Hoy os voy a recomendar algunos museos interesantes
con los que ir con niños y pasarlo genial toda la familia. Se encuentran en la
periferia de Madrid, por lo que resulta una plan excelente para esos domingos
que no sabemos muy bien que hacer. ¿Os animáis a seguir leyendo?
Museo
Lunar (Fresnedillas de la Oliva)
En un pequeño pueblo del noreste de Madrid, junto a
Robledo de Chavela, se encuentra un recoleto museo perfecto para mostrar a los
niños la participación de nuestro país en la misión Apolo XI que llevó al
hombre a la Luna en el año 1969.
¿Por qué existe un museo lunar en Fresnedillas de la
Oliva? Bueno, la noche del 20 de julio de 1969, los trabajadores de la Estación
de Fresnedillas fueron los primeros en escuchar el siguiente mensaje desde la
Luna: “Houston, aquí base de la
Tranquilidad, el Águila ha alunizado”.
Muchos os estaréis preguntando la razón de tener aquí
instalada una base de la NASA. Tiene una explicación muy sencilla. Debido a la
necesidad de mantener la comunicación por radio con los astronautas en todo
momento la NASA instaló tres bases de comunicaciones: una en Houston, otra en
Australia y una última en Madrid (Fresnedillas). Houston mantenía el control de
la operación y el resto servían de enlaces de comunicación.
Fresnedillas de la Oliva fue la sede de vuelos
Espaciales Tripulados del Proyecto Apollo (NASA) de Madrid desde el 4 de julio
de 1967 hasta el 1 de marzo de 1985.
Todo el mundo conoce la retransmisión que se realizó el
21 de julio de 1969 cuando el comandante Neil Armstrong y el piloto del módulo
Edwin F. Aldrin (apodado Buzz y que inspiró al famoso personaje de la película
de animación Toy Story) pisaron la Luna por primera vez. Pero un día antes la
estación de Fresnedillas fue la que conoció que el Eagle, la parte de la nave que bajó a la Luna, se había posado sin
incidentes.
El pequeño museo, realizado por iniciativa particular
de personas que trabajaron en las instalaciones de Fresnedillas, se trata de un
homenaje a todas las misiones Apollo (hubo muchas antes y después de pisar la
Luna) y al suceso histórico de pisar la Luna.
En el patio que precede al museo podemos ver una
réplica, a escala reducida, del cohete Saturno V utilizado en la misión Apollo
XI. En el interior nos explicarán (con una original maqueta de Lego) tanto sus
enormes dimensiones como las distintas partes que poseía. Resulta curioso
pensar que lanzamos al espacio ese mastodonte de metal y sólo volvió la pequeña
cápsula con los tres astronautas que se encuentra a la entrada del patio.
Varias fotografías históricas se encuentran expuestas
tanto en el patio como en el interior, mostrando al equipo completo de la
misión Apollo XI, como los momentos del despegue, el alunizaje, el paseo por la
Luna o la llegada a la Tierra y su rescate por un buque de la armada
estadounidense.
El museo tiene únicamente tres salas, pero se
encuentran abarrotadas de información y de objetos relacionados con los
astronautas. Y lo mejor de todo: muchos de estos objetos son originales.
En la Sala 1 vamos a poder descubrir las diferentes
misiones Apollo, que precedieron a la XI, y las que se realizaron después. No
todo el mundo conoce los diferentes pasos que llevaron al hombre a la Luna, o
que un total de 6 misiones espaciales llegaron a la luna y 12 astronautas
caminaron sobre ella. El último de ellos, Eugene Cernan, lo hizo en diciembre
de 1972. Salvo por la película Apollo XIII (misión que fracasó y cuya
tripulación casi pierde la vida), el público profano no suele tener mucho
conocimiento sobre el Proyecto Apollo.
Además de los objetos singulares expuestos (como una
bandera española que llegó a la Luna o un muñeco de Buzz Aldrin), en esta sala
merece la pena admirar uno de los equipos de conexión existentes en la antigua
estación de Fresnedillas de la NASA. Personalmente parece mentira que con esa
rudimentaria tecnología aquellos hombres lograran llevar a un hombre a la Luna.
En la Sala 2, en la cual una maqueta de astronauta con
traje espacial completo nos observa desde el techo, podremos admirar numerosos
objetos que utilizaron los astronautas en sus misiones.
Sorprende la cantidad de guantes que utilizaban,
colocados en capas como matrioskas, la comida que llevaban (a base de purés
para poder realizar la digestión correctamente sin gravedad) o el diferente
merchandising que se creó en torno al proyecto Apollo. Me sorprendió el
banderín con la famosa frase que dijo Amstrong al pisar la Luna: “It's one small step for [a] man, one giant leap for mankind” (Un
pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad).
La Sala 3 es la más valiosa de todas, pues en sus
vitrinas vamos a poder observar trajes espaciales originales. Salvo el de Amstrong
(que es una réplica), tenemos uno de López-Alegría, otro de Pedro Duque y otros
rusos en los que descubriremos el particular sistema de refrigeración por
líquidos que poseen. Los astronautas se colocaban para salir al espacio hasta
doce trajes, uno sobre otro, en un proceso que duraba dos horas.
Lo más curioso de esta sala es descubrir que fue un
español quién ideó el primer traje espacial. Se trató de Emilio Herrera y creó
un traje muy similar al de los buzos. Que su nombre no se asocie a la NASA se
debió a que no quiso trabajar con ellos en 1935, esperando poder volver a
España tras la guerra y continuar con su trabajo.
Otro aspecto curioso será la vitrina con objetos
rusos, entre los cuales no podía faltar el vodka. Cada pueblo tiene sus
costumbres, ¿verdad?
En general una visita instructiva, en la que aprender
multitud de cosas, y con la que los niños lo pasarán genial entre objetos de
astronautas.
MUNCYT
(Alcobendas)
En España existen varios museos dedicados a divulgar
la ciencia y la tecnología de una manera didáctica y entretenida para los más
pequeños. Personalmente he visitado el de Tenerife (Santa Cruz), más enfocado
al Cosmos, y este de Alcobendas. Existe otro muy similar a este último en A
Coruña al que estoy deseando ir.
El MUNCYT (Museo Nacional de Ciencia y Tecnología)
posee un fondo de colección impresionante: más de 1.700 objetos que van desde
instrumentos científicos hasta aparatos tecnológicos, vehículos de transporte,
máquinas herramienta y herramientas industriales. La gran parte proceden tanto
de donaciones particulares como de colegios, universidades o instituciones
científicas.
El MUNCYT tiene diversas plantas. En la planta baja existen
diversos cubículos en los que se exponen todo tipo de objetos relacionados con
la ciencia práctica. Existe un espacio para los microscopios, otro para el cine
(desde la cámara obscura hasta las cámaras fotográficas modernas), otro para la
óptica, otro para la medicina... Pero a los más pequeños seguro que les gustará
la parte dedicada a los transportes, con antiguas bicicletas, coches y motos.
En esta planta también se acogen las exposiciones temporales.
En la planta superior tenemos dos partes bien
diferenciadas. Por un lado vamos a poder realizar un recorrido por una serie de
vitrinas en las que veremos telescopios, relojes y diversos objetos
tecnológicos históricos. Por otro, en la llamada Sala Gabinete existen más de
un centenar de objetos interactivos en los que aprender ciencia de manera
divertida y directa.
Los niños son los que mejor se lo pasan en este tipo
de pruebas, chutando a un balón y comprobando la fuerza de golpeo, haciendo
pompas gigantes, moviendo la arena para crear mapas topográficos, comprobando
su peso en la luna, creando olas o huracanes… En general, una experiencia
maravillosa para que toda la familia se divierta haciendo ciencia.
Como complemento a todo lo anterior el museo posee
diferentes actividades de pago (3€): un planetario en el que se proyectan
películas infantiles y documentales sobre el espacio, así como talleres sobre
el espacio, los sentidos o conceptos físicos como la luz o la mecánica.
El planetario del MUNCYT. |
En general, una visita muy entretenida que colmará la
curiosidad innata de los más pequeños y, de paso, agradará a los mayores
haciéndoles redescubrir la pasión por la ciencia.
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