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domingo, 14 de agosto de 2022

10 perlas indispensables en la adaptación de progresivos

 

Hoy vamos a realizar un breve resumen sobre los aspectos más importantes en toda adaptación de un progresivo, sin duda, la lente más técnica y avanzada del mercado.

 

Existe mucha mitología alrededor de este tipo de lentes y gran parte del público profano ha escuchado algún caso de inadaptación a los mismos.

 

Personalmente, son muy pocos los casos donde encontré una inadaptación real a este tipo de lente. En la mayoría de ocasiones la insatisfacción ocurre debido a uno de estos dos problemas: una mala información al paciente que otorga unas falsas expectativas o una inadecuada elección del lente progresivo entre la gran variedad de posibilidades que tenemos a nuestro alcance. En ambos casos la culpa es del adaptador. Y, por ello, es fundamental conocer los aspectos más importantes a tener en cuenta para realizar una buena información y elección del progresivo.

 

Aunque pueda parecer un artículo enfocado al profesional de la visión, el público profano también puede sacar ciertas conclusiones de esta información, lo que le llevará a entender mejor lo que supone utilizar progresivos. ¿Os interesa el tema?

 

 

1.      Anamnesis

 

Una buena adaptación a un progresivo comienza con un adecuado estudio de las necesidades del paciente. De nada sirve colocar el mejor progresivo a una persona cuyas necesidades son estar ocho horas estático delante de una pantalla de ordenador. Para eso tenemos las lentes monofocales u ocupacionales como una mejor opción, tanto en amplitud de campos como en comodidad de visión.

 

 

Este es un simple ejemplo de algo que debemos desterrar de nuestra mente. No siempre un progresivo es la mejor solución para los pacientes. O, mejor dicho, deberíamos recalcar a todo el mundo que el progresivo es la mejor solución para la mayoría de ocupaciones que realizamos a diario, pero que tiene sus limitaciones. Y esto significa que para muchas situaciones específicas existen mejores opciones a elegir.

 

 

No es ningún drama tener diferentes gafas según la tarea a realizar. Al igual que la industria de zapatos logró inculcar a la población la idea de diferentes zapatos según el momento o la actividad en los que los usamos, en el mundo de la óptica debemos interiorizar e inculcar la idea de la necesidad de utilizar distintas soluciones ópticas para diferentes tareas.

 

 

¿Podemos usar un mismo tipo de calzado todo el año? Claro que podríamos, pero resulta más cómodo no hacerlo porque tenemos en el mercado diferentes soluciones a elegir. En la óptica existen las distintas soluciones y lo que debemos hacer es informar adecuadamente a los pacientes sobre ellas, dejando a su criterio la elección final.

 

 

Por ejemplo, existen progresivos específicos para conducción donde se potencia la visión lejana e intermedia para el salpicadero. ¿Se puede conducir con un progresivo estándar? Claro que sí. ¿Es más cómodo hacerlo con un progresivo específico para esa tarea? Por supuesto. ¿Es algo recomendable a todo el mundo? Pues depende de las horas que dediquemos a conducir al día. Y lo mismo sirve para el trabajo de ordenador en oficina, para un hobby de manualidades o para practicar un deporte como el golf o el tenis. Cada ocupación tiene una solución específica y no siempre el progresivo es la mejor opción.

 

2.      Marcas de un progresivo.

 

La experiencia anterior de los pacientes con los progresivos es fundamental a la hora de realizar uno nuevo. La adaptación no será la misma para un paciente acostumbrado a llevar gafas respecto a otro que nunca utilizó, pues sus movimientos ojo-cabeza será completamente diferentes. Tampoco será lo mismo si ya utilizó progresivos anteriormente o sólo porta lentes monofocales.

 

 

En este último caso, es fundamental intentar conocer el tipo de progresivo que utiliza el paciente, pues la información que podemos obtener resultará valiosísima para poder asesorar adecuadamente sobre las nuevas lentes.

 

 

Gracias a unas marcas láser impresas en cada lente progresiva los ópticos podemos descubrir qué lente es el que utiliza nuestro paciente y cuáles son sus características, destacando desde el diseño, el pasillo o el índice de refracción. En la siguiente fotografía muestro los diseños utilizados por el fabricante HOYA para marcar sus lentes, así como las plantillas con las que obtener todos los valores del lente.

 

 

Como suelo indicar a mis compañeros, adaptar un progresivo a un usuario de ellos sin conocer que está llevando es algo similar a que un cirujano opere sin tener un historial del paciente intervenido. Las posibilidades de tener alguna complicación aumentan notablemente.

 

¿Es fundamental conocer esta información? Un buen profesional puede intuir muchas cosas de un progresivo con sólo las marcas de montaje, como por ejemplo el pasillo, un dato primordial.

 

3.      Diferencias entre fabricantes.

 

En el mercado de la óptica existen multitud de fabricantes y cada uno de ellos utiliza una manera diferente de marcar sus lentes. Voy a comparar el caso de HOYA y ESSILOR por ser paradigmático.

 

 

La primera gran diferencia reside en lo que cada fabricante considera el pasillo de un progresivo, esto es, la distancia desde la cruz de montaje en lejos hasta el punto donde la lente alcanza el 100% de la adición solicitada para cerca. En HOYA ese pasillo ocupa el espacio entre la cruz de montaje y el inicio de la zona de cerca. En ESSILOR, en cambio, el pasillo ocupa el espacio entre la cruz de montaje en lejos y el centro de la zona de cerca.

 


Lo anterior tiene una consecuencia básica e importante: Los pasillos son diferentes entre ambos fabricantes. En el siguiente cuadro podemos comprobar que un pasillo de 14 en HOYA correspondería a un progresivo de pasillo largo, mientras que en ESSILOR un pasillo de 14 supone un modelo de progresivo con pasillo corto.

 


Por tanto, colocar a un paciente que tiene un pasillo de 14 en ESSILOR una lente de HOYA con pasillo 14 supondrá cambiar tanto los hábitos de lectura de nuestro paciente que provocaremos una incomodidad no siempre salvable.

 

Como norma general, para realizar una equivalencia adecuada entre fabricantes, tenemos que sumar +3 mm en HOYA para equipararlo con los progresivos de pasillo corto de ESSILOR y, sumar +4 mm en HOYA para equipararlo con los progresivos de pasillo largo de ESSILOR.

 

La zona de cerca en los progresivos suele ocupar, aproximadamente, unos 6 milímetros de altura. Esto significa que HOYA considera como altura mínima de montaje de un progresivo la suma del pasillo más 3-4 mm. Personalmente me parece algo escaso este valor y yo suelo dar algún milímetro más como mínimo. Por ejemplo, para un pasillo de 11 HOYA considera válido un progresivo con una altura de montaje de 14 mm. Yo os recomendaría en este caso 16 mm mínimo para evitar problemas. Teniendo en cuenta la necesidad de dejar 10 mm desde la cruz de montaje de lejos (alineada con la pupila del paciente) hasta la zona superior de la montura, nos sale una montura con una longitud vertical mínima de 26 mm. Algo bastante sencillo hoy en día de conseguir.

 

4.      Tipos de progresivos: blandos vs duros.

 

En el mercado existen dos tipos de progresivos según la distribución de las aberraciones laterales, una consecuencia incómoda pero inapeable en toda lente multifocal.

 

Por un lado, están los progresivos blandos, llamados así por repartir las aberraciones por una mayor extensión de la lente. Esto significa que el campo de visión es estrecho, pero como la progresión de las aberraciones es suave, suelen ser lentes que proporcionan menor borrosidad y distorsión en la periferia del lente. Sin duda, son los más indicados para los pacientes con tareas dinámicas o para los primeros usuarios de progresivos.

 

Por otro lado, tenemos los progresivos duros, lentes que concentran el pasillo de visión nítida en una zona amplia de la lente, pero a costa de elevar la magnitud general de las aberraciones en la zona periférica. Este tipo de diseños está especialmente indicado para personas que requieren una buena agudeza visual o que necesitan amplios campos en estático.

 


Como es sencillo de intuir, la adaptación a un nuevo progresivo siempre será más sencilla si mantenemos el diseño utilizado anteriormente.

 

¿Es una inadaptación segura cambiar el diseño? No tiene por qué. Todo se resume en las ganas que el paciente tenga de adaptarse a sus nuevos lentes. Si explicamos de antemano las diferencias, las ventajas e inconvenientes que encontrará, y dejamos la elección al paciente la adaptación será mucho mejor.

 

No obstante, hoy en día los fabricantes tienden a realizar diseños intermedios que minimizan las diferencias, abogando cada vez más por la personalización total, lo que redunda en una mejor adaptación y confort en el uso.

 

5.      Pasillos de los progresivos: cortos vs largos.

 

La distribución de las aberraciones en un progresivo depende, entre otras cosas, de la longitud del pasillo entre la visión de lejos y la zona de cerca. De manera general podemos indicar que cuanto menor es la longitud del pasillo mayores son las aberraciones laterales, siendo esto especialmente crítico para la zona intermedia, que es la zona más estrecha de cualquier lente progresiva.

 

Esto nos podría llevar a suponer que lo mejor es llevar siempre un pasillo largo para minimizar las aberraciones. Pero esto no siempre es lo más adecuado. Puede que la montura elegida no permita un pasillo largo. O que la colocación de la montura en la cara de nuestro paciente aconseje un pasillo corto para que pueda leer cómodamente (típico en las gafas muy pegadas a los ojos).

 

Por ello una máxima a la hora de renovar un progresivo es variar lo menos posible la longitud del pasillo a la que nuestro paciente está acostumbrado. La variación máxima aconsejada por los fabricantes son dos milímetros.

 

También podemos tener el caso de que un paciente aumenta su graduación en cerca y no quiere mejorar el diseño de su progresivo. En este caso, debido al teorema de Minkwitz, sabemos que, a mayor adición en cerca, mayores aberraciones. ¿Cómo compensar el aumento de aberraciones en este caso? Aumentando el pasillo de progresión. De manera general podemos indicar que, cada 0,50 dioptrías de variación de la potencia total de cerca, se compensa con el aumento del pasillo de 1 mm.

 

Un último caso es el de antiguos usuarios de bifocales (lentes con la raya de separación en cerca). Aquí también vamos a colocar siempre pasillos cortos, pues están acostumbrados a zonas de visión amplias.

 

A continuación, vamos a explicar brevemente la razón por la que se suele aconsejar un pasillo de progresión u otro según aspectos relacionados con la graduación o la montura elegida por el paciente.

 

6.      Progresivo recomendado según la ametropía.

 

Los pacientes hipermétropes compensan su error refractivo con lentes positivas, las cuales las podemos equiparar a dos prismas enfrentados en su base. Esto significa que el ojo del hipermétrope va a rotar más hacia abajo para buscar la zona de cerca. Por esta razón se recomiendan progresivos con pasillos largos y monturas que no queden demasiado pegadas a la cara.

 


Como curiosidad indicaré que los hipermétropes ven mejor cuanto más alejada está la graduación de sus ojos. Por esta razón veremos a muchos hipermétropes con las gafas algo bajas (terminan mirando por el borde superior o por encima directamente), así como personas que utilizan gafas monofocales para cerca estirarlas en el tiempo resbalándolas hasta la punta de la nariz.

 

Por el contrario, los pacientes miopes necesitan compensar su error refractivo con lentes negativas, las cuales podemos asemejarlas a dos prismas enfrentados por su vértice. Esto provoca que la rotación del ojo para enfocar en cerca no sea muy grande, razón por la cual se aconsejan progresivos de pasillo corto.

 


Al contrario que los hipermétropes, un miope falto de graduación va a intentar acercar la lente lo máximo posible a los ojos, pues de esta manera gana un poco de potencia. Es muy típico que al miope que le varía la graduación y tarda en renovar sus lentes aparezca en la óptica con el baño del puente de sus gafas deteriorado debido a las múltiples ocasiones que se pega las gafas a la cara a lo largo del día.

 

Independientemente de la graduación, de manera general se aconseja el pasillo corto para los usuarios con adiciones pequeñas inferiores a 2 dioptrías. Esto se debe a que la menor adición provoca que las aberraciones laterales no sean excesivas por graduación y compensen, en parte, las aberraciones provocadas por el pasillo corto.

 

En casos de anisometropías (diferencia de graduación entre los dos ojos) superiores a 1,5 dioptrías siempre tendremos que colocar pasillos cortos con el objeto de no aumentar el efecto prismático ocasionado por esa diferencia.

 


7.      Progresivo recomendado según la montura elegida.

 

La elección de la montura es crucial a la hora de elegir el progresivo adecuado. Dejando a un lado la necesidad de colocar pasillos cortos en monturas estrechas de escasa altura total, existen dos valores fundamentales a tener en cuenta en toda adaptación.

 

Un valor es el ángulo pantoscópico, esto es, la inclinación de la montura respecto a nuestro rostro. Para ángulos pantoscópicos inferiores a 6º se recomiendan pasillos cortos, pues con esa escasa inclinación hace que colocar un pasillo largo dificulte mucho encontrar la zona de cerca.

 

Otro importante valor es la distancia de vértice, esto es, la distancia entre nuetro ojo y la parte posterior de los lentes de la gafa. Para distancias de vértice inferiores a 12 milímetros se recomiendan pasillos cortos, debido a que la montura queda muy pegada a nuestro rostro y un pasillo largo provocaría incomodidad al paciente por obligarle a levantar mucho la barbilla a la hora de leer.

 

8.      Progresivos personalizados.

 

Todos los usuarios de progresivos tienen una experiencia similar a la hora de llegar a la óptica y preguntar por progresivos. Debido a la complicación de este tipo de lentes, las múltiples posibilidades que ofrece el mercado y los criterios comerciales de cada óptica (no siempre bien relacionados con los criterios optométricos) se suele simplificar la elección entre un diseño básico, otro intermedio y uno superior personalizado. Es la clásica estrategia de marketing denominada sándwich: Se ofrecen al paciente tres opciones con el objetivo de eliminar la más básica (pocos eligen el peor producto disponible) y centrarnos en las dos superiores. Esta técnica tiene como resultado habitual la elección de la solución intermedia.

 

Personalmente, no me gusta dejar la elección de un producto tan complicado a un paciente que desconoce o no es capaz de comprender adecuadamente el funcionamiento y las variables a considerar en cada caso. Es como si a la hora de que en un hospital nos intervinieran quirúrgicamente la dirección nos dejara a nosotros la elección del personal a utilizar: tenemos un equipo novel, otro con mayor experiencia y un equipo top. No es el caso, ¿verdad? Cuando nos operan lo realiza el profesional adecuado para nuestro problema.

 

En el caso de recomendar un progresivo son los optometristas los que deben valorar, según las necesidades del paciente, la mejor solución a elegir. Mi modus operandi habitual es ponerme en la piel del paciente y realizarme la siguiente pregunta: ¿qué me pondría yo en caso de tener esta graduación y esta montura?

 

Esta manera de actuar supone explicar a los pacientes tanto la razón de la elección como las causas por las que debemos rechazar otras posibilidades. Algo que todo el mundo suele entender hasta llegar al asunto del precio.

 

Los cantos de sirena de la publicidad en el sector óptico provocan que muchas personas tengan una idea preconcebida y falsa de lo que realmente cuesta un progresivo actual. Entre un progresivo sencillo de 150-200€ a otro personalizado de 1.000€ existe una diferencia enorme. Imagino que la misma que entre un smartphone de 150€ y otro de cerca de 1.000€.

 

El paciente es libre de elegir la solución más adecuada que considere oportuna y nuestra labor es informar y aconsejar adecuadamente sobre las características que cada lente posee para que esa elección se ajuste a sus necesidades y posibilidades económicas. Al igual que las personas tienen muy claro que un móvil sencillo tiene peor capacidad de almacenamiento, peor batería, peor cámara o peor velocidad que otro de precio superior, nosotros, como profesionales de la visión, debemos explicar que un progresivo básico tendrá peor adaptación, campos más estrechos, transiciones más incómodas y unas limitaciones mayores que otros más actuales.

 

Tal como hemos explicado anteriormente, los campos de visión efectiva en un progresivo dependen tanto de la diferencia de graduación entre la zona de lejos y de cerca, como del pasillo elegido, del diseño utilizado o de la personalización que aportemos al fabricante. Y no existe ni más trampa ni más cartón.

 

Un progresivo no deja de ser un diseño de lente realizado por ordenador al que se puede mejorar cuanto más depurado es y mayores datos personalizados introducimos. Por tanto, los mejores campos visuales los obtendremos con diseños actuales y altas personalizaciones. Es decir, realizando un traje a medida según la graduación, la montura y la posición de esta sobre la cara. A lo anterior los fabricantes han añadido una serie de test donde analizar aspectos de la vida diaria del paciente, distribuyendo las aberraciones de una manera funcional según las actividades que más peso tienen en el día a día. Por ejemplo, HOYA tiene un programa en sus progresivos de alta gama donde, tras una serie de preguntas, se obtiene un código de varios números donde aparece tanto el pasillo más adecuado como valores relativos a la dureza del lente.

 


Lo anterior no tiene nada que ver con un progresivo básico que utiliza un diseño de hace 10 años, que no tiene en cuenta la graduación binocular (es decir, se fabrican independientemente para cada ojo), cuyo pasillo es el mismo sea cual sea la montura o que su fabricación ni tan siquiera utiliza la tecnología Free Form por ambas caras del lente. Todo ello repercute en la comodidad final y en la adaptación del paciente, como es lógico. Y nuestro deber es hacer llegar esta información.

 

9.      Toma de medidas.

 

Un aspecto fundamental en la adaptación de un progresivo es que el mismo esté correctamente montado en la montura. Y para ello es fundamental realizar una adecuada toma de medidas.

 

Cuando yo empecé en el mundo de la óptica el centrado de los lentes progresivos se realizaba con rotulador y regla. Se tomaban los puntos de la pupila en visión lejana y poco más. Hoy en día las medidas han aumentado considerablemente y tenemos a nuestra disposición herramientas digitales que permiten una toma de medidas más adecuada. 



Actualmente yo utilizo una Tablet para tomar la mayor parte de las medidas y el paciente siente que esta medida se realiza de una manera más adecuada que anteriormente.

 


Esto no es del todo cierto. Sin duda, de cara al paciente, resulta mucho más adecuado utilizar nuevas tecnologías como medio de diagnóstico. Y a nosotros nos facilita enormemente la vida poder contar con ellas. Pero si utilizamos adecuadamente una regla y un rotulador también podemos llegar al mismo resultado sin ningún problema. La importancia en la toma de medidas reside en tomarlas adecuadamente, independientemente de cómo lo realicemos. Y aquí debemos hacer notar dos importantes apreciaciones.

 

Por un lado, está la forma de hacer llegar la información al fabricante. Por ejemplo, a la hora de determinar la altura de montaje de un progresivo se suele medir la distancia entre la pupila en mirada de frente al infinito y el borde inferior de la montura. En la mayoría de los casos el borde inferior suele ser recto y no tendremos ningún problema a la hora de determinarlo. Pero en el caso de las monturas tipo piloto de Ray-Ban la diferencia puede ser enorme. Es lo que se conoce como Sistema Datum, que suele ser el utilizado por los fabricantes para fabricar los lentes. Por tanto, mucho cuidado con estas monturas pues podemos dar un valor equivocado si realizamos la medida según el sistema Boxing (habitualmente utilizado en óptica).

 



Por otro lado, un problema habitual en la toma de medidas es la mala cooperación del paciente. No siempre resulta sencillo colocar al paciente en una posición de mirada al frente y hacia infinito. El nerviosismo o lo forzado de la situación provoca, en muchos caos, que el paciente baje la barbilla más de lo habitual. Y luego, al colocarse sus lentes, descubrimos que el paciente no ve bien por llevar los lentes montados demasiado altos. Por tanto, es importante observar bien las posiciones de mirada del paciente durante el proceso de atención previo a la toma de medidas y ajustarnos a sus costumbres lo máximo posible.

Algo hicimos mal en la toma de distancias pues la cruz de montaje no coincide con sus pupilas
 

Una persona de baja estatura tendrá tendencia a mirar siempre levantando mucho la barbilla, por lo que no podremos colocar grandes alturas. En cambio, alguien muy alto estará acostumbrado a bajar mucho la cabeza para mirar a los demás. En este caso necesitaríamos la solución contraria.

 

Y una máxima que siempre me funciona es la siguiente: en caso de duda, dejamos la altura un poco más baja. ¿La razón? Lo importante es no comprometer la visión de lejos pues es más sencillo adaptarse a levantar un poco más o un poco menos la barbilla para leer que tener que ver de lejos pegando la barbilla a nuestro pecho.

 

10.    Entrega de un progresivo.

 

Podemos haber realizado una elección de progresivo adecuada y una toma de medidas impecable, pero si no realizamos una correcta entrega de un progresivo a la recogida, todo nuestro trabajo puede irse por el sumidero.

 

Esta es la razón por la que, en muchas ocasiones, el optometrista que adaptó un progresivo a un paciente le pide que acuda en su turno para entregárselo. Él es quien conoce el caso y el que aportó la solución más adecuada por lo que es la persona más adecuada para realizar el ajuste final de la gafa.

 

Lo primero que debemos anotar es la correcta colocación de la gafa en el rostro. Hemos tomado una serie de medidas personalizadas para aumentar los campos de visión nítida y de nada sirve que luego esa gafa no esté colocada correctamente en su lugar. La gafa debe estar centrada y bien ajustada en las orejas para que no se deslice sobre la nariz.

 


Una vez bien centrada y colocada debemos aconsejar al paciente sobre la manera de utilizar los progresivos. Esto es fundamental para los casos de usuarios noveles que los utilizan por primera vez. Es nuestra labor mostrar las diferentes posiciones de mirada para cada actividad, las limitaciones existentes en el campo lateral o las iniciales dificultades que podemos notar al movernos con ellos o bajar unas escaleras. Si vamos anticipando las sensaciones que sufre el paciente vamos a ganar confianza y nos escuchará con mayor atención, siguiendo adecuadamente los consejos que le proporcionemos.

 

Por último, siempre debemos dejar abierta la puerta a proporcionar en el futuro inmediato cualquier ayuda que sea necesaria para que esa adaptación sea satisfactoria. En general, los fabricantes aconsejan un periodo de adaptación de hasta dos semanas para lograr adaptarse totalmente a un lente progresivo. En la práctica existen personas que tardan un par de días y otras que salen por la puerta con ellos como si siempre los hubieran utilizado.

 

Lo anterior nos demuestra que una gran parte de la labor de adaptación al lente progresivo reside en el paciente. Nosotros podemos colocar el mejor progresivo y proporcionar los mejores consejos, pero como el paciente no quiera variar sus costumbres de lectura ni ponga interés en adaptarse no lo conseguirá.

 

Y aquí aparece nuevamente una de las causas más frecuentes de inadaptación de los progresivos: el paciente considera que los progresivos no alcanzan sus expectativas y no realiza esfuerzo alguno en adaptarse si tiene otra opción sustitutiva. Me explico.

 

Un miope que quitándose las gafas es capaz de leer de cerca sin problema puede ser una causa de inadaptación a los progresivos si no le explicamos que con los mismos no verá mejor en cerca. En su caso, llevar progresivos le servirá, principalmente, para no tener que estar todo el día quitando y poniendo la gafa para leer (con los problemas asociados de roturas que ello conlleva). Si la comodidad que proporciona este lente es, en su pensamiento, más importante que la limitación de campo que va a tener en cerca, se adaptará a ellos. Si lo único que hace es comparar lo bien que ve de cerca sin gafas y lo mal que lo hace con progresivos por la limitación del campo no se adaptará. Otra cosa es que, por su adición, ya no esté cómodo delante del ordenador sin las gafas. Aquí tendremos otra razón para que la gafa le sea útil y la adaptación más favorable. Al final es una cuestión de sopesar en una balanza pros y contras. Depende lo que carguemos cada platillo la adaptación será mejor o peor.

 

Otro caso paradigmático es el de un pequeño hipermétrope con presbicia. En estos casos, gracias a su acomodación son capaces de seguir viendo bien de lejos. Pero comienzan a tener problemas cuando su acomodación ya no es capaz de soportar la demanda en lejos y en cerca. La primera impresión con un progresivo puede ser la de no ver correctamente en lejos. Es típico que informen sobre que ven muy bien en interiores, pero mal en exteriores, con distancias más amplias. La explicación de esto es muy sencilla. Su sistema visual está acostumbrado a utilizar la acomodación para poder ver de lejos. Una vez compensada la demanda acomodativa en distancias cercanas mediante el progresivo, el sistema visual vuelve a tener cierta cantidad de acomodación para volver a emplearla en lejos otra vez. Y, simplemente, vuelve a realizar lo que lleva haciendo toda la vida, acomodar cierta cantidad en visión de lejos. El problema es que ahora no necesita acomodar nada para esa distancia, pues ya tenemos la graduación en la gafa. La adaptación, en este caso, es cerebral. Necesitamos que el cerebro aprenda a desacomodar para ver de lejos, algo que hacemos todos habitualmente. Y si no advertimos de esta circunstancia a nuestros pacientes antes de colocarles las gafas en la cara podemos tener una inadaptación de libro.

 

Estos dos ejemplos nos muestran hasta que punto es complicada la adaptación de un progresivo y la importancia que tenemos los profesionales de la visión a la hora de aconsejar adecuadamente y dar las indicaciones básicas según el tipo de paciente.

 

Espero que con este artículo (que quedó al final más largo de lo que pensaba) comprendamos mejor el funcionamiento y la complicación que tiene adaptar este tipo de lentes.

 

Hasta la próxima.

 

 

 

 

 

18 comentarios:

  1. Hola! Para el tema de identificación de progresivos a través de las marcas láser, ¿Sabes de alguna web o algún documento donde vengan reflejados los diferentes progresivos en función de sus marcas?
    Es relativamente sencillo saber de qué lente se trata cuando es essilor, hoya, zeiss, info... Pero otras marcas no son fáciles de identificar y estaría bien disponer de algún documento que facilitara la identificación

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    1. Hola, gracias por comentar.
      La única página que conozco que tiene un montón de marcas láser de progresivos es longitud de onda. Te dejo el enlace para que puedas mirarla.
      https://longitudeonda.com/grabados-laser-de-lentes-progresivas/?cn-reloaded=1
      Saludos

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  2. Hola Diego. Hace unos días di con este blog por casualidad a raíz de las múltiples búsquedas de información acerca de los progresivos. Me ha resultado muy útil y agradezco tu generosidad. Querría hacerte una consulta. Tengo 49 años, me acaban de poner unos progresivos por primera vez y me siento estafada. Pedí las mejores lentes que tuvieran y me pusieron, según ellos, unas Rodenstock premium personalizadas. Tras 4 días con dolor de ojos y no ver con nitidez, consulto en la web del fabricante el modelo de lente que venía en la tarjeta y, efectivamente, ni era premium ni mucho menos personalizada. Empecé entonces a buscar información sobre lentes. En la óptica me dicen que hay poca diferencia entre unas y otras, que es cuestión de adaptación y me hicieron unos ajustes en la montura que lo empeoró aún más. Al no trabajar con varilux ni hoya las devolví. Pedí presupuestos en varias ópticas y es surrealista lo que me encontré. En una que trabaja con ambas marcas me recomiendan la hoya myself, que dicen es más reciente, que la xclusive 4d de varilux es puro marketing y que ellos tienen mala experiencia con el visioffice y que todas las medidas las toman de forma manual. Pregunto si la hoya es freeform por ambas caras y me dice el óptico que no sabe, que tendría que consultarlo.... En otra me recomiendan varilux xdesign o el xclusive 4d pero NO el xtrack porque en visión de lejos no es tan precisa..... En otra me dicen que lo mejor el xtrack y que no voy a notar diferencia con el 4d... Y en la última me recomiendan la varilux phisio o la 4d, que el xtrack lo venden poco (?), que tendría que esperar unos días porque el software de la tablet está sin actualizar y que habría que sincronizarla con el visioffice. Pregunto que es el eyecode (por una tabla comparativa que encontré en internet) y tuvo que buscarlo en un librillo y en cuanto a si son freeform por ambas caras dice que no sabe .... Pero vamos a ver, ¿cómo un paciente puede confiar en un profesional óptico con este percal? ¿se trata de salud visual o solo de intereses comerciales? Es desolador. Las características generales de las lentes ya las consulté en la web, precisamente para que no me pase como antes que me colaron una castaña pero lo que quiero es que el profesional me informe de lo que no sé y me diga cuál es la más adecuada para mi. Y por otro lado, me parece de coña que se avance en tecnología con esas máquinas de medición, más precisas, que se supone que personalizan la lente y que algunas ópticas, teniéndolas, NO las utilicen o no sepan usarlas pero que para el cliente SI va en el precio de la lente su uso y precisión. Y todo esto en ópticas con distintivo Ambassador, ¿es una broma, no?. Estoy muy frustrada, cansada y decepcionada. Mi consulta es la siguiente. Soy administrativa y aparte dedico a estudiar unas 4 horas a mayores. Soy miope, con astigmatismo y 2 de presbicia de golpe. Mi graduación OI -6.25 +0.75 60° +2.00 y OD -6.25 +1.25 100° +2.00 ¿Sería una buena decisión la varilux xtrack f360 o mejoraría mucho más con la xclusive x4d? ¿son de tallado digital freeform por ambas caras las dos? Por otro lado, en unas me recomiendan el shaphire y en otras el prevenza. Ya leí las características de las dos pero tengo entendido que esas lentes ya vienen con filtro azul las dos y no sé si meter el prevenza a mayores beneficia o perjudica... La myself de hoya la he descartado porque me sale en 1800€ y si realmente es similar a las otras (1550 la 4d y 1350 la track) pues me quedo con varilux. Todas son 2x1. He leído todas tus entradas sobre esto y consultado las web del fabricante, solo necesito una última opinión para decidirme porque esto es una locura. Gracias y un saludo.

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    1. Hola, gracias por comentar.
      Entiendo tu malestar y me resulta sorprendente que existan ópticas que no conozcan el producto que trabajan. En la óptica donde trabajo ahora no somos Essilor Ambassador pero conozco lo mínimo los Varilux X para decirte que son Freeform por ambas caras.
      Como bien comentas, las diferencias entre el Varilux X y los siguientes, track y 4D, reside en la mayor personalización. El diseño es el mismo para todos, por lo que si te ponen un 4D y no te hacen las medidas necesarias es como ponerte un Varilux X desing. En efecto, puro marketing.
      Yo que ya tengo unos años en este mundo te puedo decir que los mejores progresivos son los que mejor diseño tienen. Luego se produce, en muchas ocasiones, que cuantas más mediciones se hacen, más posibilidades de error existen. Curioso, verdad? Por ello algunos prefieren el track y otros el 4D. Se basan en sus experiencias personales y en sus capacidades técnicas a la hora de tomar las medidas. Ni más ni menos.
      Luego le sumas los intereses comerciales de cada empresa, los acuerdos con los proveedores y las ofertas y la situación se vuelve más caótica para el consumidor.
      Mi consejo siempre es el mismo: elige un buen profesional que te de confianza y un buen diseño de progresivo.
      En tu caso, por la poca diferencia de precio, yo elegiría el 4D. Es lo más avanzado de Essilor. Eso sí, que te tomen las medidas correctas con el visioffice (o como llamen ahora a la columna de medición). Saludos

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  3. Buenos días:

    Mi marido tiene 47 años y le acaban de diagnosticar 2 dioptrías de presbicia y 0,5 de astigmatismo, hasta ahora nunca había llevado gafas. Le han hecho gafas de cerca y en menos de un mes ya no es capaz de leer sin ellas, cosa que antes hacía. También tiene el problema en el trabajo que tiene que estar quitándose y poniéndose las gafas continuamente y le resulta incómodo. ¿Hay alguna solución para esto? ¿Progresivos? Gracias

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    1. Hola, gracias por comentar.
      Lo que le ocurre a tu marido es algo perfectamente normal. Con las nuevas gafas ha recordado lo que significa ver bien de cerca y, como el ojo no es tonto, al comparar prefiere ver cómodamente antes que con el esfuerzo que hacía antes.
      Las gafas son como una muleta. No curan dioptrías ni empeoran la visión que uno tiene. Al quitarlas te deja igual que estabas antes. Lo que ha cambiado es que ahora tienes algo con lo que comparar. Antes tu marido veía igual, pero ignoraba lo que se estaba perdiendo.
      La solución para no tener que estar todo el rato poniendo y quitando las gafas de cerca es realizar un progresivo. Hasta el momento es la mejor solución en cerca que podemos ofrecer.
      Saludos

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    2. ¿Y es posible hacer un progresivo sin graduación en la parte superior? Porque él no tiene miopía, solo 0,5 de astigmatismo que el médico dijo que no era preciso corregir. Gracias

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    3. Hola de nuevo. Por supuesto, un progresivo puede tallarse con la graduación que queramos en la parte superior, ya sea neutro o con dioptrías.
      Ahora bien, yo no me tomaría tan a la ligera pequeños astigmatismos en lejos, pues en ocasiones son bastante importantes para la definición final. Que te comprueben en gabinete si realmente es necesario colocarlo o no antes de realizar las gafas
      Saludos

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  4. Quería contar mi experiencia por si puede ayudar a alguien que se encuentre en mi situación. Soy miope, con gafas para todo desde los 30 años. Mi última graduación era de hace 6 años, con 40, tenía 2.50 dp y 0.50 de astigmatismo. Por esa época empecé a darme cuenta de que quitándome las gafas veía mucho mejor el móvil y papeles cercanos. Trabajo con ordenador y lo veía perfectamente. Podía hacer una consulta puntual del móvil. Si necesitaba usarlo un rato más largo, me quitaba las gafas. En casa siempre estoy sin ellas (salvo para ver la tele) y podía leer tan feliz.

    En estas que me veo con 46 años y observo que no veo bien de lejos (carteles, matrículas…). En la óptica me dicen que tengo ya 3.25 dp, me hablan de progresivas y yo, pensando que solo se guían por mi edad y quieren sacarme el dinero, digo que no gracias, que yo de cerca veo muy bien. Cuando me llegan mis nuevas gafas monofocales… horror, llego a la oficina y no veo el ordenador. Soy programadora, uso dos pantallas, el agobio que me entró fue tremendo. De repente el ordenador se había convertido en “cerca”. De mirar el móvil, el reloj, un papel… ni hablamos, imposible, pero eso me daba igual. Lo del ordenador no me lo esperaba en absoluto

    Aguanté 2 semanas pero era imposible. Volví a la óptica y me explicaron que era por la presbicia, y que podía ponerme progresivos, o unas ocupacionales pero igualmente progresivos para el resto del día. Me dieron unos días para pensarlo y finalmente encargué unos progresivos. En esos días aprendí mucho en este blog, entendí porque siendo présbita yo no me había dado ni cuenta (en casa soy quien enhebra, lee los prospectos de medicinas, etc), y aprendí que los cristales progresivos son una buena solución. Pasada la reacción inicial de considerarlos un incordio, empecé a verlos como tecnología que podía ayudarme.

    Encargué los que llamaban de gama más alta, pensando que hacer todo lo que esté en mi mano pagando un poco más merecía la pena. Me han puesto unos Hoyalux iD MyStyle V+ 12mm 1.60 Hard -BCL, que por lo que veo es buena lente, en ese sentido no me siento engañada.

    Llevo 2 semanas con las gafas progresivas y hombre, el ordenador creo que logro verlo… pero acabo la jornada con terribles dolores de cabeza, y de cara, como si tuviera bruxismo, noto la cara tiesa todo el día, no parpadeo, abro mucho los ojos... no encuentro un punto cómodo, por más que subo y bajo la cabeza. De cerca pues bueno, es verdad que ahora veo con gafas, y esa sensación es nueva y agradable para mí, pero si voy a estar un rato me las quito como siempre, porque veo mejor sin gafas, más nítido y obviamente con mucho más campo. Y de lejos no acabo de encontrar la zona, y eso que según entendí sería la más fácil, pues no lo es, veo la tele con la barbilla baja, voy por casa con la barbilla baja (si no, no veo nítidas las sillas, mesas, nada), conduzco con la barbilla baja… nada que ver con los 30 años que llevo con gafas de miope viendo bien de lejos.

    Creo que la óptica priorizó la zona central al configurarlas, pues me hicieron un cuestionario en el que yo expliqué mi trabajo y los requerimientos que tenía. Me parece bien, pero al final no encuentro comodidad en ninguna distancia (salvo quizá en cerca, pero eso para un miope no es gran cosa, pues es lo único que no necesita arreglar).

    Estoy empezando a sentirme muy negativa, y eso que las cogí con ganas. Me da mucha rabia, si no fuera porque con las monofocales dejé de golpe y porrazo de ver el ordenador, yo no estaría ahora en esta situación. Y al arreglar ese problema (que tampoco está arreglado del todo porque no consigo trabajar con la cara relajada) me encuentro con que ya no veo bien ni conduciendo.

    Curiosamente, las aberraciones laterales o no hay muchas o no las aprecio. Creo que es como el marco de las gafas, he aprendido a no mirar ahí y santas pascuas. También puede deberse a que las lentes son de buena calidad. La adición es 1.75.

    En resumen, qué bien se estaba con 30 años, y ya no te digo con 25. Gracias por el blog!

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    1. Hola Olga, gracias por comentar tu experiencia.
      Los miopes tenemos la suerte de ver de cerca sin gafas, por lo que, en tu caso, la progresiva tiene sentido a la hora de ver sin quitarte las gafas.
      Para el trabajo de ordenador durante muchas horas lo mejor son las lentes ocupacionales, pues con el progresivo un trabajo muy intenso es incómodo. Te recomiendo probarlas si estás todo el día frente a la pantalla.
      Por otro lado, yo estoy a punto de cumplir 46 años y una adición de 1,75 me parece excesivo. Yo tengo de 1,00 y voy bien. Lo mismo deberían mirarte eso si estás incómoda, pues mejorarías en todas las distancias.
      Coincido contigo en lo último que dices. Pero la experiencia que tenemos ahora nos permite disfrutar la vida de otra manera que de juventud. Cada etapa tiene sus ventajas e inconvenientes. Nuestra misión es adaptarnos y asumir las limitaciones, cada vez más notorias.
      Saludos

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    2. Hola de nuevo. En efecto, la adición es lo que se añade a la graduación de lejos y siempre es la misma, independientemente de si se expresa con cilindro positivo o negativo. Por eso no te preocupes.
      El ojo humano tiene mucha capacidad de adaptación, pero una dioptría de diferencia es algo excesivo. No puedes ver igual con una gafa y con otra y es por ello necesario que te gradúen bien en una óptica.
      No me gusta poner en duda graduaciones desde la distancia, pero creo que los problemas podrían venir por una graduación no muy bien ajustada a tus necesidades. Si ves que no te adaptas vuelve y que te chequeen nuevamente la vista.
      Por último, lo de estar en una cadena de centro comercial no tiene porqué ser negativo. Pero si te recomendaría que siempre te atendiera la misma persona, pues los criterios individuales pueden hacer que te den más vueltas de las necesarias.
      Ya nos irás contando.
      Saludos

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  5. Hola
    Hola a todos, tenía pendiente escribir, llevo 3 meses con las gafas y me considero adaptada. Hice una visita a la óptica en mitad del proceso, y me insisten en que están bien graduadas (0.25 arriba o abajo, y he preferido no tocarlas).
    En mi experiencia, creo que llega un momento en el que el cerebro hace clic, se acostumbra a los progresivos, y entonces es cuando ves.
    Añado que además, en mi caso, creo que se juntó la dificultad de adaptarse a lentes progresivas con el cambio a 3 dioptrías después de llevar muchos años con gafas de 2. Antes de esto, yo iba cambiando mis gafas por deterioro, y cada vez que lo hacía, me había subido 0.25, inapreciable, nunca me había enfrentado a un cambio de graduación importante. El cambio de 2 a 3 ha sido duro, pues incluso en las de sol que son monofocales he notado mareos bastantes semanas. Ahora voy con ellas conduciendo y ya estoy muy cómoda.
    Como miope, añadiría estos comentarios:
    -Ventaja: ya llevamos gafas. Hay personas que se “trauman” por ponerse gafas, lo relacionan con edad avanzada, etc. Nosotros no lo sentimos así.
    -Ventaja: no hay plan B, o te adaptas o te adaptas, no puedes no usarlas, pues las necesitas para lejos. Y como no te las quitas en todo el día, al final te adaptas mejor que quien se las pone un rato solo para quejarse de lo mal que ve.
    -Inconveniente: no hay plan B, y precisamente por eso, el agobio inicial cuando no logras ver bien es importante, porque no tienes la opción de quitártelas a mitad de día.
    -Inconveniente: en mi caso, de cerca, me sirven para ver el reloj, contestar un WhatsApp, ver la comida si ceno con la tele, firmar un papel en el banco… es algo muy útil, pero para poco rato de uso. Para leer una novela, hacer un puzzle, cualquier cosa que me vaya a llevar un rato, reconozco que me las quito.
    Escribo todo esto por si puede ayudar a alguien, yo lo pasé realmente mal al inicio, y este blog con todos sus comentarios y las respuestas de Diego me ayudaron en momentos malos. Confiad en el cerebro, se adapta a lo que en inicio parecía imposible. Y no os fijéis solo en la parte negativa, es indudable que con ninguna gafa se puede ver como con tu vista natural. Pero son un buen invento, yo las veo más bien como un instrumento que me ayuda, y si alguna tarea exige mirar por una zona diferente y no veo, me apaño, o me las quito, o pido ayuda, pero lo tomo como parte de la vida.
    Un saludo a todos y ánimo y paciencia con las adaptaciones

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    1. Hola Olga, gracias por tu aportación. Tus sensaciones son muy útiles para dar ánimos a los que les cuesta adaptarse. Y, en efecto, al final se trata de asumirlo y adaptarse, porque no existe otra opción mejor.
      Y si te tienes que quitar la gafa para momentos puntuales no pasa nada. Es la suerte de ser miope y poder ver bien en cerca son gafas.
      Saludos

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  6. Hola. Este es un blog muy interesante que acabo de descubrir. Me gustaría que me pudieras aconsejar
    Yo uso gafas desde que era pequeñito, ahora tengo 62 y hace tiempo que uso progresivos, los primeros que tuve fueron de Prats, luego dos de Zeiss, después unos de Varilux y los que tengo actualmente son de Zeiss el modelo GS SL. Superb con una graduación en R: Esf -3,25 Cil -1,25 Eje 100 Ad 2.25 ⌀ 65 y en L: Esf -4,00 Cil -2,50 Eje 85 Ad 2.25 ⌀ 65.
    Quiero hacerme otras gafas y dejar estas de repuesto, las necesito porque soy conductor de trailer y las que tengo de repuesto ya no me sirven.
    He tenido malas experiencias, de querer hacer unas Varilux X y que la óptica no contara con la tecnología adecuada, otros no querían dar detalles de la lente que me ofrecían, uno me aseguro que la lente que me ponía era lo ultimo de la marca y descubrí que me estaba poniendo una lente de cinco años atrás.
    La verdad es que ya no se donde acudir que sean honestos y no tener la sensación de que me están engañando. Si puedes recomendarme una Optica de confianza quedaría muy agradecido, actualmente vivo en Madrid.
    También quería preguntarte si conoces los progresivos de Leica.
    Gracias.

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    1. Hola Antonio, gracias por comentar.
      Siento mucho las malas experiencias que has sufrido en el mundo de la óptica. No es lo habitual. O no al menos con los compañeros que conozco.
      Particularmente no conozco los lentes de Leica.
      Rellena un formulario de contacto del final de cualquier página diciéndome por qué zona de Madrid te viene mejor e intento aconsejarte por privado algún centro que conozca.
      Saludos

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    2. Vale.
      Te mandé el email, pero la pagina se queda bloqueada y no se si te llegó.

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    3. Hola. No me llegó nada. Prueba otro navegador y rellena todos los campos: nombre, correo y mensaje.
      A mí me funciona.
      Saludos.

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