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domingo, 22 de enero de 2017

Mis 5 visitas imprescindibles en Berlín



Los que me seguís desde hace unos años sabéis que tengo cierta debilidad por Alemania como destino turístico. Hasta ahora os había descubierto pequeñas ciudades encantadoras de este país, como Rothenburg ob der Tauber, Neuschwanstein o Nuremberg. Pero creo que es hora de descubriros los encantos de su capital, Berlín.

Dentro de la oferta turística europea, las capitales son uno de los destinos preferidos y más visitados. Pero, curiosamente, Berlín no suele estar entre las primeras opciones. Pienso que esta realidad es un tremendo error, por lo que pondré mi granito de arena para animaros a visitar esta interesante y moderna ciudad.

¿Os animáis?


Berlín es una ciudad muy particular, pues desde 1945 y hasta 1990 estuvo dividida en dos zonas diferenciadas, una comunista y otra capitalista. Esta separación se hizo más evidente a partir de 1961, momento en el cual la urbe quedó dividida por el tristemente famoso Muro de Berlín. El muro fue derribado el 9 de noviembre de 1989 y la ciudad reunificada al año siguiente. Resulta muy evidente poder diferenciar las zonas de cada lado aunque no dejéis engañaros por la separación actual este y oeste de la ciudad, pues se trata de algo artificial que no coincide exactamente con la división histórica entre Berlín Oriental y Occidental.

Aunque observar los restos del muro o los puntos de conexión, como el Checkpoint Charlie, son una visita turística recurrente, en esta ocasión no voy a realizar comentario alguno sobre ellos por tener ya dedicado un artículo monográfico al muro de Berlín.

La Puerta de Brandemburgo

Madrid tiene su Puerta de Alcalá y Berlín su Puerta de Brandemburgo. Son unos de los símbolos más universales de la ciudad y una de sus imágenes más icónicas.

La Puerta de Brandemburgo, al igual que la madrileña, fue construida en un estilo neoclásico. Pero a diferencia de la primera, que toma modelo de los arcos de triunfo romanos, la berlinesa emula la entrada monumental de la Acrópolis ateniense, los famosos Propíleos.

Fue construida entre los años 1778 y 1791, aunque las esculturas se añadieron cuatro años después. En la parte superior se encuentra la famosa Cuádriga de Johann Gottfried Schadow, símbolo de la victoria desde que fuese recuperada por los prusianos en 1814. Napoleón, en 1806, la había trasladado a París tras vencer en la batalla de Jena.

Tras el retorno de este símbolo se le añadió el báculo que sostiene la figura, compuesto por el águila prusiana y la cruz de hierro adornada con una corona de laurel. Los bajorrelieves, situados en la zona interior de la puerta, muestran escenas mitológicas griegas, pudiendo reconocer a Heracles o a la diosa Minerva.

Puerta de Brandemburgo. Berlín.


Testigo de numerosos hechos históricos importantes en Alemania, su visión en vivo, a pesar de tenerla retenida en nuestra memoria, no defraudará a nadie.

La Puerta de Brandemburgo está situada en el centro actual de la ciudad (Plaza de París), a modo de separación entre la avenida Unter den Linden y de la avenida Straße des 17. Juni, que recorre paralela al gran parque Tiergarten .

En mi opinión, el tramo de la avenida Unter den Linden que se encuentra entre Friedrichstrasse y el río Spree es uno de los más bellos de la ciudad, con bellas fachadas de palacios (Zeughaus, Humboldt Universität) e imponentes iglesias (Friedrichs-werdersche Kirche, St-Hedwigs-Kathedrale). También destacar el pequeño templete dedicado a todas las víctimas de guerras y dictaduras, el Neue Wache.

Igualmente interesante es el parque Tiergarten que se extiende desde la Puerta de Brandemburgo hacia la parte oeste. Antiguo coto de caza real, hoy es un lugar idílico lleno de agradables paseos, un gran lago y estatuas de famosos personajes alemanes, como Goethe o Wagner.

Igualmente, visitas imprescindibles en la cercanía de la puerta de Brandemburgo son el Reichstag (las vistas desde su azotea son impresionantes) y la Potsdamer Platz, zona del distrito financiero de la ciudad compuesta por los edificios más modernos y actuales.

El Pergamonmuseum

El museo de Pérgamo  se encuentra en la conocida como Isla de los museos,  una gran franja de tierra que reúne numerosos e importantes museos, así como la grandiosa Catedral de Berlín.

El Museo de Pérgamo lo he elegido porque, como dijo un amigo mío, parece que entras en Terra Mítica. Pero con ruinas de verdad. Es verdaderamente impresionante y posee una de las colecciones de antigüedades más importantes de Europa.

No se trata de un museo al uso, construido para albergar obras artísticas que se van incorporando a la colección. Al contrario, las obras fueron llevadas a Berlín, fruto de diversas expediciones arqueológicas en los siglos XIX y XX, y el edificio se construyó alrededor de ellas posteriormente.

El altar de Zeus, de la ciudad de Pérgamo, es uno de los atractivos más interesantes del museo. Se trata de un edificio religioso que estaba situado en la Acrópolis de Pérgamo, un altar en donde se adoraba a Zeus (y tal vez también a Atenea).

El altar de Zeus. Pergamonmuseum. Berlín.


Aunque su vastas dimensiones sobrecogen, lo más destacado del conjunto son sus magníficos relieves que decoran el friso del monumento, los cuales representan la Gigantomaquia y la historia de Télefo, hijo de Heracles, que indicó a los aqueos la forma de llegar a Troya (no sin antes enfrentarse al poderoso Aquiles). Lamentablemente, cuando escribo este post, el monumento se encuentra en reformas hasta el 2019.

Detalle relieves de El altar de Zeus. Pergamonmuseum. Berlín


Por tanto, os voy a señalar otro de los monumentos que más me gustaron: la Puerta de Istar, de la antigua Babilonia. Se trata de una puerta monumental de 14 metros de altura construida en el año 575 a.C. por Nabucodonosor II. Para su edificación se utilizó adobe y cerámica vidriada de color cielo (debido al uso de lapislázuli) para la base y de color dorado y rojo para las figuras de animales (dragones, leones, toros…). Yo había visto algunos de estos relieves en el Museo Arqueológico de Estambul, pero poder observarlos en su contexto arquitectónico es verdaderamente apoteósico. Una visita imprescindible.

Puerta de Istar. Pergamonmuseum. Berlín.


Otros atractivos del museo son la Fachada del Palacio de Mushatta, los nichos de oración de Kolya, la puerta del mercado de Mileto y el llamado Salón de Aleppo.

Dentro del resto de museos de la isla me encantó, como no podía ser de otra manera, el NeuesMuseum, con sus interesantes colecciones etnográficas, históricas, prehistóricas y, sobre todo, egipcias. Aquí debo destacar el famoso Busto de Nefertiti.

Busto inacabado de Nefertiti. Neues Museum. Berlín.


Para consultar horarios y precios nada mejor que consultar su web: http://www.smb.museum/museen-und-einrichtungen/pergamonmuseum/home.html

La Kaiser-Wilhelm-Gedächniskirche

La Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, que significa iglesia en recuerdo del emperador Guillermo, es una de las iglesias más visitadas de Berlín y otro de sus emblemas más característicos. Y ello se debe a que tiene un importante significado simbólico. Conocida por los berlineses simplemente como Gedächtniskirche (iglesia del recuerdo), se trata de un recuerdo de la destrucción provocada en la ciudad por la Segunda Guerra Mundial.

 
La iglesia fue destruida por las bombas aliadas en 1945 y hoy día se conserva, únicamente, parte de la torre central del templo, que antaño presumía de ser la más alta de la ciudad. Su aspecto actual, tal como quedó tras la guerra, pretende ser símbolo de la barbarie inútil a la que conducen todas las guerras.

En el interior de la torre (totalmente asegurados sus cimientos y muros) se expone una muestra fotográfica de cómo era el templo y cómo quedó tras los bombardeos, entre unos muros que aún conservan algunos mosaicos originales (que recuerdan al emperador Guillermo I). Igualmente se expone una cruz ortodoxa donada por Rusia y que conmemora a todos los asesinados por el nazismo.

 

La rehabilitación de la zona como referente turístico se completó condos edificios proyectados por Egon Eiermanny construidos entre 1957 y 1963. Se trata de una moderna capilla octogonal (llamada Iglesia Nueva) formada por cristales azules que reflejan una preciosa luz en su interior; y por un edificio hexagonal repleto de ventanales azules que se construyó como campanario en 1960. La forma de los tres edificios hace sean denominadas coloquialmente como "la polvera, el pintalabios y la muela picada ".

Si queréis un consejo os indicaré que la mejor vista de esta iglesia se consigue por la noche, cuando los cristales azules se iluminan y se logra crear un bonito efecto.



La Gemäldegalerie

La Gemäldegalerie es el otro gran museo que me gustó de Berlín. Se trata de una importante pinacoteca que alberga obras de famosos artistas europeos, entre los siglos XII y XVIII. Y no se trata de obras secundarias, sino de auténticas obras excepcionales.

Al contrario que en otros museos, aquí fueron especialistas en arte los que recopilaron las mejores obras pictóricas, intentando lograr una exposición en donde se representaran las principales escuelas pictóricas europeas y sus más destacados artistas.

Como es lógico, la parte de maestros alemanes es la más importante del mundo, destacando obras maestras de Durero (Jakob Muffel), Lucas Cranach el Viejo (Retrato deMartín Lutero) o Hans Holbein (Retrato del mercader Gisze).

Igual de importantes, para mi gusto, son las salas que acogen las obras renacentistas italianas y las de los artistas holandeses, pues el público profano no tendrá dificultades para reconocer famosas obras maestras de Rembrandt (Moisés con los Diez Mandamientos), Vermeer (El vaso de vino), Rogier van der Weyden (el precioso nacimiento del The Middelburg Altar) o Jan Van Eyck (Virgen en la Iglesia) entre otros.

Personalmente, una de las obras que más me gustaron fue el Amor victorioso del barroco Caravaggio. Suele tener el subtítulo de Amor Vincit Omnia (el amor todo lo vence), una frase que hace referencia al verso 69de la Égloga X, dentro de los poemas pastoriles de las Bucólicas, realizadas por el mítico Virgilio. El artista italiano, representando a un cupido burlón pisoteando los símbolos de las artes, las ciencias y el gobierno, no pudo plasmar mejor la esencia de esa frase.

La otra obra que destacaría son Los proverbios flamencos, de Pieter Brueghel el Viejo. Se trata de un óleo delante del cual podemos pasarnos varios minutos, escudriñando cada rincón del mismo. El pintor flamenco representó numerosos proverbios populares en las escenas que pueblan la extraña ciudad. Aunque algunos se perdieron, aún hoy día muchos están vigentes.

Os animo a buscar entre todas las figuras, como si fuera un Dónde está Wally?, al hombre que se golpea contra un muro (Darse contra un muro para señalar el intento de conseguir lo imposible), al soldado que le pone el cascabel al gato (como símil de hacer algo muy difícil), al hombre que mira a través de los dedos (para representar hacer la vista gorda) o el pez grande se come al chico (alegoría de que los ricos siempre ganan a los pobres).

Proverbios flamencos, de Pieter Brueghel el Viejo


Si deseáis consultar la colección antes de ir al museo os recomiendo pasaros por esta muestra virtual: https://www.google.com/culturalinstitute/beta/partner/gemaldegalerie-staatliche-museen-zu-berlin?hl=es

El Schloss Charlottenburg

Este palacio barroco fue construido en 1699 por orden de Sofía Carlota de Hannover, de la que deriva su denominación (Castillo de Carlota). Aunque su aspecto no era originalmente tan deslumbrante.

Concebido como una residencia de verano fue ampliado en varias ocasiones para albergar la residencia oficial de los reyes prusianos. La cúpula, por ejemplo, se  añadió en 1712. La ampliación rococó de Federico II de Prusia y el teatro construido por Federico Guillermo II terminaron de otorgarle el aspecto que tiene en la actualidad. Bueno, en realidad, el aspecto actual se debe a la reconstrucción llevada a cabo tras la Segunda Guerra Mundial, en donde fue muy dañado. En el interior podréis ver las fotografías de cómo quedó.

Cúpula del Schloss Charlottenburg. Berlín.


En el exterior son destacables sus hermosos jardines de estilo barroco (francés), un lugar ideal para pasear entre fuentes y árboles dispuestos escenográficamente;destacar el lago y algunas construcciones menores como el Belvedere o el Mausoleo (dinastía Hohenzolern).

Vista panorámica palacio y sus jardines. Schloss Charlottenburg. Berlín.


En su interior existe un pequeño museo, aunque poder admirar sus salones barrocos y rococós ya es una atracción turística por sí misma. Colecciones de porcelana (no dejar pasar el Porzellankabinett), de orfebrería o de pintura francesa del siglo XVIII son las más impresionantes, al igual que la capilla real (sólo el púlpito es original; el resto de mobiliario son copias).

Porzellankabinett. Schloss Charlottenburg. Berlín.


Esta visita me gustó por ser un buen complemento al resto de visitas turísticas de la ciudad. Al contrario de todo lo visitado, en el palacio de Charlottenburg podremos admirar la ostentación existente por la dinastía imperial Hohenzolern en Prusia.

Visitar el palacio requiere una pequeña excursión , pues se encuentra algo alejado del centro de Berlín. Se sitúa en Luisenplatz, 1. Charlottenburg-Wilmersdorf. Berlin, Alemania. Se puede ir en metro (parada Richard-Wagner-Platz + paseo 15 minutos) o en autobús (Nº109, 309 y 145).

Espero que este pequeño repaso a Berlin os anime a viajar y descubrir por vosotros mismos esta maravillosa ciudad llena de encanto.

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