Las personas con anisometropías no se adaptan a los progresivos

Uno de los casos más repetidos de inadaptaciones a los progresivos es el de las personas que tienen anisometropías.

Si no sabes lo que significa esta palabra o crees que estas personas no pueden llevar progresivos creo que te interesará leer el siguiente artículo.

¿Qué es la anisometropía?

Podemos definir la anisometropía como la diferencia en el defecto refractivo de ambos ojos que, una vez compensado, puede provocar una iseiconia, es decir, una diferencia de tamaño y nitidez en las imágenes percibidas que impiden su fusión.

Aunque es normal tener pequeñas variaciones de graduación entre ambos ojos, cuando la diferencia es grande la visión fusionada es imposible. De manera teórica, la diferencia máxima que puede tolerar nuestra visión binocular es de 3.00 dioptrías.

¿Qué problemas tienen las anisometropías con los progresivos?

Antes de responder a esta pregunta es necesario explicar algunos conceptos teóricos de los lentes que nos van a ayudar a entenderlo mucho mejor.

Todas las lentes tienen un centro óptico libre de aberraciones y efectos prismáticos inducidos. Este centro se coloca sobre la pupila de los pacientes, por lo que en usuarios de gafas la mejor visión la van a obtener por ese punto. Esta es la razón por la que las personas con gafas están acostumbradas a mover más la cabeza que los ojos a la hora de enfocar objetos en su periferia.

En lentes monofocales, donde colocamos los centros ópticos en la pupila de los pacientes, el único problema que tendrán las personas con anisometropía para su visión binocular será si la diferencia de graduación es superior a 3 dioptrías. En estos caos la fusión será imposible y conllevará la supresión de un ojo. Dejando a un lado los problemas propios de no tener una correcta visión binocular, como puede ser el cálculo de distancias, las molestias no pasarán de ahí.

Ahora bien, ¿qué diferencia existe en un progresivo?

En las lentes progresivas no siempre estamos mirando por el centro óptico de la lente. En lejos no vamos a tener grandes problemas en este sentido, pues los fabricantes centran los lentes en visión lejana al punto donde los optometristas les indicamos que se encuentra la pupila del paciente.

Pero para la visión próxima si van a surgir problemas, pues el progresivo nos obliga a mirar por un lugar extremo (zona inferior) que se encuentra alejado del centro óptico de lente.

Sabemos exactamente la cantidad de efecto prismático que vamos a provocar en un paciente por medio de la llamada Ley de Prentice: A medida que nos alejamos del centro óptico se genera un efecto prismático que depende de la distancia y de la potencia dióptrica:

Δ= d x P

donde Δ son las dioptrías prismáticas, d la distancia en centímetros y P la potencia dióptrica que tenemos.

Si ponemos un ejemplo seguro que lo entenderemos mejor. Si nos alejamos 4 milímetros (0,4 cm) del centro óptico para una graduación de 3 dioptrías vamos a tener un efecto prismático de 1,2 Δ. Pero si nos alejamos 10 milímetros (1 cm), el efecto prismático inducido será de 3 Δ.

El ojo puede tolerar media dioptría prismática vertical, razón por lo cual en cualquiera de los dos casos anteriores vamos a tener problemas si miramos fuera del centro óptico.

El ejemplo anterior también nos sirve para comprobar lo que les ocurre a personas con anisometropía. Si de un ojo a otro existe una diferencia de 3 dioptrías comprobamos que alejarnos 4 milímetros ya nos va a producir molestias importantes en la visión binocular que impedirá una buena visión.

La consecuencia en lentes progresivas de todo lo anterior es la siguiente: cuando una persona mira para ver de cerca por una lente progresiva está sufriendo un efecto prismático inducido debido a que enfoca a través de una porción de lente externa a su centro óptico.

Mientras la graduación sea similar en ambos ojos esta condición no va a ser molesta, pues se produce el mismo efecto prismático en los dos. Pero en los casos de anisometropías el valor de los efectos prismáticos va a ser diferente. La consecuencia será que mientras en un ojo la visión de cerca se produce a una altura, en el otro se produce a otra.

La diferencia de altura en la imagen que provocan estos efectos prismáticos se debe a que las lentes oftálmicas se comportan, teóricamente, como prismas. Mientras las lentes negativas (para miopes) actúan como dos prismas unidos por el vértice, mientras que las lentes positivas (para hipermétropes) actúan como dos prismas unidos por la base.

Los prismas desvían la imagen hacia su vértice, por lo que si una persona con anisometropía tiene en un ojo miopía y en otro hipermetropía, al mirar de cerca por un progresivo una imagen quedará más alta que la otra.

Pero también vamos a tener este problema cuando la diferencia entre ambos ojos no es tan grande. Por ejemplo, en errores refractivos donde la diferencia de graduación es superior a 1,5 dioptrías también va a existir una diferencia de altura que puede comprometer la visión en cerca. En la siguiente imagen podemos ver un ejemplo muy ilustrativo.

Para cerca nuestro paciente tiene en el ojo derecho 2,50 dioptrías (1,00 + 1,50) y para el ojo izquierdo 4,00 dioptrías (2,50 + 1,50). La diferencia entre un ojo y otro es de 1,50 dioptrías. En principio, la mitad de lo que el ojo puede tolerar.

En lejos, nuestro paciente no tendrá problemas de fusión, al estar el centro óptico alineado con su eje. Pero en cerca los efectos prismáticos van a ser molestos y le impedirán ir cómodo con el progresivo.

Para conocer los efectos prismáticos inducidos vamos a usar la ley de Prentice. Imaginemos un progresivo con un pasillo largo donde la zona de cerca se encuentra a 20 mm. En el ojo derecho tendremos 5Δ (2X2,5), mientras que para el ojo izquierdo serán 8 Δ (2X4). La diferencia entre ambos ojos serán 3 Δ totalmente inasumibles para el cerebro.

¿Cómo podemos solucionar este problema en las anisometropías?

Existen dos posibles soluciones para mitigar el problema de los diferentes efectos prismáticos inducidos. Uno de los más sencillos es variar la distancia que nos separamos del centro óptico.

Si en vez de utilizar un pasillo largo colocamos un pasillo corto, los efectos prismáticos inducidos van a ser menor. En el ejemplo anterior, si en vez de situarse la zona de cerca a 20 mm la colocamos a 15 mm con un pasillo corto la diferencia de efecto prismático entre ambos ojos bajaría a 2,25 Δ.

El valor anterior sigue siendo bastante alto por lo que en nuestro ejemplo no nos ayudaría demasiado. Pero para diferencias de 0.50 dioptrías en ambos ojos, utilizar un pasillo corto siempre será una buena solución para minimizar los perniciosos efectos de los efectos prismáticos verticales inducidos en progresivos.

La mejor solución para las personas con anisometropías medias y fuertes es colocar progresivos personalizados donde se tienen en cuenta la graduación de ambos ojos para diseñar los lentes. Por ejemplo, en el lente HOYALUX ID MYSTYLE V+ o el más avanzado HOYALUX MYSELF, del fabricante HOYA, se incluye la denominada Tecnología de Armonización Binocular, con la cual se minimizan los efectos prismáticos mediante la variación de las alturas de progresión en cada ojo, logrando igualar la diferencia prismática y mejorando la binocularidad notablemente respecto a progresivos que no poseen esta tecnología.

Por tanto, cuando una persona tenga anisometropía, la mejor solución a sus problemas con los progresivos será dejarse aconsejar por el óptico y utilizar lentes progresivos personalizados que compensen los efectos prismáticos generados por su diferencia de graduación.