Páginas

domingo, 9 de marzo de 2025

Prismas: conceptos básicos

 

Los prismas son una solución óptica desconocida para el gran público y muy infrautilizada por la mayor parte de los profesionales de la visión.

 

Lo anterior se debe a un problema básico en el protocolo de revisión ocular existente en España: puesto que en pocos lugares se cobra el servicio de gabinete, no merece la pena detenerse en buscar problemas binoculares referentes a la convergencia y la acomodación.

 

Esta realidad está empezando a cambiar, poco a poco, gracias a ciertos compañeros que ponen en valor nuestros conocimientos cobrando por realizar su trabajo y ofreciendo servicios de calidad completos.

 

Cuando el gran público entienda que no es lo mismo graduar cada ojo por separado que realizar un examen completo del funcionamiento binocular del sistema visual, poco a poco saldrán problemas binoculares y los prismas cobrarán importancia. Hasta entonces, voy a realizar un par de artículos mostrando su funcionamiento y potencial. ¿Os interesa?

 

 

¿Qué es un prisma?

 

Podemos definir un prisma como un cuerpo geométrico limitado por dos polígonos planos, paralelos e iguales, que se llaman bases, y por tantos paralelogramos cuantos lados tengan dichas bases, las cuales, según su forma, dan nombre al prisma: triangular, pentagonal, etcétera.

 

En el mundo de la óptica trabajamos con objetos con forma de prismas triangulares, cuya principal característica es refractar la luz que pasa a su través. Dejando a un lado la descomposición de la luz blanca en los colores del arcoíris, lo interesante es su poder de refracción. Esto es la desviación en la dirección de una onda de luz que atraviesa este objeto.

 

Y esa desviación depende, entre otras cosas, del ángulo de refrigencia: a mayor ángulo, mayor desviación.


 

¿Cómo desvía un prisma la luz?

 

El prisma desvía el haz de luz hacia a la base, creando una imagen virtual, derecha y desplazada hacia el vértice del prisma.

 

Esto es muy importante memorizarlo bien, pues a la hora de prescribir prisma a una persona debemos tener en cuenta que, para mantener la fijación en el objeto observado, el ojo con prisma debe girar en dirección al vértice del prisma.

 

En la siguiente imagen vemos como el ojo izquierdo, al colocarle un prisma con base nasal, debe girar hacia afuera para enfocar correctamente el objeto.


 

Ahora bien, y este punto es para los profesionales. Cuando observamos la imagen que nos ofrece un prisma a través de un frontofocómetro, la imagen proporcionada es real, pero orientada hacia la base (justo, al contrario). Algo muy importante a la hora del marcaje y centrado de las lentes en taller.

 

¿Cómo se expresa esa desviación? La potencia prismática

 

Una forma de poder expresar la potencia de un prisma es mediante el ángulo de desviación que provoca en el haz de luz. Esta desviación está relacionada con el ángulo que forman las dos caras del prisma mediante la siguiente fórmula matemática:

δ = (n – 1) α

donde δ es el ángulo de desviación, n el índice de refracción del prisma y α el ángulo de refrigencia.

 

Como podemos comprobar, a mayor índice de refracción y/o ángulo de refrigencia, mayor potencia tendrá el prisma.

 

Ahora bien, la manera habitual de expresar la potencia de una lente prismática no es mediante ángulos, sino mediante la unidad de medida llamada dioptría prismática (Δ).

 

Podemos definir la dioptría prismática (Δ) como la desviación de un centímetro producida a una distancia de un metro. La fórmula sería la siguiente:

Δ= 100 tan δ



1 dioptría prismática es una desviación muy pequeña: 0,57 º (para un índice de 1,523).

2 dioptrías prismáticas serían aprox. 1º. Por esta razón se trabaja con números enteros, sin decimales, por ser los ángulos mínimos por debajo de 1 dioptría prismática (0,5 Δ equivalen a 0,29 º de desviación).

 

¿Qué es el sistema TABO?

 

Además de conocer la potencia de un prisma, otro valor fundamental es conocer su orientación. Para ello existe un sistema universal llamado sistema TABO donde podemos conocer la orientación que tiene cualquier prisma.



A la hora de utilizar el sistema TABO debemos tener especial precaución cuando expresamos la orientación en grados, pues difiere totalmente la orientación del prisma si consideramos ojo derecho o izquierdo. (El 0 siempre está en la parte derecha).

 

Por tanto, para evitar confusiones, la mayor parte de profesionales prefieren expresar la orientación, cuando estamos en casos de orientaciones horizontales, con la expresión Base Nasal (BN) y Base Temporal (BT).

 

¿Podemos generar prismas con lentes oftálmicas?

 

Las lentes oftálmicas para compensar la miopía (negativas) o la hipermetropía (positivas) tienen, como principal característica, la existencia de un punto único donde no existe ningún tipo de aberración prismática. Ese punto de mejor visión se denomina centro óptico.

 

Cuando se montan unos cristales en una montura se realizan diversas mediaciones a los pacientes para centrar ese punto en su pupila, haciendo coincidir el centro óptico con el eje visual del paciente.

 

Ahora bien, fuera de su centro óptico (punto optimizado sin aberración prismática), podemos indicar que las lentes oftálmicas se comportan como dos prismas unidos: las lentes negativas podemos equipararlas, por su forma, a dos prismas unidos por la arista, mientras que las lentes positivas podemos asemejarlas a dos prismas unidos por sus bases.

 


 

Mediante la Ley de Prentice (Δ = d (cm) * P) podemos calcular el efecto prismático que inducimos a un paciente al que no colocamos el centro óptico de la lente en su eje visual.

 

Por ejemplo, para una lente de – 5 dioptrías montada 0,5 cm desviada del centro óptico estaremos induciendo una aberración prismática de 2,5 Δ. (0,5*5=2,5).

 

Por ello, el centrado de los lentes es crucial cuanto mayor es la graduación del paciente.

 

¿Qué efectos tienen los desequilibrios prismáticos?

 

Las aberraciones prismáticas inducidas en lentes oftálmicas suelen ser comunes en gafas monofocales premontadas utilizadas para cerca, pues los centros ópticos (ya de escasa calidad) no suelen coincidir con los ejes visuales de los pacientes. Máxime, cuando una montura de ese tipo la utilizamos para leer y nuestra distancia interpupilar disminuye al converger los ojos enfocando el móvil o un papel.

 

Vamos a poner un ejemplo para ilustrarlo. Simplificaremos la cuestión imaginando que no existe desviación en altura y, la misma, solo se encuentra en el eje horizontal (por mostrar cálculos más sencillos).

 

Para una lente positiva de +3 dioptrías y con unos centros ópticos montados a 64 milímetros se puede generar un importante efecto prismático si la persona posee una distancia interpupilar de 56 milímetros. Según la Ley de Prentice, al mirar por esos lentes en cerca tendrá una aberración prismática de algo más de una dioptría prismática para cada ojo (0,4*3=1,2).

 


Ahora bien, ese desequilibrio prismático debe sumarse teniendo en cuenta el valor de la siguiente tabla.


Puesto que, en nuestro caso, las dos bases generadas son temporales, el desequilibrio prismático total sería de 2,4 dioptrías.

 

Una cantidad considerable que puede generar una inadaptación a la gafa debido que el prisma generado de base temporal obliga a un mayor esfuerzo de convergencia.

 

La consecuencia fundamental será, en muchos casos, la aparición de molestias inespecíficas con la gafa que se suelen resumir en la siguiente queja: “veo bien, pero al llevar un rato leyendo con ellas me canso y me las tengo que quitar porque me producen dolor de cabeza”.

 

Como resumen de todo lo anterior voy a indicar que los desequilibrios prismáticos generados por lentes oftálmicas tienen las siguientes consecuencias:

 

·       Monoculares: disminuye la calidad de la imagen por las aberraciones periféricas de la lente (las mismas dependen de la potencia de la lente).

 

·       Binoculares: el efecto prismático generado crea una correspondencia retiniana anómala que dificulta la fusión de las imágenes. Obliga al usuario a realizar una “vergencia fusional inducida” para conseguir binocularidad (no lográndolo en la mayor parte de los casos).

 

Muchas personas utilizan gafas premontadas sin problemas, por lo que muchos os estaréis preguntando la razón por la que no generan sintomatología a todo el mundo. Bien, la tolerancia a los errores de centrado de las lentes va a depender de varios factores:

 

·       Graduación: a mayor potencia de la lente, más manifiestos los desequilibrios.

·       Edad: a mayor edad peor tolerancia a los desequilibrios.

·       Vergencia fusional: a mayor vergencia fusional, menor sintomatología.

·       Distancia de uso de la gafa: En visión lejana es más fácil converger que diverger (pues no está activa la convergencia en posición normal de mirada al infinito). Por ello se toleran mejor los prismas inducidos con base temporal (hipermétropes con centros ópticos más abiertos que sus ejes visuales o miopes con centros ópticos más cerrados). Por el contrario, en visión cercana es más fácil diverger que converger (pues ya se está haciendo un esfuerzo de convergencia al leer en una distancia corta). Por este motivo se toleran mejor los prismas inducidos con base nasal (hipermétropes con centros ópticos más cerrados que sus ejes visuales o miopes con centros ópticos más abiertos). Como se puede entender fácilmente, es imposible que un desequilibrio prismático sea bueno tanto en distancias largas como en cortas. Por ello, la queja de los pacientes será en una distancia concreta.

·       Orientación del desequilibrio: mientras que los desequilibrios horizontales suelen ser parcialmente tolerados, los verticales son imposibles de aguantar con tan solo la existencia de una dioptría prismática.

 

¿Para qué se usan los prismas en la óptica?

 

El principal uso de los prismas en el mundo de la óptica es para compensar problemas binoculares, tales como forias, estrabismos o nistagmus.

 

Las forias oculares se pueden definir como la situación en la que se produce una falta de alineación de los ejes visuales que, por lo general, permanece oculta y solo aparece al realizar ciertas maniobras como tapar un ojo (oclusión).

 

Esto es así porque la foria está compensada gracias a unos reflejos complementarios del ojo, que son las llamadas reservas fusionales, que se encargan de mantener los ojos rectos, sin desviaciones, a pesar de la presencia de foria.

 

Sin embargo, ante determinadas circunstancias como el cansancio, el estrés, el exceso de trabajo o una enfermedad, estas reservas fusionales no son suficientes y la foria puede descompensarse y originar cierta sintomatología, como cefalea, visión borrosa y diplopía.

 

Según la desviación del ojo tenemos endoforia (se desvía hacia el interior), exoforia (se desvía hacia el exterior), hiperforia (se desvía hacia arriba) e hipoforia (se desvía hacia abajo).

 

Las forias que no producen sintomatología no es necesario tratarlas. Pero aquellas que se manifiestan en situaciones concretas pueden tratarse mediante terapia visual y/o prismas que ayuden a evitar el sobresfuerzo del sistema visual.

 

Los estrabismos, al contrario que las forias, se definen como una desviación del paralelismo normal de los ojos aún con presencia de un estímulo visual. Es decir, no están ocultas, sino que la desviación de un ojo respecto al otro es evidente.

 

Los estrabismos pueden compensarse con prismas, con lentes oftálmicas y, en algunos casos, con cirugía de los músculos extraoculares.

 

El nistagmus es una oscilación rítmica e involuntaria de uno o ambos ojos que puede presentarse a cualquier edad. Suele ser horizontal y afecta notablemente a la agudeza visual de los pacientes, pues son incapaces de mantener la fijación normal.

 

En algunos casos existe una posición de bloqueo del nistagmus donde el problema se puede tratar con prismas. Por ejemplo, si gira cabeza hacia la izquierda podemos poner un prisma de base nasal para conseguir ese bloqueo sin mover la cabeza.

 

Por último, los prismas también pueden ser efectivos en problemas binoculares relacionados con la convergencia y la acomodación (tanto insuficiencias como excesos).

 

¿Cómo aparece un prisma en una receta?

 

Los prismas suelen aparecer en una receta de la siguiente manera




En este caso tenemos un prisma de 2 dioptrías con base externa o temporal en el ojo izquierdo.

 

¿Cuántos tipos de prismas existen?


Los prismas que mejor visión y resultado dan son los tallados en la lente a prescribir. Ahora bien, en muchas ocasiones, con prismas de fuertes potencias, el resultado estético no es muy bueno, pues el grosor de la base puede llegar a ser considerable. En la siguiente imagen vemos el aspecto de una gafa con una potencia prismática considerable (13Δ).


La manera de intentar mejorar la estética en estos casos consiste en repartir el valor total del prisma prescrito entre ambos ojos. Aunque siempre teniendo en cuenta que el ojo afectado por la desviación debe llevar el prisma con mayor valor y que las bases deben ser opuestas.

 

Por ejemplo, un prisma de 8Δ BE en OD podemos repartirlo de la siguiente manera: 6Δ BE en OD y 2Δ BE en OI.

 

Otra forma de obtener lentes más estéticas con prismas de altas potencias es utilizar láminas prismáticas. Se trata de una especie de membranas translúcidas que se pegan en la cara externa de las lentes. Su mayor ventaja, además de reducir el grosor de las lentes (y, por ende, el peso), es su sencilla colocación y la posibilidad de compensar desviaciones prismáticas que varían en el tiempo (típico de problemas neuronales), pues se pueden cambiar fácilmente.

 

Ahora bien, como desventajas tenemos una peor calidad de la imagen respecto a un prisma tallado, un deterioro mayor con el paso del tiempo y una limpieza más complicada para los pacientes.



 

Hasta aquí las primeras pinceladas sobre prismas.

 

En el siguiente post sobre prismas vamos a meternos un poco más en harina y comentar las múltiples paradojas que encierran estas interesantes lentes.

 

Hasta la próxima


P.D.: La información mostrada en este post la obtuve en la carrera universitaria. Las imágenes, por su parte, pertenecen a un curso impartido por la empresa ML Optics.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario