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domingo, 17 de enero de 2021

Una prueba complementaria en el gabinete optométrico: Test de Reflejos pupilares

En alguna ocasión me habéis pedido describir algunas pruebas de gabinete que los optometristas os realizamos a la hora de evaluar el estado de vuestra visión. Y como me gusta escuchar a mis seguidores, hoy voy a describir una prueba complementaria a la graduación, muy sencilla de realizar, y que sirve para tener una idea bastante exacta de la salud ocular de los pacientes.

¿Os interesa el tema?


Test de los Reflejos pupilares

Se trata de una sencilla prueba cuyo objetivo principal consiste en evaluar las vías neurológicas aferentes y eferentes, responsables de la función pupilar. Para ello solo vamos a necesitar una pequeña linterna.



El procedimiento de la prueba es el siguiente:

1.     Con una iluminación de gabinete tenue, aunque suficiente como para poder ver claramente las pupilas del paciente, pedimos al mismo que mire un punto de fijación en lejos sin sus gafas. De manera general suele utilizarse un punto. En este momento debemos fijarnos en aspectos como el tamaño (mayor diámetro en ojos oscuros y menor con edad avanzada), la simetría (un 12% de personas presentan pequeñas diferencias sin significado clínico) y la forma (debe ser circular).

2.     Incidimos luz sobre el ojo derecho (OD) y observamos la respuesta directa en ese ojo: principalmente el tamaño y la velocidad de la constricción pupilar. Se repite el paso dos veces.

3.     Incidimos nuevamente la luz sobre OD y observamos respuesta consensuada en el ojo izquierdo (OI): de nuevo debemos fijarnos en el tamaño y la velocidad de la constricción pupilar. Se repite el paso dos veces.

4.     Repetir los pasos 2 y 3 incidiendo la luz sobre el OI, para observar reflejo directo y consensual.

5.     A continuación, realizar el Test del balanceo, el cual consiste en mover la linterna de un ojo a otro rápidamente, dejándola en cada ojo entre 3-5 segundos. Realizar 2-3 ciclos. Con ello evaluamos el escape pupilar (Pupila de Marcus Gunn: En la prueba veremos una miosis en el ojo sano al incidir la luz y una midriasis en el ojo enfermo al incidir la luz sobre él, pues el ojo enfermo repite el movimiento del ojo sano).

6.     Por último, observar si las pupilas se contraen al mostrar al paciente un test de cerca. Esta es la respuesta pupilar acomodativa normal, pues acomodación y respuesta pupilar están compenetradas.

A la hora de realizar las anotaciones de los resultados indicaremos el acrónimo PIRRLA (Pupilas Iguales Redondas Responden a Luz y Acomodación) si está todo correcto o, en caso de existir alguna anomalía se deben describir las mismas separadamente: tamaño, forma, +MG…

Con esta prueba podemos evaluar la existencia de alguna alteración en la vía eferente corresponde al nervio ciliar (parasimpático) cuando no se realiza correctamente la miosis pupilar (disminución del diámetro pupilar ante el exceso de luz) o la vía aferente correspondiente al nervio simpático al realizar la midriasis (aumento del diámetro pupilar ante la escasez de luz).

Entre los defectos que podemos averiguar al realizar este tipo de prueba están los siguientes:

Pupila de Marcus Gunn: se trata de una alteración debida a la lesión del nervio óptico o a causa de una lesión masiva retiniana. Se mantiene el reflejo consensual pero falta el reflejo fotomotor directo en esa pupila.

Pupila de Argyll Robertson: aparece típicamente en las formas de sífilis tardía. Suele ser bilateral, pero asimétrica, siendo las pupilas pequeñas e irregulares, sin respuesta al estímulo luminoso, pero sí a la acomodación.

Anisocoria: Se trata de una diferencia exagerada del diámetro pupilar entre ambos ojos. Pequeñas diferencias, que pueden llegar hasta el medio milímetro, suelen ser asintomáticas y sin significación clínica, producto de la herencia congénita. Ahora bien, si aparece de manera sorpresiva tras un traumatismo craneal, es signo de una hemorragia; si aparece de manera paulatina acompañada de mareos o cefaleas puede ser un signo de presencia tumoral; si aparece de manera brusca asociada a pérdida de visión y cefaleas podemos sospechar de la presencia de un glaucoma.



Pupila Tónica de Adie: Se trata de un trastorno neurológico que afecta a la pupila y al sistema nervioso. Está causado por alteraciones en los nervios posteriores del sistema parasimpático que inervan el ojo, normalmente debido a una infección vírica o bacteriana, la cual causa una inflamación. Su principal signo es el de encontrarnos una pupila tónica dilatada unilateral, sin respuesta a la luz y con una constricción lenta durante la acomodación. Podríamos decir que se trata de un tipo especial de anisocoria.

Síndrome de Horner: Se trata de una lesión de los nervios simpáticos de la cara. El paciente presenta una pupila miótica (pequeña) junto a una característica ptosis palpebral (caída del párpado).

Como podéis ver, esta prueba se sencilla realización (puede realizarse por uno mismo enfrente de un espejo), nos va a servir para comprobar el óptimo estado de nuestras vías neurológicas oculares.

Hasta la próxima

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