Páginas

domingo, 26 de mayo de 2019

Un día visitando Génova


La ciudad italiana de Génova es, turísticamente hablando, una ciudad bastante desconocida. No suele encontrarse en los primeros puestos a la hora de visitar ciudades italianas y su única afluencia mayoritaria proviene, como antaño, del mar. Diariamente atracan en su puerto numerosos cruceros que desembarcan cientos de turistas con poco tiempo para descubrir tan bella ciudad.

Dada esta particular idiosincrasia turística voy a realizar la descripción de la ciudad para todos aquellos que disponen de un solo día para recorrer esta preciosa ciudad. Y esa descripción se basa en mi experiencia personal, pues yo también visité la ciudad de pasada, como una salida extra desde Turín. Os intentaré abrir el gusanillo para dedicarle algo más de tiempo a esta preciosa ciudad, contenedora de grandes sorpresas. Mi recorrido comenzará desde la estación Piazza Príncipe. ¿Os animáis a seguirme?

domingo, 19 de mayo de 2019

La sociedad no puede ayudar a los daltónicos


Hoy día resulta habitual que al llegar a un paso de cebra encontremos un rebaje en la acera para que las personas en sillas de ruedas puedan cruzar la calzada, por ellos mismos, de manera cómoda. Igualmente, las nuevas estaciones de tren o metro incorporan ascensores y rampas con los que ayudar al acceso a cualquier persona con alguna minusvalía física.

Las mejoras anteriores es la pequeña contribución de nuestra sociedad para ayudar y favorecer la independencia de un colectivo minoritario que necesita de estas ayudas para su correcta integración social.

¿Acaso los daltónicos, las personas con alteración en la percepción de los colores, no tienen derecho a facilitarles la vida de alguna manera? El portugués Miguel Neiva piensa que sí y se ha puesto a trabajar en ello. ¿Os interesa conocer su aportación?

domingo, 5 de mayo de 2019

Las armas químicas y biológicas fueron creadas en la historia contemporánea


Cuando hablamos del uso, por parte de los ejércitos, de armas químicas y biológicas, hoy en día pensamos en productos modernos de elaboración científica. Nuestra mente se dirige hacia acontecimientos recientes como el ataque a la ciudad de Duma (Siria) con el agente nervioso sarín en abril de 2018, o algo anterior, la masacre de Halabja, en donde las tropas iraquíes lanzaron en aviones diversas armas químicas en el contexto de su guerra contra Irán (marzo de 1988), como gas mostaza, sarín, tabun…

Si intentamos retrotraernos un poco más atrás en la historia de las armas químicas la parada principal es la Primera Guerra Mundial, lugar en el que se inició el uso masivo de agentes químicos contra los ejércitos enemigos. Al contrario de lo que se suele pensar, el uso de gas mostaza, gases lacrimógenos o el uso de fosgeno apenas supuso un 3% de bajas mortales, aunque el temor provenía de las numerosas bajas no letales que provocaba.

En esta primera guerra mundial también tuvieron un importante protagonismo los lanzallamas. Un arma que podemos considerar también biológica, pues aprovecha un elemento de la Naturaleza, modificándolo, para vencer al enemigo.

Hoy en día nos movemos ante el temor de ataques con virus, bacterias y toxinas creadas en sofisticados laboratorios, capaces de atacar nuestros puntos débiles y crear una destrucción tan masiva como incontrolada.

Pero, ¿acaso los antiguos no tenían los mismos temores que nosotros respecto a las armas biológicas? En el siguiente post veremos que sí.