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domingo, 31 de diciembre de 2017

Ver la película de Dunkerke te ahorra leer historia

Hace unos días pude ver la última película de Christopher Nolan sobre el mitificado episodio de Dunkerke, en el contexto de la II Guerra Mundial. Y debo decir que tuve sensaciones encontradas al respecto de él.

Por un lado me gustó mucho de lo que vi y la forma en la que el director trató diversos temas. Por otro lado, hubo varios momentos en los que me chirrió la veracidad histórica o lo que daba a entender a un espectador profano. No en vano, se trata de una visión partidista y actual de un suceso pasado. Una visión acorde a nuestros tiempos en los que existe una situación de ruptura entre Inglaterra y Europa. El famoso Brexit ha intervenido en algunos aspectos de la película, así como la visión del director (descendiente de un soldado inglés muerto en aquellas playas). ¿Os interesa conocer una crítica histórica de la película?


En primer lugar quiero recordar las razones por las que una película no puede sustituir a un libro de historia:

-         El cine es un medio de entretenimiento al que no se le puede pedir un rigor histórico científico. Por ejemplo, Dunkerke es más parecido a una novela basada en sucesos reales que a un libro histórico.
-         El cine se mueve por criterios tales como el entretenimiento, la belleza de la imagen, las conclusiones sencillas, los tiempos limitados… Con estos mimbres resulta difícil hacer películas históricas cuya esencia es, eminentemente, compleja.
-         Las películas históricas no cuentan verdades históricas, sino recreaciones del pasado desde el punto de vista actual. Nolan, al plasmar en Dunkerke una visión excesivamente patriótica del suceso, no deja de estar influenciado por el Brexit actual con Europa.
-         Hasta la fecha, las películas históricas no dejan de ser visiones personales de un director sobre un suceso histórico, el cual se encuentra aconsejado por novelistas más que por historiadores. Ese primer filtro deslegitimiza el producto final como producto de enseñanza histórica en sus conclusiones (no en los decorados, por ejemplo).

Abordado el primer asunto conflictivo del cine actual vamos a repasar los pros y los contras que tiene la película de Dunkerke.

Lo que me ha gustado de la película

Poder contemplar en imágenes cinematográficas lo que anteriormente sólo podía haber visto en instantáneas borrosas, en blanco y negro, es algo que me fascina. Las filas de soldados en las playas, los disparos contra los aviones alemanes tumbados en la arena, la espera en el malecón… Se nota que Nolan se ha documentado gráficamente y ha reproducido fielmente muchas instantáneas de la época.


Esa sensación de verismo fue confirmada por un veterano de aquel episodio.  Ken Sturdy de 97 años, al ver la película manifestó “Nunca pensé que pudiera ver eso de nuevo. Fue como si hubiera vuelto a estar ahí”.

También resulta encomiable la presentación de esos embarques desesperados en un espigón improvisado (el puerto estaba destruido por los bombardeos alemanes) y la necesidad de utilizar la marea alta para realizar el embarque.


La sensación de peligro constante, aunque no se vea al enemigo, que tenían aquellos hombres, la sensación de indefensión ante la aviación alemana, el peligro del viaje hasta Inglaterra, las pérdidas de vidas o la situación desesperada que se vivió en aquella playa creo que ha sido llevada a la pantalla de manera magistral.

Lo que no me ha gustado de la película

Nolan utiliza una visión muy patriótica (inglesa) de este episodio histórico. Parece que fueran ingleses los que realizaran toda la evacuación, ingleses los únicos que se salvaran, embarcaciones inglesas particulares las que salvaran la jornada. En definitiva, una visión muy poco real de un suceso en el que participaron numerosos contingentes, tanto ingleses como franceses.

Puedo entender que no resulte sencillo transmitir al espectador el contexto de Dunkerke. La evacuación no hubiera sido imposible sin la heroica defensa de Lille por los franceses, la de Boulogne por irlandeses y galeses o la de Calais por parte de la 30ª Brigada de Infantería Británica. Todas estas acciones encomiables proporcionaron al comandante Gort el tiempo necesario para preparar el perímetro defensivo de Dunkerke.

Pero resumir la participación francesa en diez segundos de metraje me resulta extraño. Y, como es de esperar, humillante para los franceses. La crítica realizada por Jacques Mandelbaum en Le Monde resulta particularmente adecuada para comprobar el sentimiento de engaño que han tenido los franceses:

La batalla de Dunkerque está presentada en la película como una historia puramente inglesa, con diez segundos dedicados a un grupo de soldados franceses, No representa la participación esencial francesa en la evacuación. Nadie puede negar el derecho de un director a enfocar su punto de vista en lo que cree conveniente, siempre y cuando no niegue la realidad que pretende representar. ¿Dónde están los 120,000 soldados franceses que también fueron evacuados de Dunkerque? ¿Dónde están los 40,000 que sacrificaron su vida para defender la ciudad contra un enemigo superior en armamento y número?”.

Si en 1940 los franceses tuvieron la sensación de ser traicionados por los ingleses en su huida del continente, 77 años después Nolan vuelve a recrear ese mismo sentimiento. Aquí si tenemos un ejemplo de veracidad histórica, ¿verdad?

Dunkerke también fue posible gracias a que los alemanes frenaron el avance de sus divisiones acorazadas. Nolan, ante la situación más controvertida de Dunkerke, pasa como de puntillas utilizando el cliché de la aviación alemana. “¿Por qué? ¿Por qué desperdiciar tanques preciosos cuando nos pueden coger del aire como un pez en un barril?”. Esta visión, además de simplista, resulta engañosa y tendente a perpetuar una visión tergiversada de la historia. Nunca en la historia la aviación había acabado con la infantería.

La detención de los panzer alemanes cuando estaban a punto de cercar Dunkerke, a posteriori uno de los errores militares más importantes de la contienda, se suele atribuir exclusivamente a Hitler. En ello son coincidentes todos sus generales, lo que ya nos debería hacer sospechar. La versión oficial es más o menos la siguiente: Hitler, en contra de todos sus comandantes de campo decidió parar el ataque terrestre y dejar que fuera la aviación quién asestara el golpe final. Supuestamente habría sido influenciado por el mariscal H. Göring, quién le convenció de que sería mucho más práctico dejar que fuese la Lufwaffe, más leal y nazi que el ejército, quién se llevara la gloria de la victoria. Todo ello casa con la versión clásica de un Hitler fanático y falto de experiencia militar.

Ahora bien, la historia es algo más compleja que unas sencillas explicaciones para alumnos de primaria. Y, para enterarse un poco de lo que pudo pasar es necesario leer muchos libros de historia. En la decisión tomada por el Estado Alemán, del que Hitler era su comandante en jefe, pesaron varios factores que la hicieron bastante comprensible en aquel momento. Enumeremos algunos factores que pesaron en la decisión:
-         el terreno pantanoso de Flandes era poco adecuado para los panzer, según informó Keitel a Hitler;
-         la marcha forzada y el tiempo que llevaban en combate los tanques alemanes aconsejaban una detención para una necesaria puesta a punto, según indicó a Hitler Von Rundsdedt;
-         el principal objetivo era acabar con Francia y tomar París, razón por la cual no era tan perentorio arriesgar los blindados en una acción ya ganada (las fuerzas enemigas se retiran);
-         la decisión de parar el ataque con tanques surge de Von Kleist el 23 de mayo, alegando desgaste en sus divisiones. Von Kluge está de acuerdo y así informa a Von Rundsdedt. Este apoya la decisión y Von Kluge ordena detener los panzer con una orden emitida a las 8:00PM del 23 de Mayo. Hitler no firma la orden hasta las 11:30, y lo hace a sugerencia de Von Runsdedt. Hitler lo único que hizo fue ratificar las órdenes de sus militares. Otra cosa fue que, pasada la guerra, todos ellos culparan  Hitler de los errores en sus memorias;
-         el plan Fall Gelb, que consistía en aislar a los ejércitos aliados se había cumplido perfectamente;
-         existía la posibilidad futura de negociar la paz con Inglaterra una vez tomada Francia, razón por la cual no hacer mucha sangre en Dunkerke podía ayudar a negociaciones futuras. Esta razón es una de las que ofrece Von Manstein en sus memorias para explicar la polémica decisión;

Como vemos, en la polémica decisión pesaron egos personales, desconocimiento de las tácticas modernas de combate con acorazados, situaciones estratégicas, decisiones políticas… De haber existido un comandante francés de blindados a la altura de los alemanes la decisión de conservar los panzer se interpretaría hoy como una de las más decisivas de la toma de Francia. Es lo que tiene analizar la historia dese el presente: saber cómo acaban las cosas nos mediatiza mucho la opinión favorable o desfavorable de ciertas situaciones.

Nolan, en su versión fiel y británica del suceso muestra el enfado de los soldados ante la ausencia de la aviación inglesa. Esa sensación la tuvieron los soldados evacuados en la playa, que apenas vieron Spitfire y si muchos Stukas alemanes. Ahora bien, esa visión incompleta de la historia no hace honor a la realidad de la aviación británica (RAF), a pesar de dedicarle Nolan gran parte del metraje.


La evacuación del contingente atrapado en Dunkerke hubiera sido imposible sin la intervención de la RAF que, a pesar de su inferioridad, luchó con gran coraje. Y más que en la playa de Dunkerke, la RAF apretó en la frontera con los Países Bajos, bastante más al este, intentando interceptar a los bombarderos alemanes antes de llegar a la zona de combate. Sin esta barrera, atravesada por muchos bombarderos no obstante, la evacuación hubiera sido imposible. Bien está que se les recuerde y no solo a los que llegaron a las playas o protegieron a los navíos en su vuelta a Inglaterra (cuya labor fue también fundamental, tal como Nolan acierta a mostrar).

La Operación Dinamo, que así se llamaba a la evacuación, fue aprobada el 20 de mayo e iniciada el 26 de mayo a las 23:30 horas. La Marina Británica había preparado una flota de 40 destructores y 130 barcos mercantes y de pasajeros con los que se realizó la mayor parte del traslado de tropas. El último día de mayo fueron evacuados 68.000 hombres.

La ayuda civil con sus propias embarcaciones sólo ocurrió a partir del 1 de junio (las noticias sobre la evacuación se conocieron, por el gran público, el 31 de mayo por la tarde) y su ayuda en el total de supervivientes rescatados fue bastante menor que lo que la película de Nolan parece dar a entender.


Los evacuados totales fueron, a grandes rasgos, 200.000 británicos y unos 100.000 franceses y belgas, algo que no queda nada claro en la película, la cual parece mostrar únicamente el rescate de soldados ingleses.

El 2 de junio a las 3:30 a.m. partía el último barco hacia Inglaterra. Las tropas aliadas que quedaron sin embarcar en Dunkerke se rindieron ante los alemanes. Fueron, aproximadamente, unos 35.000 soldados, aunque lo más grave fue el abandono de todo el equipo de guerra. Nada de eso parece intuirse en la película, pues el único prisionero es el piloto que se quedó sin combustible y aterrizó en la playa.

Por último, debo concluir realizando una reflexión personal sobre el carácter inglés. Siempre me ha maravillado una cosa de su personalidad: la de sacar algo positivo de cualquier derrota.

Inglaterra es el único país que conozco capaz de convertir una derrota (como lo fue Dunkerke) en una victoria épica. Nolan muestra con exactitud esta esencia del pueblo inglés. Las tropas fueron recibidas con vítores. Sobrevivir ya es suficiente, como diría el viejo ciego que repartía mantas a los recién llegados. Pero ese sentimiento fue potenciado por una figura fundamental de la historia inglesa de ese momento. Muchos políticos eran pesimistas respecto a la posibilidad de resistencia ante los nazis. Y fue un viejo político, tradicional y desfasado quién decidió desafiar a la historia y aunar el sentimiento de resistencia inquebrantable. Sí, fue el mítico Winston Churchill, a quién podemos “escuchar” al final de la película a través de la noticia del periódico: “Llegaremos hasta el final; lucharemos en Francia; lucharemos en los mares y océanos; lucharemos con creciente confianza y creciente fuerza en el aire; defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el coste; lucharemos en las playas; lucharemos en los aeródromos; lucharemos en los campos y en las calles; lucharemos en las colinas; nunca nos rendiremos...”.

Estas palabras fueron pronunciadas por Churchill el 4 de junio, por lo que podemos pensar que, al leerlas en un periódico, el final de la película se sitúa en el 5 de junio. Todo ello nos deja la posibilidad de encuadrar la película en un marco temporal más concreto. El de las últimas horas del rescate de tropas. Y si es así, ¡ahora sí que ya no entiendo nada! El 4 de junio no había 400.000 hombres en las playas de Dunkerke. Será por los tiempos cinematográficos, que poco o nada tienen que ver con los históricos.


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