Hoy no os voy a contar una mentira histórica y
destriparla, como suelo realizar en este blog. Al contrario, voy a adentrarme
en el farragoso territorio de la historiografía histórica. Este campo lo
podemos definir como el conjunto de
técnicas y métodos utilizados para describir los hechos históricos acontecidos
y registrados.
Muchas personas confunden historia (conjunto de hechos realmente acontecidos en
el pasado de la humanidad) con historiografía, pensando que el relato
histórico de determinado profesional en la materia es equiparable a la
historia. Y, lamentablemente, la búsqueda de la objetividad histórica sigue
siendo una meta inalcanzable en muchos aspectos.
Aunque hemos avanzado mucho en este aspecto,
utilizando el método científico en todas las investigaciones históricas,
sorprende que aún la historia que se enseña en las escuelas o que conocen las
personas profanas en la materia sea la anterior a la utilización de este método
objetivo o se encuentre influida poderosamente por ella.
Hoy, como dije, no os voy a enmendar una mentira
histórica, sino a abordar medias verdades. Abriros la mente histórica mediante
la inclusión, en la historia “oficial” que tenéis en la cabeza, de otros puntos
de vista basados en documentos que se pasaron por alto (en ocasiones
intencionadamente). Seguro que os trastocará un poco las ideas preconcebidas
que poseéis sobre ciertos hechos y momentos históricos.