraba en la composición del
fuego griego en los primeros tiempos en el que de él se hizo uso”. Según el
autor fueron los chinos, a principios del siglo XIII los que añadieron salitre
a la mezcla activando enormemente su combustión. Los árabes obtendrían este
fuego griego que los chinos habían evolucionado posteriormente.
En realidad desconocemos la composición exacta del
fuego griego, aunque nuestro científico del siglo XIX no estaba desencaminado.
Por diversos estudios químicos modernos sabemos que la mezcla, sin lugar a
dudas líquida, debía tener como combustibles la nafta (una fracción del petróleo
también llamada bencina que no se mezcla con el agua) y el azufre, el nitrato
otorgaría el oxígeno necesario para que la mezcla ardiera y la cal viva haría
las veces de chispa al subir la temperatura con su contacto con el agua. El
ingeniero militar Calínico, proveniente de Siria, suele nombrarse como inventor
de tal compuesto.
La mezcla de ingredientes anteriores aparece recogida, con bastante exactitud, en la novela de Matilde Asensi, El último Catón: azufre, pez (goma resinosa), manteca fresca, cal viva, nafta y nitrato potásico.
Puesto que el fuego griego ardía en el agua, este
medio líquido no era apto para apagarlo. Para ello, según el profesor José
Soto, experto en historia medieval e investigador del Centro de Estudios
Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada, era mejor utilizar arena y
esteras de esparto, con el objeto de “asfixiar” la mezcla, u orinar sobre ella,
pues la urea y las sales inorgánicas que contiene “podría actuar como inhibidor de algún componente necesario para la
combustión”.
Para terminar el tema deseaba remontarme a la
referencia más antigua que encontré sobre un lanzallamas, la cual contradice la
anterior afirmación de la Wikipedia sobre la versión primigenia de un lanzallamas.
Lo encontramos en el siglo V a.C., aunque no se trata de un modelo individual,
sino un artilugio bastante aparatoso.
Lo describe el famoso Tucídides al comentar la forma
en la que los beocios tomaron la ciudad de Delio en el 424-423 a.C. Dejemos que
el historiador y militar ateniense nos cuente como era tal artilugio:
“… Después de
aserrar en dos una larga viga, la vaciaron del todo y de nuevo ajustaron
exactamente las dos partes formando una especie de tubo; en un extremo colgaron
con cadenas un caldero, al que iba a parar un tubo de hierro de fuelle que
formando un codo bajaba desde la viga, y también estaba recubierto de hierro
gran parte del resto del madero. Desde una cierta distancia y en carros
llevaron este ingenio al pie del muro, por la parte que había sido construida
con mayor cantidad de sarmientos y maderos, y una vez que estuvo cerca,
aplicaron grandes fuelles al extremo de la viga que estaba en su parte y se
pusieron a insuflar aire. El aire inyectado a través del tubo, llegaba al
caldero, que contenía carbones encendidos, azufre y pez, y provocaba una gran
llamarada, lo que prendió fuego al muro, de suerte que ya nadie pudo permanecer
allí, sino que los hombres lo abandonaron y se dieron a la fuga y la
fortificación fue tomada por este procedimiento” (Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, libro
IV, 100).
Reconstrucción moderna del lanzallamas de Delio. |
Y como ya os conté en uno de los capítulos de mi libro Mis mentiras favoritas. Historia Antigua, casi todo el conocimiento griego sobre artilugios de guerra provenía de los asirios. Este pueblo, el primero que fabricó máquinas de asedio eficaces, seguramente utilizó lanzallamas similares a los utilizados en Delio pero, desafortunadamente, no tenemos ninguna fuente escrita que nos confirme tal cosa. Si sabemos, por ciertos relieves, que las puertas de madera de las ciudades comenzaron a reforzarse con piezas metálicas en época de los asirios, prueba directa del uso del fuego contra ellas en los asedios. Y prueba indirecta del posible uso de algún tipo de lanzallamas, aunque también pudieron ser simplemente flechas incendiarias, por ejemplo.
En espera de poder confirmar el uso de lanzallamas por los asirios, dejaremos que en esta ocasión sean los beocios los que acaparen la fama de ser los autores más antiguos que utilizaron un lanzallamas en un conflicto bélico.
BIBLIOGRAFÍA:
Figuier, Louis:Los
grandes inventos antiguos y modernos en las ciencias, la industria y las artes.
Gaspar Editores. 1867.
Hernández Martínez, Jesús: Todo lo que debe saber sobre la Primera Guerra Mundial: 1914-1918. Las
campañas, personajes y hechos clave del conflicto. Nowtilus, 2010.
Lozano Cutanda, Álvaro:Breve historia de la Primera Guerra Mundial. Nowtilus, 2011.
Stevenson,David: 1914-1918.
Historia de la Primera Guerra Mundial: Historia de la Primera Guerra Mundial.
Debate, 2013.
Tucídides:Historia
de laGuerra del Peloponeso.Libros III-IV. Traducción y notas de J. J.
Torres Esbarranch. Rev.: E. Rodríguez Monescillo. Editorial Gredos, 1991.
Ferrer, Sergio: La química del fuego griego, el
secreto militar mejor guardado de la historia. SINC. En la red: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-quimica-del-fuego-griego-el-secreto-militar-mejor-guardado-de-la-historia
Sobre el lanzallamas de Delio, además de multitud de
armas antiguas os recomiendo consultar la web del historiador militar Rubén
Sáez http://maquinasdeasedio.com
Buenas noches, quería agradecerle que suba un contenido de tanta calidad en su blog. Se nota que domina de las materias que aborda porque en pocas ocasiones he tenido el gusto de ver algo tan elaborado en la Red (sin meterme en artículos académicos y tal). Ahora bien, me gustaría hacerle una pregunta, aprovechando que aquí menciona al Imperio bizantino. ¿Conoce algún libro en español acerca de la figura de Belisario? Me parece un personaje fascinante que no ha ganado mucha fama en comparación con otros grandes generales de la Antigüedad o la Edad Media.
ResponderEliminarSaludos
Hola, gracias por comentar.
EliminarEs cierto que la figura de Belisario es una gran desconocida. Y ello se debe a la falta de estudios monográficos sobre este personaje en castellno. En verdad no conozco ningún libro que te pueda recomendar y al final debes ir a algo general sobre el Imperio Bizantino. En inglés si tienes algo sobre este personaje, pero todas obras ya clásicas del siglo pasado.
Siento no poder ayudarte más.
Saludos