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domingo, 16 de diciembre de 2018

Las gafas de sol no nos protegen de nada


Existe una peligrosa tendencia, en el mundo occidental, según la cual numerosas personas creen diversas teorías perjudiciales para la salud. Se basan en supuestos estudios científicos (con mayor o menor rigor; con mayor o menor consenso) y justifican, por ejemplo, la inutilidad de las vacunas o el engaño de proteger nuestros ojos de la radiación ultravioleta (UV).


Ignoro todo lo relacionado sobre las vacunas pero, respecto a los rayos UV si puedo indicar algunas cosas interesantes a las personas profanas. ¿Os interesa documentaros un poco más sobre el tema?


Existen dos razones básicas que esgrimen las personas que opinan en contra de la protección que nos ofrecen las gafas de sol para nuestros ojos:

-         La primera es un tanto conspiranoica en esencia: diversos fabricantes utilizan estudios comprados para engañarnos. Si bien es cierto que se han producido escándalos de este tipo, veremos que la variedad de estudios tendentes a confirmar la relación entre daño ocular y rayos UV es enorme y variada (y en ningún modo se circunscribe a un fabricante determinado).

-         La segunda es un retorcimiento del método científico: escudándose en el puritanismo más extremo niegan la mayor hasta tener estudios totalmente concluyentes. Dado que la ética nos impide experimentar con humanos directamente, la única forma reside en hacer estudios epidemiológicos seleccionando cuidadosamente las muestras. Lógicamente, los resultados habrá que tomarlos con precaución y sólo nos darán una tendencia probable (más probable si varios estudios diferentes se encaminan en la misma dirección).

Utilizando ambos argumentos, seleccionando estudios científicos afines a su pensamiento preconcebido (e ignorando los opuestos al mismo) y envolviéndolo todo en un lenguaje culto y profesional nos inoculan un mensaje falso y peligroso: no se están previniendo enfermedades si se usan gafas de sol. No existe ningún daño crónico producido por la radiación UV en nuestros ojos.

Básicamente, los estudios sobre el efecto crónico de la radiación UV en los ojos se circunscriben a tres partes del mismo bien diferenciadas: conjuntiva, cristalino y retina. Y se relaciona la exposición crónica con tres enfermedades: pterigium, cataratas y DMAE.

Puntualizar que el daño agudo por el efecto de una sobrexposición puntual a la radiación UV está de sobra experimentado y es conocido por todas aquellas personas que pasan un día de nieve sin gafas de sol.

En primer lugar vamos a indicar lo que las principales instituciones científicas opinan respecto al daño que generan los rayos UV en nuestros ojos. Más que nada, por indicar el consenso internacional en este tema y no confundir a las personas profanas con ideas heterodoxas (muy válidas de expresar pero advirtiendo del sesgo que contienen).

La Sociedad Española de Oftalmología (SEO) indica lo siguiente respecto al pterigium: “Los estudios epidemiológicos han demostrado la implicación de la radiación ultravioleta (UV) en la patogénesis del pterigion, especialmente los rayos UVB. El uso de gafas de sol con filtros UV (UVB) puede prevenir la aparición y progresión del pterigion”. (Iradier Urrutia (Coord.) Cirugía del pterigión. SEO).

La OMS, en un informe sobre las camas solares, indica lo siguiente refiriéndose a los ojos: “La exposición a la RUV se asocia con una variedad de trastornos oculares, que incluyen daños en los párpados, la córnea y el cristalino. La exposición repetida de los ojos a la RUV causa afecciones de corto plazo en los ojos y daño ocular permanente. El ojo está estructurado para evitar que la mayor parte de la RUV alcance y dañe la retina. Sin embargo, los rayos UV-A y la luz azul, tanto del sol como de los dispositivos de bronceado artificial por RUV, pueden alcanzar la retina y pueden causar afecciones agudas y crónicas”.

Respecto a las cataratas indica expresamente: “La exposición a UV-B crónica y a dosis bajas, similares a los niveles emitidos por las camas solares, puede conducir a la formación prematura de catarata”. (Aparatos de bronceado artificial: intervenciones de salud pública para gestionar el uso de camas solares. Organización Mundial de la Salud. (‎2018). Consultar aquí).

El CNOO (Colegio Nacional de Ópticos Optometristas) se refiere a la radiación UV del siguiente modo: “Existe una relación directa entre la radiación solar: visible, ultravioleta e infrarroja, y distintos problemas visuales y oculares, como por ejemplo cataratas, queratitis o conjuntivitis. Aunque la mayoría de las radiaciones solares son eficazmente filtradas por los ojos, la exposición crónica a las mismas o una alta y selectiva cantidad de ellas en un corto periodo de tiempo, como una jornada en la playa sin gafas de sol, puede dar lugar a graves problemas oculares”.

Por último, en la página The College of Optometrist (Inglaterra), en un artículo del año 2016 titulado College of Optometrists offers advice to skiers and snowboarders to protect their eyes on the slopes, podemos leer lo siguiente (perdonen si mi traducción no es muy purista. Para ver el texto original pinchar aquí:

El Colegio de Optometristas está instando a los fanáticos de los deportes de invierno a asegurarse de que estén protegiendo adecuadamente sus ojos cuando salgan a las pistas este invierno. Aunque el cielo despejado y el polvo profundo proporcionan condiciones perfectas para el esquí; la nieve es reflectante, por lo que los rayos ultravioleta (UV) del sol son mucho más potentes en las pendientes que en cualquier otro lugar, lo que representa un riesgo para la salud de los ojos.

La Dra. Susan Blakeney, Asesora Clínica del Colegio explica: "Es importante que cuando los snowboarders y esquiadores se equipan para las pistas, se pongan gafas para protegerse los ojos. Como la nieve puede reflejar mucha más luz que las superficies de suelo normales, es vital que protejas tus ojos usando gafas o anteojos de sol diseñados específicamente para deportes de invierno, y que estén fabricados de acuerdo con las normas de seguridad pertinentes para garantizar que absorben suficiente radiación UV.

La exposición a los rayos UV es acumulativa, por lo que, aunque no sienta ningún efecto inmediato, podría correr el riesgo de sufrir daños a largo plazo, ya que la luz solar puede dañar sus ojos y aumentar el riesgo a largo plazo de desarrollar enfermedades como cataratas y posiblemente AMD (Edad Degeneración Macular Relacionada). Si no está seguro de las mejores gafas de protección para usted, pregúntele a su optometrista antes de viajar”.

No creo necesario extenderme más en esta cuestión. La totalidad de instituciones sanitarias que se ocupan de la salud ocular aconsejan el uso de gafas de sol para proteger los ojos de la radiación UV.


Pasemos a analizar, punto por punto, cada daño ocular relacionado con la radiación UV.

PTERIGIUM

Durante muchos años diversos profesionales, en un desmedido exceso de celo, han desaconsejado el uso de gafas de sol como medida preventiva para prevenir el pterigium. Escudándose en la falta de estudios concluyentes al respecto, obviaban de manera consciente toda la literatura científica que mostraba, con una evidencia cada vez mayor, esa relación causal.

En mi opinión, ante estudios cada vez más concluyentes, los profesionales no debemos posicionarnos en ninguna posición extrema; y mucho menos basando esa posición en ideas preconcebidas. Una cosa es abstenerse de recomendar gafas de sol sin una investigación científica concluyente que avale su eficacia y otra, bien distinta, es incitar a no utilizar gafas de sol porque los resultados no son tan concluyentes como desearíamos personalmente.

De ser tan extremadamente puristas las mujeres embarazadas jamás podrían tomar un medicamento, pues ignoramos sus efectos secundarios al no poder estudiar en humanos sus efectos. La realidad es que existen estudios de laboratorio, en animales y la experiencia en humanos y se realizan tablas donde valorar riesgos y beneficios de suministrar o no tales medicamentos.

Con las gafas de sol ocurre lo mismo. Existen evidencias que muestran, cada vez más, el daño crónico en nuestros ojos por exposición a los rayos UV. Y aunque falte más investigación, la medida preventiva de utilizar gafas de sol supera con creces la posibilidad de no hacerlo y que ocurran problemas mayores en un futuro.



Pero, además, en el caso del pterigium ya sabemos, desde el año 2018, que las gafas de sol previenen dicha enfermedad gracias al siguiente estudio: Farhad Rezvan, MD, Mehdi Khabazkhoob, PhD, Elham Hooshmand, MSc, Abbasali Yekta, PhD, Mohammad Saatchi, PhD, Hassan Hashemi, MD. Prevalence and risk factors of pterygium: a systematic review and meta-analysis. Survey of Opthalmology. September–October, 2018Volume 63, Issue 5, Pages 719–735.

En el estudio se indica claramente la relación directa entre radiación UV y el pterigium al igual que la disminución en la probabilidad de sufrirlo en caso de utilizar gafas de sol.

CONCLUSIÓN:  Por primera vez tenemos un estudio científico que muestra tanto la relación directa entre rayos UV y pterigium así como la protección que ofrecen las gafas de sol respecto a las personas que no las utilizan.

CATARATAS

Debo reconocer que tengo debilidad por las tesis doctorales, pues en muchas ocasiones encontramos un magnífico estado de la cuestión sobre muchos temas. A continuación voy a reproducir ciertas afirmaciones extraídas de la tesis doctoral de Gloria López Valverde. Estudio genético de la catarata presenil. Universidad de Salamanca. Departamento de cirugía.

Los componentes de la luz solar más dañinos para la salud son las radiaciones ultravioleta (UV) tipo A y B. Debido a la pérdida de la capa de ozono, se ha producido un aumento en el componente UV- B de radiación ultravioleta (UV-R) que alcanza la superficie terrestre de entre 280-315 nm.

Los tejidos y órganos que se ven afectados de forma más negativa son la piel, el globo ocular y el sistema inmunológico.

A nivel ocular los efectos de la radiación pueden ser de tipo agudo o aparecer a largo plazo; bien tras una corta exposición a radiación de gran intensidad o bien por exposición prolongada a intensidades de radiación menores. Estas radiaciones pueden condicionar el desarrollo de queratitis, pterigion o cataratas (Bochow TW, West SK, Azar A, Muñoz B, Sommer A, Taylor HR. Ultraviolet Light Exposure and Risks of Posterior Subcapsular Cataracts. Arch Ophthalmol 1989; 107 (3): 369-372; Cruickshanks KJ, Klein BE, Klein R. Ultraviolet Light Exposure and Lens Opacities: The Beaver Dam Eye Study. Am J Public Health 1992; 82 (12): 1658-1662; Keith R. Solomon KR. Effects of ozone depletion and UVB radiation on humans and the environment, Atmosphere-Ocean 2008; 46 (1): 185-202), sobre todo de tipo cortical (Kwok L S, Daszynski DC, Kuznetsov VA, Pham T, Ho A, Coroneo MT. Peripheral Light Focusing As A Potential Mechanism For Phakic Dysphotopsia And Lens Phototoxicity. Ophthalmic Physiol. Optics 2004; 24: 119-129).

En Estados Unidos se realizó un estudio que estimaba el riesgo de catarata en una zona que presentaba una disminución en la capa de ozono de entre un 5 y un 20% y se encontró un aumento de las cataratas corticales de un 1,3% en las zonas con una disminución del 5% de la capa de ozono y un aumento del 6,9% de las cataratas corticales en aquellas zonas en las que la capa de ozono se había visto disminuida un 20%. (West SK, Longstreth JD, Muñoz BE, Pitcher HM, Duncan DD. Model of risk of cortical cataract in the US population with exposure to increased ultraviolet radiation due to stratospheric ozone depletion. Am. J. Epidemiol. 2005; 162: 1080-1088).

Diferentes estudios epidemiológicos abundan en esta relación entre cataratas y exposición crónica a la radiación UV-B. Los siguientes datos están extraídos de la Tesis Doctoral de Cristina Artigas Felipe. Efectos de la radiación ultravioleta sobre la transmisión espectral del cristalino del cerdo común. Universidad Cardenal Herrera. CEU. 2015.

Uno de los estudios epidemiológicos más significativos es el Chesapeake Bay Study (Taylor et al 1988), un estudio transversal sobre pescadores en el que se desarrolló un elaborado modelo para cuantificar la exposición ocular a la radiación UVB. Teniendo en cuenta la exposición en el trabajo y en el tiempo o de ocio, así como el uso de sombreros y gafas de sol los resultados concluyeron una relación causal directa entre radiación UVB y cataratas corticales.

Posteriormente, el Beaver Dam Eye Study (Cruickshanks et al., 1992), realizado sobre una población de Wisconsin también halló esa realción directa entre RUV-B y cataratas corticales (en esta ocasión sólo en hombres, algo que se explicó por el tipo de trabajo).

En el año 2000 se realizó un estudio similar en Australia (McCarty et al., 2000), en la que la muestra era de personas entre 40-98 años de la ciudad de Victoria, tanto afincadas en el medio rural como en el urbano. Según sus conclusiones, el 10% de las cataratas corticales se podían explicar por la incidencia de RUV-B.

En el año 2003, un estudio realizado por Sasaki et al indicó que existía una mayor prevalencia de cataratas corticales en el cuadrante nasal inferior, siendo la prevalencia más acusada en individuos que vivían en latitudes bajas. La mejor explicación para este fenómeno reside en la acción de los RUV-B, los cuales son enfocados en ese sector por la córnea, que actúa como una lente convergente con la luz lateral que incide en nuestros ojos.

Aunque existen otros estudios epidemiológicos que no han encontrado una relación causal directa (en caso de no haberlos el consenso científico sería total), si es cierto que la evidencia, aunque limitada, invita a pensar con bastante certeza que la radiación más energética que llega a la Tierra es capaz de generar efectos dañinos en los ojos. Por ello, la World Health Organization (WHO) se expresa de la siguiente manera a la hora de mostrar su preocupación por el daño de esta radiación sobre nuestros ojos: “El índice global de UV solar describe el nivel de radiación UV solar en la superficie terrestre. El valor de este índice va de cero en aumento, y cuanto más alto es el valor del índice, existe un mayor daño potencial para la piel y el ojo, y es menor el tiempo que se necesita para producir dicho daño”.

Por último, me gustaría destacar el siguiente estudio: Linetsky M, Raghavan CT et al. “UVA light-excited kynurenines oxidize ascorbate and modify lens proteins through the formation of advanced glycation end products: implications for human lens aging and cataract formation.” Journal of Biological Chemistry, May 2014. DOI: 10.1074/jbc.M114.554410.

El estudio confirma la relación entre los rayos dañinos del sol y un proceso llamado estrés oxidativo. El estudio demuestra que la luz UV puede dañar las proteínas del cristalino de una manera específica (llamada glicación) y típica en las cataratas y en las células dañadas por el estrés oxidativo. En otras palabras, la luz UV puede subsistir al oxígeno y provocar reacciones oxidativas dañinas en el cristalino.

Nuestro estudio demuestra como la luz UV puede promover el desarrollo de cataratas y enfatiza la importancia de usar gafas de sol para proteger los ojo de los rayos solares dañinos” dijo el Dr. Nagaraj, autor principal del estudio.



Por otra parte, existen numerosos estudios en animales que muestran una correlación entre radiación UV y la formación de cataratas. A saber. Galichanin et al., 2010; Kim and Koh, 2011; Michael, 2000; Varma et al., 2011…

Y, por cierto, en el estudio sobre el ojo del cerdo se concluía el daño ocular provocado por la RUV-B así como algo muy importante, el cumplimiento de la ley de reciprocidad de Bunsen-Roscoe (es decir, se obtenían lso mismos resultados irradiando 10 minutos con una intensidad determinada y 5 minutos con el doble de intensidad). En conclusión, el daño venía provocado por la cantidad de energía total recibida.

CONCLUSIÓN: Aunque desconocemos las diferentes causas que provocan las cataratas, una de las mismas parece estar relacionada, con bastante probabilidad, con la radiación UV-B. Por tanto, protegernos con unas gafas de sol será una excelente medida preventiva para evitar las cataratas corticales provocadas por radiación UV-B.

Ello no quiere decir que una persona no vaya a sufrir cataratas en su vida adulta pues, el proceso de su formación no es desconocido en su totalidad. Los científicos coinciden en indicar que existen diferentes causas para desarrollar una catarata. Una de ellas es la radiación UV-B y las gafas de sol permiten evitar ese daño acumulativo.

DMAE

Sin duda, la asociación entre radiación UV y la Degeneración Macular asociada a la edad es la parte más problemática de todas las tratadas. Ello se debe a que es un problema del que hemos tenido constancia hace, relativamente, un corto espacio de tiempo. Por ello, la certeza sobre la relación es aún más débil que en los casos anteriores.

Respecto a estudios que muestran esta relación destacaría, en primer lugar, el estudio de laboratorio de Hyun-Yi Youn et al. In vitro ultraviolet-induced damage in human corneal, lens, and retinal pigment epithelial cells. School of Optometry, University of Waterloo, Waterloo, Ontario, Canada. Molecular Vision 2011; 17:237-246.

Respecto al estudio en animales voy a destacar sólo unos pocos:

-         Ham, W. T., Jr., Ruffolo, J. J., Jr., Mueller, H. A., &Guerry, D., III (1980): La naturaleza del daño a la retina causado por la radiación: longitud de las ondas, nivel de fuerza y tiempo de exposición; las dimensiones cuantiosas del daño intenso de acuerdo a estudios de animales, Sección II. AppliedResearch, 20. 2005-1111

En este estudio los monos Rhesus fueron expuestos a luz azul de alta intensidad, y diagnosticados con lesiones en la retina (Epitelio pigmentario de la retina = RPE) debido a la sobreexposición. Como la melanina (un común componente de pigmentación presente en el RPE) absorbe considerablemente luz azul, hay una razón para estar preocupados porque la retina esté sometida al daño de la luz azul.


-         Ham, W. T., Jr. (1983): Las fuentes de luz y los peligros al ojo. Journal of Occupational Medicine, 25(2), 101-103.

De este trabajo destaco esta conclusión: “La mayoría de las autoridades en esta materia ahora creen que la radiación UV cercana al ojo que el cristalino absorbe en el transcurso de la vida es un factor que contribuye al envejecimiento y a las cataratas de anciano. Consecuencia: al proteger la retina, el cristalino desarrolla cataratas. Mi opinión personal es que tanto la retina como el cristalino deben ser protegidos en contra de la luz azul y la radiación UV.” (p. 101)


- Pautler, E. L., Morita, M., &Beezley, D. (1989): Daños reversibles e irreversibles causados por la luz azul al mammalianpigmentepithelium. Procedimientos del Simposio Internacional sobre la Degeneración Retinal. (pp.555-567) New York: Liss


- Sánchez-Ramos Roda, Celia: FILTROS ÓPTICOS CONTRA EL EFECTOFOTOTÓXICO DEL ESPECTRO VISIBLEENLA RETINA:Experimentación animal.Tesis Doctoral UCM. 2010. En la red: http://www.celiasanchezramos.com/archivos/investigacion/segunda-tesis-CeliaSanchezRamosRoda.pdf

La tesis se centró en estudiar la acción de la luz azul en varios grupos de conejos, unos con lentes intraoculares de filtro a la luz azul y otros sin él. En sus conclusiones, tras un estudio de dos años, la doctora Celia apunta que “La mayor pérdida de células retinianas se observa en los animales sometidos a luz azul  y este déficit se evita parcialmente con el filtrado de las longitudes de onda corta”.

CONCLUSIÓN: Existen trabajos realizados en diversos animales (monos, ratones, conejos…)  que nos informan de un daño retiniano cierto con exposiciones a la radiación UV. Tanto exposiciones, agudas y cortas, como continuadas y largas.



Respecto a los estudios llevados a cabo teniendo como objeto a los humanos, las conclusiones son polémicas. Mientras que algunos estudios avalan dicha relación:

Taylor HR., West S., Muñoz B., Rosenthal FS., Bressler SB., Bressler NM. “The long-term effects of visible light on the eye”. Arch Ophthalmol., 1992;110:99-104; 

Nilsson SE. “Are there advantages in implanting a yellow IOL to reduce the risk of AMD?” Acta Ophthalmol Scand., 2004;82:123-5; Margrain TH., Boulton M., Marshall J., Sliney DH. “Do blue light filters confer protection against age-relatedmacular degeneration?” Prog Retin Eye Res., 2004;23:523-31; 

Hirakawa M., Tanaka M., Tanaka Y., et al. “Age-related maculopathy and sunlight exposure evaluated by objective measurement”. Br J Ophthalmol., 2008;92:630-4.

Cruickshanks KJ., Klein R., Klein BE. “Sunlight and age-related macular degeneration. The Beaver Dam Eye Study”. Arch Ophthalmol., 1993;111:514-8 (halló pocas relaciones significativas); 

Cruickshanks KJ., Klein R., Klein BE., Nondahl DM. “Sunlight and the 5-year incidence of early age-related maculopathy: the Beaver Dam Eye Study”. Arch Ophthalmol., 2001;119:246-50; 

Tomany SC., Cruickshanks KJ., Klein R., Klein BE., Knudtson MD. “Sunlight and the 10-year incidence of age-related maculopathy: the Beaver Dam Eye Study”. Arch Ophthalmol., 2004;122:750-7. 

Y otros importantes estudios epidemiológicos no encontraron ninguna asociación:

“Risk factors for neovascular age-related macular degeneration. The Eye Disease Case-Control Study Group”. Arch Ophthalmol., 1992;110:1701-8; Hirvelä H., Luukinen H., Läärä E., Sc L., Laatikainen L. “Risk factors of age-related maculopathy in a population 70 years of age or older”. Ophthalmology, 1996;103:871-7; 

Darzins P., Mitchell P., Heller RF. “Sun exposure and age-related macular degeneration. An Australian casecontrol study”. Ophthalmology, 1997;104:770-6; 

McCarty CA., Mukesh BN., Fu CL., Mitchell P., Wang JJ., Taylor HR. “Risk factors for age-related maculopathy: the Visual Impairment Project”. Arch Ophthalmol., 2001; 119:1455-62.

CONCLUSION: Aún falta por avanzar en los estudios sobre la relación entre radiación UV (e infrarroja, IR) en nuestra retina para poder concluir que existe una relación directa. La investigación en humanos no es concluyente pero, si somos precavidos, podemos protegernos como medida preventiva con lentes que filtren la radiación por debajo de 400 nm. En caso de no tener efecto protector en retina (si los estudios concluyen eso en las siguientes décadas), si sabemos que lo tendrán en otras partes de nuestros ojos: cristalino y conjuntiva, tal como hemos visto anteriormente.

Espero que con este post tan sumamente largo y tedioso no os hayáis aburrido en exceso. Seguro que existen formas más amenas de informar sobre este tipo de cuestiones pero la ciencia tiene su lenguaje específico y he querido mostrar el mismo nivel de profesionalidad que utilizan otros medios que intentan condicionarnos de manera negativa respecto a las gafas de sol.

En mi caso me gusta dar la información y que sea cada cual quién decida, bajo su criterio personal, si es conveniente o no protegerse de la radiación UV. Lo que no veo lógico es elegir la información que nos interesa y, de manera cicatera, dirigir la opinión de personas profanas hacia unas ideas descabelladas que no apoya ningún estamento científico internacional.

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