A la hora de abordar la Guerra Civil Española podemos
encontrarnos varios tipos de obras publicadas. En un primer lugar están las
obras históricas de carácter claramente subjetivo y propagandístico. Se trata
de obras realizadas bajo el prisma de una ideología concreta, la cual pretende
imponer su visión de los acontecimientos pasados. En este caso, tenemos obras
pertenecientes a los dos bandos ideológicos enfrentados en la guerra.
En segundo lugar tenemos obras que pretenden, en pos
de un apaciguamiento general, dado el largo tiempo que ha pasado desde los
acontecimientos, llegar a un punto de equilibrio entre ambas partes; son obras
que pretenden conseguir un pensamiento, muy de moda por cierto, que deja a
ambos bandos en igualdad de condiciones en temas polémicos, sean fusilamientos
indiscriminados, sean bombardeos sobre la población civil. Se trata de otra
visión tergiversada de la historia, pretendiendo imponer la idea de “todos fueron
iguales”.
En tercer lugar se encuentran las obras históricas
rigurosas, alejadas de ideologías y que pretenden acercar la historia de la
manera más desapasionada posible. Son las obras más valiosas, las más difíciles
de encontrar y las más desconocidas por el gran público. En este modesto
espacio intento acercar estas obras, aunque bien sabe Dios que no siempre lo
consigo.
Hoy vamos a tratar el polémico tema de los bombardeos
sobre civiles, describiendo uno de los bombardeos más terribles de los perpetrados
durante la contienda por el bando republicano. Hoy se cumplen 80 de aquel suceso.
En el año 2012 salió a la venta una obra monográfica
que relataba el bombardeo Republicano sobre la localidad cordobesa de Cabra.
Realizado por el historiador Antonio Arrabal, llevaba por título “El
Bombardeo de Cabra. El Guernica de la Subbética”.
Aunque resulta un libro revelador en cuanto a la
descripción del bombardeo, aportando numerosa e interesante documentación
histórica, el autor peca, desde su mismo título, de comparar cosas
incomparables (un error que yo también tuve en el artículo en el cual comentaba
el bombardeo
de Guernica). Cabra y Guernica no se parecen en nada,
al igual que nada tuvo que ver la capacidad destructiva aérea del bando
nacional respecto del republicano.
Para
describir el bombardeo de Cabra voy a remitirme a las
palabras del historiador, fallecido en 2016, Jesús María Salas Larrazábal: “El 7 de noviembre, tres Katiuskas se
presentaron a las 7.35 de la mañana sobre Cabra, que estaba en fiestas, y
lanzaron su carga mortífera sobre la plaza, causando 86 muertos (11 soldados y
75 civiles) y 117 heridos, todos civiles excepto dos. Hasta la fecha nadie ha
explicado los motivos de este extraño y cruento bombardeo”.
Respecto a esta descripción del suceso habría que
matizar que Cabra no estaba en fiestas, sino que se trataba de un día de
mercado. Además, el número de muertos reales fue de 111 (algunos murieron en
hospitales de otras localidades días después), según datos del periódico ABC de
Sevilla del 27 de noviembre el 1938, y el de heridos de más de 200.
Los tres Katiuskas soltaron sobre la ciudad una
veintena de bombas. Las que cayeron en la plaza del mercado de la ciudad
ocasionaron, en el acto, casi un centenar de fallecidos.
Respecto a los motivos
del bombardeo, Antonio Arrabal ofrece su particular hipótesis. Para él
Cabra fue un bombardeo planificado cuyos objetivos eran atacar a la población
civil enemiga, desviar la atención enemiga del frente del Ebro, demostrar la
capacidad ofensiva del ejército republicano y probar armamento soviético.
En Internet, ese monstruo desinformativo también
subyace, como causa, la posibilidad de haber “celebrado” el aniversario de la
revolución soviética (7 noviembre).
Esta visión, bastante subjetiva en mi opinión, no
tiene en cuenta testimonios directos y conclusiones realizadas por otros
historiadores. En este sentido, el artículo de Julio R. Fernández García en la Revista ARES resulta muy
esclarecedor.
En primer lugar, contextualiza
los bombardeos republicanos del sur de la provincia de Córdoba de una manera
más global y acertada. Según sus palabras, estos bombardeos “podrían relacionarse con la preparación de
la ofensiva de Peñarroya-Valsequillo que incluía, en principio, un desembarco
en Motril, para provocar confusión y retener las reservas de Queipo, esparcidas
entre Antequera y Granada”.
Muchos de estos bombardeos tuvieron como objetivos
lugares de concentración de tropas enemigas, tales como los bombardeos sobre Peñarroya–Pueblonuevo
del 28 de octubre y sobre Espiel y Villanueva de Rey del día 31 de octubre de
1938.
Ahora bien, también en el bando republicano se
castigaba a la población civil de la retaguardia enemiga, como medio
desmoralizador. Un claro ejemplo lo tenemos en el bombardeo de Baena del 28 de octubre de 1938, claro precedente del de Cabra. En aquel
bombardeo existía un objetivo militar, la estación de ferrocarril y los enlaces
por carretera de Granada y Cabra, los cuales fueron bombardeados con éxito,
pero también hubo un ataque contra civiles totalmente gratuito, al lanzar
algunas bombas sobre el casco urbano de la ciudad. Por escasos metros no
ocurrió una tragedia similar a la de Cabra, pues las bombas cayeron a escasos
metros del lugar en el cual se celebraba el mercado semanal. Las víctimas de
este bombardeo, alrededor de una treintena, nunca han tenido reconocimiento
institucional alguno.
Respecto a las causas
que motivaron el bombardeo de Cabra, Fernández García pone el acento en
testimonios orales, tanto directos como indirectos.
En primer lugar, clarifica la escuadrilla que tomó
parte en la acción. Aunque Antonio Arrabal piensa que fue la 4ª escuadrilla
(aunque no lo asegura firmemente), Gregorio Gutiérrez García «Guti», piloto de
la 4ª escuadrilla del Grupo 24 de Katiuskas, le confirmó que fue la 3ª escuadrilla la responsable. La suya
había pasado a finales de septiembre a Cataluña y fue sustituida en el Sur por
la tercera, aspecto confirmado por los historiadores Salas y Madariaga.
Además, esta información coincide con la versión dada
por Saiz Cidoncha, basándose en una entrevista realizada a un piloto de la 3ª
escuadrilla de Katiuskas que intervino en el bombardeo y del que no aporta la
identidad.
«Guti» reconoce que el bombardeo de Cabra «...fue una mancha para los pilotos de Katiuskas»
y justifica dicha acción en base a
un informe de la inteligencia militar relativo a la presencia de tropas
italianas en Cabra. Las tiendas de lona que bombardearon los aviones
katiuskas no eran de dichas tropas, sino que eran las de los puestos del
mercado y calles adyacentes. En términos parecidos se expresa Saiz Cidoncha: «Pero no había tropas italianas; la
información había sido un error. Los toldos se habían instalado con vistas a
celebrar un mercado, que estaba lleno de gente al caer las bombas; de ahí el
elevado número de víctimas».
¿Podemos
comparar los bombardeos de Cabra y Guernica?
Resulta complicado realizar una comparativa de ambos
bombardeos, pues las causas y motivaciones de ambos fueron tremendamente
distantes.
Empecemos por los objetivos
reales de tales acciones. Se suele indicar que ambas poblaciones estaban
alejadas del frente y que se trató de un ataque indiscriminado sobre civiles.
Pero esto es simplificar demasiado. Ya hemos visto que en Cabra existía un
claro objetivo militar (bombardear concentración de tropas) más que el de
utilizar el bombardeo como castigo a civiles (lo que no significa que no se
realizaran este tipo de acciones, como en Baena).
En cambio, en Guernica, la proximidad al frente si
parecía justificar un ataque militar. Ahora bien, analizando el tipo de bombas
utilizadas, que objetivos militares (por ejemplo, el puente) no fueran dañados,
la gran destrucción de la ciudad, y la virulencia temporal del ataque, se
antoja complicado. Además, el ametrallamiento de civiles, testimonio recogido
por periodistas extranjeros, nos induce a pensar en otros objetivos camuflados
bajo la apariencia militar.
La mayoría de los investigadores sobre Guernica
coinciden en afirmar que el objetivo del bombardeo era, dejando a un lado
posibles objetivos bélicos de mayor o menor cuantía, destruir la ciudad. Es
decir, verificar los efectos que podía producir un bombardeo de estas
características en la moral del enemigo.
La duración de
ambos bombardeos tampoco es comparable. Mientras que en Cabra se realizó una
pasada en la que se soltaron todas las bombas, en Guernica el bombardeo tuvo
una duración de tres horas, aunque en ningún momento podemos decir que fuera un
continuo caer de bombas. El primer ataque, a las 15:30h, tuvo un claro objetivo
militar, bombardeando el puente y las carreteras con el objetivo de entorpecer
la retirada del enemigo. En cambio, los otros dos, a las 18:00 y a las 18:45h,
pretendieron destruir por completo la ciudad y masacrar al mayor número de
civiles.
Aunque macabra, la única similitud que podemos
encontrar es en el número de víctimas,
más de un centenar, en ambos casos. Y ello debido a que en ambos bombardeos se
produjo la acción el día de mercado semanal. Ahora bien, bombardeos que
causaron más de un centenar de víctimas fueron algo tristemente repetido en
nuestra guerra civil. Ejemplos fueron el bombardeo nacional sobre El Viso el 25
de diciembre, o el también nacional sobre Bujalance el 14 de diciembre.
Por último, Antonio Arrabal se queja amargamente que,
en contraposición con Guernica, el
bombardeo sobre Cabra se ocultó y permaneció olvidado durante décadas y
ajeno al conocimiento nacional e internacional.
En primer lugar, indicar que en Guernica tenemos una inicial
estrategia de ocultación por parte del bando nacional. Primero el General
Queipo Llano negó el ataque abduciendo al mal tiempo, para luego, acusar a los
“rojos” de quemar la ciudad en su retirada (las palabras del parte franquista
de la que denominaban Frente del Norte, transcritos del libro del Luis Bolín,
España. Los años vitales. Madrid: Espasa-Calpe, 1967, las podéis consultar en
el post que hice sobre Guernica).
Esta razón todavía la podemos leer el 2 de mayo en el periódico ABC Sevilla.
Cuando la autoría nacional ya no podía ocultarse, debido a la labor de
periodistas extranjeros presentes en el ataque, se culpabilizó en exclusiva a
la Legión Cóndor alemana, cuando estaba claro que se trataba de una acción
planificada junto al coronel Juan Vigón y, con bastante certeza, autorizada por
Franco.
Tales acciones no fueron realizadas por el bando
republicano respecto al bombardeo de Cabra. El parte de guerra republicano
indicaba lo siguiente desde el primer momento: “A las 7,27 despegaron tres B. K. para efectuar un servicio de
reconocimiento y bombardeo de Cabra. Se batió el objetivo eficazmente
observándose las explosiones en el centro del pueblo. Se obtuvieron fotografías
del frente reconocido. No se observó caza enemiga ni se les hostilizó con fuego
antiaéreo, tomando tierra todos los aparatos sin novedad” (AHEA. Sig. A
168, documento 54. Parte de operaciones del 7 de noviembre de 1938).
Por otro lado, el periódico ABC Sevilla informó del
número de víctimas de este ataque en la edición del 11 de noviembre de 1938.
Otro periódico que recogió el bombardeo fue el Diario Voluntad de Gijón, quién
el 16 de noviembre de 1938 elevó la cifra de muertos a 110. Por último, el
resultado de los bombardeos y la magnitud de la masacre fueron recogidos por el
Noticiario Documental (NO-DO) (Nº10, 1938), instrumentalizándolo con fines
propagandísticos.
Como podemos ver, el bombardeo de Cabra, ni fue
ocultado ni tergiversado. Que el gran público no lo conozca no se debe a una
estrategia de ocultación, sino, simplemente, a un gran desconocimiento sobre
sucesos particulares acaecidos durante el conflicto armado. Seguro que muchos
otros bombardeos citados en el post serían desconocidos para la mayor parte de
la población profana.
Pretender equiparar el bombardeo de Cabra con
Guernica, por ejemplo, es una total falta de rigor histórico. Bajo la supuesta
idea de un bombardeo a una población alejada del frente subyace una importante
diferencia de motivación y unas consecuencias totalmente diferentes.
Si deseamos comparar Guernica con algún bombardeo del
sur peninsular deberíamos hacerlo, por ejemplo, con el bombardeo de Bujalance
(14 diciembre 1936, 100 muertos y 200 edificios destruidos). Hubo muchos más
similares, pero claro, son desconocidos para el gran público. Poner Guernica
vende mucho más que Bujalance. A pesar de distorsionar la memoria histórica,
tanto de los sucesos como de las víctimas.
Fuera del ámbito andaluz me viene a la memoria el
bombardeo, silenciado, de Alcañiz. En este caso, la comparativa respecto a
Guernica subyace en la explicación similar del bando nacional: “los rojos produjeron los destrozos al
escapar de la ciudad”. En verdad Alcañiz fue bombardeado por aviación
italiana el 3 de marzo de 1938, causando centenares de bajas entre la población
y una gran destrucción material. Se estima que fue el sexto peor bombardeo de
la Guerra Civil, siendo silenciado por el bando nacional al tomar la ciudad 11
días después.
Ambos bandos cometieron barbaridades, por supuesto.
Ambos bandos asesinaron cruelmente a población civil, está claro. Ambos bandos
fusilaron a prisioneros, en muchos casos sin otra culpa que estar en el lugar
equivocado en el momento más inoportuno. Pero ambos bandos, en muchas cosas no
pueden compararse. No puede compararse la capacidad destructiva aérea del bando
nacional respecto al bando republicano, al igual que no pueden compararse los
resultados de los bombardeos.
Y esto no es sectarismo ni subjetividad, sino llamar a
las cosas por su nombre. Ningún bombardeo sobre población civil puede
justificarse. Todos son acciones que podemos considerar crímenes de guerra. Ningún
bando es inocente en ese sentido, tal como hemos visto en el post. Pero,
puestos a comparar, entre realizarlo para atemorizar (como parece que fue el de
Guernica) y hacerlo por error (como se desprende de los testimonios de los
pilotos republicanos) media un largo trecho moral que no deberíamos olvidar.
Bibliografía
Maldonado, José María. Alcañiz ,1938. El bombardeo olvidado. Institución Fernando el
Católico. 2003.
Hidalgo Luque, Patricio. La Guerra civil en Córdoba. Almuzara. 2013.
Arrabal Maíz, Antonio. El Bombardeo de Cabra. El Guernica de la Subbética. Sarriá. 2012.
Moreno Gómez, Francisco. La guerra civil en
Córdoba, 1936-1939. Alpuerto. 1986.
Fernández
García, Julio R. Los bombardeos de Baena y Cabra de otoño de 1938 (I). Revista ARES, Año 5 n°26 (2012), páginas 20-25.
Fernández García, Julio R. Los bombardeos de Baena y Cabra de otoño de 1938 (II).
Revista ARES, Año 5 n°27 (2012), páginas 30-37.
Mientes como hay Dios, dice la canción
ResponderEliminarHola, gracias por comentar.
EliminarEn este artículo me limito a mostrar el episodio del bombardeo de Cabra según la opinión de expertos historiadores en el tema. Por tanto, me cuesta entender tu comentario, pues también dejo en bibliografía los trabajos consultados.
Puede que las conclusiones de los profesionales nos puedan gustar más o menos, pero resulta que la Historia es la que es.
En caso de tener nueva información histórica relevante sobre el tema aquí tienes un espacio para compartirla y debatir sobre ella.
Saludos
https://blogs.publico.es/dominiopublico/30053/lo-que-no-interesa-contar-sobre-el-bombardeo-de-cabra/
ResponderEliminarGracias por el aporte.
EliminarSaludos
El bombardeo del 14 de diciembre de 1936 en Bujalance no fue republicano, sino realizado por los sublevados, los días previos a la toma de la localidad. Fue realizado por Junkers JU-52, causando un centenar de muertos y doscientos edificios destruidos.
ResponderEliminarGracias por la puntualización. Es cierto, se me debió pasar al realizar el texto. Lo corrijo.
EliminarMuchas gracias.
El bombardeo de El Viso produjo 18 muertos, 12 de ellos militares. Lo de 100 muertos proviene de los Documentos del General Cuesta, que creyó las fantasías de un desertor republicano. Pero para la propaganda viene muy bien lo de 100 muertos, así es que seguiremos oyendo esa cifra.
ResponderEliminarPatricio Hidalgo Luque.
Hola Patricio, un honor que leas mi blog y te animes a comentar.
EliminarNo estudié en profundidad este episodio pero según aparece en la información del refugio antiaéreo de la localidad, hoy musealizado, unas 80 personas fallecieron a la entrada del refugio cuando cayó allí una bomba.
De todas formas gracias por la aportación que, en tu caso, tendré en alta consideración por ser un gran experto en los bombardeos de la provincia de Córdoba.
Saludos