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sábado, 20 de julio de 2019

El hombre nunca llegó a pisar la Luna en 1969


Las teorías de conspiración suelen estar presentes en nuestra sociedad, de manera insidiosa, en multitud de campos. Pero es en el científico donde más recorrido puede tener, pues en muchas ocasiones nuestro conocimiento científico no es capaz de explicarlo todo (aún).

También las conspiraciones históricas suelen ser habituales, siendo los grandes sucesos o hitos históricos los que mejor se prestan a tener una explicación alternativa conspirativa.

Y si unimos historia y ciencia tenemos una teoría conspirativa tan famosa y persistente en el tiempo como la de que el hombre no llegó nunca a pisar la Luna. Hoy vamos a despejar todas las dudas existentes al respecto, aprovechando el 50 aniversario del primer viaje a la Luna.

Voy a realizar un recorrido por las más famosas teorías conspirativas que rodean el viaje a la Luna y su explicación científica.


¿Se mueve la bandera?

Esta es la base de toda teoría conspirativa sobre la Luna. El hecho de que la bandera que clava Armstrong en la Luna parece moverse es algo imposible  cuando conocemos la ausencia de atmósfera (y, por tanto, de viento) en la Luna.

Ahora bien, la bandera nunca se vio ondear, pues no existen imágenes de video que lo muestren. En los vídeos la bandera se queda quieta una vez que los astronautas la colocan y que se quede desplegada se debe a la existencia de un mástil que la sujeta en la zona superior. Las arrugas, que crean el efecto de movimiento en la fotografía, se deben a que estuvo plegada en el viaje. Y, por último, si vemos fotografías desde diferentes ángulos, la bandera siempre se encuentra en la misma posición.



¿Se deberían ver las estrellas?

Otro de los argumentos más famosos de los que siguen teorías de conspiración sobre la Luna es el relativo a la falta de estrellas en las fotografías. Ello lo achacan a que de haberse colocado las estrellas hubiera sido muy sencillo calcular el lugar desde donde se tomaron las fotografías y descubrir el supuesto engaño.

La explicación es mucho más mundana. El brillo de las estrellas es tan débil que no se pudo captar con las cámaras. Para poder haberlo hecho, se deberían tomar las fotografías con un tiempo de exposición mínimo de 20 segundos (cuando en realidad se hizo con una fracción de segundo).

Y no se trata de algo provocado por la tecnología antigua de mediados del siglo pasado. Hoy en día, en las fotografías tomadas por los astronautas de la Estación Espacial Internacional, tampoco se ven las estrellas salvo que se utilicen exposiciones largas.



¿Las sombras de los astronautas son raras?

Muchas personas abducen que las sombras de los astronautas no son reales y que obedecen a un estudio de grabación de Hollywood.

Ahora bien, en un estudio habría varios focos de luz y, por tanto, varias sombras diferentes del mismo astronauta, cosa que no sucede. Además, muchas fotografías son ampliaciones o recortes de fotos panorámicas en las que se observa al mismo astronauta en dos momentos distintos.



¿Se pudo producir la famosa huella lunar?

La famosa huella dejada por Armstrong en la Luna, para las personas que niegan la llegada a nuestro satélite, resulta totalmente imposible dada la sequedad del suelo lunar. Las huellas, pues dejaron varias, solo podrían haberse producido debido al peso desplazando al aire o la humedad entre las partículas de polvo o arena. Puesto que en la Luna no existe aire o humedad, ello no fue posible.

Ahora bien, la existencia de humedad para dejar una huella sobre una superficie no es siempre necesaria. Con la simple presión del peso del astronauta, el polvo lunar adquirió esa impronta y, debido precisamente a la falta de una atmósfera, las partículas se quedaron en esa posición inalterable. En realidad, el polvo lunar es muy parecido a la ceniza volcánica y los astronautas dicen que huele muy mal, como a pólvora quemada.



¿No debió dejar un cráter el módulo lunar al alunizar?

Muchas personas defienden que un módulo lunar de 17 toneladas debió dejar un cráter como huella de su alunizaje, cosa que no aparece en ninguna fotografía.

Ahora bien, varias cosas debemos tener en cuenta a la hora de explicar este fenómeno. En primer lugar debemos tener en cuenta que la gravedad de la Luna es seis veces menor que la de nuestro planeta, razón por la cual el módulo pasó a pesar allí unos 1.600 kilos. En segundo lugar, la aproximación a la Luna fue a una velocidad muy lenta, lo que provocó que se crearan unas huellas muy leves y se moviera el polvo lunar en el punto exacto donde alunizó. Alrededor, al no existir viento, pues no cambió nada.

¿Cómo podía tener bigote Michael Collins?

Se trata de una de las conspiraciones más absurda pero, a la vez, más divertida. Sus seguidores argumentan que este astronauta se afeitó antes de la misión (existen videos al respecto) y que cuando volvió a la Tierra tenía bigote.

Teniendo en cuenta que el viaje completo del Apolo 11 tuvo una duración total de 195 h 18 min 35 s: despegó el 16 de julio de 1969, alunizó el 20 de julio y amerizó el 24 de julio en la Tierra tras pasar 21 h 36 min 20 s en la superficie Lunar (sólo pasearon por ella 2 h 31 min 40 s), resultaría imposible que al astronauta le hubiera crecido el bigote.


La explicación es bien sencilla. Michael Collins se afeitó la barba, pero no el bigote, razón por la cual seguía manteniéndolo en la vuelta.



Y dejando a un lado ya las teorías infundadas, la presencia del hombre en la Luna está suficientemente demostrada debido a varios hechos que paso a enumerar:

·        La agencia espacial y la inteligencia soviética nunca pusieron en duda el éxito estadounidense de la llegada a la Luna, siendo ellos, en plena Guerra Fría, los más interesados en desentrañar la cuestión si hubiera sido un engaño. Y aunque para muchos la llegada a la Luna supuso la victoria de los EEUU en la carrera espacial, la realidad histórica nos demuestra que los verdaderos vencedores fueron los soviéticos. Fue la URSS la que logró llevar al espacio el primer satélite (el famoso Sputnik), al primer ser humano (Yuri Gagarin), a la primera mujer (Valentina Tereshkova), la primera estación orbital (Salyut 1 primero y la MIR después).

·        Los astronautas Armstrong y Aldrin, durante su paseo por la superficie lunar, dejaron diferentes huellas de su presencia; y no me refiero a sus famosas huellas físicas del traje. En primer lugar destacar unos medidores de movimientos sísmicos en la Luna, los cuales aún están en funcionamiento y dan señales de los movimientos tectónicos de nuestro satélite, como el registrado en el año 2011. En segundo lugar, los astronautas también dejaron unos deretrorreflectores, una especie de espejos que reflejan señales de rayos láser enviadas desde la Tierra y que se utilizaron para calcular la distancia exacta que nos separa de la Luna. Esta distancia no es constante y por ello siempre fue problemática su averiguación. Si se posee un buen telescopio es posible poder ver estos espejos y el reflejo del láser en ellos.
 
Buzz Aldrin bajando a la Luna
·        Y no solo dejaron instrumental científico, sino mucha basura. Todos los módulos (muchas de sus partes no volvieron a la Tierra) e instrumentos como los indicados arriba o los utilizados para desplazarse (los famosos rovers) se esparcen por la superficie Lunar debido a nuestra presencia. El ser humano es un gran productor de basura y en todo lo que tocamos dejamos esta huella indeleble. Y ello está siendo estudiado por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter, en órbita sobre la luna desde el año 2009.

·        El programa Apolo tuvo numerosas misiones. Para llegar a la Luna hicieron falta varias misiones de aproximación, lo que resulta lógico, pues un hito tan increíble no podía ser fruto de la casualidad. Además, la misión del Apolo XI no fue la única que logró llegar a la Luna. Después de ellos llegaron a pisar la Luna hasta 12 astronautas más en cinco misiones diferentes (en total seis con el Apolo XI llegaron a la Luna). El tercero en conseguir pisar la Luna fue Charles Conrad JR, comandante del Apollo XII, cuya frase fue: Bueno, ese pudo haber sido un pequeño paso para Neil, pero os aseguro que es uno grande para mí. Jack Schmitt fue el primer hombre en caerse en la Luna, mientras que el último que ha pisado nuestro satélite fue Eugene Cernan, en diciembre de 1972.
 
Los doce astronautas qeu han pisado la Luna hasta la fecha
·        En el programa Apollo trabajaron unas 400.000 personas. Resulta estadísticamente imposible poder engañar a tanta gente durante tanto tiempo sobre un suceso como este. Ni las matemáticas sostienen las teorías conspirativas.

·        Uno de los recuerdos que se trajeron los astronautas de la Luna, a falta de otros souvenirs más aparentes, fueron las rocas lunares. En total, entre todas las misiones, se han traído a la Tierra 380 kilogramos de piedras lunares, los cuales pueden admirarse en diferentes museos, universidades e instituciones científicas relacionadas con el espacio. Y cualquier persona que analizó esas muestras puede corroborar que estaban compuestas por elementos químicos que son difíciles de encontrar en las de la Tierra o que no son característicos de la composición de las piedras terrestres.

Hoy en día se ha puesto de moda la teoría sobre la Tierra plana. ¿Cuánto tiempo durará la nueva teoría conspirativa sobre el espacio? Para todos aquellos que presenten dudas sobre la casi esfericidad terrestre les dejo una foto de nuestro planeta tomada desde la Luna. ¿Existe mejor prueba?

Nuestro planeta azul visto desde la Luna

Una explicación más extensa de estas y otras teorías de la conspiración las podéis encontrar en el libro de Eugenio Fernández Aguilar La conspiración lunar, ¡vaya timo! Editorial Laetoli. Referencia: ISBN 9788492422142.

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