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domingo, 25 de junio de 2023

Un día visitando Carcassonne

 

Carcassonne es el prototipo de ciudad medieval por antonomasia. Un conjunto monumental único compuesto por un perímetro amurallado de tres kilómetros donde se disponen 52 poderosas torres.

 

Cierto es que las reformas llevadas a cabo por el arquitecto Viollet le Duc en el siglo XIX fueron, en algunos casos, algo arbitrarias. Pero ello no resta para sentir una inmersión dentro de una ciudad que parece sacada del medievo francés.

 


A continuación, os voy a mostrar un recorrido típico por esta ciudad para no perderos nada de los más interesante que ofrece. ¿Os animáis?

 

En mi segunda visita a Carcassonne decidí dedicar un día completo a volver a recorrer sus callejas encantadoras. Estaba alojado en Toulouse (98Km) y una magnífica forma de llegar desde allí es tomar el tren. La frecuencia suele ser de una hora y el trayecto dura poco más. Los precios rondan los 10€ por trayecto, aunque existen ofertas incluso más económicas dependiendo el día.

 

Yo elegí visitar la ciudad un lunes perdido de octubre. Y fue un gran acierto. Carcassonne siempre resulta preciosa. Pero recorrer sus calles casi en soledad es una experiencia única. Por tanto, mi primer consejo es madrugar y plantarse allí antes de que abran.

 

La razón de ello se debe a dos factores. Por un lado, el tren nos deja en el barrio “nuevo”, la Bastida de San Luis. Una ampliación de la ciudad medieval construida en 1260 mediante un plano rectangular. El trayecto desde la estación hasta la ciudad medieval nos llevará una media hora.

 

Nada más salir de la recoleta estación de Carcassone nos vamos a encontrar, de sopetón, con el Canal de Midi. Una construcción impresionante, diseñada por Pierre-Paul Riquet en el siglo XVII, que unía en Mediterráneo y el Atlántico. En este punto podéis contratar una excursión en barco por el canal o recorrer sus orillas en un paseo bien agradable si contáis con más tiempo en la ciudad.

 

Nada más cruzar el puente encontraremos, a nuestra derecha, una gran explanada. Es la Square André Chenier, lugar de esparcimiento cuando hace buen tiempo. Aquí, los que no quieran andar, podrán tomar un pequeño tren lanzadera que conecta la Bastida de San Luis con la ciudad medieval. A la izquierda tenemos un lujoso hotel, Terminus, al que podéis entrar para admirar su decoración interior clásica.

 



Sigamos rectos por la Rue Georges Clemenceau admirando el curioso contraste entre los negocios nuevos y los antiguos. Estamos en una de las calles comerciales de la Bastida. A nuestra izquierda se encuentra una capilla carmelita que no pude visitar por encontrarse en obras. Si tenéis ocasión tiene un interior interesante por la decoración pictórica que atesora.

 


Al poco de caminar llegaremos a la colorida Place Carnot, en cuyo centro se alza una estatua del dios Neptuno. Los edificios que la rodean tienen alegres colores y se trata de un punto de reunión de los locales bastante animado por el gran número de bares y restaurantes que concentra.

 


Cuando lleguemos al cruce con la Rue Verdún debemos girar hacia nuestra izquierda. Al poco encontraremos la oficina de turismo, a la que podéis entrar para conseguir un plano gratuito e informaros de los horarios y visitas guiadas. Justo enfrente está la Capilla de los Dominicos, un lugar diáfano donde se celebran exposiciones temporales. Su fachada exterior con el pequeño rosetón es inconfundible.

 

Caminando unos pasos más llegaremos a la Square Gambetta, amplio parque que tiene, como telón de fondo, el Museo de Bellas Artes de Carcassonne. Se trata de un pequeño museo con una colección de pintura y cerámica a partir del siglo XVI. Aunque posee obras de artistas de todas las nacionalidades, destaca la amplia representación artistas locales, destacando algún Chardin o Rigaud. Salvo que os guste mucho la pintura francesa no se trata de un lugar imprescindible. Mi consejo es seguir hacia la ciudad y si por la tarde tenéis tiempo decidid si acercaros. En caso contrario os dejo una página por donde bucear en su colección permanente (aquí).

 

Museo Bellas Artes de Carcassonne

Llegamos al río Aude y lo vamos a cruzar a través de llamado Pont Neuf (Puente Nuevo). La razón de haberos traído por aquí es que se trata del único lugar donde podemos contemplar la silueta de la ciudad junto con el Puente Viejo. Una vista incomparable. Aunque no os quedéis sólo con esta postal. Si os dais la vuelta veréis un magnífico trampantojo en la facha de un edificio, de esos que tienes que fijarte para ver que es una ilusión.

 

Vista de Carcassonne desde el Puente Nuevo

La manera más cómoda de adentrarse en la ciudad medieval es girar hacia el Puente Viejo nada más cruzar el Puente Nuevo y tomar la Rue Trivalle, la cual parte del antiguo edificio de manufacturas reales. Esta calle está llena de restaurantes y locales encantadores, casitas de colores y contraventanas de madera. Todo muy idílico.

 


Continuemos rectos por esta calle hasta encontrarnos con un fresco gigante donde el nombre de la ciudad se acompaña de dibujos medievales, como en los antiguos libros iluminados. Es hora de ir subiendo hacia la ciudad y bordear las murallas por un tranquilo paseo de subida. Aquí tendremos nuestro primer encuentro con las torres de Carcassonne.

 


El camino nos llevará a una de las dos entradas que tiene el recinto amurallado, la Puerta Narbonnaise. Esta era la entrada principal a la ciudad en el pasado debido a la importancia que poseía la conexión con la ciudad de Narbona (de ahí su nombre). Esta puerta es una fortificación en sí misma, con sus dos poderosas torres guardando la entrada. Aunque la vista del conjunto defensivo es impresionante debemos indicar que en la restauración llevada a cabo por Viollet-le-Duc se añadieron ciertos elementos que no existían originalmente, como el puente levadizo o los techos cónicos azulados de muchas torres.

 

Puerta Narbonnaise, Carcassonne

Además de las magníficas vistas que encontraréis aquí del recinto amurallado, la figura de una dama esculpida os llamará la atención. Se trata de la princesa Carcas, la cual da nombre a esta ciudad.

 

La leyenda cuenta que cuando la ciudad estaba sitiada por Carlomagno y a punto de rendirse por hambre tras varios años de asedio, esta princesa ideó un plan para evitar la claudicación. Alimentó con todas las provisiones al único cerdo que quedaba en la villa y lo soltó fuera de las murallas. El emperador pensó que, con este gesto, los sitiados tenían provisiones suficientes para seguir aguantando indefinidamente, por lo que decidió levantar el asedio. En ese momento la princesa hizo repicar las campanas para firmar un tratado de paz. Por tanto, el legendario nombre de la ciudad provendría de la unión del nombre de la princesa y del sonido de las campanas: Carca…sona.

 

Antes de entrar a la ciudad propiamente dicha nos daremos cuenta que la ciudad tenía una doble fortificación. Es lo que se denomina Les Lices, un espacio situado entre el doble cordón de murallas, a través del cual podremos dar una vuelta completa a la ciudad en un paseo que puede llevarnos media hora. Además de comprobar la inmensidad de la construcción, podremos fijarnos como fue evolucionando el estilo arquitectónico de la época, el cual se encuentra plasmado en muros y torres de la muralla interior. Mientras las piedras más grandes datan de época romana, los ladrillos corresponden al siglo V. Las ventanas geminadas y las piedras más uniformemente labrada data del siglo XIII. La muralla exterior es algo posterior y fue construida entre los siglos XIII y XIV. Si sólo tenéis un día para visitar la ciudad yo dejaría este paseo para otro momento. Las vistas las podéis obtener igual cuando recorráis el recinto amurallado.

 

Les Lices, Carcassonne

Cuando entramos en la ciudad vemos que lo que otrora eran comercios medievales hoy en día se han convertido en tiendas de souvenirs. Puede que muchos piensen que tales tiendas desvirtúan el pasado medieval, pero yo creo que es una correcta adaptación a los nuevos tiempos. Si queréis un souvenir de la ciudad este es el mejor lugar para encontrarlo.

 


Estamos en la Rue Cros Mayrevieille, la cual, si la seguimos rectos, nos llevará a la Place du Chateau, justo enfrente del castillo. Pero como es pronto aún, yo os recomiendo tomar cualquier pequeña callejuela a vuestra derecha y pasear tranquilamente antes de que coloquen todas las terrazas los restaurantes. En vuestro camino os encontraréis algún que otro museo de temática relativamente medieval, como el de la Inquisición (en verdad de instrumentos de tortura sacados de la leyenda negra). Yo no recomiendo entrar en ninguno salvo que os guste mucho el asunto. En mi caso prefería acercarme a las murallas por dentro y admirar su belleza.

 


En este camino terminaréis desembocando en la Place du Grand Puits, con su fotogénico pozo y rodeado de bellos edificios. Aquí tenéis otro museo curioso, la casa embrujada.


 

Desde aquí tenéis a tiro de piedra la preciosa Place Saint Jean, llena de restaurantes y desde la que se obtienen unas bellas vistas de la muralla del castillo interior con la basílica al fondo.

 


Vamos a pasar delante de la entrada al castillo, pero tendremos que contener aún nuestras ganas de entrar. Nos toca primero visitar el otro lado de la ciudad, sin duda, mucho más monumental. Nada más pasar la entrada del castillo, justo a nuestra derecha, tenemos un pequeño parquecito donde podemos admirar una de las vistas más bellas de la ciudad: la entrada al castillo por medio del puente medieval.

 

Castillo de Carcassonne

Vamos a bajar a continuación por la Rue de la Porte d´Aude, la cual, como su nombre indica, nos llevará directos a la segunda puerta de la ciudad medieval, aquella que se dirigía hacia el río Aude. Esta puerta, a mi entender, es una de las más bonitas que vais a poder ver, pues os muestra la fortificación palaciega que miraba hacia el río. La razón de no llevaros por aquí para entrar la entenderéis rápido, su fuerte pendiente de subida no es apta para todos los públicos.

 

Puerta de Aude, Carcassonne

Adentrándonos de nuevo en la ciudad y siguiendo la Rue Saint Nazaire vamos a seguir teniendo unas vistas preciosas de la ciudad.

 


Nuestro caminar nos llevará a otra de esas plazas románticas. La Place Auguste Pierre Pont, famosa por el lujoso hotel de la Cité de Carcassonne (antiguo palacio episcopal) y la antigua casa de piedra y madera que divide dos calles. Ya estamos justo al lado de la Basílica de la ciudad.

 


La mejor vista de la Basílica de Saint Nazaire y Saint Celse se obtiene rodeando el edificio y admirándolo desde la Place Saint Nazaire. En nuestro camino podemos admirar la construcción exterior, su decoración a base de gárgolas y figuras, así como percatarnos de la curiosidad que tiene esta basílica. De manera habitual las iglesias se construían desde la cabecera hacia atrás, razón por la cual muchas tienen una primera parte románica y una posterior gótica, generalmente a partir del transepto. En Carcassonne, su Basílica está construida también en los dos estilos, pero el orden está invertido. Aquí los pies son románicos y la cabecera gótica, lo que nos indica que se construyó de una manera un tanto original.

 

Basílica de Saint Nazaire y Saint Celse

Es hora de entrar en esta espectacular Basílica y admirar su encanto. Comprobaréis las pequeñas ventanas románicas y los gruesos muros en las capillas próximas a la entrada y, más adelante, la explosión de luz que otorgan los enormes rosetones del transepto y las vidrieras del altar. Como vale más una imagen que mil palabras os dejo algunas instantáneas del interior.

 

Interior Basílica de Saint Nazaire y Saint Celse

Interior Basílica de Saint Nazaire y Saint Celse

Interior Basílica de Saint Nazaire y Saint Celse

Ya es hora de entrar en el castillo. Y para llegar a la puerta recorreremos el par de plazas que nos quedan por visitar y admiraremos los preciosos edificios de piedra que las rodean.

 


Al Castillo de Carcassonne se entra a través de una puerta amurallada. En la zona donde obtenemos las entradas (9,5€) estaríamos situados en una pequeña plazoleta donde las tropas se reunirían antes de salir al ataque. Desde aquí debemos atravesar un pequeño puente sobre foso para acceder a las construcciones interiores, dispuestas alrededor del antiguo patio de armas.

 

Entrada Castillo de Carcassonne

En las primeras salas vamos a poder admirar una exposición sobre vestimenta medieval. Aunque interesante, yo me entretuve más admirando el exterior a través de los cristales antiguos y sus curiosos efectos.

 


Pasamos luego a un patio donde se ubica el pozo de la ciudad y la antigua sala donde se ofrecían los banquetes reales. En los muros vemos que este lugar otrora tuvo varios pisos y estuvo techado, pues aún se conservan las piedras donde descansaban las vigas de madera. No obstante, lo mejor es admirar las vistas que vamos a tener al asomarnos a través de las almenas.

 


Comienza ahora nuestro recorrido por las almenas, viendo desde las alturas la preciosidad del castillo y de la ciudad que lo rodea. Nos adentraremos a través de una parte reforzada con maderas, mostrando la forma en la que se preparaban las defensas de los asedios.

 


Indicaros que las torres semicirculares al exterior y planas hacia el interior datan de época romana.

 


Pasamos luego a un pequeño museo con piezas, no sólo del castillo, sino de los alrededores. Siempre con la temática medieval como hilo conductor. Destacar las tallas religiosas o la gran arcada gótica perteneciente a la casa de un rico comerciante.

 




A continuación, comienza el recorrido por la otra parte de la muralla. Para mi es el más bonito, pues vamos a capturar unas instantáneas preciosas.

 

Paseo por las almenas de Carcassonne

En la última parte de nuestro recorrido tendremos la ocasión de admirar el teatro de la ciudad al aire libre y la Basílica desde una vista más elevada.

 


Nuestra visita a Carcassonne toca a su fin. Es hora de comer y pensar en regresar. Para lo primero no os faltarán lugares dentro de la ciudad medieval y el plato típico de la zona es el Cassoulet, un guiso de judías con diversas carnes y salchichas.

 

A la hora de regresar a la estación conviene salir por la Puerta de Aude (mejor cuesta abajo) y dirigirnos hacia el Puente Viejo. Pasaremos junto a la Iglesia de Saint Gimer, la cual ya vimos en nuestro paseo por las almenas. Esta iglesia data del siglo XIX y fue diseñada por Violet le Duc según su idea del gótico. A mi entender prescindible.

 

Lo que no es para nada prescindible es despedirse de Carcassonne admirando la vista de su silueta desde el Puente Viejo. Sin duda otra de las postales más hermosas que os llevaréis de la ciudad. Y ya van unas cuantas.

 

Vista de Carcassonne desde el Puente Viejo

Justo al final del puente podéis visitar la recoleta Capilla de Notre Dame de la Santé (siglo XVI), punto de partida del Camino de Santiago de la localidad. Tres hermosas vírgenes decoran este bello lugar.

 


Para el final os dejo la visita a los dos templos más importantes de la Bastida San Luis, la Catedral de San Miguel y la Iglesia de San Vicente. Ambos se encuentran en la Rue du docteur Albert Tomey. Cuando visité la ciudad la Catedral estaba cerrada por lo que sólo os puedo mostrar el interior de la segunda. Sin duda, una iglesia con una decoración impresionante que bien merece una parada.

 




Y hasta aquí mi paseo por Carcassonne. Espero que os gustara y os sirva de guía a la hora de visitar la ciudad. Para terminar, os dejo un mapa en PDF con algo de información. Aunque en la época de Google Maps esto parece algo anticuado, a mí me sirvió mucho para preparar el viaje.


 


Hasta la próxima

 

 

 

 

 

 

 

 

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