Como salida dominguera desde Madrid hoy os voy a
proponer pasar el día en un lugar que presume de tener una de las mayores
densidades monumentales de toda la Comunidad de Madrid. En apenas 2 kilómetros
a la redonda vamos a poder admirar un patrimonio histórico-artístico que
engloba sus 2000 años de historia.
Me estoy refiriendo a Talamanca del Jarama, una
villa situada en el nordeste madrileño que supuso la frontera artística entre
el románico castellano y el mudéjar toledano, produciéndose en esta localidad
una interesante simbiosis. ¿Os animáis a descubrir este pequeño lugar?
¿Cómo
llegar?
Talamanca del Jarama se encuentra a unos 70
kilómetros de Leganés, y nos llevará llegar hasta allí unos 45 minutos. La ruta
es la siguiente:
Desde Leganés cogemos la M-45 dirección Córdoba.
Pasado el desvío de la A-3 continuamos, sin cambiar de carretera por la M-50.
De la misma manera nos acoplaremos a la M-50/R-2 dirección Burgos (carriles
izquierdos salida 11). Un poco más adelante tomamos la salida 5 hacia la
carretera M-111 Fuente del Saz. Seguimos por Calle Romeral (M-111). Seguimos
por esta carretera hasta la rotonda en donde nos indica seguir por la carretera
M-103, Calle Abedules. Esa carretera nos llevará directos a Talamanca del
Jarama.
Historia
de Talamanca
Las raíces históricas de Talamanca se remontan a la
Edad de Hierro, cuando la zona estaba poblada por los carpetanos. Más tarde,
con la invasión romana, aquí se asentaba la importante ciudad de Armántica. El
poblamiento de la zona se mantuvo con los visigodos y luego, tras la invasión
musulmana, Muhammad I fundó Talamanka en el año 852. Se trataba de una ciudad
centinela que vigilaba la ruta del río Jarama.
El esplendor alcanzado en esta época como ciudad fronteriza
y cultural (su escuela coránica competía con las mejores de Al-Ándalus) llegará
a su fin con la conquista cristiana, la cual supuso la destrucción de la ciudad
en el año 1062. Desde entonces la repoblación de la zona configuró una villa
dedicada a la agricultura de subsistencia.
Patrimonio
histórico de Talamanca
Vamos a configurar un interesante paseo a pie
descubriendo los principales atractivos monumentales de esta pequeña villa.
Nuestro camino comienza en el Ayuntamiento,
situado en el antiguo arrabal de la ciudad. Se trata de un edificio del S. XVII
que anteriormente tenían la función de caballerizas del señor de la Villa. No
obstante, el primer resto histórico monumental que podremos admirar se
encuentra enfrente de su entrada, en la esquina de las calles Huertas y Fuente
del Arca. Reutilizada como material de construcción de una vivienda encontramos
un friso y una estela visigoda, pertenecientes a una anterior
construcción hoy desaparecida.
La mejor manera de entrar en el casco histórico es a
través de la Calle de la Villa, atravesando el puente sobre el arroyo
Valdejudíos. A nuestra izquierda, antes de cruzar el puente, se levanta la
denominada Bodega del arrabal. Se trata de un edificio excavado en la
ladera que fue construido por los cartujos de El Paular. Los locales cuentan la
historia que el monasterio y este lugar están conectados por túneles subterráneos,
algo que no podremos comprobar debido a que la casa no se puede visitar
actualmente, por ser de propiedad privada.
La entrada a la villa la vamos a realizar a través
de la Puerta Sur o de la Tostonera, la que conectaba con Alcalá de
Henares. Popularmente denominada como El Arco, hace referencia al arco de medio
punto, construido en ladrillo, que conforma la entrada. Lo más destacable de la
entrada es el relieve que corona el arco, el cual bien pudiera ser una estela
romana del siglo II, y los tramos de muralla conservados. La muralla, que
cerraba la villa perimetralmente, puede observarse en varios puntos de la
villa.
En la Plaza de la Constitución se encuentra la cabecera de un antiguo templo del siglo XIII. Conocido como el Morabito, el Ábside de los Milagros presenta la típica construcción románico-mudejar en ladrillo, con zócalo de piedra inferior. Decorativamente destacar la decoración con tres pisos de arcadas ciegas. La bóveda de cañón o los arcos de medio punto nos remiten al románico más evidente.
Tomando la calle de San Juan Bautista llegaremos a la Iglesia principal de la villa, consagrada precisamente a este importante personaje. De este templo debemos fijarnos en su ábside románico, uno de los mejores de toda la Comunidad de Madrid.
De forma semicircular y construido con sillares de piedra caliza, su decoración exterior remite al románico segoviano. Una línea de imposta inferior, junto a la base, contrasta en horizontalidad con las cuatro columnas adosadas al muro y que, partiendo de labrados plintos, llegan hasta la cubierta. En el alero debemos fijarnos en la decoración escultórica de los canecillos, que representan animales mitológicos. Igualmente labrados, aunque con temática vegetal, están los capiteles de las columnillas que soportan el arco de medio punto con el que se configuran las ventanas.
El resto del exterior del templo tiene un aspecto
renacentista debido a su reconstrucción en el siglo XVI.
Muy próximo a esta iglesia se encuentra la Cartuja,
un edificio perteneciente al Monasterio del Paular y que servía a los monjes
como factoría y despensa. Su fachada puede que os resulte familiar, pues actualmente
se utiliza como plató cinematográfico. Águila Roja, El Capitán Alatriste o El
Ministerio del Tiempo son algunas famosas producciones que utilizaron el
interior de este lugar, conservado como en el siglo XVII, como escenario.
Aunque desde la Cartuja se puede ir andando, lo más
aconsejable es coger el coche para acercarse hasta el lugar en el cual se
asienta el Puente Romano. La
villa ha acondicionado los aledaños del río en un agradable parque con
merendero en el cual se puede pasar una agradable jornada campestre (La Chopera).
Por tanto, un buen plan puede ser ver la villa antes de comer y, más tarde, sacar
la nevera portátil y las tortillas de rigor.
Respecto al puente Romano, uno de los principales
atractivos turísticos de Talamanca del Jarama, decir que sortea el arroyo del
Caz con sus cinco ojos, los cuales se sostienen gracias a sus arcos rebajados y
escarzanos. Su importancia en la villa queda reflejada en su presencia en el
escudo de la ciudad. Se data en el siglo II y su aspecto actual corresponde con
los diferentes añadidos y reconstrucciones que se realizaron en época medieval
y renacentista.
En el Medievo era la comunicación imprescindible con
Toledo y por ello los derechos de pontaje supusieron cuantiosos ingresos a la
localidad. Originalmente sorteaba el río Jarama, pero los cambios sedimentarios
en el cauce del mismo ha dejado fosilizado el puente en una zona por la que
podemos pasear a su alrededor sin temor a mojarnos.
Su aspecto actual, como hemos indicado antes, nada
tiene que ver con el realizado por los romanos y de esa época sólo se conservan
los sillares de piedra más próximos a la base. De época medieval son muchos de
los sillares que hoy podemos ver, pues algunos conservan las típicas marcas que
los canteros realizaban para garantizar el cobro de sus honorarios.
De los cinco arcos, el mayor y principal es el
central. Una inscripción, sobre la piedra en una de las enjutas de este arco
principal, nos indica la remodelación que tuvo lugar en el siglo XVI. Mide 148
metros de largo, lo que supone una longitud considerable, acorde a su
importancia histórica en el pasado. El río Jarama discurría por este arco
central, siendo el resto, más pequeños, utilizados únicamente por el río cuando
existían crecidas.
El puente tiene el típico perfil de lomo de asno,
con dos vertientes muy pronunciadas que parten del centro del arco mayor. La
fuerza de la corriente de antaño se intuye gracias a los tajamares que posee el
puente en sus dos vertientes. Salvo el central trapezoidal, el resto son
triangulares.
Me despido ahora con esta ironía de la villa. Con la
descripción de un Puente Romano que, hoy día, perdió su función original (el
río parece que huyó de su presencia) y en el que apenas podemos vislumbrar su
origen (pues su aspecto es indudablemente medieval y moderno).
A continuación os dejo un PDF con el mapa de la
villa y sus principales monumentos.
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