En el artículo de hoy voy a salirme un poco de la
parcela técnica que acostumbro a seguir en los temas de óptica y me centraré en
uno de los aspectos más curiosos de la visión animal: la capacidad de discriminación,
por parte de los depredadores, de sus presas. Y, como complemeto, los
diferentes medios que han elaborado los animales para defenderse de sus
depredadores, engañando su sentido visual.
El tema, del que ya tenía conocimientos por las
asignaturas de la carrera de optometría (anatomía comparada, ilusiones
ópticas), logré ampliarlo aún más tras asistir a la exposición que realizó el
Dr. Julio González Martín-Moro en la XXII Reunión del grupo de Historia y
Humanidades en Oftalmología, inserta en el 92 Congreso SEO de Málaga 2016.
En la naturaleza existen dos tipos de animales: depredadores y presas. Unos cazan y
otros son cazados. Así de simple y así de complicado. Cada animal, según el
grupo en el cual le ha tocado vivir, desarrolla unas capacidades innatas para
conseguir ser mejor en su función. En lo que a los ojos se refiere, los
depredadores tienen una visión precisa y altamente eficaz en situaciones de
movimiento. En cambio, las presas suelen desarrollar sistemas visuales que
tienden a tener cubierto el mayor campo visual posible.
Por ejemplo, el águila
pasa por ser uno de los animales con una visión más precisa. Ello se debe a que
su retina posee una gran cantidad de fotorreceptores, lo que les permite
obtener una imagen muy nítida. El ser humano posee unos 200.000 fotorreceptores
en fóvea (parte de la retina donde enfocamos la imagen) mientras que estas aves
rapaces poseen 1,5 millones. Además, las águilas poseen una tercera lente de
enfoque (además de la córnea y el cristalino que comparten con nosotros)
situada entre la retina y el cuerpo vítreo, lo que les permite una precisión
mucho mayor.
Los felinos
son otro de los animales con una visión extraordinaria, sobretodo en la
oscuridad. Ello se debe a que poseen el llamado tapetum lucidum, una membrana reflectiva que envía un aporte extra
de luz a los fotorreceptores retinianos, logrando que las imágenes se formen
mucho mejor.
La mayoría de los peces pequeños, sin embargo, necesitan estar muy pendientes de la
llegada de un depredador, razón por la cual no tienen visión binocular, sino
monocular. De esta forma, con un ojo en cada parte de su rostro son capaces de
abarcar una campo visual mucho mayor que los animales que poseemos los dos ojos
frontales. En su caso, la binocularidad que aporta nuestra visión con ambos
ojos otorgándonos la misma imagen, se perdona por la seguridad que otorga
detectar a un depredador en casi cualquier ángulo de visión.
Las arañas
son un ejemplo curioso. En la mayoría de los casos sus presas caen en la red
que tejen laboriosamente, razón por la cual no necesitan una visión
depredadora. Al contrario, sus 8 ojos suelen tener una visión muy pobre, en lo
que a nitidez se refiere, pero son muy útiles para distinguir el movimiento en
un gran campo visual. Ello les ayuda tanto a detectar sus presas en la tela
como a escapar de posibles depredadores.
Ahora bien, existe un tipo de araña, denominada
saltadora, que posee cuatro ojos situados frontalmente, siendo los dos del
centro mucho mayores que el resto. Con ellos combinan tanto una visión
binocular capaz de enfocar perfectamente, como un gran campo visual de 360º.
Araña salatadora Fuente: eldivandelpsicologo.blogspot.com |
La binocularidad
en los depredadores es un arma esencial, pues permite calcular las distancias
de forma mucho más precisa. Aunque nuestros ojos, monocularmente, también
tienen algunos “trucos” para calcular las distancias que nos separan de los
objetos (grande cerca-pequeño lejos; ancho cerca-estrecho lejos), la
binocularidad nos otorga una precisión manifiesta. Esto lo podemos comprobar
fácilmente si nos tapamos un ojo e intentamos llenar una copa de agua. Haced la
prueba en la cocina.
Muchas ilusiones ópticas existentes se basan en el
engaño a nuestro sistema visual de los trucos monoculares que utiliza para
calcular distancias del mundo que le rodea.
Ilusión de Ponzo. Las dos líneas son exactamente iguales. Fuente: ilusionario-blog.blogspot.com |
La otra característica que compartimos los
depredadores (ya habréis descubierto que nosotros los somos, visualmente
hablando) es la tendencia a delimitar
bordes. Nuestro cerebro tiene una auténtica obsesión por delimitar bordes,
razón por la cual somos capaces de ver objetos donde no los hay.
Nuestro sistema visual tiende a completar formas conocidas. Triangulo-Kanizsa. |
Sabiendo cuales son los puntos fuertes de los
depredadores (buena visión binocular, exacto cálculo de las distancias,
tendencia a delimitar bordes) los animales que se defienden de ellos han
desarrollado diversas estrategias de ocultación.
La más evidente es el mimetismo. Numerosos animales son capaces de adoptar un color o
forma muy similares al entorno donde se encuentran, ocultando el borde de sus
cuerpos y mimetizándolo con el ambiente. Seguro que a muchos de vosotros os
viene a la cabeza el camaleón, si bien sus cambios de tonalidades obedecen a
otros motivos.
En este apartado de la mimetización destacan
animales tales como los lenguados (bothus podas), los pulpos (especial mención
al pulpo mimo, capaz tanto de mimetizarse como el resto de sus congéneres como
de hacerse pasar por otros animales, tales como medusas o serpientes), el gecko
cola de hoja, diversos tipos de ranas, mantis, mariposas… la lista es
increíblemente alta.
Mimetismo del pez plano bothus podas Fuente: www.fishbase.org |
Una mimetización más leve pero igual de eficaz la
comparten tanto depredadores (cocodrilos, serpientes, lobos, lechuzas) como
presas (ciervos, cabras, conejos).
Ciervo mimetizado con el paisaje. Fuente: www.lacuarta.com |
Además del mimetismo con el fondo, otros animales
han optado por engañar a sus
depredadores de otras formas más curiosas. Es lo que se conoce como
mimetismo batesiano.
Una de las más atractivas visualmente es la que
utiliza fuertes colores llamativos
para indicar que son animales venenosos. En la naturaleza existen diversos
animales venenosos que lo indican por sus vistosos colores. Es el caso de
diversas ranas o serpientes. Pero también existen animales que usan esta
imitación para confundir a sus depredadores. Es el caso de la serpiente falsa
coral, que imita el patrón de colores de la venenosa serpiente coral (aunque
cambiada la secuencia de color).
Imagen de la serpiente coral venenosa y la que se hace pasar por ella |
En otros casos el engaño va más allá, adoptando un cuerpo similar al de otro
animal. Es el caso de la mosca de las flores (simula ser una abeja).
Esta mosca usa un disfraz muy original. Fuente: animalandia.educa.madrid.org |
O transformando
alguna parte de su cuerpo de tal forma que simulen ser otros animales. Un
buen ejemplo son las polillas o las mariposas.
Camuflaje simulando ojos de lechuza. Fuente: lavozdelmuro.net |
A los depredadores también se les puede engañar
aprovechándose de su habilidad para enfocar imágenes muy nítidas y su capacidad
para delimitar bordes. Es lo que H.B. Cott, en los años cuarenta del siglo
pasado, denominó teoría de la
pigmentación disruptiva. Según este zoólogo, la fragmentación del cuerpo de
un animal impide la segmentación adecuada por parte del sistema visual del
depredador.
Este es el caso de algunas ranas, que basan su
camuflaje en diseccionar su cuerpo en distintos colores y texturas, induciendo
a los depredadores a percibir varias imágenes sin posibilidad de delimitar
correctamente la forma del animal.
Esta rana dardo además es muy venenosa. Fuente: candidoweb-biocuriosidades.blogspot.com |
Igualmente, A.H. Thayer descubrió a principios del
siglo XX la razón por la cual la mayoría de animales tienen el dorso oscuro y
el vientre claro. Nuevamente estamos ante un engaño al depredador, el cual se
basa en ocultar la sombra. Es lo que denominó patrón obliterative shading (contrasombreado).
Disimulando la sombra es más fácil pasar desapercibido en el paisaje. Fuente: www.telemundo.com |
Con el contrasombreado los animales logran que sus
depredadores no logren verlos con relieve, sino planos, lo que dificulta
enormemente su identificación y captura. Si además de ellos los colores se
asemejan a los del entorno el camuflaje gana en eficacia notablemente.
Thayer, además de lo anterior, también teorizó sobre
la capacidad de ciertos patrones de colores que sirven para entorpecer el
cálculo de distancias por parte de los depredadores. Estos patrones son
utilizados por diversos animales, tales como los calamares.
Por supuesto, todas estas teorías sobre camuflaje y
ocultación llamaron la atención de los militares de su tiempo. Razón por la
cual en la primera guerra mundial se utilizaron diversos tipos de patrones para
pintar los barcos y engañar a los submarinos (sus depredadores). Es lo que se
denominó patrón motion dazzle.
Buque HMS Argus (1918) Fuente: www.lasegundaguerra.com |
Según las estadísticas publicadas posteriormente al
conflicto este tipo de barcos fueron más veces atacados, pero en menos
ocasiones hundidos.
Posteriormente, diversos ejércitos han probado
diversas formas de mimetización con el medio, tanto la ocultación total con el
entorno, llamada cripsis, como la pintura de camuflaje que pretende ser un
complemento disruptivo para los ojos del observador.
Soldado con pintura de camuflaje. Fuente: www.tnnpoliticas.com |
En la actualidad los objetivos militares en temas de
camuflaje se dirigen hacia una mimetización absoluta con el medio. Hasta el
punto de parecer auténticos hombres invisibles. La teoría óptica que encierra
este tipo de camuflaje es realmente interesante, pero creo que por hoy ya es
suficiente. Lo dejamos pendiente para otro momento.
Lo último en camuflaje, el hombre invisible. Fuente: www.fayerwayer.com |
Un saludo
BIBLIOGRAFÍA
¿Cuál es el animal con mejor
visión?. En la red: http://lenticom.blogspot.com.es/2011/04/casi-siempre-hemos-escuchado-hablar-que.html
González Martín-Moro, J.: “Evolución
histórica de nuestra comprensión del modo en el que se camuflan los animales”. XXII Reunión del grupo de Historia y Humanidades
en Oftalmología, 92 Congreso SEO de Málaga 2016.
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