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domingo, 7 de febrero de 2021

¿Es importante la protección ocular ante el coronavirus SARS-CoV-2 de la COVID-19?

 

Inmersos en la tercera ola de coronavirus y con una mutación (cepa británica) que parece tener la propiedad de contagiarse de manera mucho más eficaz entre los humanos, muchas personas se están preguntando cual es la mejor manera de protegerse de los posibles contagios.

 

El estudio científico del coronavirus SARS-CoV-2 de la COVID-19 nos ha mostrado que varias son las medidas importantes que debemos tener en cuenta a la hora de intentar minimizar el riesgo de contagios. La población conoce perfectamente la necesidad de mantener un adecuado distanciamiento social (2 metros mejor que 1), usar mascarillas en todo momento en el que nos encontramos en lugares cerrados o interactuando con otras personas ajenas a nuestro más íntimo núcleo familiar y, por supuesto, mantener una adecuada higiene de manos con jabón u otros productos desinfectantes como geles hidroalcohólicos.

 

Pero, ¿acaso no estamos olvidando proteger una de las entradas del coronavirus SARS-CoV-2 de la COVID-19 en nuestro organismo?

 

El 7 de febrero de 2020 fallecía, debido a la COVID-19, el doctor Li Wenliang (1986-2020). Puede que os suene el nombre. Se trataba de un oftalmólogo que trabajaba en el Hospital Central de Wuhan. Fue el primero que dio la voz de alarma sobre una nueva enfermedad, similar en síntomas al síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que estaba afectando a sus pacientes de una manera importante. La advertencia sobre la existencia de este posible peligroso brote la realizó a finales de diciembre de 2019.

 

Cuando esta información se hizo pública la policía de Wuhan amonestó al doctor indicando expresamente “hacer comentarios falsos en Internet”. No solo se le obligó a firmar una carta de disculpa, sino que se le censuró y se le advirtió de posibles procesos judiciales si continuaba por ese camino.


 

Dejando a un lado la polémica política que provocaron las advertencias censuradas del doctor Li Wenlian y la falta de libertad de expresión existente en los regímenes comunistas (algo que nos daría para rellenar varios artículos), me gustaría subrayar la especialidad del primer sanitario que dio la voz de alarma: oftalmólogo.

 

Hoy en día sabemos que la COVID-19 tiene, como principal medio de contagio, los aerosoles que exhalamos con nuestra respiración. Y que muchos contagios virales se producen a través de los ojos.

 

Diversos estudios1,2 confirmaron la relación entre la conjuntivitis y el SARS-CoV-2, ratificando tanto que puede considerarse un síntoma del coronavirus como que “los ojos no son solo una de las puertas de entrada para que el virus ingrese al cuerpo, sino también una fuente potencial de contagio”.

 

En efecto, el coronavirus es capaz de transmitirse a través de las lágrimas e infecta nuestro organismo internándose en nuestro sistema circulatorio a través de la conjuntiva ocular.

 

Según refirieron algunos oftalmólogos, en torno al 20% de pacientes afectados por coronavirus sufrían conjuntivitis en algún momento de la evolución de la enfermedad. Esta conjuntivitis era similar a cualquier otra conjuntivitis vírica, siendo bilateral, con enrojecimiento de ojos, pero sin dolor ni legañas.

 

Ahora bien, como en todas las enfermedades nuevas, los estudios son muy sesgados y necesitan de un mayor número de pacientes para empezar a considerarse del todo fiables. Era necesario comprobar en el laboratorio si nuestros ojos eran susceptibles al coronavirus SARS-CoV-2. Y los diversos estudios científicos llevados a cabo no terminaban de ser concluyentes.

 

En julio de 2020 un estudio3 realizado con 72 pacientes informaba de que sólo en dos casos había aparecido conjuntivitis, lo que permitía concluir a los autores que el riesgo de infección a través de los ojos tenía un peligro bajo.

 

En agosto de 2020 apareció una revisión4 en la revista British Journal of Ophthalmology en la que se indicaba expresamente que “aunque parece que la probabilidad de la superficie ocular como vía de entrada de la infección es baja, la infección o transmisión del SARS-CoV-2 a través de la superficie ocular puede causar conjuntivitis y otros malestares oculares. Por tanto, la protección adecuada de los ojos es un procedimiento esencial de prevención, sobre todo para el personal médico”.

 

Los estudios anteriores contrastan poderosamente con otros trabajos llevados a cabo sobre el terreno. Por ejemplo, en un estudio5 indio de agosto de 2020 los autores descubrieron que con el uso de protectores oculares en los sanitarios que visitaban enfermos de la COVID-19 el nivel de contagio entre ellos había desaparecido.

 

Este estudio parecía confirmar otro bastante difundido en las primeras etapas de la pandemia en el que investigadores chinos destacaban el curioso dato de que del total de los enfermos por coronavirus sólo el 5,8% utilizaba gafas habitualmente6.

 

¿Qué conclusiones podemos sacar de toda esta información?

 

Si bien necesitamos realizar más estudios al respecto, parece bastante claro que nuestros ojos son una vía de contagio del SARS-CoV-2. Y aunque diversos trabajos parecen minimizar su importancia en este sentido al sostener que los casos de conjuntivitis no son tan comunes como al principio se barajaba, aún faltan desarrollar más investigaciones que se centren en otros aspectos importantes como si nuestros ojos actúan como transporte del virus hacia otras partes de nuestro cuerpo donde empezaría la infección.

 

Esta hipótesis de trabajo es la que parece más factible con los datos prácticos que tenemos. Y si hacemos caso a un estudio7 aparecido en la prestigiosa revista Lancet en junio de 2020 parece que tal protección estaría más que justificada. En este estudio se indica expresamente que:

 

·        protegerse los ojos reduce el riesgo de contagio casi a la tercera parte” (aproximadamente un 65%).

·        el uso óptimo de mascarillas y protección ocular en escenarios sanitarios y públicos debería regirse por estos resultados”.

 

En la siguiente infografía perteneciente al artículo podemos comprobar la eficacia a la hora de prevenir contagios del distanciamiento social, de las mascarillas y de la protección ocular.

 

 

Por tanto, viendo que hasta los estudios más conservadores indican que los ojos pueden ser una vía de contagio y que una adecuada protección ocular (utilizando gafas o mascarilla facial) es eficaz para minimizar este tipo de contagios, mi recomendación es utilizar esta información para combatir al virus más eficazmente.

 

Los ojos siempre han sido los grandes olvidados por parte de la población. En la playa ha costado mucho difundir que tan importante es cubrir nuestra piel con crema solar como proteger a nuestros ojos de la radiación ultravioleta.

 

Ahora, en medio de esta pandemia global de coronavirus SARS-CoV-2, es importante que tanto ópticos como oftalmólogos hagamos oír nuestra voz entre la población y recomendar encarecidamente la protección ocular como un medio eficaz para evitar los contagios.

 

Por tanto, añadamos a la clásica triada distanciamiento-mascarilla-higiene la protección ocular como el cuarto elemento a tener presente.

 

Esta protección ocular, en lugares con fuerte presencia de coronavirus, debe ser con gafas de protección bien ajustadas a la cara. Ahora bien, en el día a día de la población común, en principio es suficiente con el uso de unas gafas que tengan los cristales lo suficientemente grandes para cubrir nuestros ojos en su totalidad o, en caso de no utilizarlas por carecer de graduación, el uso de una máscara facial.

 

 

Bibliografía:

 

1.     Xie, H., Jiang, S., Xu, K. et al. SARS-CoV-2 in the ocular surface of COVID-19 patients. Eye and Vis 7, 23 (2020). https://doi.org/10.1186/s40662-020-00189-0

2.     Francesca Colavita, Daniele Lapa, et al. SARS-CoV-2 Isolation From Ocular Secretions of a Patient With COVID-19 in Italy With Prolonged Viral RNA Detection. Annals of Internal Medicine, August (2020). https://doi.org/10.7326/M20-1176

3.     Zhang X, Chen X, Chen L, Deng C, Zou X, Liu W, Yu H, Chen B, Sun X. The evidence of SARS-CoV-2 infection on ocular surface. Ocul Surf. 2020 Jul;18(3):360-362. doi: 10.1016/j.jtos.2020.03.010. Epub 2020 Apr 11. PMID: 32289466; PMCID: PMC7194535.

4.     Chen X, Yu H, Mei T, et al. SARS-CoV-2 on the ocular surface: is it truly a novel transmission route? British Journal of Ophthalmology Published Online First: 11 August 2020. doi: 10.1136/bjophthalmol-2020-316263

5.     Bhaskar ME, Arun S. SARS-CoV-2 Infection Among Community Health Workers in India Before and After Use of Face Shields. JAMA. 2020;324(13):1348–1349. doi:10.1001/jama.2020.15586

6.     Zeng W, Wang X, Li J, et al. Association of Daily Wear of Eyeglasses With Susceptibility to Coronavirus Disease 2019 Infection. JAMA Ophthalmol. 2020;138(11):1196–1199. doi:10.1001/jamaophthalmol.2020.3906

7.     Derek K Chu, MD, Prof Elie A Akl, MD, Stephanie Duda, MSc, Karla Solo, MSc, Sally Yaacoub, MPH, Prof Holger J Schünemann, MD, et al. Physical distancing, face masks, and eye protection to prevent person-to-person transmission of SARS-CoV-2 and COVID-19: a systematic review and meta-analysis. The Lancet Volume 395, ISSUE 10242, P1973-1987, June 27, 2020. DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)31142-9

 

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